Treinta años no son nada en la historia de nuestro país y no digamos en la de la Humanidad (aunque dada la velocidad con que acontecen últimamente los sucesos, muchos piensan que en los últimos 30 años acontecieron más de ellos que antes en 200). Tal vez en la historia de una sociedad científica 30 años también puedan no ser nada. Así, algunas sociedades científicas del ámbito quirúrgico, como con 56 años The Society of Thoracic Surgeons (STS) fundada en 19641, los 100 de The American Association of Thoracic Surgery (AATS) que celebra este año su centenario2, los más del centenario que ya cumplió The American College of Surgeons (ACS) fundada en 19133, los más aún de la más antigua sociedad quirúrgica en Estados Unidos TheAmerican Surgical Association (ASA) fundada en 18804 o los más del medio milenio de la sociedad quirúrgica más antigua del mundo The Royal College of Surgeons of Edinburgh (RCSEd) (fundada por el rey James IV en Edimburgo, Escocia, en 1505 y que sigue aún en activo5), en ellos 30 años pueden no ser nada, efectivamente. ¿Cuántos emocionantes avances en la cirugía, la medicina y la ciencia en general han ocurrido en el seno de esas sociedades científicas desde su fundación, muchos de ellos protagonizados por parte de sus socios y, aunque muchos de esos avances han sido en los últimos 30 años, qué me dicen de lo apasionante que aconteció antes de este último plazo en el tiempo? Para ellos, 30 años puede que no sean nada.
En España, aunque muchos no lo sepan, también tenemos una pequeña-gran historia en relación con el desarrollo de la cirugía. En 1594 Felipe II crea la primera Cátedra de Cirugía de nuestro país en la Facultad de Medicina de Valladolid6,7, que ya contaba con la primera Cátedra de Anatomía, por privilegio de Carlos V en 15518,9, en esa primera facultad del país fundada por Enrique III en 140410,11. Tenga en cuenta el lector que la primera facultad de medicina del país se crea como una Cátedra de Física, dentro de una universidad con Estudios Generales (ya daban el Trivium y el Quadrivium), por lo que a sus graduados se les llamaba Físicos (término que los ingleses conservan aún, donde los médicos son Physicians, a diferencia de los cirujanos, antiguos barberos, que son Mister). Tanto esa primera facultad y sus cátedras de Anatomía y Cirugía, como las posteriores de Salamanca y otras algo más tardías, no son muy posteriores a las iniciales del resto de Europa12,13. Más tarde, un cirujano catalán (Pere Virgili i Bellver, Vilallonga del Camp 1699-Barcelona 1776, formado en Montpellier y París) crea en Cádiz en 1748, en el Hospital Real de la Marina, el Real Colegio de Cirujanos, que tenía en ese momento la mejor y más avanzada asistencia quirúrgica en España, impartiendo docencia quirúrgica para muchos de los que ejercieron en España, América y otras partes de Europa, mejorando así su formación quirúrgica, de la que se beneficiaron muchos pacientes14. Más recientemente, la Asociación Española de Cirujanos (AEC) se fundó en Madrid en 1935, agrupando a todas las especialidades quirúrgicas del momento15. La Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular (SECCV) es un poco más reciente que las sociedades arriba descritas, ya que se fundó en 1967, continuando activa hasta hoy día, aunque cambió dos veces parte de su nombre, primero como Sociedad Española de Cirugía Torácica-Cardiovascular (SECTCV) y en este año a Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular (SECCE)16. En todas estas sociedades e instituciones, 30 años puede que no sean nada.
Hace 30 años (1990) se celebró en el Hotel Botánico del Puerto de la Cruz, Tenerife, el X Congreso de la SECCV, del 11 al 15 de junio (fig. 1). El primer autor era el presidente del Comité Organizador. Formaban parte de él los Dres. Eduardo Olalla Mercader como vicepresidente, Roberto Ucelay Gómez como secretario, Juan Manuel Fernández Quintero como tesorero y Enrique González y Tabares, Ingrid Braütigan Labin, José Ramón Echevarría Uríbarri, Ramiro Javier de la Llana Ducrós y Manuel Trillo Manzano como vocales. El presidente de la SECCV era el Dr. José María Brito Pérez. El resto de la Junta Directiva en ese momento era como secretario el Dr. Fernando Villagrá Blanco, tesorero el Dr. Emilio Saura Grifol y como vocales los Dres. Julio Agosti Sánchez, Jorge Martinell Martínez, José María Padró Fernández, José Manuel Revuelta Soba y Gabriel Téllez de Peralta. Desgraciadamente alguno de ellos ya no están entre nosotros y otros ya consiguieron su merecido descanso jubilar. Todos ellos hicieron de una forma brillante que la cirugía cardiovascular sea la que disfrutamos hoy, al poner sus bases científicas, técnicas y organizativas. Sin su determinación, formación, inteligencia y esfuerzo esto no hubiese sido posible.
¿Qué le preocupaba a nuestra sociedad en aquel momento en comparación con lo que nos preocupa 30 años después? ¿Era muy diferente? Veamos cómo se desarrolló el X Congreso. Comenzó por uno de nuestros invitados, el Dr. Fontán, hablando de los resultados tardíos de la conexión atriopulmonar; otro invitado, el Dr. Viver Manresa, habló de la cirugía de los troncos supraaórticos y, otro invitado, el Dr. Rinaldi, nos habló de las vías extraanatómicas en la revascularización de los miembros inferiores. A continuación, una mesa presidida por el Dr. Diego Figuera se centró en dos aspectos importantes para el tratamiento quirúrgico de la enfermedad cardiaca terminal: en la asistencia ventricular (a cargo de los Dres. Duarte y Prada) y el trasplante cardiaco, que tuvo dos importantes aportaciones, la de los Dres. Arís y Llorens que nos hablaron de la experiencia española y la de nuestro otro invitado, el Dr. Metrás, que habló de su experiencia en el trasplante cardiaco en Marsella. Al día siguiente hubo 3 conferencias con el desayuno, el Dr. Silvestre nos habló de las nuevas fronteras en estimulación cardiaca, el Dr. Fontán habló sobre cirugía cardiaca abierta en pacientes geriátricos y el Dr. Metrás sobre el switch arterial en la transposición de los grandes vasos. Una mesa redonda presidida por el Dr. Manuel Concha se centró en las urgencias vasculares. Otra mesa, presidida por los Dres. Gregorio Rábago (padre) y Rinaldi, se centró en la cirugía cardiaca reiterativa. Las comunicaciones libres y la presentación de pósteres no eran muy diferentes de los que se presentaban entonces en los congresos de nuestro entorno europeo. Se consideró el programa científico y la celebración del congreso un éxito17.
Hace 30 años fue aceptada por la junta de gobierno nuestra propuesta de contar con un día más de congreso, justificado por la distancia de Canarias, empezando un miércoles y terminando el sábado, pudiendo así liberar parte de las tardes de actividad científica. Se comenzaban las sesiones a las 8:30 de la mañana, con conferencias durante el desayuno de trabajo y terminaban a las 14:30horas, con almuerzo de trabajo y tarde libre, salvo el viernes en la que se celebró la Asamblea General de la sociedad. De esa forma se consiguió una gran asistencia a las sesiones, puesto que en los congresos anteriores el absentismo era muy frecuente, dado que los congresistas que no tenían presentaciones se ausentaban a menudo. En todo caso, respondiendo a la pregunta enumerada más arriba, no son tan diferentes las cuestiones que nos seguimos planteando los cirujanos cardiovasculares tras 30 años. Por otra parte, al Comité Organizador se le concedió el Premio Uriach17 «por la excelente organización del congreso». El resultado económico fue importante, la participación de las casas comerciales fue un éxito17, aportándose a la SECCV varios millones de pesetas, importantes para la celebración del siguiente congreso de la sociedad en Sevilla en 1992. Por otra parte, es la primera vez que nuestra sociedad celebra un congreso telemáticamente, como lo hacen otras muchas en todo el mundo, debido a la dificultad generada para celebrar reuniones presenciales por la pandemia del coronavirus Covid-19 (SARS-CoV-2), adaptándose a las circunstancias, aprovechando los nuevos recursos técnicos, lo que ha permitido que muchos de los socios y no socios pudiesen participar en sus sesiones desde sus casas o centros de trabajo. Hay que felicitar al Comité Organizador y a la Junta Directiva por esa iniciativa. En ese sentido, 30 años no son nada, aunque algunos piensen que el mundo se descubrió ayer.
Así que podemos decir que nuestra sociedad ha alcanzado un gran grado de madurez, con una historia importante que le precede, donde las nuevas generaciones han cogido el testigo, apoyándose en las nuevas tecnologías y por ello, haciendo lo correcto, están llevando a la cirugía cardiovascular por el buen camino, por un camino ascendente, a pesar de las amenazas que nos acechan por parte de otras especialidades, que en el fondo parece que desean ser cirujanos cardiovasculares o al menos algunos quieren aplicar sus técnicas quirúrgicas. Por ello, 30 años no son nada. Veremos qué nos deparan los próximos 30 años.
FinanciaciónEste trabajo se ha realizado sin financiación.
Conflictos de interésLos autores no tiene conflicto de intereses con este artículo.