Se han descrito en la literatura 544 casos de carcinoma oat-cell gastrointestinal; su localización más frecuente es el esófago, seguido del territorio colorrectal. Representa del 0,1 al 1% de las neoplasias digestivas y afecta fundamentalmente a varones de mediana edad. Suele tener un pronóstico infausto, con una supervivencia media de 5-12 meses1–5.
Presentamos el caso de una mujer de 69 años, que refiere epigastralgia y síndrome general de varios meses de evolución. La biopsia gástrica informa de neoplasia linfoide contra carcinoma indiferenciado (fig. 1A), pero el análisis inmunohistoquímico revela positividad para cromogranina A y queratina (fig. 1B), confirmando el diagnóstico de carcinoma oat-cell. La body-TC describe un tumor gástrico diseminado (fig. 2), por lo que la paciente es remitida a oncología para tratamiento paliativo.
Mucosa gástrica. A: tinción con hematoxilina-eosina (HE, ×2). Se muestran las diferencias microscópicas entre la mucosa sana y la mucosa infiltrada por células tumorales de pequeño tamaño, con núcleo hipercromático, escaso citoplasma y abundantes mitosis. B: análisis inmunohistoquímico (×20). Se compara la mucosa normal con la positividad “en gota”para la queratina (AE1/AE3), característica del tumor oat-cell.
Las manifestaciones clínicas de esta estirpe tumoral son similares a las generadas por otras neoplasias digestivas1, y es poco habitual el desarrollo de síndromes paraneoplásicos1,2.
El diagnóstico se basa en la clínica, la histología y la positividad de la biopsia para marcadores neuroendocrinos1–5.
La clasificación TNM y la estadificación son las mismas que las utilizadas para otras neoplasias gastrointestinales, y nos podemos encontrar ante un tumor localizado (TL) o un tumor diseminado (TD), más frecuente este último, en el momento del diagnóstico1,2,5.
Las alternativas terapéuticas son: a) poliquimioterapia: de elección en TD, como en nuestro caso; b) quimiorradioterapia: se emplea en TD o neoadyuvante a la cirugía, y c) cirugía: de elección en TL o con adenopatías < 2 cm y siempre asociada a quimiorradioterapia1–5. El tratamiento es controvertido y como consecuencia de la escasa prevalencia no hay un protocolo claro de actuación.