El artículo recientemente publicado por Simón et al. comunica un caso de hematoma del músculo psoas bilateral por infección por SARS-CoV-2 en paciente crítico1.
Recientemente hemos advertido 2casos que comparten características similares.
Se trata de 2hombres de 64 y 78 años en los que coexiste la necesidad de anticoagulación y cambios posturales a decúbito prono en el contexto del tratamiento en UCI por neumonía grave por SARS-CoV-2. Transcurridos 30 y 37 días desde el diagnóstico, respectivamente, presentaron anemización brusca sin aparentes datos de sangrado externo, por lo que se solicitó una angio-TC, con hallazgo de hematoma retroperitoneal derecho de 7×14×22,5cm y 15×13×17cm (fig. 1A y 2A), con datos de sangrado activo dependientes de ramas arteriales lumbar L1, ileolumbar y circunfleja ilíaca (fig. 1B), y lumbar L3-4 e ileolumbar (fig. 2B) que fueron embolizadas. La evolución posterior fue satisfactoria en ambos.
Otros autores de nuestro entorno, como Pardal-Fernández et al., también han notificado varios casos de sangrado retroperitoneal con afectación del psoas en pacientes con infección severa por SARS-CoV22. Asimismo, han ahondado en la patogenia de esta infrecuente condición, destacando que la circunstancia más relevante en estos enfermos pudo ser la anticoagulación indicada en pos de minimizar los intensos efectos trombóticos del virus, que son consecuencia de la endotelitis y el estado proinflamatorio derivados de su unión al receptor de la enzima conversora de angiotensina en el endotelio microvascular. Por otra parte, hacen referencia a los decúbitos prolongados en prono y a los cambios posturales como favorecedores de los sangrados retroperitoneales.
El perfil de los pacientes suele comportar una infección por COVID severa, con necesidad de anticoagulación e ingreso prolongado en la UCI3,4. Las formas de presentación incluyen, entre otras, el dolor abdominal, la anemización, la plexoneuropatía lumbar con déficits motores en las extremidades inferiores, la taquicardia o la hipotensión, incluso en circunstancias excepcionales como la terapia con ECMO5.
En función del grado de repercusión hemodinámica, el tratamiento inicial debe incluir el cese o la disminución de los anticoagulantes y la resucitación hidroelectrolítica, y valorar el soporte transfusional y la necesidad de fármacos vasoactivos. Se han descrito diferentes experiencias de manejo definitivo basadas en la angioembolización con resultados favorables, como presentaron nuestros pacientes4,5.
Es conocida la relación entre el SARS-CoV-2 y los fenómenos trombóticos. No obstante, consideramos necesario dar a conocer esta condición de hemorragias retroperitoneales espontáneas, probablemente consecuentes con el uso de anticoagulantes o coagulopatías de consumo. Las publicaciones sobre esta infrecuente complicación son escasas y en su mayoría de casos aislados. Sería interesante plantear una revisión sistemática de la literatura internacional para obtener mayores niveles de evidencia.
Conflicto de interesesNinguno de los autores manifiesta conflictos de interés.