Sr. Director:
Hemos leído con interés el trabajo de Robles et al1. Este espléndido estudio muestra la evolución de la cirugía hepática en este último decenio en cuanto a morbimortalidad se refiere. No obstante, nos gustaría llamar la atención sobre el análisis de la morbilidad y su relación con la transfusión. Esa relación en cirugía hepática ya fue descrita por Jamienson et al2, en 1992, con tasas de morbilidad según transfusión o no: el 74 frente al 6,6%. Nuestro grupo ha publicado un estudio sobre 468 pacientes (tabla 1), y la transfusión sanguínea no sólo fue el factor de riesgo de infección nosocomial de mayor potencia sino que también fue el único modificable3. Inmunológicamente, el análisis del impacto de la transfusión sanguínea sobre la tasa de morbilidad sería más correcto si se estableciera sobre un tipo de tumor; no es lo mismo el estado de susceptibilidad a la morbilidad o a la infección nosocomial de una enfermedad metastásica que de un tumor primario hepático, así como la evolución y el seguimiento en resecciones hepáticas por enfermedad benigna. Además, dada la tasa de transfusión de las últimas resecciones del estudio (20%) quizá no esté justificado un programa de autodonación. Pero en el estudio de Kooby, en que se analizan 1.351 hepatectomías por cáncer colorrectal, se describe cómo la autotransfusión y la no transfusión dan tasas de morbimortalidad similares en contraposición con la transfusión alogénica. También nosotros, en los últimos 41 pacientes con resecciones por cáncer colorrectal transfundidos, sólo con sangre alogénica o sólo autóloga, hallamos una franca diferencia entre la morbilidad de ambos grupos y, por tanto, la estancia en UCI y hospitalaria (fig. 1).
Fig. 1. Infección nosocomial y morbilidad. IN: infección nosocomial.
Nos parece, también, que el criterio de transfusión intraoperatoria de un 30% de hematocrito es algo liberal, y que una visión más restrictiva mejoraría las ya de por sí excelentes cifras en este estudio y abogaría por la bloodless culture, que se preconiza como conclusión en el trabajo de Robles et al1.
El efecto de la transfusión alogénica, su inmunomodulación, no sólo repercute en la morbilidad sino también en el intervalo libre de enfermedad y en la recurrencia tumoral, como demuestran los trabajos de Serrablo et al3 y Kooby et al4.