Sr. Director:
He leído con atención el trabajo de Echenique-Elizondo y Amondarain-Arratíbel1 sobre un tema siempre apasionante. Al respecto me gustaría realizar un pequeño aporte con 2 pacientes que responden a este diagnóstico. En mayo de 1996 se operó una paciente de 70 años con una enorme masa que, dada su baja estatura, le obligaba a caminar con un bastón dirigido hacia atrás para no perder su equilibrio. La resección confirmó un liposarcoma de 12.500 g, que se resecó en su totalidad. Sin embargo recidivó a pesar de radioterapia y debió reoperarse en octubre de 19992.
El segundo caso es reciente, del 17 de agosto de 2005; se trata de un paciente varón de 45 años, cuya masa resultó un liposarcoma de 12.400 g (fig. 1). Ésta se acompañaba de otras 2 masas, también liposarcomas, aunque de distinto tipo histológico (liposarcomas múltiples), que no se pesaron.
Fig. 1. Liposarcoma. Paciente varón de 45 años.
Lo llamativo de estos tumores es que, a pesar de su volumen, no requirieron en su primera resección exéresis de órganos vecinos, en contraste con otros de menor tamaño. En la reintervención de la primera paciente se debió resecar parcialmente el colon izquierdo.
Como ya se ha mencionado, el gran tamaño no siempre se relaciona con mal pronóstico3, como la irresecabilidad, el alto grado histológico y los bordes comprometidos4,5.