Introducción. La experimentación animal y la investigación con animales es una parte integral de la investigación clínica quirúrgica cuyo objetivo es resolver los problemas que se plan tean en la clínica humana.
Objetivo. La exposición de las normas éticas que deben regir la investigación con animales de experimentación.
Métodos. Se describen los principios de un Código de Ética sobre el animal de laboratorio de ámbito internacional, las condiciones que deben cumplir el cuidado y utilización de los animales en investigación, recogidas en el Real Decreto 223/1988 de la Legislación Española y basadas en la Normativa de la Comunidad Europea 86/609.
Se recogen los principios éticos y las responsabilidades del investigador en la experimentación animal, se exponen las condiciones de alojamiento en estabularios y su control, los cuidados que han de recibir los animales y el empleo de técnicas anestésicas.
Conclusión. Los animales de laboratorio pueden y deben ser utilizados en beneficio de la ciencia y la salud pública ya que la experimentación animal ha contribuido al progreso de la ciencia quirúrgica al permitir la docencia, la investigación y el ensayo de nuevas técnicas e ideas. Su utilización siempre se regirá por principios éticos y se debe evitar su uso indiscriminado combinándolo con técnicas alternativas.
Introduction. Animal experiments and research with animals is an integrated part of surgical clinical investigation, the aim of which is to solve problems encountered in human clinical manifestations.
Objective. The ethical norms which should govern investigation with experimental animals are reported.
Methods. The principles of a Code of Ethics regarding laboratory animals around the world, the conditions which must be fulfilled on the care and use of experimental animals presented in the Royal Decree 233/1988 of the Spanish Legislation based on the norms of the European Community 86/609 are described.
The ethical principles and the responsabilities of the investigator in animal experimentation are presented in addition to the living conditions in the animal housing areas and their control, animal care and the use of anesthic techniques.
Conclusions. Laboratory animals may and should be used to the benefit of science and public health since animal experimentation has contributed to the progress of surgical science by allowing the furthering of education, research and trials with new techniques and ideas. The use of experimental animals must always be governed by ethical principles and indiscriminant use should be avoided and the use the these animals should be combined with alternative techniques.
La utilización de animales en experimentación plantea problemas éticos que han sido la base del establecimiento de unos principios éticos en el Simposio Internacional sobre el animal de laboratorio al servicio del hombre celebrado en Lyon en 1979 para conmemorar el centenario de la muerte de Claude Bernard (1813-1878)1. Con este objeto se ha redactado un Código de Ética de ámbito internacional:
1. Principios de base.
Artículo 1. Los progresos en el conocimiento humano, y en especial de la biología, medicina del hombre y de los animales son necesarios.
Artículo 2. El hombre necesita utilizar el animal, pero tiene el deber de respetarlo ya que es un ser viviente como él.
Artículo 3. El investigador debe tener en cuenta que el animal está dotado de sensibilidad, memoria y es capaz de sufrir, sin poder escapar del dolor.
2. Responsabilidad del experimentador.
Artículo 4. El experimentador es responsable de sus elecciones y de sus actos en el ámbito de la experimentación animal.
Artículo 5. Las experiencias en vertebrados vivientes, como la obtención de biopsias, deben ser realizadas por un biólogo o bajo su dirección directa. El mantenimiento del animal debe ser controlado por un especialista.
Artículo 6. Los estudios deben conducir a una mejora de las condiciones de sanidad, bienestar del hombre y de los animales.
Artículo 7. Los métodos estadísticos, los modelos matemáticos y los sistemas biológicos in vitro deben ser empleados cuando se considere necesario, tratando de reducir el número de animales utilizados.
Artículo 8. El experimento debe utilizar el animal que mejor se adapte a su investigación y tener en cuenta también los grados sensoriales y psíquicos de cada especie. Los animales en peligro de extinción sólo deberán ser utilizados bajo circunstancias excepcionales bien definidas. Los animales de laboratorio procederán de criaderos especializados para asegurar el equilibrio biológico.
Artículo 9. El experimentador deberá velar para que las condiciones de mantenimiento del animal sean las mejores y se les aporte los cuidados necesarios, antes, durante y después de las intervenciones.
Artículo 10. Se debe evitar al animal todo sufrimiento físico o psíquico inútil. Se deben poner los métodos adecuados para minimizar el riesgo y el dolor.
En conclusión, los animales de laboratorio pueden y deben ser utilizados como reactivos biológicos y ecológicos en beneficio de la ciencia y la salud pública, siempre que no puedan ser sustituidos por otras técnicas alternativas. Pero no se puede olvidar que se trata de seres vivos que sienten y sufren dolor y, por tanto, los investigadores deben garantizar que los animales reciban el trato que merece el indefenso.
Las condiciones que han de regir el cuidado y la utilización de los animales en investigación se han recogido por primera vez en la legislación española en el Real Decreto 223/1988 del 14 de marzo, publicado con fecha viernes 18 de marzo1,2, con el fin de unificar los criterios con el resto de los países de la Comunidad Europea3. La normativa incluida en este decreto, elaborada según la Directiva 86/609 de la Comunidad Europea, tiene como objetivo "asegurar la protección de los animales utilizados en experimentación y otros fines científicos: que a dichos animales se les concedan los cuidados adecuados; que no se les cause innecesariamente dolor, sufrimiento, estrés o lesión prolongados; que se evite toda duplicación inútil de experimentos y que el número de animales utilizados se reduzca al mínimo"12.
En las Líneas Directrices 86/609 relativas al alojamiento y los cuidados de los animales emitidas por el Consejo de las Comunidades Europeas se incluyen los siguientes apartados:
1. Introducción, en la cual se recogen los objetivos de la directiva.
2. Instalaciones: funciones y proyectos generales, locales de alojamiento, laboratorios y locales de experimentación con fines generales y especiales, locales de servicio.
3. Condiciones ambientales en los locales de alojamiento y su control: ventilación, temperatura, humedad, iluminación, ruidos y sistemas de alarma.
4. Cuidados: salud, captura, condiciones de embalaje y transporte, recepción y desembalaje, cuarentena, aislamiento y aclimatación, enjaulado, alimentación, agua, cama, ejercicio y manipulación, limpieza y sacrificio humanitario de los ani males4.
A cualquier animal de experimentación se le debe proporcionar un alojamiento y un medio ambiente en los que se permita un adecuado grado de libertad de movimiento, así como alimentación y cuidados encaminados a preservar su salud y bienestar. Los veterinarios y técnicos en experimentación animal, por su formación, constituyen el personal idóneo para realizar esta misión.
Al animal de laboratorio, en tanto que ser vivo, se le debe procurar un entorno adecuado a su especie. El diseño de las instalaciones que constituyen los estabularios está regulado legalmente por la Directiva 86/690/CEE, anexo II al artículo 5 y por el Real Decreto 223/1988, publicado en el BOE del 18 de marzo de 1988. Un animalario se ha definido como "centro o lugar en el que se manejan, utilizan, controlan y, en ocasiones, se crían los animales destinados a servir de reactivos bioló gicos".
Las instalaciones específicas para los animales de experimentación pueden ser sistemas abiertos, como corrales al aire libre, y sistemas cerrados en construcciones específicas que constituyen el ideal y en los que es posible el control del medio ambiente. Ambos tipos de instalaciones son precisas para efectuar cirugía experimental ya que se utilizan tanto animales grandes como pequeños. En el diseño y equipamiento de un estabulario hay que considerar múltiples factores: la ubicación y distribución de los distintos espacios y áreas de trabajo y alojamiento que lo componen, la dirección del tránsito del personal y los medios y métodos de barrera utilizados para minimizar el riesgo de contaminación de los animales con microorganismos no deaseados5. El veterinario, en colaboración con los técnicos en experimentación animal, son los responsables del control e inspección de los animales, así como del alojamiento y cuidados que reciben.
Los mamíferos son los animales de laboratorio de uso más frecuente y, por su condición de homeotermos, son capaces de reaccionar y adaptarse a los cambios producidos en su entorno, lo que comporta alteraciones fisiológicas y trastornos de conducta. Por ello, además de utilizar animales con uniformidad genética y microbiológica, es básico estabilizar su ambiente para obtener respuestas más homogéneas. Al no introducir variables dependientes del entorno, los resultados obtenidos de los experimentos son más uniformes, fiables y reproducibles y, como consecuencia, es necesario un número menor de reactivos vivos para realizar un estudio.
Es en extremo importante que las instalaciones de los animales estén dotadas de un sistema de climatización que proporcione aire limpio, a temperatura y humedad controladas en cantidades suficientes para que se mantenga un ambiente constante y relativamente libre de microorganismos y agentes químicos nocivos. El sistema de ventilación debe además garantizar la depuración de olores, gases nocivos y polvo, así como la eliminación del exceso de calor y humedad. La calidad o pureza del aire suministrado depende de su procedencia y del grado de filtración. El aire que se suministra a las áreas donde se alojan los animales debe ser aire nuevo al 100% (no reciclado) para evitar la contaminación cruzada por agentes infecciosos y para eliminar los agentes químicos irritantes o volátiles, en particular el amoníaco generado por la orina. En condiciones normales se recomienda la renovación del aire de 15 a 20 veces por hora. La distribución del aire debe ser uniforme y para conseguir un flujo adecuado se puede suministrar por el techo, situando la salida a nivel del suelo. Asimismo, deben equilibrarse las presiones relativas del aire en el interior del estabulario, de forma que el aire limpio fluya del "pasillo limpio" a los habitáculos de los animales, de ahí al "pasillo sucio" y, finalmente, al área de limpieza de jaulas.
Otros factores que deben ser considerados para no interferir con el metabolismo normal son la temperatura, la humedad y la iluminación. La temperatura varía en función de la especie y la edad de los animales de experimentación, siendo el rango recomendado el incluido dentro de su intervalo térmico fisiológico, en el cual mantienen una temperatura constante al no ganar ni perder calor.
Respecto a la humedad, es aconsejable mantener unos valores del 50-70%, evitando los valores de humedad relativa inferiores al 40% y superiores al 70%. La luz es un factor ambiental crítico. En instalaciones cerradas un sistema de iluminación controlada debe restablecer los ciclos fisiológicos de luz-oscuridad que generalmente se distribuyen alternativamente cada 12 h. La iluminación debe ser uniforme y se recomienda que su intensidad sea de 970-1.345 lumens/m2, medida a 1,8 m del suelo.
Por último, el ruido excesivo crea una variable inaceptable en los animales de experimentación ya que induce cambios en su fisiología y trastornos de conducta. Debe procurarse el aislamiento de los ruidos intensos ya que reducen la fertilidad de los roedores, aumentan la presión arterial y son causa de eosinofilia. La emisión de sonidos ultrasónicos por aparatos ubicados en su proximidad puede inducir en los animales alteraciones del comportamiento6,7.
Pero el ambiente de los animales es doble, además del macroambiente, esto es, las condiciones ambientales del estabulario, se incluye el microambiente, es decir, las condiciones de su entorno más inmediato, de su jaula o sistema de alojamiento. La elección del tipo y tamaño del habitáculo depende de la especie y tamaño de los animales. La superficie mínima que necesitan los animales de las especies más utilizadas en experimentación se recoge en unas directrices publicadas por el Diario Oficial de las Comunidades Europeas (18-XII-86)3, pero se trata de dimensiones aconsejadas, prevaleciendo el criterio de los investigadores y técnicos responsables de experimentación animal.
Hay especies que por sus características etológicas deben alojarse individualmente. Por su agresividad, los hámsters y los monos precisan alojamientos individuales, aunque estos últimos, por la importancia del intercambio social, deben estar en contacto visual. Por el contrario, los ratones y las ratas, de naturaleza gregaria, manifiestan signos de aislamiento y estrés si son alojados por separado y no pueden percibir la presencia de sus congéneres por el contacto y el olfato.
Los animales pequeños se suelen alojar en jaulas que aseguran su confinamiento pero que les proporcionan la comodidad y movilidad adecuadas. Por el contrario, los animales grandes necesitan, además de un habitáculo adaptado a sus características, instalaciones con espacio suficiente para dispersarse (cerdos, cabras, ovejas) e incluso instalaciones para hacer ejercicio (perros, monos). Los primates no humanos, por su condición de portadores de enfermedades zoonóticas, deben aislarse del resto de los animales, así como de las zonas destinadas al personal que atiende estas instalaciones. Igual precaución hay que adoptar con los perros, en este caso por su estado microbiológico sucio y por el nivel del ruido que generan7. Los animales axénicos, que no portan ningún microorganismo conocido, y los libres de gérmenes patógenos (specific pathogen free [SPF]) deben mantenerse en instalaciones dotadas de métodos de barrera que utilizan medidas de higiene, antisepsia y esterilización para prevenir la contaminación de los animales por agentes infecciosos. Existen cuatro niveles crecientes de protección de métodos de barrera clasificados por el ILAR (Institute of Laboratory Animal Resource, EE.UU.)7.
Los animales, al ser recibidos han de ser sometidos a un período de cuarentena con el objeto de proteger a los otros animales del estabulario y al hombre de zoonosis. En este período, los animales se aclimatan al nuevo ambiente y se com prueba que no suponen ningún riesgo para los otros animales ni para el ser humano. Para la duración de la cuarentena existen unas líneas directrices establecidas por la Comunidad Europea3 que se deben ajustar a las normativas nacionales, pero siempre es el veterinario el responsable del establecimiento del tiempo de cuarentena adaptado a cada especie animal. Durante este período, los animales son inspeccionados, se realizan los análisis necesarios para determinar su estado de salud y se instauran los tratamientos antiparasitarios oportunos.
La investigación con animales de laboratorio comporta riesgos biológicos para el personal responsable del animalario y para los investigadores, ya que estos animales son reservorios de múltiples zoonosis y pueden ser portadores de microorganismos capaces de causar enfermedades al ser humano. Por ello, el veterinario que dirige el centro debe instituir normas higienicosanitarias de prevención de dichos biorriesgos8.
Gran variedad de técnicas experimentales, y en particular las quirúrgicas, requieren el empleo de fármacos y métodos anestésicos que permiten inmovilizar al animal, privándolo de la conciencia y anulando la sensación dolorosa. Es éticamente inaceptable provocar a los animales de laboratorio sufrimiento o dolor innecesarios y además se debe cumplir la legislación vigente. Los fármacos y técnicas anestésicas varían en función de la especie animal utilizada, del tipo de intervención y de las técnicas quirúrgicas que se pretendan realizar 9. Todas ellas han sido objeto de revisión por nuestro grupo, así como los cuidados pre y postoperatorios10. Además del conocimiento de los métodos anestésicos en pequeños animales, en particular ratas, ratones, conejos y cobayas10, es preciso conocer la anestesia en animales grandes, más avanzados en la escala filogenética, como el gato10,11, el perro10,12, el cerdo10,13 y los primates no humanos14.
La experimentación animal y la investigación con animales es una parte integral de la investigación clínica quirúrgica. El objetivo que pretende es resolver los problemas que se encuentran en la práctica clínica y desarrollar nuevos métodos para la cura de las enfermedades. La experimentación animal ha de ser entendida como un tipo de investigación que beneficia tanto a hombres como a animales15. La experimentación animal ha hecho posible, para la cirugía y otras disciplinas de medicina humana y veterinaria, que se alcanzasen grandes logros. Tan sólo la enumeración de hallazgos en investigación con animales que han sido aplicados con éxito a la cirugía humana es prolija. En general, todas las especialidades quirúrgicas se han beneficiado de la experimentación animal, que ha contribuido así al progreso de la ciencia quirúrgica al permitir la docencia, la investigación y el ensayo de nuevas técnicas e ideas. En general, todas las especialidades quirúrgicas se han beneficiado de la experimentación animal15.
Asimismo, los animales han constituido y deben seguir constituyendo un medio de aprendizaje de técnicas quirúrgicas antes de su aplicación al ser humano. La adquisición de experiencia en técnica quirúrgica, para evitar errores y reacciones anormales que puedan ser desafortunadas, y el desarrollo de una sensibilidad basada en la experiencia personal en sistemas biológicos complejos tan sólo se puede lograr por medio de un estudio intensivo en organismos vivientes y no puede ser reemplazado por libros, películas, otros modelos u otros medios en la actualidad15. Sin embargo, el investigador quirúrgico debe preocuparse del estudio y desarrollo de otros métodos alternativos a la experimentación animal, con el objeto de reducir ésta a límites razonables. El cultivo de células y el crecimiento controlado de órganos son algunos de los modelos experimentales en los que se pueden realizar estudios alternativos a la experimentación animal en la actualidad. Asimismo, se pueden efectuar experimentos empleando organismos inferiores, como los invertebrados, e incluso con materiales no biológicos, o bien con métodos químicos, bioquímicos, microbiológicos, físicos e inmunológicos. Aún no es posible prescindir de la experimentación animal y restringir la actividad a métodos alternativos; sin embargo, una inteligente combinación de ambos puede reducir la utilización de los animales y evitar así su uso indiscriminado5.