Las revistas biomédicas de amplia difusión y prestigio científico reconocido, incluyendo las revistas de cirugía general y de las demás especialidades quirúrgicas, presentan muchas características comunes, pero uno de los aspectos que más interesa a los autores, es la dificultad en lograr la aceptación1,2. Esta circunstancia se debe a varios factores, especialmente al escaso interés de muchos trabajos, una oferta que supera con creces a la demanda de artículos, los estudios relacionados con la infección por el coronavirus SARS-CoV-2 que han venido a ocupar gran parte del volumen disponible de las revistas y, como hecho transversal, el déficit de formación de los autores en la metodología de las publicaciones biomédicas.
Aunque es cierto que solo se aprende a publicar, «publicando» y que con frecuencia «los rechazos son saludables» porque ayudan a revisar la contribución científica del trabajo bajo una perspectiva más equilibrada y menos ambiciosa, existen cuestiones de concepto y procedimiento de publicación que si los autores los saben aunar, facilitan la aceptación3,4. Es posible que cada uno de estos detalles se vea como un elemento «menor», pero la perfección en cada uno favorece y resalta a los demás, y todos ellos en su conjunto, otorgan el mérito a los autores de haber sido capaces de elaborado un manuscrito impecable.
Las guías para autores recogen información clave para poder conocer los pormenores del proceso editorial incluyendo los requerimientos éticos, pero, sobre todo, las recomendaciones referentes a los tipos de artículo y preparación del manuscrito. Entre los consejos relativos a la preparación del manuscrito hay que fijarse en la estructura del manuscrito, los datos que debe contener la primera página, el resumen estructurado, el estilo de las referencias bibliográficas, las tablas y las características de las figuras. También es importante ver las disposiciones para el material suplementario y los vídeos. Es aconsejable descargar el documento e imprimirlo en papel, resaltando lo más relevante y tenerlo al lado mientras se va escribiendo el manuscrito. También es conveniente disponer de algún artículo publicado en los últimos números de la revista como modelo, especialmente para especificaciones tipográficas. Los editores conocen al dedillo el estilo de sus revistas y, no hay nada que incomode más que recibir un trabajo que no se ajusta a las recomendaciones, o que incluso deja entrever que está adaptado a las normas de una revista anterior.
En las conclusiones del resumen y del cuerpo del documento, los autores han de transmitir con claridad y de forma inequívoca cuál es el «mensaje» del estudio, que corresponde, en general, a la respuesta a la pregunta de investigación, en cómo se ha interpretado el resultado de la variable principal (o de las variables de interés) y en la aplicabilidad en la práctica clínica. Cuando se hace una recapitulación general de la importancia del tema sin concretar, o se presentan conclusiones vagas, superficiales e injustificadas por los resultados, la aportación científica real del trabajo suele ser menor.
En el formato del artículo original, hay 2 secciones que requieren atención respecto a su contenido científico: la introducción y la discusión5,6. La introducción ha de ser corta (menos de 700 palabras) y es difícil de escribir porque hay que centrarse en explicar cuál es el estado actual del conocimiento como justificación o razón fundamental para efectuar el estudio. En el último párrafo, nuestro lector querrá encontrar una descripción exacta de la hipótesis y los objetivos del estudio, en particular, del objetivo principal. La discusión, además de difícil, es el apartado más relevante y el que presenta un mayor desafío intelectual, ya que se trata de explicar el significado de los resultados desde el punto de vista científico, cómo se entienden y cómo se interpretan en función de los datos de estudios previos y a la luz del juicio de los propios autores. Una equivocación frecuente es volver a describir los resultados con otras palabras o diseccionarlos de forma pormenorizada haciendo énfasis en la significación estadística, aunque la relación pueda ser espuria, o especular excesivamente sobre el alcance de los hallazgos con mínimas comparaciones con estudios previos. Comentar las limitaciones del estudio aumenta el interés científico y demuestra la sabiduría de los autores. Cuando es necesario se pueden destacar las fortalezas del estudio, pero hay que ser cauteloso en insistir en que la investigación es única, de gran novedad o de rabiosa originalidad.
El número de tablas y figuras ha se ser proporcional al volumen de los resultados7. Las tablas extensas, con más de 3 o 4 columnas y 10-12 filas son difíciles de entender, sobre todo si incluyen muchas letras, números o signos de llamada para las notas al pie. Las figuras se usan para mostrar evidencias o datos sobresalientes, no porque «son bonitas».
Las referencias bibliográficas han de corresponder a los documentos consultados por los autores, recientes, válidos y asequibles, estar exentas de errores de citación8, ser apropiadas para apoyar las afirmaciones que se hacen en el texto y, tener en cuenta, que siempre se agradece incluir artículos relacionados directamente con el tema publicados en la revista escogida.
A la hora de seleccionar la revista, valorar el factor de impacto como criterio único, desestimar el interés y las características de los lectores y primar una revista general cuando el tema es especializado o superespecializado (y además existen revistas de estos ámbitos), prácticamente asegura el rechazo y la demora de la publicación9. Insistiendo en el mismo empeño, los rechazos se suelen encadenar, lo que incide negativamente en la pérdida de actualidad y contribuye a desvirtuar la información científica inicial10. Por el contrario, valorar el propósito y cobertura de la revista, además de sus indicadores bibliométricos, y el verdadero alcance científico del trabajo en el marco de las publicaciones habituales que aparecen en la revista es una estrategia prudente que suele ser favorable.
Para terminar, un breve apunte de estilo. Aunque cada uno tiene su propia forma de escribir, para lograr una comunicación rápida y efectiva es necesario redactar de forma clara, sencilla y precisa, con frases cortas (evitan los problemas de puntuación), conociendo bien el significado de cada palabra, sin faltas gramaticales y teniendo la certeza que la lógica y la legibilidad del texto es adecuada. Para ello, basta leer lo escrito y dejarlo leer a otra persona. Si se tiene que releer, hay que mejorar la redacción. Así de fácil.
FinanciaciónLa autora declara no haber recibido financiación para la realización de esta carta, ni tener ningún conflicto de interés.