Sr. Director:
La cirugía del cáncer de mama ha evolucionado asombrosamente, desde las traumáticas amputaciones de miembro superior hasta la detección y la exéresis del ganglio centinela. La evolución se debió a la aceptación del cáncer de mama como enfermedad sistémica, con lo que su manejo se centró en la quimioterapia adyuvante y en técnicas quirúrgicas conservadoras.
Presentamos el caso de una paciente de 66 años que consultó por la presencia de una lesión ulcerada de 1,5 cm (fig. 1) en el extremo inferior de la cicatriz de una mastectomía radical modificada que había sido practicada hacía 40 años por un adenocarcinoma de mama de 2 cm y que posteriormente recibió radioterapia adyuvante. La biopsia confirmó la recidiva del adenocarcinoma. El estudio de extensión descartó metástasis a distancia. Se extirpó la lesión alcanzando el plano costal y se procedió a la reconstrucción con un colgajo cutáneo romboidal.
Fig. 1. Lesión ulcerada en extremo inferior de la cicatriz de una mastectomía previa
Las recidivas tras una mastectomía radical o radical modificada asientan sobre tejido mamario residual, sustrato de la recidiva local de la enfermedad. El porcentaje de recidivas tras una mastectomía radical varía desde el 2 al 35% y aparecen como media a los 3 años de la intervención; están directamente relacionadas con el tamaño del tumor primario, los ganglios afectados y grado de indiferenciación tumoral1. Se han descrito recidivas tardías, la mayoría en torno a los 10-15 años, aunque las recidivas a los 40 años o más son extremadamente raras2,3. La localización suele ser paracicatrizal (80%), paraesternal (13%) y axilar (7%). La presencia de recidiva local en ausencia de metástasis a distancia no indica una afección sistémica de la enfermedad, y la cirugía radical con reconstrucción miocutánea posterior es el tratamiento de elección4, al que puede asociarse radioquimioterapia o ablación hormonal posterior.