Introducción
La cirugía mayor ambulatoria (CMA) se inicia a principios de siglo, y tiene como objetivos principales reducir el consumo de recursos y disminuir las listas de espera sin que ello resulte en detrimento de la calidad asistencial y la seguridad para el paciente.
La cirugía tiroidea realizada en régimen ambulatorio es controvertida, ya que aunque el 75% de las complicaciones graves ocurren en las primeras 6 h del postoperatorio, el 25% restante puede ocurrir durante las primeras 24 h1. Esto ha llevado a que algunos grupos realicen esta cirugía en régimen llamado cirugía de un día (one-day surgery) o cirugía con recuperación prolongada inferior a 24 h (23.59 h)2-5.
La aplicación de nuevas tecnologías a la cirugía endocrina, tales como el bisturí armónico (ultracision) o el ligasure, así como la especialización del cirujano en cirugía endocrina, pueden crear las condiciones necesarias que permitan realizar una cirugía más segura para revalorar e implementar la tiroidectomía en unidades de CMA (cirugía sin ingreso).
Desde que en febrero de 2005 se puso en marcha la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (UCMA) del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB; L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona), se inició un programa de CMA en cirugía tiroidea. En este trabajo se presentan, de forma preliminar, los resultados obtenidos en el período febrero de 2005-julio de 2006 de la hemitiroidectomía e istmectomía realizada en el HUB por un cirujano dedicado de forma exclusiva a la cirugía endocrina desde el año 2000.
Métodos
Este estudio se realiza en el HUB, que tiene, aproximadamente, un área de influencia de un millón de habitantes. En febrero de 2005 se inició la puesta en marcha de una UCMA integrada en el hospital, compartiendo estructura y parte del circuito.
El período de estudio abarca desde febrero de 2005 a julio de 2006. Se incluye a todos los pacientes con enfermedad tiroidea susceptibles de tratamiento mediante cirugía limitada a un lóbulo (hemitiroidectomía más istmectomía, istmectomia y, en casos seleccionados, completar la tiroidectomía). En los pacientes con cáncer de tiroides en los que se completa la tiroidectomía, realizamos de forma sistemática laringoscopia indirecta y determinación intraoperatoria de PTH (PTHio) con objeto de evitar hipocalcemia en el postoperatorio. La tabla 1 muestra los criterios de exclusión.
Los pacientes ingresan el mismo día de la cirugía a las siete de la mañana y son operados con anestesia general durante la mañana de forma que tengan un mínimo período de recuperación de 2 h antes de subir a la planta.
En cuanto a la técnica quirúrgica, se realiza hemitiroidectomía más itsmectomía convencional. La istmectomía aislada está indicada en los casos con nódulo ístmico en que se puede realizar la exéresis con márgenes de tejido tiroideo sano alrededor que permitan estudiar la cápsula.
Sistemáticamente se identifican siempre el nervio recurrente y las glándulas paratiroides y, una vez acabada la intervención, se realiza una revisión meticulosa de la hemostasia con maniobras de Valsalva. Habitualmente se dejan en el lecho quirúrgico unas finas capas de Surgicel fibrilar® (Ethicon) evitando dejar drenaje externo. En los casos en que se considera dejar drenaje externo, éste se retira 2 h antes de dar de alta al paciente.
Todos los pacientes fueron operados por un mismo cirujano (PM) y visitados al día siguiente en consultas externas para su valoración y retirada de grapas o sutura. Del mismo modo, se les realizó una llamada a las 24 h desde la UCMA para controlar su evolución postoperatoria inmediata y simultáneamente realizar una encuesta de satisfacción.
Se evaluó los resultados de la cirugía tiroidea en régimen ambulatorio, las complicaciones (hemorragia precoz, compromiso de vía aérea, dolor, hipocalcemia) y los indicadores de calidad de la CMA como: el índice de sustitución (IS), índice de ingresos no deseados (IND) y reingresos en la primera semana.
Resultados
Desde enero de 2005 se han realizado 67 intervenciones de cirugía tiroidea limitada. De acuerdo con los criterios de inclusión y exclusión, se ha considerado candidatos a CMA (CCMA) a 53 (79,1%) pacientes y en ellos se han realizado en régimen de CMA un total de 48 intervenciones (40 hemitiroidectomías, 6 istmectomías y 2 para completar tiroidectomía); 14 pacientes fueron excluidos del estudio por no cumplir los criterios de inclusión para ser tratados en régimen de CMA.
La tabla 2 muestra las características de los pacientes, indicaciones de cirugía, diagnóstico definitivo y los índices de calidad evaluados en CMA.
Todos los pacientes CCMA fueron intervenidos en quirófanos destinados a CMA. El IS ha sido del 90,5% (48/53), ya que 5 pacientes de los 53 CCMA precisaron quedar ingresados (IND,: 9,4%) por presencia de edema generalizado (¿proceso alérgico?) en 1 paciente, alargamiento del tiempo quirúrgico en 1 caso, cirugía compleja en 1 caso, mala valoración preoperatoria con presencia de nódulo endotorácico en 1 caso y vómitos importantes en otro. Este último paciente fue reintervenido para completar la tiroidectomía en un segundo tiempo por haberse diagnosticado cáncer papilar de tiroides y fue reintervenido en CMA de forma exitosa.
Ningún paciente presentó hemorragia en el postoperatorio; 2 (3,8%) pacientes han presentado complicaciones: infección de herida en 1 caso (1,9%) y en otro (1,9%) disfonía transitoria. No hubo ningún reingreso en el postoperatorio inmediato ni en la semana posterior; la paciente que presentó infección de herida (istmectomía) fue drenada y tratada ambulatoriamente.
El tiempo operatorio fue de 50 ± 10,2 min y la pérdida hemática, insignificante.
Discusión
La cirugía tiroidea en régimen ambulatorio ha sido realizada en los últimos años con buenos resultados y ha demostrado ser coste-eficaz2-4. Sin embargo, no parece que se haya desarrollado lo suficiente ni mucho menos generalizado; el sangrado en el postoperatorio inmediato y el riesgo de desarrollo de hematoma sofocante parecen centrar el debate sobre la idoneidad de realizar esta cirugía con protocolos de CMA1.
Desde nuestro punto de vista, la selección adecuada de los pacientes, la especialización del cirujano y la aplicación de nuevas tecnologías en la cirugía tiroidea pueden crear las condiciones necesarias para replanteárnoslo y reactivar la cirugía tiroidea ambulatoria.
Observamos que una parte importante de la población sometida a cirugía tiroidea limitada a un lóbulo es candidata a tratamiento ambulatorio, concretamente el 70,9% de nuestros pacientes. Desde la puesta en marcha de la UCMA, hemos sido muy estrictos para no intervenir de forma convencional (con ingreso hospitalario) a los pacientes CCMA, intentando no influir en las listas de espera. Por el contrario, a medida que hemos conseguido experiencia y confianza, hemos incrementado el número de procesos de CMA por día de quirófano (de 1 a 3 hemitiroidectomías). Como resultado, creemos que hemos obtenido un IS alto (90,5%) sin aumentar el tiempo en lista de espera de nuestros pacientes (datos no mostrados).
A pesar de la técnica quirúrgica y de la selección de los pacientes, 5 (9,4%) pacientes quedaron ingresados después de la cirugía. En un caso fallamos en la selección del paciente, que presentaba un tiroides con componente endotorácico importante y gran volumen, que ante la dificultad técnica obligó a seccionar la musculatura pretiroidea. Además, 2 pacientes quedaron ingresados, en un caso por su complejidad y en otro por incapacidad de ofrecer un tiempo mínimo de observación al prolongarse el parte de quirófano. Finalmente, una paciente presentó un cuadro de edema generalizado, probablemente por una reacción medicamentosa, y otra necesitó ingreso por vómitos persistentes en el período final de observación en planta; ésta necesitó una segunda intervención para completar la tiroidectomía, aceptó una nueva operación en CMA y fue dada de alta sin ningún problema el mismo día de la intervención. Los 5 pacientes que ingresaron (IND) fueron dados de alta al día siguiente, cumpliendo criterios de estancia corta o ingreso prolongado < 24 h (one-day surgery) que practican otros grupos3-6.
La probabilidad de sangrado tras la tiroidectomía en el postoperatorio inmediato oscila entre el 0,5 y el 3% y, aparte de causas técnicas, también se atribuye el desarrollo de hematomas precoces en el lecho tiroideo al uso cada vez mayor de fármacos antiagregantes7. El 75% de las hemorragias ocurren en las primeras 6 h del postoperatorio y el 25% restante hasta las primeras 24 h1. Quizá sea por esto que la mayoría de los cirujanos endocrinos, excepto Lo Gerfo et al2, han optado por la cirugía tiroidea en un día o con recuperación prolongada (23.59 h)3-6. En el lado opuesto hay cirujanos endocrinos, como Schwartz et al1, que recomiendan de forma tajante no realizar cirugía de corta estancia (< 24 h) por considerarlo un manejo de alto riesgo.
En nuestro estudio, ningún paciente presentó hemorragia ni en el postoperatorio inmediato (sangrado, 0%) ni en la primera semana de la cirugía. La utilización de las nuevas tecnologías (ultracision, ligasure) en la coagulación y el sellado de los pedículos vasculares nos han permitido no sólo no hacer suturas y recortar el tiempo quirúrgico, sino incrementar los niveles de seguridad en el aspecto del sangrado postoperatorio. Sin embargo, debemos insistir en que, como en la mayoría de los procesos en CMA, se trata de realizar una cirugía con una técnica muy depurada en la que la revisión de la hemostasia ha de ser minuciosa. En este sentido, de forma sistemática, nosotros realizamos maniobras de Valsalva con objeto de evidenciar focos de posible hemorragia con los aumentos de la presión producida. Al final, dejamos unas finas capas de Surgicel fibrilar® (Ethicon) en el lecho quirúrgico.
En cuanto al uso de drenajes, creemos que en la gran mayoría de los pacientes no es necesaria su utilización. Recientemente, se ha publicado el resultado de un metaanálisis8 que incluye todos los estudios que han aleatorizado el uso de drenaje en cirugía tiroidea y demuestra que su utilización para prevenir el hematoma no está basado en la evidencia. En los 2 pacientes en que dejamos drenaje, fueron retirados 2 h antes del alta para así poder evaluar la región cervical antes de su marcha a casa.
En cuanto a la morbilidad, hemos tenido 2 complicaciones, una infección de herida manejada ambulatoriamente y una disfonía transitoria, con una incidencia del 1,9%, respectivamente.
La CMA se basa principalmente en dos objetivos: abaratar costes por proceso y disminuir las listas de espera. La cirugía tiroidea en régimen mayor ambulatorio cumple perfectamente el primero de los objetivos, ya que su realización no implica ningún gasto extraordinario; pensemos que la mayoría de los grupos que hacen cirugía endocrina han incorporado de forma habitual los instrumentos de última generación tales como el bisturí armónico (ultracision) o ligasure. Aunque algunos estudios han demostrado que la tiroidectomía en CMA mejora el cociente coste/eficacia2-4,6, otros autores han cuestionado la importancia de este ahorro, y lo sitúan sólo entre el 13 y el 30%1.
Desde el punto de vista de las indicaciones, creemos que cualquier afección tiroidea en la que se plantee realizar hemitiroidectomía y/o istmectomía puede ser candidata a CMA. A pesar de que realizamos CMI siempre que es posible (incisiones < 3 cm), en función del tamaño y la consistencia de la lesión, pensamos que no es una condición sine qua non para realizar CMA. Sin embargo, el volumen tiroideo y el tamaño del diámetro mayor del nódulo tiroideo dominante pueden ser factores limitantes relativos. En estos casos, consideramos que la experiencia del cirujano es un factor decisivo para concluir la tiroidectomía en régimen ambulatorio; aun así, uno de nuestros ingresos se produjo en estas circunstancias.
Diversos artículos han puesto de manifiesto la importancia de la especialización del cirujano en cirugía endocrina9-11. En este sentido, todos los pacientes de este estudio han sido intervenidos por un mismo cirujano, con dedicación exclusiva a la cirugía endocrina desde el año 2000.
Desde nuestro punto de vista, la realización de esta cirugía en régimen ambulatorio necesita con más razón la especialización del cirujano en esta área y por varios motivos. En primer lugar, es necesario que tenga una experiencia acumulada en cirugía tiroidea lo suficientemente importante para permitirle evaluar sus propios resultados; éstos son el mejor aval para iniciar el procedimiento ambulatoriamente. En segundo lugar, el cirujano debe tener asegurada una cirugía tiroidea mínima a lo largo del año. La cirugía tiroidea ambulatoria no debe ser una anécdota. Finalmente, es evidente que debe haber una infraestructura que lo soporte (UCMA)12.
Aunque no es el objeto de este estudio, creemos que la información preoperatoria del proceso debe ser muy cuidadosa y que ha sido un factor decisivo para que el paciente acepte la hemitiroidectomía en CMA. En nuestro estudio sólo un paciente no aceptó la CMA (datos no mostrados) y en los pacientes operados en CMA el grado de satisfacción evaluado hasta el momento es muy bueno.
Creemos que la cirugía tiroidea limitada a un lóbulo en régimen ambulatorio cumple perfectamente con los objetivos de la CMA: rebaja el coste del proceso al no precisar de ningún estudio, gesto o utilización de recursos extraordinarios, es segura y parece ser bien aceptada por nuestros pacientes. También creemos que debe ser realizada por cirujanos con experiencia en cirugía tiroidea.
Correspondencia:
Dr. P. Moreno.
Servicio de Cirugía General y Digestiva.
Ciutat Sanitària i Universitària de Bellvitge.
Feixa Llarga, s/n. 08907 L'Hospitalet de Llobregat. Barcelona. España.
Correo electrónico: 25108pml@comb.es
Manuscrito recibido el 5-9-2006 y aceptado el 26-9-2006.