Sr. Director:
Aproximadamente el 10% de los carcinomas hepatocelulares tiene como complicación una rotura espontánea, cuya evolución generalmente es fatal. Presentamos el caso de un paciente que presentó un cuadro
de shock hipovolémico hemorrágico por rotura espontánea de un hepatocarcinoma como forma de inicio de la enfermedad.
Paciente varón de 72 años de edad que se presentó con cuadro de intenso dolor abdominal de inicio súbito, acompañado de un episodio sincopal y signos de inestabilidad hemodinámica. Después de estabilización hemodinámica y analítica, se realizó una ecografía abdominal que objetivó abundante líquido libre intraabdominal, así como una lesión ocupante de espacio (LOE) a nivel hepático. La tomografía computarizada abdominal con contraste demostró un hígado de aspecto cirrótico con una gran LOE de características radiológicas compatibles con hepatocarcinoma, así como abundante líquido libre perihepático y periesplénico (fig. 1). Se llevo a cabo una aortografía abdominal, en la que se observó una estenosis muy severa de la arteria del tronco celíaco que imposibilitó cateterizarla y la embolización del vaso sangrante.
Fig. 1. Tomografía computarizada abdominal con contraste: hígado de aspecto cirrótico con una gran LOE de características radiológicas compatibles con hepatocarcinoma, así como abundante líquido libre perihepático y periesplénico.
El carcinoma hepatocelular, en la mayoría de los pacientes (90-95%), se asocia a cirrosis hepática1. La rotura espontánea es una complicación poco frecuente pero de extrema gravedad, que posiblemente se deba a una rápida expansión tumoral secundaria a pequeños sangrados en el interior del tumor.
El diagnóstico de aproximación se basa en la paracentesis abdominal, la ecografía, la tomografía computarizada o la angiografía, con las que se obtiene diagnósticos en el 86, el 66, el 100 y el 20%, respectivamente2.
El tratamiento es fundamentalmente quirúrgico (hepatectomía, packing, ligadura de la arteria hepática y sutura directa). El tratamiento conservador ha demostrado ser efectivo3. La embolización intraarterial es el pilar sobre el que se sustenta el manejo conservador de estos enfermos, aunque la idoneidad del empleo de esta técnica de forma urgente, especialmente en los pacientes con deterioro de la función hepática, no está totalmente demostrada4. Otra opción terapéutica es la ablación por radiofrecuencia conjuntamente con las técnicas quirúrgicas, aunque actualmente su uso es muy limitado5.