Escribimos esta carta con relación al artículo publicado en su revista el pasado mes de septiembre de 2015 por Abad Calvo et al. titulado «Cocoon abdominal: reto diagnóstico y tratamiento. A propósito de un caso»1.
Nos gustaría exponer un caso que hemos tenido recientemente en nuestro centro: paciente con cirrosis hepática de origen alcohólico (Child-Pugh B), a quien realizamos un trasplante hepático ortotópico, observando durante la intervención quirúrgica datos compatibles con un síndrome de Cocoon, no evidenciable en las pruebas de imagen prequirúrgica (ecografías abdominales seriadas los meses previos), que posteriormente se confirmó con el estudio anatomopatológico. Nos gustaría comentar este caso con la comunidad científica por la afectación hepática evidenciada que según la literatura revisada es particularmente infrecuente, y no había sido documentada con imágenes. Igualmente, informar de nuestra experiencia en cuanto a las dificultades técnicas que podría suponer la presencia de esta esclerosis peritoneal encapsulante (EPE) durante un procedimiento quirúrgico de esta índole.
La EPE secundaria es una complicación poco frecuente, cuya patogénesis, aunque todavía incierta, se justifica en la mayoría de casos con la presencia de reacciones peritoneales inflamatorias de repetición2,3, como sería el caso de nuestro paciente que presentó descompensaciones ascíticas en diversas ocasiones. Dentro del escenario semiológico de la EPE, la mayoría de las publicaciones describen como afectación orgánica más habitual la intestinal1,4,5, y son escasos los artículos que mencionan la infrecuente afectación de órganos supramesocólicos6–9. Incluso una revisión extensa de 193 pacientes realizada por Akbulut9, describe la clínica derivada de afectación intestinal, no así de afectación hepática y/o gástrica. Sin embargo, nuestro paciente presentaba afectación principalmente del hígado y estómago, y en menor grado del intestino delgado.
En el acto quirúrgico evidenciamos la presencia de una membrana blanco-nacarada, que encapsulaba la mayor parte de los órganos del compartimento supramesocólico, lo cual dificultó la apertura de la cavidad abdominal, así como la visualización del hígado y su pedículo vascular, siendo especialmente laboriosa la disección de los elementos del hilio hepático. Por todo ello, en quirófano se decidió liberar inicialmente la cápsula de fibrosis prehepática (fig. 1), y a continuación se optó por la sección en bloque del hilio hepático previo clampaje del mismo (pringle), realizando disección de sus elementos una vez realizada la hepatectomía, cuando ya se generó el espacio suficiente que permitió su correcta identificación.
Concluimos, por tanto, que la EPE podría afectar, aunque de forma infrecuente, a los órganos del compartimento supramesocólico, suponiendo así un reto en el control quirúrgico del paquete vasculobiliar durante un trasplante hepático, pero sin constituir una contraindicación en la realización del mismo.
FinanciaciónNo existen apoyos recibidos en forma de beca para la realización de este manuscrito.
AutoríasIsabel Casal Beloy, María Alejandra García Novoa: redacción del manuscrito, y adquisición y recogida de datos.
Jose Ignacio Rivas Polo: revisión crítica del manuscrito, y adquisición y recogida de datos.
Manuel Gómez Gutiérrez: revisión crítica del manuscrito, aprobación de la versión final del manuscrito, y adquisición y recogida de datos.