Hemos leído con gran interés el editorial del Dr. Barrios1 recientemente publicado en su revista con sus reflexiones motivadas por los resultados del estudio multicéntrico francés fase III Prodige 72, en el que ha quedado demostrado que la citorreducción quirúrgica radical (CRS, por sus siglas en inglés) seguida de quimioterapia intraperitoneal intraoperatoria hipertérmica (HIPEC, por sus siglas en ingés) no aportan mayor supervivencia global que la CRS seguida de quimioterapia sistémica adyuvante en el tratamiento de pacientes con carcinomatosis peritoneal de origen colorrectal. En el estudio Prodige 72, no solo no se demostraron diferencias en la supervivencia global en los grupos de estudio (41,2 meses frente a 41,7 meses), sino lo que es además más importante: hubo un franco detrimento en el grupo de pacientes tratados con HIPEC por la toxicidad inducida, con una morbilidad grado III-V de Clavien del 24% frente a solo el 13% en el grupo control.
Estos impactantes resultados, por inesperados, han llevado a algunos autores a proponer incluso la desaparición de la HIPEC del armamentario terapéutico quirúrgico en un editorial de la prestigiosa revista European Journal of Surgical Oncology (EJSO)3, lo que motivó nuestra carta al editor4 en la que poníamos de manifiesto el valor transcendental de la CRS acompañada de quimioterapia sistémica adyuvante.
En nuestra carta constatábamos las 4 mejores publicaciones de la literatura médica hasta el momento en pacientes tratados por carcinomatosis peritoneal de origen colorrectal. Las medianas de supervivencia global obtenidas variaban desde los 36,6 meses de Ihemelandu y Sugarbaker5; los 41,2 y 41,7 meses aportados en el estudio Prodige 72; los 47,5 meses obtenidos por el grupo del Instituto Bergonié de Burdeos6, hasta los 62,7 meses publicados por Elias et al.7.
El Dr. Barrios1 comunica en su editorial sus magníficos resultados en el Hospital de Sant Joan Despí Moisés Broggi, con una mediana de supervivencia de 40,5 meses.
Si bien puede cuestionarse el papel de la HIPEC, lo único que ha quedado meridianamente demostrado en todas estas experiencias citadas, incluidas las del estudio Prodige 72 y del Dr. Barrios1, es que solo cuando se consigue la erradicación de la última célula tumoral de la cavidad peritoneal, con una CRS CC0, seguida del lavado abundante de detritus con o sin hipertermia, para el tratamiento de la enfermedad microscópica residual, y solo entonces: si estos pacientes son tratados con los mejores esquemas de quimioterapia sistémica, se puede aspirar a la cronificación y a largas supervivencias en este grupo de pacientes hasta ahora considerados incurables.
Debemos aspirar a la excelencia quirúrgica, demandando el aprendizaje tutelado de las CRS CC0, «piedra angular» del tratamiento de la carcinomatosis peritoneal colorrectal, para poder ofrecer a todos nuestros pacientes una rayo de esperanza, y la curación en casos seleccionados.
FinanciaciónEl presente artículo no ha recibido ninguna beca específica de agencias de los sectores público, comercial, o sin ánimo de lucro.
Conflicto de interesesNinguno.