El bisturí ultrasónico es una fuente segura y efectiva de energía que corta y coagula diferentes tejidos con una capacidad hemostática mayor que el electrocauterio, evitando los efectos colaterales de esta última fuente de energía. Han sido descritas diferentes aplicaciones de la energía ultrasónica, aunque su uso no es considerado un elemento básico para llevar a cabo la colecistectomía por vía laparoscópica, especialmente debido a su coste. Nosotros hemos valorado la importancia del uso de esta fuente de energía durante la realización de las colecistectomías por esta vía de abordaje, especialmente de aquellas colecistectomías consideradas difíciles.
Pacientes y métodoEntre marzo de 1997 y diciembre de 1999 hemos llevado a cabo en nuestra unidad 390 colecistectomías laparoscópicas, no existiendo criterios de selección para este tipo de abordaje, siendo admitidos todos los pacientes derivados. El bisturí ultrasónico fue utilizado durante todas las colecistectomías difíciles en las que se preveía que su uso podía aportar ventajas, y en aquellos pacientes con cirrosis. Este instrumento fue utilizado también en algunas colecistectomías simples para valorar los beneficios potenciales en este tipo de casos.
ResultadosDe las 390 colecistectomías realizadas, 138 (35,4%) eran consideradas difíciles y 252 (64,6%) simples. Fue necesario el uso del bisturí ultrasónico en 61 casos (44,2%) de las colecistectomías difíciles. La energía ultrasónica fue utilizada para: disección de adherencias de intervenciones previas, adherencias de epiplón a la vesícula e hígado, adherencias de estómago, duodeno y colon, sección de la arteria cística sin necesidad de uso de clips, que se llevó a cabo en 18 (29,5%) de los casos sin complicaciones, sección del conducto cístico, que se llevó a cabo en 2 casos, provocando dos fístulas biliares en el postoperatorio que se resolvieron espontáneamente, disección de la vesícula del lecho hepático, facilitado gracias al efecto cavitación, disección transhepática de la vesícula, y hacer hemostasia del lecho hepático. Seis casos (4,3%) de los pacientes que presentaban una colecistectomía difícil fueron convertidos a cirugía abierta. La estancia postoperatoria media fue de 1,83 días.
ConclusionesEs evidente que el uso de este instrumento en estos casos está asociado con un menor índice de conversión a cirugía abierta y una disminución del tiempo de estancia postoperatoria comparado con otras series publicadas; además, consideramos que disminuye el tiempo operatorio, facilita la realización de la colecistectomía, ofrece una mayor seguridad y, en definitiva, facilita que se lleven a cabo algunas de las colecistectomías descritas que no podrían haberse realizado por vía laparoscópica sin el uso del bisturí ultrasónico, por lo que recomendamos el uso del mismo durante las colecistectomías difíciles.
The ultrasonically activated scalpel is a safe and effective energy that cuts and coagulates tissue with a greater hemostatic capability than electrosurgery and avoids the side effects of the latter source of energy. Different applications for ultrasonic energy have been described, especially during laparoscopic surgery, although the use of this type of energy is not considered standard in laparoscopic cholecystectomy due to its cost. We are convinced of the importance of this energy source, especially during technically difficult laparoscopic cholecystectomies.
Patients and methodsBetween March 1997 and December 1999, 390 laparoscopic cholecystectomies were performed in our center. There was no selection criteria for this approach and, thus, all patients were accepted. The ultrasonically activated scalpel was used in all the difficult cholecystectomies in which we considered that it might be helpful and in all procedures performed in patients with cirrhosis. This instrument was also employed in some regular laparoscopic cholecystectomies in order to analyze its potential benefits.
ResultsOf the 390 laparoscopic cholecystectomies performed, 138 (35.4%) were considered difficult and 252 (64.6%) standard cholecystectomies. It was necessary to use the ultrasonically activated scalpel in 61 (44.2%) of the difficult cholecystectomies. The ultrasonic energy was used for dissection of adhesions from prior abdominal surgery; dissections of attachments of the omentum to the gallbladder or the liver; dissection of adhesions to stomach, duodenum or colon; transection of the cystic artery without using clips in 18 patients (29.5%), with no complications; transection of the cystic duct in two patients who developed postoperative bile leak; dissection of the gallbladder from the liver bed due to the cavitation effect; transhepatic dissection of the gallbladder; and hemostasis of the liver bed. Six difficult cholecystectomies were converted to open surgery. The mean postoperative hospital stay for this series was 1.83 days.
ConclusionsWe believe that the ultrasonically activated scalpel has the potential to become the preferred energy source for difficult laparoscopic cholecystectomies because it is associated with a low conversion rate and reduced hospital stay. Moreover, we consider that some of the inflammatory processes observed could not be managed by laparoscopy without the use of this source of energy.