Las nuevas técnicas de imagen (TAC helicoidal y RM) han aumentado espectacularmente nuestra capacidad para caracterizar los nódulos hepáticos. Por otra parte, la ecografía es una exploración sistemática en el diagnóstico y el seguimiento de diversas sintomatologías abdominales y el hallazgo de lesiones ocupantes de espacio hepáticas es cada vez más frecuente.
Material y métodoEn función de la ecografía las lesiones ocupantes de espacio hepáticas se dividen en quísticas y nódulos sólidos. Los nódulos sólidos según la historia clínica se agrupan en tres escenarios: paciente con antecedentes de hepatopatía crónica, diagnóstico más probable, hepatocarcinoma. Paciente con antecedentes de neoplasia, diagnóstico más probable, metástasis. Paciente sin antecedentes, diagnóstico más probable, tumor benigno.
ResultadosSe describen los hallazgos típicos del hepatocarcinoma en la TAC helicoidal de triple fase: hipervascular en la fase arterial, heterogéneo en la fase portal e hipovascular en la fase de equilibrio. En las metástasis de tumores digestivos en la TAC en doble fase se observa un nódulo hipovascular en la fase portal e isodenso en la fase de equilibrio. Los hallazgos de la TAC helicoidal en los tumores benignos son también muy específicos: el hemangioma presenta captación intensa retardada de contraste. La hiperplasia nodular focal es hipervascular homogénea y el adenoma es heterogéneo debido a las hemorragias intratumorales. Las indicaciones indiscutibles de la RM son la alergia al contraste yodado y los hígados esteatósicos, aunque la RM resulta de inestimable valor para llevar a cabo el diagnóstico diferencial de ciertos nódulos.
ConclusionesMediante una orientación clínica cuidadosa y la utilización de la diferente capacidad de adquisición del contraste yodado es posible llegar al diagnóstico, estadificación e indicación quirúrgica de la mayoría de los nódulos. La biopsia o punción con aguja fina debe reservarse para casos muy seleccionados cuyo resultado pude cambiar la indicación terapéutica.
New imaging techniques (helical computerized axial tomography [CAT] and magnetic resonance imaging [MRI]) have dramatically improved characterization of hepatic nodules. Ultrasonography is routinely used in the diagnosis and follow-up of diverse abdominal symptomatology and the finding of hepatic lesions is becoming increasingly frequent.
Material and methodAccording to ultrasonographic findings, hepatic lesions are divided into cystic and solid nodules. Solid nodules are divided into three groups depending on the patient’s clinical history: a) patients with antecedents of chronic liver disease whose most likely diagnosis is of hepatocarcinoma, b) patients with antecedents of neoplasia whose most likely diagnosis is of metastases and c) patients without antecedents whose most probable diagnosis is of benign tumor.
ResultsThe typical findings of hepatocarcinoma in threephase helical CAT are as follows: hypervascular in the arterial phase, heterogeneous in the portal phase and hypovascular in the equilibrium phase. In metastases from gastrointestinal tumors two-phase CAT shows hypovascular nodule in the portal phase and isodense nodule in the equilibrium phase. The findings of helical CAT in benign tumors are also highly specific: hemangioma shows intense delayed uptake of contrast medium. Focal nodular hyperplasia is homogeneously hypervascular and adenoma is heterogeneous due to intratumoral hemorrhages. Indications for MRI are allergy to iodized contrast and hepatic steatosis. Nevertheless, MRI is invaluable in the differential diagnosis of certain nodules.
ConclusionsThough careful clinical orientation and the use of the uptake capacity of iodized contrast medium, most nodules can be diagnosed, staged and evaluated for surgery. Biopsy or fine-needle puncture, the results of which may change the therapeutic indications, should be used only in selected cases.