La diverticulosis colónica es muy común. Sin embargo, los divertículos situados en recto se consideran extremadamente raros, con escasas descripciones en la literatura. La causa de los divertículos rectales es desconocida y su incidencia actual es menos del 0,07-0,08% del total de divertículos colorrectales. Presentamos el caso de un paciente de 50 años diagnosticado de divertículo rectal solitario de forma incidental.
Varón de 50 años, entre sus antecedentes destaca: trasplante renal en 2007 por insuficiencia renal crónica y diabetes mellitus en tratamiento con antidiabéticos orales.
El paciente en septiembre de 2009 consulta por cuadro de astenia de 2 meses de evolución. Se realizó analítica en la que presentaba Hb de 10mg/dl con un Hto. del 31%, por lo que se solicitó colonoscopia en la que se observó en recto a 8cm de margen anal, orificio en la mucosa que podría corresponder a divertículo rectal. Se realizó TC abdominopélvica donde se observaba cavidad de 3cm de diámetro que comunicaba con la luz rectal a través de cuello estrecho a unos 8cm de margen anal compatible con divertículo rectal (fig. 1a y b). El paciente sigue revisiones en consulta y permanece asintomático en la actualidad.
La enfermedad diverticular del colon es una dolencia muy frecuente en la actualidad, con una prevalencia aproximadamente del 2% en menores de 30 años, llegando a un 50% en mayores de 50 años1. Sin embargo los divertículos de recto son extremadamente raros, y su incidencia se estima alrededor del 0,07 y 0,08%2,3. Actualmente su prevalencia ha aumentado, debido a la iatrogenia quirúrgica que se produce en técnicas como la anomucopexia circular de Longo o la resección transanal rectal, en casos de prolapso mucoso4. El primer caso en la literatura de divertículo rectal se publicó en 19115, y desde entonces apenas 40 casos han sido publicados3.
Los factores que contribuyen a la formación del divertículo rectal no están claros. La formación del mismo se debe a áreas de debilidad focal de la pared del recto, tanto por causas congénitas como adquiridas. Dentro de las causas congénitas están: la debilidad de la musculatura circular del recto, la atrofia grasa de la capa muscular del recto, así como la ausencia de estructuras de soporte y fijación como el cóccix. Con respecto a los factores adquiridos, se pueden observar aquellos que producen un aumento de presión intraluminal a nivel de recto como el estreñimiento, la impactación fecal, así como el trauma o infecciones pélvicas que debilitan la pared del recto. Desde las primeras publicaciones, dos teorías han sido descritas para explicar la baja incidencia del divertículo de recto. La primera, la disposición de las fibras longitudinales en un estrato uniforme y no en tres cintas como ocurre en el colon. La segunda, la menor presión intraluminal a la que está sometido el recto por la acumulación de heces y el bajo peristaltismo que existe en comparación con el colon.
La edad de aparición del divertículo rectal es similar a la edad de presentación de la diverticulosis colónica6, con predominancia en el sexo masculino7 (3:1). Normalmente el número de divertículos rectales oscila entre 2 y 3. Suelen estar localizados en la pared lateral del recto, debido posiblemente a la disposición anatómica de este. En el extremo superior del recto la tenia libera y la tenia omentalis se unen para formar una capa que se extiende por la pared anterior del recto, del mismo modo que ocurre con la pared posterior con la tenia mesocólica. Por lo tanto el recto está más reforzado por sus caras anterior y posterior que por la lateral. La mayoría de los divertículos tienen un diámetro menor o igual de 2cm. En este caso el divertículo es único, presentando un tamaño grande (3cm), que no produce sintomatología alguna. Aunque no hay relación entre el tamaño y la clínica que presente el paciente.
La mayoría de los pacientes con divertículos rectales son diagnosticados de forma incidental ya que suelen ser asintomáticos, aunque se pueden complicar con la impactación de las heces y formar un absceso o incluso perforarse. Otras complicaciones asociadas al divertículo de recto son la estenosis de recto, la fístula recto-vesical, el prolapso de recto o el absceso isquiorrectal8.
Dentro de todo el arsenal diagnóstico del que disponemos, el enema de bario y la colonoscopia son dos métodos diagnósticos muy valiosos. Cuando se trata de divertículos en el espacio retrorrectal, la TC y la RM juegan un papel muy importante debido a la inusual localización, que obliga a hacer el diagnóstico diferencial con el carcinoma de recto.
Con respecto al tratamiento de los divertículos de recto, siendo la mayoría de los mismos asintomáticos, no se realiza ningún gesto quirúrgico, deben ser controlados periódicamente. Únicamente se reserva el acto quirúrgico en los casos en los que el divertículo rectal se complica, se ulcera, se abcesifica, o genera duda diagnóstica con respecto a un proceso neoplásico9.
El divertículo rectal solitario es un hallazgo incidental infrecuente, asintomático en la mayoría de los casos, que no precisa tratamiento, si no hay complicaciones. Es preciso conocerlo y tener un correcto diagnóstico, para evitar un tratamiento quirúrgico innecesario.