Cada año se celebran en nuestro país abundantes festejos taurinos que originan numerosos heridos y algunos fallecidos, especialmente en los encierros populares. Las heridas originadas por el asta del toro se caracterizan por presentar grandes destrozos tisulares, diferentes trayectorias de la lesión con cuerpos extraños y elevado riesgo de infección. Las lesiones son muy variadas y su localización principal es en las extremidades inferiores, siguen en frecuencia las extremidades superiores, cabeza y cuello, abdomen, periné, tórax, espalda y zona lumbar (tabla 1)1–7.
Número de lesiones vasculares y su distribución. Porcentaje de éxitus de causa vascular
Autor año | Tipo de heridos | Número de heridos | % de lesiones vasculares | % de éxitus | % de éxitus vascular | Localización de lesiones vasculares: | ||||||
EI | ES | CC | ABD | PER | TOR | EL | ||||||
Utrilla (1999) | 9,25 | 37% Total.50% desde 1975 | ||||||||||
Ríos (2003) | Profesionales | 15 | 15,3 | 0 | 0 | 15 | 1 | 1 | 3 | 5 | 1 | 0 |
Zamora (2004) | Profesionales | 223 | 0,7 | 2,24 | 20 | 211 | 64 | 65 | 31 | 7 | 22 | 3 |
Martínez (2006) | Profesionales | 387 | 1,03 | 0,77 | 33,3 | 244 | 19 | 12 | 44 | 41 | 21 | 6 |
Rudloff (2006) | Profesionales | 68 | 5,05 | 0 | 0 | 63 | 9 | 10 | 6 | 7 | 3 | 0 |
Miñano (2007) | Profesionales | 365 | --- | 0 | 0 | 199 | 73 | 30 | 15 | 33 | 15 | 0 |
Vaquero (2008) | Profesionales | 656 | 8,53 | 0 | 0 | |||||||
TOTAL | 1.714 | 6,65 (0,75-15,3) | 752 | 166 | 118 | 101 | 93 | 62 | 9 |
El número de lesiones es mayor que el de heridos debido a que estos podían presentar varias lesiones.
ABD: abdomen; CC: cabeza y cuello; EI: extremidades inferiores; EL: espalda y zona lumbar; ES: extremidades superiores; PER: periné; TOR: tórax.
La incidencia de lesiones vasculares se aproxima al 7%, pero determina una mayor severidad, y aumenta las posibilidades de complicaciones graves y muerte (tabla 1). El trabajo realizado por Utrilla nos revela, entre otros muchos, los siguientes datos: las muertes de causa vascular afectaron al 37% de los fallecidos llegando al 50% en el último cuarto del siglo xx; la mayoría de los fallecidos desde 1975 pertenecen al grupo no profesional siendo más de un tercio de todas las muertes los corredores de encierros; las muertes de los corredores de encierros fueron en el 82% secundarias a una hemorragia por lesiones de grandes vasos toracoabdominales principalmente y con menor incidencia por lesiones en vasos de las extremidades inferiores1.
Presentamos un varón de 27 años, corneado en un encierro popular que sufría varios puntazos, una cornada con varias trayectorias y lesiones musculares en la cara posterior del muslo derecho y una cornada en el costado izquierdo, con pérdida del pulso femoral. Fue derivado a nuestro hospital con un TAC en el que se apreciaba fractura del 6.° arco costal, sin evidencia de lesiones viscerales torácicas ni abdominales; hematoma en flanco izquierdo que se extendía por retroperitoneo; y ausencia de contraste en la arteria ilíaca externa izquierda en unos 4cm que se repermeabilizaba distalmente por una posible trombosis o rotura de la misma (fig. 1). El paciente había recibido gammaglobulina antitetánica, vacunación antitetánica, analgesia y antibioterapia. Valorado el paciente decidimos realizar primero una arteriografía diagnóstica con los siguientes objetivos:
- 1.
confirmar el diagnóstico y las características de la lesión
- 2.
proceder al pinzamiento endovascular de la arteria ilíaca si fuese necesario
- 3.
intentar una solución endovascular si fuese posible
Se trasladó al paciente al quirófano endovascular y se realizó una anestesia raquídea. Abordamos percutáneamente la arteria femoral derecha, llegamos hasta la ilíaca común izquierda y en la arteriografía diagnóstica observamos trombosis de la arteria ilíaca externa con repermeabilización en ilíaca externa proximal a la femoral común y sin lesiones en trípode femoral y vasos distales que estaban permeables. Se intentó y se pudo recanalizar la ilíaca externa y se procedió a su reparación mediante dos endoprótesis recubiertas (viabahn GORE® 8mm x 50mm y advanta-Atrium® 7mm x 38mm). La angiografía de control mostró permeabilidad sin complicaciones en la ilíaca externa así como permeabilidad del trípode femoral y de los vasos distales. Se procedió posteriormente al lavado y exploración del resto de heridas y al tratamiento habitual de las mismas. El tratamiento postoperatorio vascular consistió en enoxaparina 40mg, subcutáneos cada 24h hasta que el paciente no recuperó su actividad normal, y antiagregación plaquetaria con clopidogrel de forma permanente. La evolución postoperatoria transcurrió sin complicaciones. Las revisiones en consultas externas mostraron la correcta perfusión de la extremidad, con pulsos en todas las localizaciones, sin thrill ni soplos. Se realizó una angio-TAC de control a los 5 meses que objetivó la permeabilidad de la ilíaca y la ausencia de complicaciones (fig. 2).
Los pacientes heridos por un toro deben catalogarse como politraumatizados y podrán ser atendidos en la misma plaza o derivados a centros hospitalarios según la gravedad de sus lesiones. Las lesiones vasculares son definidas por Miñano como pertenecientes a la clase D, originando una amenaza inmediata para la vida del afectado e indicando que en el lugar del accidente se debe estabilizar al herido, controlar la hemorragia y derivarlo en un transporte sanitario a un centro hospitalario para su tratamiento definitivo6.
Las lesiones vasculares se resuelven según arte y dependiendo de cada lesión en concreto, desde ligaduras simples4, a bypass generalmente con vena safena interna5,7). No hemos encontrado en la literatura trabajos en los que se hayan utilizado procedimientos endovasculares para el tratamiento de las lesiones vasculares originadas por heridas por asta de toro. Este primer caso nos muestra que es posible utilizarlos con buen resultado, y nos debe animar a su utilización en el futuro ante circunstancias similares.
El desarrollo y la utilización de stents recubiertos en diferentes y variadas localizaciones es una práctica habitual en la mayoría de los servicios de cirugía vascular. Cada día hay más autores que piensan que el tratamiento endovascular de los traumatismos vasculares independientemente de su etiología debe ser la primera opción para ofrecer al paciente8–10. Si conseguimos resolver la lesión con éxito, además tendremos una morbimortalidad muy baja. En el caso de no resolver el problema con las técnicas endovasculares, estas no entorpecen ni empeoran las técnicas quirúrgicas convencionales, que siempre podremos utilizar.
Las lesiones vasculares producidas durante un festejo taurino pueden revestir una gravedad importante, por lo que recomendamos controlar la hemorragia en el lugar del suceso para a continuación y de la forma más segura posible trasladar al paciente a un hospital dotado de un servicio de cirugía vascular con la infraestructura endovascular necesaria para poder ofrecer al aficionado y al profesional de nuestra fiesta ancestral, el conocimiento y la tecnología actuales para la mejor solución de su problema, mediante cirugía vascular convencional o endovascular.