Hemos leído con especial interés la reseña e imagen del paciente descrito por Bernabeu García et al.1 en el que se detalla el caso clínico de una colecistitis enfisematosa ante la sospecha de infección por SARS-CoV-2, debido a que recientemente hemos atendido una situación clínica similar.
Describiéndola brevemente, presentamos el caso de una paciente de 87 años portadora de marcapasos por fibrilación auricular y cardiopatía hipertensiva, en tratamiento con acenocumarol, digoxina y antihipertensivos, que consultaba tras una semana de malestar general, dificultad respiratoria y dolor abdominal de mayor focalización en hipocondrio derecho. Negaba fiebre, náuseas o vómitos.
En urgencias se extrajo analítica sanguínea en la que destacaba una creatinina de 3,18mg/dl, bilirrubina 3,03mg/dl, LDH 288U/l, ferritina 474ng/ml, dímero D 3,45mg/l, así como una leucocitosis de 29,6×109/l (neutrofilia al 92%) junto con una proteína C reactiva de 455mg/dl.
Dada la situación de pandemia en la que nos encontramos, la primera sospecha diagnóstica que se instauró fue insuficiencia respiratoria global en el contexto de insuficiencia cardiaca descompensada, con posible sobreinfección por virus SARS-CoV-2. Sin embargo, la PCR por frotis de nasofaringe y orofaringe era negativa.
Se decidió complementar el estudio con una radiografía de tórax, en la que se evidenciaban unos hilios pulmonares congestivos y un pequeño derrame pulmonar izquierdo (fig. 1) y con un escáner toracoabdominal. Este último mostraba un engrosamiento peribronquial y algunas atelectasias laminares bibasales, así como una vesícula biliar con un importante enfisema parietal, líquido perivesicular y rarefacción de la grasa adyacente sugerente de colecistitis enfisematosa (fig. 2). Si bien en nuestro paciente, a diferencia del caso de Bernabeu García et al.1 se planteó el tratamiento quirúrgico además de la cobertura antibiótica, el desenlace acabó siendo igual de funesto.
Analizando estudios recientemente aportados como la encuesta nacional sobre tratamiento de las colelitiasis2, se estimaba un riesgo anual del 1-3% en complicaciones relacionadas con colelitiasis debido a la suspensión de cirugías electivas ante la situación de pandemia, muchas de estas complicaciones acabarán presentándose como colecistitis que requieran tratamiento urgente. Nuestro paciente parece resaltar también, el hecho de que se presentan casos más evolucionados3,4, quizás aún por el miedo al contagio intrahospitalario o la demora en la consulta de los síntomas o al acceso hospitalario, pero además nos impresiona, de forma subjetiva, la variación en el enfoque diagnóstico en pacientes ancianos con enfermedades cardiorrespiratorias previas, donde la primera sospecha diagnóstica recae ahora sobre la infección por SARS-CoV-2 si la clínica abdominal no es muy evidente. Si bien no encontramos actualmente estudios o datos que avalen concretamente esta percepción, sería interesante su elaboración, ya que puede suponer otro factor más que aumente la demora en el tratamiento quirúrgico, enfrentándonos con casos clínicos cada vez más complejos.