La «telemedicina» conceptualmente es el intercambio de información clínica a distancia que utiliza las tecnologías de información y comunicación (TIC) y cuyo objetivo es mejorar el estado de salud de los pacientes1. Hay que diferenciarla de la «telesalud», que abarca además todo lo relacionado con teleformación: webinars, teleconferencias, etc., en la que participan sanitarios, pacientes y/o gestores vinculados a la salud y aquello que puede utilizar cualquier usuario para mejorar su salud propia o colectiva recurriendo a apps, big data o servicios de Cloud Computing2.
Los servicios de «telemedicina» se pueden hacer en tiempo real (sincrónicos) o de forma diferida (asincrónicos). Se pueden realizar teleconsultas con pacientes o entre profesionales, bien de forma telefónica o con videotelefonía. Permite visualizar imágenes, fotográficas de lesiones, preparaciones histológicas o incluso electrocardiogramas entre otros y la valoración de estudios radiológicos al interpretar a distancia y generalmente en diferido imágenes obtenidas por dispositivos in situ de ecografía, TC, RMN, etc. En nuestro ámbito están ya implantados y permiten la valoración a distancia de informes e imágenes por equipos multidisciplinares con especial dedicación a enfermedades específicas y evitando el desplazamiento de pacientes desde su domicilio, en ocasiones muy distante. La COVID-19 ha sido un gran revulsivo en la asistencia telemática estas semanas en el área de consultas y ha precipitado su implementación, por cierto, de forma poco planificada, resultando no obstante muy efectiva.
La telementorización o guía a distancia para la realización de técnicas de difícil implementación, tiene especial importancia ahora que se limita la movilidad de los profesionales y como ha ocurrido en los últimos meses, se han suspendido las rotaciones (tanto de MIR como de cirujanos inexpertos) y la posibilidad de acudir a otros hospitales a presenciar in situ cómo se implementan y desarrollan técnicas innovadoras. Como ocurre con la telemedicina requiere tecnología que permita visualizar la realización del procedimiento e interaccionar con expertos y, aunque es incuestionable que la tecnología 5G puede optimizarla, mejorando la velocidad de transmisión y la estabilidad de la señal se puede llevar ya a efecto3. Cuando se utilizan medios gráficos que permiten realizar indicaciones sobre los monitores se habla de «telestracción», pero en realidad cuantas más posibilidades de interacción, es decir mediante la imagen, la voz y el sonido, mejor es la telecomunicación y más información se puede transmitir. Hemos podido experimentar desde hace más de 6 meses en nuestro hospital con PROXIMIE4. Plataforma fundada por Nadine Hachach-Haram, responsable de Innovación Clínica en la Guy's and St Thomas’ NHS Foundation Trust, que utilizando realidad aumentada, permite interactuar y compartir conocimientos prácticos a los cirujanos de forma remota (a través de sesiones monográficas cerradas, video atlas, webinars, etc.) utilizando el móvil, PC portátil o tablet. Es imprescindible la experiencia y demostrada capacidad por parte del experto o mentor, y disponer de conocimientos y un mínimo de habilidades básicas previas por parte del aprendiz3.
En ocasiones es difícil la telementorización sincrónica y es en estas circunstancias cuando la orientación sobre grabaciones de video (video-based coaching [VBC]) es otra opción a valorar. En este caso se debe hacer todo lo posible para estructurar la actividad, con objetivos y acciones preestablecidas y las instrucciones y valoraciones posquirúrgicas no deben hacerse más de 2-3 días antes y después de la cirugía.
Hasta ahora en el programa de MIR de la especialidad no se ha planteado ninguna evaluación objetiva estructurada y se asume como única evaluación la menos exigente posible, un portfolio en el que se contabiliza el número de intervenciones en las que se participa, y la actividad docente y de investigación realizadas. Los medios que en este momento nos ofrecen plataformas como la mencionada hacen posible las «evaluaciones telemáticas» de la práctica quirúrgica que se pueden realizar aplicando sistemas de evaluación objetiva como ya hace años se realizan in situ en el ABS, con validación incluida4,5. Que por cierto, según una encuesta realizada en nuestro servicio, parece que tendrían buena acogida por parte de los MIR actuales, la mayoría ya con experiencia de Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOEs) en su formación de grado. Con la experiencia acumulada en el desarrollo de Evaluación Quirúrgica Objetiva Estructurada (EQOEs) en cirugía mínimamente invasiva experimental hemos empezado a hacer recientemente evaluaciones telemáticas en el quirófano asistencial al MIR5 de forma con PROXIMIE (fig. 1)5,6.
Por tanto, la «telemedicina» como opción asistencial selectiva en la consulta, la teleconsulta entre centros para valoración de casos de cierta complejidad, la «telementorización» para la incorporación de procedimientos innovadores y la «evaluación telemática» para conseguir mejores profesionales son retos a considerar. Aspectos a valorar para intentar obtener algo positivo de nuestra reciente experiencia vital pandémica y, sobre todo, para encontrar caminos nuevos que andar y poder mejorar en nuestra vertiente asistencial, de gestión, formativa y de investigación.