Resumen: El lupus eritematoso sistémico, una enfermedad autoinmune multisistémica crónica con un amplio abanico de manifestaciones clínicas, se asocia a una aterosclerosis (AT) acelerada y a un riesgo incrementado de complicaciones cardiovasculares. Existen ciertos factores relevantes que afectan directamente al desarrollo de esta AT: el funcionamiento del sistema inmune, la activacion del sistema de complemento, y los cambios en la producción y en la actividad de una compleja red de citoquinas, incluyendo el interferón tipo I y tipo II, los estimulantes de linfocitos B (BLyS), TNFα, IL-6, IL-7, y los inhibidores de la migración de macrófagos (MIF). Los autoanticuerpos, que también son responsables de la activación y expresión de citoquinas proinflamatorias, desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la AT. Estudios en genómica y proteómica han contribuido al descubrimiento de genes y de proteínas relacionadas con la AT, incluyendo algunos que podrían ser apropiados para su empleo como biomarcadores. Gracias a todo esto, podemos permitirnos el uso de nuevos fármacos, muchos de los cuales se evalúan en ensayos clínicos: inhibidores de INF y TNFα, terapias directas sobre células B, oligodesoxinucleótidos sintéticos, inmunoglobulinas intravenosas, o estatinas. La clave del presente trabajo radica en resumir evidencias recientes, mostrando el papel de las citoquinas en el desarrollo de AT en el lupus eritematoso sistémico; así como el fundamento, los aspectos relativos a la seguridad de su empleo como terapias combinadas para prevenir la AT y las enfermedades cardiovasculares.
ComentarioEl lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune multisistémica crónica con una gran variabilidad en las manifestaciones clínicas (rash cutaneo, fotosensibilidad, lesiones discordes, artritis/artralgias, nefritis, alteración del sistema nervioso central, del corazón o del pulmón). Su patogenia se atribuye a la presencia de autoanticuerpos antinucleares circulantes frente a una gran diversidad de antígenos nucleares (ADN, ribonucleoproteína, proteínas ligadas a ARN, complejo Sm, subunidades de la fracción 1 del complemento y fosfolípidos). Asimismo, es característica una disfunción de los linfocitos T y B. Aunque la patogenia es una disregulación del sistema inmune, la afectación de varios órganos sistémicos frecuentemente conduce a ciertas morbilidades (insuficiencia renal, hipertensión arterial…). Recientemente, se ha demostrado de una forma clara que una arteriosclerosis acelerada en los pacientes con lupus eritematoso sistémico puede contribuir a una mortalidad prematura de estos pacientes1.
La arteriosclerosis es una enfermedad inflamatoria crónica de las arterias, y su desarrollo se encuentra acelerado en las enfermedades autoinmunes2. En distintos estudios se ha demostrado que existe alteración vascular (aumento del grosor de la íntima media, placas carotídeas, y calcificaciones arteriales coronarias) en pacientes con enfermedades sistémicas, como es el caso del lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, y el síndrome antifosfolipídico.
Si los estudios clínicos han demostrado esta asociación, también los experimentales han sido concordantes con los anteriores. Se ha sugerido que la respuesta inmune natural y adquirida puede participar tanto en el desarrollo de la lesión vascular aterosclerótica, como en el de las enfermedades autoinmunes. En la actualidad se ha comprobado que algún autoanticuerpo, como por ejemplo frente a LDL oxidadas, frente a 2-GP-1, frente a proteínas de choque térmico (antiHDSP60/65), se puede encontrar implicado en la patogenia de la arteriosclerosis3,4.
A pesar de lo expuesto con anterioridad, todavía existe un cierto grado de controversia sobre la asociación entre un proceso que afecta al sistema vascular (arteriosclerosis) y otro que afecta al sistema conectivo. De estos últimos, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico son los más comúnmente asociados.
Algunos otros factores propios de las enfermedades sistémicas, y no solo la inflamación crónica pueden contribuir a esta asociación. Es el caso del tratamiento esteroideo.
El trabajo que se presenta desgrana los factores que pueden influir en el desarrollo de arteriosclerosis y de los mecanismos que lo sustentan: la formación de inmunocomplejos, la activación del complemento, la alteración local en la pared vascular del balance oxidación/antioxidación, y los cambios en la producción y en la actividad de un conjunto de citoquinas5,6.
La caracterización de las bases moleculares de las anomalías de señalización del sistema inmune puede conducir a esclarecer la relación entre arteriosclerosis/enfermedad cardiovascular/enfermedad del sistema inmune, lo que incluso podría aclarar algunos aspectos de la patogenia de tales enfermedades sistemicas.