A los pocos días de finalizar el XXXI Congreso de la SEA de Gerona nos llegó la triste noticia de que nuestra querida socia, compañera y amiga, Esperanza, nos había dejado para siempre. Acabábamos de compartir con ella en el Congreso sesiones, comunicaciones, actos sociales y tuvimos el mazazo de su repentina gravedad, ingreso en el hospital y desenlace final que tuvo lugar el pasado 17 de junio. La vida nos regaló a una persona extraordinaria y la vida nos la quitó de forma repentina dejándonos un enorme hueco y un vacío difíciles de llenar. Hemos perdido a Esperanza así como el significado que su nombre conlleva en nuestro estado de ánimo, la falta de “esperanza” de poder gozar de su compañía. Por otra parte, hemos tenido la suerte de compartir con ella proyectos, jornadas, cursos, consultas y experiencias,…. grandes momentos que nos dejan inolvidables recuerdos.
Esperanza había nacido en Lloseta (Mallorca), estudió Ciencias Biológicas en la Universidad de las Islas Baleares y Medicina en las Universidades de Zaragoza y Autónoma de Barcelona, obteniendo el grado de Doctor por esta última Universidad en el año 2007. Especialista en Medicina Interna desarrolló su actividad profesional repleta de responsabilidad, extrema delicadeza, cordialidad y amabilidad en los hospitales Son Dureta, Son LLatzer de Palma de Mallorca y Hospital Comarcal de Inca. Formó parte de la Junta directiva de SEA entre 2012 y el 2014. Fue la impulsora y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad de Hipertensión y Riesgo Vascular de las Islas Baleares (SOHIB). Se dedicó a la investigación, diagnóstico y tratamiento de las dislipidemias en las Islas Baleares, siendo la responsable de la Unidad de Lípidos del Hospital de Inca. Esperanza fue pionera en la identificación de familias con hipercolesterolemia y en establecer el mapa genético de mutaciones del receptor de las LDL dela Isla de Mallorca lo que contribuyó de forma significativa en el desarrollo de la herramienta diagnóstica, Lipochip, así como el hecho de que un buen grupo de investigadores de la SEA sean hoy en día un referente internacional en esta hiperlipidemia.
Si Esperanza tenía una impresionante trayectoria asistencial y científica, su cordialidad, bondad, humildad y humanidad superaban ampliamente su faceta profesional.
El destino que nos hizo amigos cuando Esperanza vino a estudiar Medicina a Zaragoza, los años, su cariño, y bondad la convirtió en nuestra hija. Decía Santiago Ramón y Cajal que “Los amigos son como los dientes, los vamos perdiendo con los años, no siempre sin dolor”. Yo añadiría que la pérdida de algunos duele más que otros. El dolor que nos deja la pérdida de Esperanza es muy difícil de superar, siendo el único consuelo que tenemos los amigos, compañeros y socios de la SEA es el saber que Esperanza siempre estará presente en nuestros corazones. D.E.P.
Miguel Pocoví