Realizamos un estudio prospectivo aleatorizado en pacientes de alto riesgo vascular para valorar la efectividad de un consejo dietético sobre dieta mediterránea (DiMe) presentado de dos maneras diferentes.
MétodosUn total de 188 pacientes se aleatorizaron en 2 grupos. Grupo 1: unas recomendaciones escritas simples (86 pacientes), y grupo 2: las mismas recomendaciones, pero más elaboradas y razonadas (102 pacientes). El seguimiento de DiMe se evaluó por un cuestionario de 14 puntos. Se valoraron factores de riesgo vascular clásicos y la adherencia a DiMe a la entrada del estudio y a las 24 semanas.
ResultadosAmbos grupos mejoraron la puntuación de adherencia a DiMe (basal versus 24 semanas; media, intervalo de confianza [IC] del 95%): grupo 1: 9,8 (9,4 a 10,2) versus 11,4 (11,1 a 11,7) y grupo 2: 9,6 (9,2 a 9,9) versus 11,5 (11,0 a 11,9); p<0,001 para ambos, sin diferencias entre los grupos. Los grupos alimenticios con más mejoría al final del estudio fueron los cereales integrales y los frutos secos. A las 24 semanas se observó mejoría en los niveles de colesterol HDL en ambos grupos de pacientes (diferencias en mg/dl, IC del 95%): grupo 1: 2,9 (0,01 a 5,8), y grupo 2: 2,3 (0,4 a 4,3), p<0,05, sin diferencias entre los grupos. Otras variables cardiovasculares no se modificaron.
ConclusiónUnas recomendaciones simples sobre DiMe a pacientes de alto riesgo vascular del ambiente hospitalario puede mejorar el perfil lipídico, y son tan eficaces como una presentación más extensa. Un mayor consumo de cereales integrales y frutos secos podría contribuir a estos beneficios.
We conducted a prospective randomized trial in patients at high cardiovascular (CV) risk to assess the effectiveness of advice on the Mediterranean diet in reducing this risk, presented in two different ways.
MethodsA total of 188 patients were randomly allocated to either group 1 (n=86), who were given short dietary advice, or group 2 (n=102), who were given more complex counseling about the Mediterranean diet. Adherence to the Mediterranean diet was evaluated by a 14-item questionnaire. Changes in baseline CV risk factors and dietary adherence rates per self-report was ascertained after 24 weeks.
ResultsCompliance with the Mediterranean diet improved in both groups. The food questionnaire score [baseline versus 24 weeks: mean, 95% confidence interval (CI)] was as follows: group 1: 9.8 (9.4 to 10.2) versus 11.4 (11.1 to 11.7) and group 2: 9.6 (9.2 to 9.9) versus 11.5 (11.0 to 11.9), p<0.001, with no differences between the two groups. Compliance was better with whole-grain cereals and nuts. An increase in high-density lipoprotein (HDL)-cholesterol levels at the end of the trial was observed in both groups (differences in mg/dl, 95% CI): group 1: 2.9 (0.01 to 5.8) and group 2: 2.3 (0.4 to 4.3), p<0.05 for both groups, with no differences. Other CV risk factors were unmodified.
ConclusionsProviding short and simple written advice on the Mediterranean diet in the hospital setting to patients with high CV risk improved lipid profiles and was as effective as more detailed advice. Some of the benefits observed may have been due to greater intake of nuts and whole-grain cereals.
La alimentación es un componente básico en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares1. La dieta que normalmente consumimos en España, la dieta mediterránea (DiMe), se aproxima a la considerada ideal para la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Seguir este tipo de dieta reduce el riesgo de presentar acontecimientos cardiovasculares, pero también otras patologías, como enfermedades degenerativas cerebrales o cáncer6.
Fuera de las consultas de nutrición, no resulta fácil evaluar el grado de adherencia a la dieta. Con el fin de cuantificar el seguimiento de la DiMe se ha desarrollado un cuestionario sencillo (apéndice 1)7 que nos permitirá medir el grado de seguimiento. La eficacia de las recomendaciones dietéticas requiere un cambio de los hábitos alimenticios a largo plazo que, debido a su complejidad, es difícil de mantener más allá de un año2,3. En la «vida real» la intervención de los médicos no expertos en nutrición está muy limitada por la escasez de tiempo, personal, falta de entrenamiento en habilidades educacionales y poca confianza en los tratamientos no farmacológicos, lo que ha llevado a explorar otras estrategias4. Algunos autores han sugerido que transmitir al paciente un mensaje sencillo puede influir en su hábito dietético, y de esta manera ayudar a mejorar sus parámetros cardiovasculares5. La Sociedad Española de Arteriosclerosis desarrolló una serie de recomendaciones simples para mejorar la adherencia a una alimentación más saludable8, aunque su utilidad en la clínica no se ha evaluado.
El objetivo de nuestro estudio ha sido valorar la efectividad de las «recomendaciones para una alimentación sana» sobre diferentes parámetros de riesgo cardiovascular, en una población de alto riesgo vascular, y además, analizar si la manera de facilitar esta dieta influye en su efectividad.
MétodosDiseñoEnsayo prospectivo, aleatorizado y abierto realizado en la Unidad de Riesgo Vascular del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres entre los meses de abril de 2008 a junio de 2009. El estudio se efectúo siguiendo las recomendaciones de la Declaración de Helsinki (versión revisada de 1996) y el Reference book of good clinic practise (junio de 1990), aprobado por el comité de ética e investigación del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.
ParticipantesSe incluyeron pacientes sucesivos con edades comprendidas entre 18 y 80 años, atendidos en la Consulta de Riesgo Vascular del Servicio de Medicina Interna.
Criterios de InclusiónPacientes seguidos en consultas desde hace al menos un año que ya han padecido un acontecimiento vascular en cualquier territorio o que, según la escala de Framingham, tienen una probabilidad superior al 20% de presentar uno en los próximos 10 años. Además, no debería haberse modificado el tratamiento farmacológico en las últimas 24 semanas, ni existir ningún problema en la comprensión de los consejos dados en la consulta por el médico que le atendió, así como tampoco dificultad en la interpretación de las recomendaciones escritas que se les suministran en consultas.
Criterios de exclusiónNegativa o imposibilidad para participar en el ensayo, expectativa de vida inferior a 12 meses o deterioro cognitivo leve o superior.
Protocolo de estudioTodos los pacientes se evaluaron al inicio del estudio y 24 semanas después. El día de la consulta, mientras permanecían en la sala de espera, se les realizó una encuesta (tabla 1) sobre el seguimiento de la dieta mediterránea. A cada paciente se le registró: edad, sexo, peso, antecedentes de diabetes, dislipemia, hipertensión arterial, historia de tabaquismo, antecedentes familiares y personales de enfermedad cardiovascular precoz, y cifras de presión arterial. Se extrajeron en ayunas muestras de sangre para la determinación de: glucemia, colesterol total y fracciones HDL, y triglicéridos. Las determinaciones analíticas se realizaron en el laboratorio central del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, según las técnicas y controles de calidad habituales. Al finalizar la consulta médica, a todos los participantes se les suministró por escrito, en un folio, unas recomendaciones sobre alimentación sana (apéndice 2), que fueron discutidas con el paciente, por el médico responsable, durante un periodo aproximado de 5-10min. Un día de consulta se suministraban estas recomendaciones, y a los pacientes atendidos el siguiente día se les daban las mismas, más un pequeño cuadernillo de 10 páginas a doble espacio con el razonamiento de éstas, que básicamente eran las mismas presentadas por la Sociedad Española de Arterioesclerosis7, evitando tecnicismos y con un lenguaje compresible para personal no sanitario.
Características basales de los pacientes
Pacientes con alto riesgo vascular | |||
Total | Grupo 1 | Grupo 2 | |
Consejo breve | Consejo extenso | ||
n=188 | n=86 | n=102 | |
Sexo | |||
Varón | 112 (60%) | 52 (60%) | 60 (60%) |
Mujer | 76 (40%) | 34 (40%) | 42 (41%) |
Edad en años | 58±14 | 58±12 | 58±17 |
Estudios | |||
Básicos | 86 (46%) | 42 (49%) | 44 (43%) |
Medios | 82 (44%) | 37 (43%) | 45 (44%) |
Universitarios | 19 (10%) | 7 (8,0%) | 12 (12%) |
Residencia | |||
Ciudad | 99 (64%) | 41 (48%) | 58 (57%) |
Rural | 89 (36%) | 45 (52%) | 44 (43%) |
Hipercolesterolemia | 172 (92%) | 82 (95%) | 90 (88%) |
Hipertensión | 127 (68%) | 60 (70%) | 67 (66%) |
Diabetes | 60 (32%) | 28 (33%) | 32 (31%) |
IMC | 30,3±5,6 | 30±5 | 30,6±5,8 |
RCV global | 19,7±11,4 | 19,4±11,2% | 19,9±11,7% |
Tratamiento | |||
IRA | 83 (44%) | 37 (43%) | 46 (45%) |
Diuréticos | 68 (36%) | 28 (33%) | 40 (39%) |
Hipolipemiantes | 169 (90%) | 75 (87%) | 95 (93%) |
Antitrombóticos | 64 (34%) | 18 (21%) | 48 (47%)* |
Antidiabéticos | 15 (8%) | 5 (5,8%) | 19 (19%)** |
Insulina | 9 (5%) | 4 (4,3%) | 6 (5,7%) |
Número de patillas/día | 4,4±2,7 | 4,4±2,8 | 4,3±2,7 |
Acontecimiento CV | 50 (27%) | 22 (26%) | 28 (27%) |
Comparación entre los pacientes con un consejo breve versus extenso.
IMC: índice de masa corporal (peso (en kg)/altura (en m)2); RCV: estimación del riesgo cardiovascular a los 10 años; IRA: inhibidores del eje renina/aldosterona; CV: cardiovascular.
*p<0,001.
**p<0,05.
El tamaño de la muestra se estimó en 113 pacientes para cada grupo, en base a detectar un descenso del colesterol del 10% respecto al basal, con una potencia del 85%, una t de Student de 2 colas y un error tipo 1 del 5%. Las variables cuantitativas se compararon con la t de Student, y las cualitativas, con la prueba del chi cuadrado o el test exacto de Fischer, según procediera. Para comparar los cambios a las 24 semanas, utilizamos la comparación de medias para muestras relacionadas, cuando seguían una distribución normal (prueba de Kolmogorov-Smirnov): índice de masa corporal, glucosa y triglicéridos, o la prueba de Wilcoxon para el resto de variables. Se consideró como significativos valores de p inferiores a 0,05 de 2 colas. Todos los análisis se realizaron con el programa estadístico SPSS 15.0 (SPSS Inc, Chicago, Ill).
ResultadosEn el estudio se incluyeron 226 pacientes, de los cuales a 108 se les suministró un consejo nutricional breve (grupo 1) y a 118 las mismas recomendaciones pero más elaboradas y extensas (grupo 2). Del análisis final se excluyeron 21 pacientes del grupo 1 y 18 del grupo 2, por lo que finalmente el grupo 1 incluyó 86 pacientes, frente a los 102 del grupo 2. Las razones para la exclusión fueron: 6 pacientes no acudieron a la revisión de los 6 meses, 2 fallecieron, y 30 pacientes experimentaron modificaciones en la actividad física o el hábito tabáquico, o cambios en el tratamiento farmacológico. En la tabla 1 se muestran las principales características de los pacientes al inicio del estudio. No se observan diferencias entre los grupos en cuanto a las principales variables analizadas, salvo en el grupo 2, con pacientes que recibían más tratamiento antitrombótico respecto al grupo 1: 48 (47%) versus 18 (21%): p<0,05, y más antidiabéticos orales: grupo 1 versus grupo 2: 19 (19%) versus 5 (5,8%); p<0,001.
La comparación de la puntuación sobre la encuesta de DiMe, global y por grupos de alimentos, junto a los cambios a las 24 semanas, se muestra en la tabla 2. Sobre una puntuación máxima posible de 14 puntos, en el grupo 1 se observó (basal versus 24 semanas; media [IC del 95%]): 9,8 (9,4 a 10,2) versus 9,6 (9,2 a 9,9), y en el grupo 2: 9,6 (9,2 a 9,9) versus 11,4 (11,1 a 11,7); p<0,001 para ambos grupos. Al final del estudio se observó un aumento en el consumo de cereales integrales y nueces en ambos grupos (basal versus 24 semanas; porcentaje de respuestas positivas; IC del 95%): grupo 1: 22% (13 a 31%) versus 43% (32 a 54%), y grupo 2: 28% (18 a 37%) versus 56% (46 a 66%).
Consumo de algunos grupos de alimento: basal y 24 semanas después del consejo nutricional
Grupo 1 | Grupo 2 | |
Consejo breve | Consejo extenso | |
Verduras | ||
Basal | 58% (47 a 69) | 56% (46 a 66) |
24 semanas | 59% (48 a 70) | 59% (49 a 69) |
Frutas | ||
Basal | 83% (74 a 91) | 83% (76 a 91) |
24 semanas | 95% (88 a 99) | 95% (89 a 98) |
Cereales integrales | ||
Basal | 22% (13 a 31) | 28% (18 a 37) |
24 semanas | 43% (32 a 54)* | 56% (46 a 66)** |
Legumbres | ||
Basal | 84% (75 a 92) | 87% (79 a 93) |
24 semanas | 98% (92 a 99) | 99% (94 a 100) |
Nueces | ||
Basal | 27% (17 a 37) | 26% (16 a 34) |
24 semanas | 60% (49 a 71)& | 52% (42 a 62)** |
Aceite de oliva | ||
Basal | 96% (88 a 99) | 96% (90 a 99) |
24 semanas | 100% (96 a 100) | 100% (96 a 100) |
Pescado | ||
Basal | 74% (65 a 84) | 68% (58 a 77) |
24 semanas | 92% (85 a 98) | 90% (84 a 96) |
Huevos | ||
Basal | 65% (54 a 76) | 66% (56 a 75) |
24 semanas | 99% (94 a 99)* | 97% (92 a 99)* |
Carne roja | ||
Basal | 73% (63 a 83) | 68% (58 a 77) |
24 semanas | 89% (81 a 96) | 90% (84 a 96) |
Derivados leche | ||
Basal | 76% (63 a 85) | 77% (61 a 85) |
24 semanas | 92% (85 a 98) | 94% (89 a 99) |
Carne aves | ||
Basal | 86% (78 a 94) | 71% (61 a 80) |
24 semanas | 92% (85 a 98) | 94% (89 a 99) |
Pastelería | ||
Basal | 84% (75 a 92) | 84% (77 a 92) |
24 semanas | 96% (88 a 99) | 98% (93 a 99) |
Bebidas azucaradas | ||
Basal | 72% (62 a 82) | 72% (62 a 81) |
24 semanas | 93% (78 a 99) | 97% (84 a 96) |
Alcohol | ||
Basal | 91% (83 a 97) | 87% (80 a 94) |
24 semanas | 97% (90 a 99) | 97% (84 a 96) |
Puntuación total | ||
Basal | 9,8 (9,4 a 10,2) | 9,6 (9,2 a 9,9) |
24 semanas | 11,4 (11,1 a 11,7)& | 11,5 (11,0 a 11,9)*** |
%: porcentaje de respuestas positivas a cada grupo de alimentos del cuestionario del apéndice 1 (IC del 95% para el porcentaje).
Comparación entre consejo breve o extendido (basal versus 24 semanas): *p<0,05; **p<0,01; ***p<0,001.
En la tabla 3 se reflejan las variaciones de los parámetros cardiovasculares a las 24 semanas. Solamente se apreciaron cambios en los niveles de colesterol HDL en ambos grupos (porcentaje de aumento [IC del 95%]) al final del seguimiento respecto al inicio: grupo 1: 2,9 (0,01 a 5,8) mg/dl y grupo 2: 2,3 (0,4 a 4,3) mg/dl, p<0,05 para ambos grupos. También se observó un descenso del cociente colesterol total/colesterol HDL: grupo 1: –0,4 (–0,03 a –0,8), p<0,05, y grupo 2: –0,2 (–0.1 a 0.5), p=no significativa.
Cambio en distintas variables cardiovasculares después de 24 semanas tras dos diferentes consejos nutricionales
Consejo breve | Consejo extenso | |||
Media±DS | Cambio de media (basal versus 24 semanas) (IC del 95%) | Media±DS | Cambio de media (basal versus 24 semanas) (IC del 95%) | |
IMC | ||||
Basal | 30,2±4,6 | –0,4 (–1,4 a 0,7) | 30,9±5,3 | –0,2 (–1,0 a 1,6) |
24 semanas | 29,8±4,0 | 30,7±7,4 | ||
Glucosa, mg/dl | ||||
Basal | 120±39 | 2,0 (–14 a 9,4) | 112±37 | –3,0 (–7,5 a 12) |
24 semanas | 122±52 | 109±26 | ||
Colesterol total, mg/dl | ||||
Basal | 196±37 | –3,0 (–7,5 a 13) | 186±40 | 1,0 (–10 a 8,6) |
24 semanas | 193±32 | 187±32 | ||
Colesterol HDL, mg/dl | ||||
Basal | 46,8±14 | 2,9 (0,01 a 5,8)* | 41,1±10 | 2,3 (0,4 a 4,3)* |
24 semanas | 49,7±15 | 43,4±11 | ||
Colesterol LDL, mg/dl | ||||
Basal | 121±35 | –4,0 (–4,4 a 12) | 117±27 | 2,0 (–8,7 a 3,9) |
24 semanas | 117±33 | 119±26 | ||
Triglicéridos,mg/dl | ||||
Basal | 147±130 | 15 (–69 a 38) | 139±100 | 1,0 (–40 a 39) |
24 semanas | 162±175 | 140±144 | ||
Colesterol total/HDL | ||||
Basal | 4,5±1,5 | –0,4 (–0,03 a –0,8)* | 4,7±1,2 | –0,2 (–0,1 a 0,5) |
24 semanas | 4,1±1,1 | 4,5±1,1 | ||
cLDL/cHDL | ||||
Basal | 2,8±1,0 | –0,3 (–0,4 a 1,2) | 3,0±0,9 | –0,1 (–0,1 a 0,3) |
24 semanas | 2,5±0,9 | 2,9±0,8 |
Comparación entre 24 semanas versus basal. *p<0,05.
DS: desviación estándar; IMC: índice de masa corporal (peso (kg)/altura (m)2; cLDL/cHDL: relación entre colesterol LDL y colesterol HDL.
El principal hallazgo de nuestro estudio es que, en pacientes de alto riesgo vascular, un consejo dietético sencillo basado en la dieta mediterránea tiene un impacto positivo sobre el perfil lipídico. Este consejo parece tan eficaz como realizar el mismo pero más complejo y elaborado.
En la práctica diaria, realizar la valoración de los ingredientes de una dieta no es fácil9 y se requiere un esfuerzo por parte del paciente para recordar las comidas, la frecuencia y otras cuestiones sobre su alimentación en las últimas 24h, como una labor adicional para su análisis, que resulta difícil realizar fuera de las consultas específicas de nutrición. Recientemente se han propuesto algunos sistemas para facilitar este trabajo, como unos cuestionarios sencillos basados en un número reducido de preguntas sobre los hábitos de comidas10,11. En nuestro trabajo hemos empleado un cuestionario sencillo sobre DiMe, fácil de emplear y validado (apéndice 1). Un paciente que responda afirmativamente a las 14 preguntas (100%) se consideraría que sigue una dieta saludable. Nuestros pacientes, con alto riesgo vascular, contestaron afirmativamente a un 69% de las cuestiones. El porcentaje no es malo, pero asumiendo que se trata de enfermos motivados, seguidos al menos un año en consultas hospitalarias y que ya han recibido consejos sobre la dieta, sería esperable obtener una mejor puntuación en esta encuesta. A las 24 semanas tras el consejo nutricional observamos una mejoría en la puntuación respecto a la basal (mejora de 1,6 puntos, 11%) para la recomendación breve y de 1,9 (13%) para la más extensa. Este beneficio parece relacionarse con un mayor consumo de cereales integrales y nueces al final del seguimiento en ambos grupos.
Aunque, en ambos grupos, las modificaciones del patrón dietético apenas influyeron sobre las cifras de colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos, sí observamos cambios interesantes en las cifras de colesterol HDL. En el grupo 1 aumentaron una media de 2,9mg/dl, y 2,3mg/dl en los que recibieron unas recomendaciones más elaboradas. Como las modificaciones en las cifras de colesterol total fueron inapreciables, se reflejó en una disminución de la proporción colesterol total/colesterol HDL, un índice muy valorado en la prevención cardiovascular. Es importante considerar que los beneficios obtenidos con una intervención extremadamente sencilla se reflejan en una variable muy difícil de modificar (colesterol HDL) y para la que existen escasos medios terapéuticos. Otras variables cardiovasculares analizadas (glucemia, lipídicas o de presión sanguínea) no se modificaron, pero debemos pensar que se trata de pacientes ya medicados y en los que los beneficios de los hábitos higiénico-dietéticos posiblemente ya se consiguieron hace tiempo. Puesto que durante el periodo de estudio no se modificaron el tratamiento farmacológico, el peso, el hábito tabáquico, el ejercicio físico o los niveles de triglicéridos, la elevación del colesterol HDL podría estar relacionada con los cambios del patrón dietético. La sustitución de parte de las grasas saturadas de la dieta por otras mono o poliinsaturadas, relacionada con una mayor ingesta, al final del seguimiento, de cereales integrales y nueces (alimentos funcionales), podría ser la responsable. Parece comprobado que la ingesta de estos alimentos mejora los niveles de colesterol HDL12 y explicaría algunos de los beneficios cardiovasculares, aunque podrían contribuir otras acciones, como los efectos antiinflamatorios, la mejoría en la reactividad vascular o la disminución del estrés oxidativo13,14.
La utilización de una encuesta nutricional simple puede permitirnos identificar fácilmente los grupos de alimentos saludables menos consumidos por cada paciente en concreto, que de otra manera podrían no ser reconocidos en una entrevista clínica habitual, y posibilitaría insistir específicamente en el consumo de éstos. Sin embargo, no deberíamos olvidar que probablemente es mejor analizar el patrón dietético global que cada grupo alimenticio en particular, ya que se podrían ignorar importantes interacciones entre los diferentes integrantes de la dieta15. Considerando las enseñanzas de los intentos fallidos en proponer dietas estrictas a pacientes obesos16,17, simplificar estas recomendaciones con un mensaje claro podría facilitar su cumplimiento. Creemos que la práctica de este método por médicos que atienden a pacientes de alto riesgo vascular, no familiarizados con técnicas de nutrición, podría contribuir a mejorar a medio plazo el control lipídico.
Algunas de las limitaciones de nuestro estudio se relacionan con el cálculo del tamaño muestral, que se realizó para estimar cambios en los niveles de colesterol total, sin considerar que ya eran pacientes motivados que generalmente realizaban una dieta saludable y tratamientos hipolipemiantes. Sin embargo, inesperadamente, encontramos que la intervención dietética condujo a una elevación de los niveles de colesterol HDL, resultados muy atractivos teniendo en cuenta las limitaciones terapéuticas para lograr estos objetivos. La generalización de nuestros resultados a otro tipo de pacientes, o a la población general, es difícil de asumir, aunque es posible suponer un beneficio mayor en pacientes que no han recibido consejos nutricionales previos y no siguen medicación cardiovascular.
En conclusión, facilitar un consejo nutricional sencillo a pacientes con alto riesgo vascular en el ambiente hospitalario puede mejorar su perfil lipídico. Suministrar recomendaciones más complejas y extensas no parece ser más eficaz. Un mayor consumo de alimentos funcionales, cereales integrales y frutos secos podría relacionarse con una elevación del colesterol HDL. Estos hallazgos deberían confirmarse en estudios mejor diseñados que evaluaran su aplicabilidad a la práctica diaria.
FinanciaciónEste trabajo se ha realizado con una ayuda para la investigación de la Conserjería de Sanidad y Consumo de la Junta de Extremadura (SCSS0659).
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Damos las gracias a la Dra. Pilar Guijarro por su apoyo estadístico.
Alimentos y frecuencia de consumo
- 1.
¿Usa aceite de oliva para cocinar?
- 2.
¿Consume diariamente más de 4 cucharadas soperas de aceite de oliva, aliñando ensaladas o en comidas fuera de casa?
- 3.
¿Toma hortalizas y verduras al menos 6 días a la semana?
- 4.
¿Consume 3 o más piezas de fruta diariamente?
- 5.
¿Evita consumir carne roja y embutidos más de 2 veces a la semana?
- 6.
¿Evita consumir mantequilla, natas y derivados lácteos no desnatados más de 2 días por semana?
- 7.
¿Evita consumir bebidas azucaradas, como zumos industriales y refrescos no dietéticos?
- 8.
¿Bebe alcohol moderadamente? (hasta un máximo de 4 vasos de vino o cervezas a la semana)
- 9.
¿Consume legumbre 2 o más días a la semana?
- 10.
¿Toma pescado 3 días por semana?
- 11.
¿Evita consumir bollería industrial? (menos de 3 veces por semana)
- 12.
¿Consume nueces y frutos secos 2 o más días por semana?
- 13.
¿Consume un máximo de 3 huevos a la semana?
- 14.
¿Toma más de 2 días por semana arroz o pasta?
1 punto por criterio, 0 puntos si el criterio no se cumple. Puntuación máxima posible: 14 (respuesta positiva a los 14 grupos de alimentos).