Reproducimos hoy literalmente gran parte de la página editorial publicada en Clin Invest Ginecol Obstet. 2007;34:127
«Sobre la medicina pública catalana se ciernen desde hace años negros nubarrones que la están llevando por un tortuoso camino de creciente ineficacia y desprestigio. Eso le sucede a una sanidad que había sido modelo en el que se miraron tantos y tantos planes sanitarios de diversos lugares.
El común denominador que habitualmente viene a justificar ese progresivo deterioro lo constituye la insuficiente disponibilidad de recursos económicos.
En este aspecto parece imprescindible la incursión en algo tan elemental como es el análisis de la gestión que se lleva a cabo de los recursos disponibles. Resulta curioso que los responsables de la sanidad, a cualquier nivel, pocas veces presenten resultados de dicho análisis, y si lo hacen la mayor frustración cae sobre quien intenta aplicarles un mínimo de conocimientos y sentido crítico.
¿Alguien se ha detenido a analizar en profundidad el ¿rendimiento médico¿ ¿en términos de salud¿ de tanta ecografía, tanta RNM, tanta TAC y, en fin, tanta prueba exploratoria como hoy se esta utilizando?
La nueva ¿cultura médica¿, tanto de médicos como de pacientes, ha desplazado el prestigio del médico al prestigio de la máquina, hasta el punto que ya pocos médicos se atreven a diagnosticar sin el auxilio de los sofisticados medios tecnológicos de que se dispone, y ya casi ningún paciente acepta un diagnóstico que no esté basado en el resultado de alguna tecnología.
Todo ello ha conducido a un gasto desmesurado en utillajes y pruebas diagnósticas que, en muchas ocasiones, sería innecesario si se volviera a una medicina basada eminentemente en la clínica, a partir de una profunda modificación de la docencia de la medicina, de una revalorización del papel del médico y de la modificación de los hábitos de los pacientes.
La anterior propuesta no es de fácil ejecución, ya que demasiados intereses ¿económicos y de otros tipos¿ se hallan involucrados en el exponencial crecimiento de este modelo de moderna medicina.
Creo que sólo la eventual quiebra económica del sistema hará recapacitar a quienes tienen en sus manos la posibilidad de ir cambiando, poco a poco, la situación actual».
El recuerdo de esta página editorial tiene su fundamento en una reciente recomendación de la OMS referente al tema tratado, que ha tenido incluso una cierta difusión en la prensa nacional.
La actual crisis económica mundial, sin duda, se dejará también sentir en los diversos sistemas de salud, por lo cual los «expertos» de la OMS advierten que ha llegado el momento de tomar decisiones que eviten el deterioro a que se ven abocados. Entre esas decisiones señalan como fundamental la necesidad de invertir más en personal y menos en equipos sofisticados. Señala la periodista C. López, en un reciente artículo, que los «expertos» proponen «crear una unidad de crisis en los Ministerios de Sanidad que recoja y analice la información en tiempo real para poder elaborar estrategias que den respuesta a las necesidades de cada momento». La OMS apuesta por el diseño de medidas anticrisis, siempre contando con el apoyo de los sindicatos y de las organizaciones de consumidores. Añade más adelante que los «expertos» creen que es necesario revisar los planes y programas de desarrollo para «reducir la inversión en sofisticados equipos e infraestructuras» e incrementar el apoyo financiero al trabajo de los profesionales. La atención directa del médico y de la enfermera con los pacientes, dice la OMS, «puede suplir con creces la que proporcionan las máquinas, impregnando de humanidad la relación entre ellos».
Habrá sido necesaria la llegada de la crisis económica para que los «expertos» de la OMS den indicaciones concretas sobre algunos de los graves problemas de la medicina actual ¿que algunos venimos advirtiendo desde hace años¿ para que se tomen medidas para reproducir esta problemática.
Esperemos que los responsables políticos de la sanidad muestren la necesaria sensibilidad hacia las advertencias de la OMS.
