Hace unas semanas se recibió en la Redacción de nuestra publicación la carta de un colega dirigida al Director, en la que comentaba aspectos controvertidos de una página editorial.
Como es bien sabido, Clínica e Investigación en Ginecología y Obstetricia no dispone ni ha tenido nunca una sección dedicada a «Cartas al Director», como sucede en otro tipo de publicaciones periódicas, pues siempre se ha considerado que no es este el lugar ni la forma más idóneos para manifestar coincidencias o discrepancias de opinión. Por ello, la mencionada carta fue contestada a título de correspondencia privada, con el fin de dar cumplida respuesta al contenido de la misma y tal como corresponde a las elementales normas de cortesía.
A raíz del hecho comentado nos parece hoy oportuno explicitar algunas de las intencionalidades de la página editorial con que, número tras número desde hace 37 años, el Director de la publicación se dirige a sus eventuales lectores.
Los seguidores asiduos de Clínica e Investigación en Ginecología y Obstetricia han encontrado ahí nuestra opinión sobre variadísimos temas médicos y paramédicos, siempre bajo la exclusiva responsabilidad de quien suscribe la página editorial; opinión que no tiene por qué ser coincidente con la expresada en las diversas publicaciones de la Revista, por ser norma habitual de la misma aceptar todos aquellos trabajos que, sea cual sea su contenido o sus conclusiones, se adaptan a las normas de publicación y cumplen los requisitos exigidos por la correcta praxis médica y científica.
Aclaremos que, en general, la página editorial suele incidir en problemas de actualidad, totalmente resueltos unas veces, novedosos otras, muchos aún en discusión y, en ocasiones, con ánimo de despertar inquietudes e incluso avivar eventuales polémicas y controversias.
Intencionalidad esta última que consideramos hoy más necesaria que nunca, si cabe, dada la manifiesta deriva uniformadora que, a través de protocolos, dogmatismos y, en demasiados casos, intereses personalistas o de «gremio», van poco a poco invadiendo la práctica médica, con olvido de que la medicina no es una ciencia exacta sino que casi todo puede estar en permanente discusión, de acuerdo a los conocimientos de cada momento. Sobre todo, si se actúa con honestidad, se razona con reflexión y se funciona desde la humildad que nuestra profesión requiere.