Apreciados lectores y autores,
la pandemia del nuevo coronavirus marca sin duda un antes y un después en nuestro trabajo como profesionales de la salud. Las dificultades son muchas en nuestro trabajo y el cambio constante de los protocolos de actuación para prevenir los contagios nos estresan y crean incertidumbres. No es infrecuente escuchar entre nuestros colegas el agotamiento y cansancio tras tantos meses de restricciones y confinamientos más o menos selectivos. Queda claro que los sanitarios somos un punto clave en el manejo de la pandemia, no sólo por la atención de enfermos afectos de infección por el nuevo coronavirus, sino también porque no hay que olvidar que nuestras pacientes presentan otras patologías y otros problemas de salud que no podemos dejar a un lado. No obstante, el diagnóstico y tratamiento de otros problemas de salud se ha visto claramente deteriorado cuando los hospitales han estado o están repletos de pacientes con neumonías por coronavirus e incluso se han pospuesto durante muchas semanas la actividad quirúrgica electiva, incluyendo, por supuesto, procedimientos ginecológicos. Todo ello aumenta el estrés, incertidumbre y crea el reto de gestionar listas de espera quirúrgicas con las grandes dificultades que supone priorizar casos y buscar alternativas de tratamiento no quirúrgicas. Además, la nueva situación epidemiológica ha modificado nuestra labor como médicos ya que el teletrabajo y el contacto remoto de las pacientes se ha instaurado en nuestras consultas con la dificultad de comunicación consecuente con algunas pacientes. El contacto directo con nuestras pacientes, ver la expresión de sus caras, poder saludarse con un apretón de manos o un abrazo en algunos casos, y simplemente poder explorar una herida quirúrgica han desaparecido en muchas ocasiones y hemos tenido que adaptarnos a este cambio de praxis médica al que no estamos acostumbrados. Y además, sabemos seguro, que esta nueva forma de ejercer como médicos o sanitarios ha llegado para quedarse. Por ello, tras un monográfico sobre actualización de los procedimientos ginecológicos y obstétricos durante la pandemia en el número anterior, volvemos a la “nueva realidad” y no olvidamos el manejo de las patologías gineco-obstétricas comunes, quistes de ovario, hormonas tiroidales, histerectomías, complicaciones gestacionales, porque, aunque es cierto que en tiempos de pandemia hay que saber priorizar, tenemos que seguir atendiendo las demandas y afecciones de nuestras pacientes de la manera más eficiente posible. Este nuevo número incluye también dos revisiones de conjunto sobre el manejo de la dispareunia que nos ha parecido de gran interés y aplicabilidad práctica.
Esperamos y deseamos que todos ustedes sigan ejerciendo su profesión con ilusión y entusiamo a pesar de las dificultades que nos ha tocado vivir, y que la lectura de nuestra revista les permita desconectar, al mismo tiempo que actualizarse, sobre nuestra profesión. Porque no todo es coronavirus, por suerte.
Saludos cordiales y cuídense mucho durante esta segunda ola de la pandemia.