INTRODUCCIÓN
Listeria monocyitogenes es un bacilo grampositivo aerobio o anaerobio facultativo1,2, causante de la listeriosis y que se incluye en la lista de causas de abortos recurrentes3,4.
La listeriosis puede presentarse esporádicamente o en epidemias, y los alimentos contaminados son los principales vehículos de transmisión de la enfermedad2. En gestantes produce afectación fetal a través de la placenta o del canal del parto, lo que origina la enfermedad perinatal5,6.
Presentamos un caso de muerte fetal intraútero, con fiebre materna de origen desconocido; se halló L. monocytogenes en los hemocultivos practicados a la gestante.
Con ello se quiere poner de manifiesto la necesidad de practicar hemocultivos a gestantes con cuadros febriles sin causa aparente y de realizar búsquedas serológicas en abortadoras habituales.
CASO CLÍNICO
Paciente primigesta de 25 semanas de amenorrea, sin antecedentes ginecológicos de interés y embarazo controlado, que acude a urgencias por sensación nauseosa, malestar general y temperatura de 37,5 °C.
En la exploración obstétrica se aprecia cérvix sin modificar y altura uterina concordante con amenorrea. No se observa hidrorrea ni sagrado vaginal.
Se practica estudio ecográfico y se objetiva un feto con ausencia de vitalidad, de biometría compatible con 25 semanas, placenta normoinserta y líquido amniótico dentro de los parámetros de la normalidad.
La analítica presenta leucocitosis (38.600) con neutrofilia (93,2%) y dímero D positivo.
Se instaura tratamiento antibiótico intravenoso, y 7 h después tiene lugar el parto de un feto varón de 1.015 g y Apgar 0/0.
Los familiares rehusaron realizar la autopsia al recién nacido; el cultivo de líquido amniótico resultó estéril y los hemocultivos maternos presentaron colonización por L. moncytogenes.
DISCUSIÓN
El género Listeria incluye 8 especies muy extendidas en el medio ambiente. Se han aislado en el suelo, material vegetal en putrefacción, aguas residuales, pollo fresco y congelado, quesos, leche no procesada, desechos de los mataderos, así como en el tracto digestivo de humanos y animales asintomáticos2.
L. monocytogenes tiene importancia en clínica humana por producir la listeriosis, enfermedad poco frecuente, con una incidencia en Europa de 2-3 casos por millón de habitantes. En España se estima una incidencia de 0,5 por millón/habitantes/año1.
Sus cultivos pueden permanecer vivos y virulentos durante varios meses a la temperatura de laboratorio; resisten temperaturas de 56 °C durante 0,5 h, y son sensibles a los agentes químicos habituales1. Se ha aislado el bacilo en varias especies de mamíferos, aves, peces, crustáceos e insectos, aunque su principal hábitat es el suelo y la materia vegetal en descomposición. Desde aquí tiene muchas oportunidades de contaminar alimentos en distintos estadios de la cadena alimentaria; ésta es la vía la más frecuente por la que el ser humano adquiere la infección1,2,7.
La listeriosis se presenta de manera esporádica o en epidemias. En personas adultas, la listeriosis invasiva se manifiesta como bacteriemia o como meningoencefalitis, con una mortalidad elevada, de hasta el 30%. Son especialmente sensibles los pacientes de edad avanzada o con trastornos de la inmunidad, neoplasias hematológicas, trasplantes de órganos, colagenosis, diabetes mellitus y sida1,2,8.
En el embarazo se caracteriza por predominar en el tercer trimestre, aunque también es causa de abortos al inicio, y se incluye en la lista de la etiología de abortos recurrentes1,3,5.
La gestante puede presentar infecciones localizadas en el aparato genitourinario, vaginitis, cistitis, pielonefritis, que pueden ser subclínicas o manifestarse sólo por febrícula o infecciones generalizadas1,6,8. En otras ocasiones, aparecen fiebre elevada y dolor lumbar, y sólo puede dar el diagnóstico el hemocultivo. Esta infección subclínica evoluciona favorablemente para la madre; sin embargo, existe un riesgo fetal, y se produce un aborto o un parto pretérmino de un niño muerto o infectado1,2.
La tasa de infección neonatal varía entre 0,002 y 0,33 por 1.000 nacidos vivos al año en los países del norte de Europa1,7. Ésta se manifiesta de 2 maneras: una temprana, en forma de sepsis, con muy mal pronóstico (granulomatosis infantiséptica), y otra tardía que produce meningoencefalitis2. El feto también se puede contaminar a través del canal del parto. Presenta una alta tasa de mortalidad y puede dejar secuelas neurológicas.
No existen pruebas serológicas con una buena sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de la listeriosis. Sólo se puede establecer el diagnóstico de certeza cultivando el líquido amniótico y la sangre materna en los episodios febriles o en los tejidos de las pacientes afectadas1,2. Por ello, es recomendable la realización de amniocentesis o hemocultivos en las gestantes con cuadro febril de origen desconocido asociado o no con amenaza de parto pretérmino1,9.
No hay estudios prospectivos y controlados que establezcan el mejor tratamiento antibiótico. Actualmente se considera que las mejores opciones son la penicilina o la ampicilina, solas o asociadas a gentamicina, y es de gran importancia el empleo de dosis altas y la duración adecuada del tratamiento. En la actualidad, se considera que la combinación de trimetoprim y sulfametoxazol es la terapia alternativa en pacientes alérgicos a la penicilina1,2,8.
Se ha demostrado que el tratamiento antibiótico anteparto ha disminuido la morbilidad perinatal1.