Introducción
A pesar de que en España el índice de donación de cadáver es el mayor del mundo, el déficit de órganos para trasplante es cada vez mayor1. Para sufragar este déficit de órganos se está potenciando la donación de vivo. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de los centros trasplantadores españoles tienen abierto el programa de donación de vivo, en este momento es anecdótica en el total de la donación1. Mientras, en la mayoría de los países desarrollados de nuestro entorno existe una tendencia creciente a la donación de vivo, sobre todo renal2.
Posiblemente una de las barreras que impide el desarrollo de la donación de vivo sea la propia actitud de los profesionales sanitarios, que no siempre están a favor y, por lo tanto, no crean el clima social adecuado para su implantación3. Situación diferente de lo que ocurre en otros países, donde la donación renal de vivo entre los profesionales del trasplante renal está muy bien valorada4.
Por ello, uno de los aspectos que debemos mejorar es la actitud de los profesionales sanitarios hacia la donación renal de vivo, para crear un clima favorable en el que podamos conseguir que aumente la donación de vivo. En este sentido es fundamental conocer la actitud de los profesionales sanitarios hacia esta donación y los factores que la determinan para poder establecer estrategias adecuadas de promoción.
El objetivo de este estudio es analizar la actitud hacia la donación de vivo renal entre los médicos de un hospital con programa de trasplante de órganos sólidos de cadáver y con programa de donante renal vivo y analizar las variables que influyen en ella.
Material y método
Población en estudio
El estudio se llevó a cabo en un hospital de tercer nivel con programa de trasplante de órganos de cadáver (renal, hepático, pancreático y cardíaco) y de vivo (renal y hepático). Se realizó un muestreo aleatorio y estratificado por tipo de servicio entre el personal médico de los distintos servicios del hospital. El total de los profesionales seleccionados fue 369, y el estudio se realizó entre febrero y diciembre de 2003.
Encuesta de actitud y variables de estudio
La actitud hacia la donación de órganos se valoró mediante una encuesta validada en nuestro medio5-8. Para la distribución de los cuestionarios se contactó en cada servicio con el jefe de servicio o con un médico al que se explicó el estudio y fue el responsable de repartir la encuesta en los turnos seleccionados. El cuestionario fue repartido en el momento del comienzo de la jornada laboral, ya que eso permitía acceder simultáneamente a todo el personal seleccionado, que completó en ese momento el cuestionario (eran necesarios de 3 a 5 min para completarlo). La encuesta se completó de forma anónima y autoaplicada. El proceso fue coordinado por 2 sanitarios colaboradores de la Coordinación Regional de Trasplantes.
Se analiza como variable dependiente la actitud hacia la donación de vivo renal, tanto relacionada como no relacionada, y como variables independientes: a) edad; b) sexo; c) estado civil (soltero, casado y divorciado o viudo o separado); d) tipo de servicio según su actividad clínica (servicio quirúrgico, servicio médico, servicio maternoinfantil o servicio clínico central); e) situación laboral del encuestado (plaza en propiedad o contratado); f) actividad laboral en función de su relación con el proceso de donación y trasplante de órganos; g) experiencia personal (familiar o amigo) en relación con la donación o el trasplante de órganos; h) actitud hacia la donación de órganos de cadáver; i) realizar actividades prosociales de tipo voluntariado; j) haber hablado y discutido en la familia el tema de la donación y el trasplante de órganos; k) preocupación por la posible mutilación tras la donación; l) religión del encuestado (católico o no católico); m) actitud de la pareja hacia la donación y el trasplante de órganos; n) valoración por parte del encuestado de la posibilidad de necesitar un hipotético trasplante en el futuro; o) aceptación por parte del encuestado de un riñón de donante vivo en caso de necesitarlo en un futuro; y p) actitud hacia la donación hepática de vivo.
Estadística
Los datos fueron almacenados en una base de datos y analizados por el paquete estadístico SPSS 11.0. Se realizó estadística descriptiva de cada una de las variables, y para la comparación de las diferentes variables se aplicaron los test de la t de Student y de la χ2 complementadas con un análisis de residuos. Se aplicó el test exacto de Fisher cuando las tablas de contingencia tenían celdas con una frecuencia esperada < 5. Para la determinación y evaluación de riesgos múltiples, se hizo un análisis de regresión logística utilizando las variables que en el análisis bivariable dieron asociación estadísticamente significativa. En todos los casos, sólo los valores de p < 0,05 fueron considerados estadísticamente significativos.
Resultados
Actitud hacia la donación renal de vivo
El grado de respuesta al cuestionario fue del 93 % (345 recogidos válidos de los 369 seleccionados). De los encuestados, el 23 % (n = 80) está a favor de la donación de riñón de vivo tanto relacionada como no relacionada, proporción que asciende hasta el 90 % (n = 312) si la donación fuera relacionada. Del resto, el 4 % (n = 14) no aceptaría la donación renal de vivo y el 6 % (n = 19) restante está indeciso.
Si a los encuestados se les plantea la posibilidad de necesitar un trasplante alguna vez, observamos que el 54 % (n = 185) piensa que sí puede ser que lo necesiten, el 2 % (n = 6) cree que nunca lo necesitará y el 45 % (n = 154) duda de que alguna vez lo necesite. Además, cuando se plantea si uno aceptaría ser receptor de un riñón donado por un familiar, quienes lo aceptarían son el 56 % (n = 194), con un 16 % en contra (n = 54) y un 28 % de indecisos (n = 97).
Análisis bivariable de los factores que determinan la actitud
Al analizar las variables que influyen en la actitud hacia la donación renal de vivo relacionada (tabla I), no se objetivan diferencias por edad, sexo, estado civil, realizar actividades prosociales de tipo voluntariado o haber tenido una experiencia personal o familiar con el proceso de donación y trasplante de órganos. En cuanto a la actividad laboral, tampoco se objetivan diferencias por tipo de servicio ni por realizar una actividad laboral relacionada directamente con el proceso de donación y trasplante de órganos.
Del resto de las variables, sólo han mostrado asociación con dicha actitud creer que uno podrá necesitar un trasplante en el futuro (p = 0,018), de tal manera que los que creen que pueden necesitarlo están a favor en un 95 %, y aceptar en el futuro, si fuera necesario, un riñón de donante vivo familiar o amigo (p = 0,000). Así, el que lo aceptaría está a favor de la donación de vivo en un 96 %.
Por último, se objetiva una estrecha relación entre la actitud hacia la donación renal y hepática de vivo (p = 0,0001). Por el contrario, es de destacar que no es más favorable la actitud hacia la donación renal de vivo entre los que están a favor o en contra de la donación de órganos de cadáver (p = 0,267).
Análisis multivariable
Al realizar el análisis multivariable para valorar las variables con más peso en la actitud hacia la donación renal de vivo, obtenemos que es que el encuestado crea en la posibilidad de necesitar un trasplante en un futuro (odds ratio [OR] = 2,44) y en ese caso, la aceptación de un riñón de donante vivo (OR = 5,8) (tabla II).
Discusión
En España el gran desarrollo de la donación y el trasplante de cadáver ha dificultado el desarrollo de la de vivo, si bien en los últimos años se muestra una tendencia al desarrollo de este último, sobre todo si tenemos en cuenta que el trasplante renal de vivo es una clara alternativa, pues es éticamente aceptable por el bajo riesgo de la cirugía en individuos sanos donantes, y a que los resultados son mejores que con la de cadáver9-11.
En nuestro estudio vemos que en este momento el personal médico está realmente a favor de la donación renal de vivo, hecho que no estaba ocurriendo hasta ahora, si bien sí que se estaba describiendo una mejora progresiva de esa actitud3,12. Este hecho es muy importante, pues hay que tener en cuenta que para su desarrollo es fundamental que los profesionales sanitarios, y sobre todo el personal médico, fomenten la donación de vivo. Posiblemente las actividades de promoción mantenidas por la Organización Nacional de Trasplantes y las distintas coordinaciones autonómicas de trasplantes estén empezando a dar sus frutos y actualmente tengamos el clima sanitario adecuado para potenciar la donación de vivo. Si a esto añadimos que la población, sobre todo en áreas urbanas, presenta una actitud favorable hacia la donación de vivo5, tenemos el caldo de cultivo adecuado para poder desarrollar este tipo de donación.
Cuando analizamos las variables que influyen en la actitud hacia la donación renal de vivo, observamos que no influye ninguno de los factores psicosociales clásicos, ni siquiera la actitud del encuestado hacia la donación de cadáver. Esto lo diferencia en parte de los estudios poblacionales, donde sí se objetiva una relación clara con la actitud hacia la donación de cadáver5.
Como ocurre en la actitud hacia la donación de cadáver13,14, son fundamentales los sentimientos de reciprocidad. Por ello, cuando el encuestado cree que él mismo puede ser subsidiario de un trasplante y cuando él mismo aceptaría una donación renal de vivo, las posibilidades de que esté a favor de dicha donación se disparan.
Además, también hemos observado una firme relación entre las actitudes hacia la donación renal y hepática de vivo, tanto para una donación relacionada como para una no relacionada7,8. Parece claro que el principal problema en la donación de vivo es aceptarla, es decir, aceptar que la extirpación de un órgano a una persona sana es justificable para mejorar la calidad de vida de otra persona o, en determinados casos, salvar su vida. Una vez aceptada esta premisa, la actitud es favorable hacia cualquier donación de vivo planteada con tales fines.
Esta predisposición tan favorable del personal médico es similar a la descrita en otros países con altas tasas de donante vivo15-17, lo cual hace presagiar un aumento de la donación renal de vivo en nuestro país. Además, esos profesionales deben actuar como fuente de promoción de la donación de vivo, sobre todo en las áreas poblacionales más reacias5. Sin embargo, actualmente esta potencial buena actitud no se traslada a la petición. Así, Arias et al3 muestran, en una encuesta en 35 hospitales a nefrólogos sobre su actitud hacia la donación de vivo, que algo más de la mitad de los centros (54 %) opinan que únicamente se debe plantear esta opción a algunos pacientes (casos especiales, fundamentalmente pacientes con mucho tiempo de espera para trasplante de cadáver), y aunque la gran mayoría de los hospitales consultados no pone objeciones al trasplante renal de donante vivo, no lo plantean de forma sistemática.
La donación de vivo supone una fuente potencial de órganos que aún tenemos que desarrollar en España. En otros países, como Estados Unidos, ya hay un alto número de trasplantes renales de vivo, pues la aceptación del donante vivo es buena. Incluso la actitud hacia los donantes no relacionados es también muy positiva. Así, en una encuesta realizada en los 127 centros de trasplante de Estados Unidos, en la que se preguntaba por sus opiniones y prácticas con respecto a la donación de riñón de vivo no relacionado, el 64 % respondió afirmativamente18.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que es un proceso multifactorial en el que la actitud favorable de la población5 y los sanitarios es una premisa fundamental para poder conseguir buenos resultados, pero no la única19. Hay que tener en cuenta otros factores, como la actitud de los pacientes en lista de espera20. Así, esta situación es totalmente diferente en España que en otros países, pues aquí la alta tasa de donación de cadáver hace que los pacientes sean reacios a someter a un familiar a una "mutilación", como implica la donación de vivo, pudiendo tener un órgano de cadáver20, aunque la realidad confirma que dicha disponibilidad de órganos no es tan grande como debería1. No debemos abandonar la actividad formativa de los médicos o la población, pues se ve que conforme la información es mayor van desapareciendo los miedos y aumenta la predisposición real a donar en vida21-23.
Por último, hay que recordar que lo fundamental es potenciar la donación de cadáver y luego centrarnos en la donación de vivo, el incentivo económico a los donantes, etc.24. Así, cuando analizamos la situación de otros países donde se ha desarrollado la donación de vivo, vemos que algunos están igualando a España en el trasplante renal, pero a su vez están generando un importante volumen de población sana, joven y monorrena, lo que no se produce en nuestro país.
En conclusión, la actitud hacia la donación de vivo renal entre el personal médico de un hospital trasplantador es muy favorable, por lo que puede ser una pieza de promoción importante en este momento, cuando las autoridades sanitarias españolas están intentando potenciar la donación de vivo renal.
No existe conflicto de intereses.
Correspondencia: Dr. A. Ríos-Zambudio.
Avda. de la Libertad, 208. 30007 Casillas. Murcia. España.
Correo electrónico: ARZRIOS@teleline.es
Recibido el 13-12-2006; aceptado para su publicación el 2-2-2007.