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Inicio Economía Informa In memoriam: Augusto Graziani (1933-2014)*
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Vol. 2014. Núm. 385.
Páginas 84-87 (marzo - abril 2014)
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In memoriam: Augusto Graziani (1933-2014)*
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Riccardo Bellofiore**
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La teoría económica con la muerte de Augusto Graziani, el pasado 5 de enero, perdió uno de los últimos representantes teóricos de la tradición italiana original que se desarrolló en el periodo posterior a la Segunda guerra mundial. Este economista se distinguió por su habilidad de realizar contribuciones críticas y originales y por su oposición al enfoque económico tradicional, por estar sustentado en un fuerte conformismo. Su trabajo fue fundamental en muchos tópicos, aquí lo recordaremos en uno de los temas altamente recurrentes en sus trabajos que fueron macroeconomía monetaria, política económica, economía del desarrollo, disparidades regionales e historia del pensamiento económico.

Su participación en la tradición italiana, al igual que de otros grandes economistas como Sylos Labini, Napoleoni, Pasinetti, Garegnani, Caffè, Lombardini, fue clara desde un principio, por estar inexorablemente ligadas a la teorización de los problemas actuales e íntimamente ligadas a la historia del pensamiento económico. El estudio de autores que le antecedieron fue fundamental para mostrar la naturaleza de la problemática de la corriente de pensamiento económico dominante, permitiéndole abrir nuevas perspectivas para enfrentar los verdaderos problemas económicos y sociales.

Su visión histórica sobre la teorización económica resultó peligrosa porque revela que la economía no es una disciplina de un paradigma único, sino que es objeto de disputa de paradigmas múltiples. Obviamente, lo anterior convirtió a Graziani no sólo en un defensor de la disciplina de la historia del pensamiento económico sino también en propulsor de su enseñanza, como materia obligatoria de los planes de estudios de economía. Esta postura provocó que fuera partidario de una visión herética de la enseñanza de la economía, la cual, según este autor, desde sus inicios debía ser estudiada de manera plural, con un enfoque no dogmático sobre los diferentes enfoques temas y objetos de estudio e investigación.

Quienes tuvieron la suerte de escuchar sus conferencias (apasionado al hablar, con su riguroso estilo anglosajón, acompañado de la cristalina claridad al escribir) o estudiar sus libros, fueron testigos que siempre alentó en sus alumnos una actitud activa, con espíritu crítico y, al mismo tiempo, ofrecía una perspectiva original y heterodoxa de la disciplina económica.

La originalidad de Graziani en la tradición italiana y su contribución al disenso en el pensamiento económico se cristalizó en la Teoría del Circuito Monetario. Ésta fue formulada a fines de los años setentas y la perfeccionó en la década de los ochentas del siglo pasado, en su seminario de Teoría Monetaria en Nápoles (en donde tuve la oportunidad de participar). Esta versión italiana de la teoría del Circuito Monetario tenía rasgos distintivos en comparación a las versiones francesas de Alain Parguez y Bernard Schmitt.

Éste autor concibió la macroeconomía como el estudio del capitalismo en tanto sociedad de clases, eminentemente monetaria, a diferencia de la corriente teórica dominante que estudia a la macroeconomía a partir de los microfundamentos. Graziani supuso que el comportamiento de los individuos debía ser deducido de las condiciones macrosociales de la reproducción. Sus principales fuentes de inspiración fueron Marx, Wicksell, Schumpeter, Kalecki y Keynes, no tanto por la “Teoría General” que centró la discusión del dinero en la forma de depósito de valor sino por el “Tratado del Dinero”, donde se mostró que el capitalismo es una economía monetaria de la producción.

Graziani entendió el dinero en tanto financiamiento para la producción y concibió al proceso económico como una secuencia de distintas fases en tiempo real, que estuvo en contraposición con el enfoque neoclásico de intercambios simultáneos. El dinero se introduce a la economía como poder adquisitivo, donde los bancos financian a la clase empresarial y permiten a las empresas desplegar el proceso productivo, las innovaciones que modelan la composición de la producción, fijan el ingreso y la distribución de la riqueza. Desde esta perspectiva, el dinero es totalmente endógeno y no neutral, no sólo en la depresión, sino también en el sistema después que “sale de la crisis”. El circuitismopropuesto por Graziani es un análisis positivo más que normativo y al igual que otras visiones afines (circuitismo francés o neo-chartalismo) fue resultado de la oposición al Keynesianismo estándar, el Monetarismo y la Nueva Macroeconomía Clásica, pero también de la insatisfacción de las visiones Neoricardianas y Marxistas y de las principales corrientes Post Keynesianas. Esta demás señalar que Graziani siempre se distanció del Nuevo Keynesianismo que fue una actualización de la Síntesis Neoclásica.

Graziani nació en 1933, en Nápoles, en el seno de una familia judía. Su abuelo, Augusto, era un profesor de economía, quien se trasladó de Módena a Nápoles en 1899. Su padre, Alessandro, fue profesor de Derecho y se vio obligado a jubilarse tempranamente por el régimen fascista italiano. Debido a las leyes raciales, Augusto Graziani no pudo asistir a la escuela y durante algunos años tuvo un tutor particular. Aprendió a tocar el violín hasta el 5° año en el Conservatorio (no hace mucho tiempo, unos pocos afortunados huéspedes en Nápoles disfrutaron de su dúo con Wynne Godley tocando el piano). Graziani se graduó en Nápoles en 1955, tiempo después se fue a la London School of Economics donde estuvo bajo la supervisión de Lionel Robbins y posteriormente fue al MIT y Harvard, donde conoció a Wassily Leontief y Paul Rosenstein-Rodan. A los 27 años, gano un concurso de profesor titular en economía, enseñó en Catania, Nápoles y Roma. Sus primeros escritos, a menudo fueron considerados como neoclásicos, reflejan su atención en los cambios estructurales y muestran un temprano divorcio con la teoría clásica. Escribió un libro en torno equilibrio económico general (1965) donde defendió la solidez lógica de Walras para destruir la relevancia para el capitalismo (esta crítica que extendió a los modelos macroeconómicos de equilibrios, entonces de moda). Su texto en torno al desarrollo de una economía abierta (1969) mostró cómo el dualismo italiano no se debió a las rigideces sindicales sino al modelo de acumulación dirigido por la estrategia exportadora, donde la soberanía de los productores se determinaba por la tecnología empresarial, las estructuras organizacionales, diferenciales de productividad, estructura de empleo y salarios relativos.

Graziani fue un intérprete lúcido de las contradicciones del desarrollo capitalista contemporáneo, especialmente italiano (zona sur y meridional – Mezzogiorno) y de Europa. Este autor mostro cómo las sucesivas y competitivas devaluaciones nunca fueron seguidas por políticas industriales y cómo el Sistema Monetario Europeo y el marco institucional de la moneda única dejaron a Italia en una posición subordinada, carente de motores autónomos para el crecimiento, donde los salarios y la condiciones de trabajo se convirtieron en las únicas variables de ajuste. Su teoría circuitista se convirtió en una crítica a la política económica donde mostró que los límites del ascenso en las tasas de interés bancarias en la década de 1970 (que ocultaba la plusvalía en las hojas de balance de los bancos), así como de los crecientes déficit presupuestarios del gobierno en la década de 1980 (que sirvió para prestar dinero “gratis” al sector empresarial), la política de altas tasas de descuento del Banco Central de Italia para atraer influjos de capital externo a finales de esa década (retrasando la hora de la verdad a 1992), lo cual, también sirvió para la subcontratación y los modelos “distritales”. También criticó las liberalizaciones y privatizaciones suicidas, el desmantelamiento de las industrias y de las grandes empresas. Graziani insistió en que el actual modelo estadounidense de consumo basado en deuda significó una transformación del circuito más no su obsolescencia.

Finalmente, recordamos que Augusto Graziani fue el Presidente de la Asociación Italiana de Economía (1998–2001) y Senador de la República Italiana (1992–1994) por el Partido Democrático de la Izquierda. Deja a su esposa Ángela y a sus dos hijas, Sandra y Rebecca, quienes le dieron dos nietos. El legado de Graziani es el de un intelectual “intempestivo”, comprometido con el cambio social y progresivo, enfrentándose a su propio tiempo, por consiguiente actuando sobre su espacio, para el beneficio del tiempo por venir.

Este obituario fue elaborado para publicarse originalmente en el boletín trimestral núm. 165, abril de 2014 de la Royal Economic Society. Expresamos nuestra gratitud a dicha Institución por autorizar su traducción para reproducir este trabajo en la revista Economía Informa.

Traducido por la Mtra Nitzia Vázquez Carrillo, profesora de la Facultad de Economía y estudiante del doctorado y revisado por la Dra. Noemi Levy Orlik, profesora de tiempo completo de la Facultad de Economía, unam y tutora del posgrado. unam.

Profesor definitivo de la Universidad de Bergamo, Italia.

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