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Vol. 391.
Páginas 69-84 (marzo - abril 2015)
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Vol. 391.
Páginas 69-84 (marzo - abril 2015)
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Informalidad y precariedad laboral en el Distrito Federal. La economía de sobrevivencia
Informal and precarious employment in the Federal District. The economy of survival
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2016
Roberto Bonilla Rodríguez
Profesor de asignatura de la Facultad de Economía, unam
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Cuadro 1. Informalidad y precariedad laboral en México, 2005-2013
Cuadro 2. Informalidad y precariedad laboral en el Distrito Federal, 2005-2013
Cuadro 3. Características relevantes de la ocupación en el Distrito Federal, 2005-2013
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Resumen

El propósito de este artículo es replantear el como la reestructuración económica, en la cual México está inserto desde hace tres décadas, ha traído como consecuencia más lacerante el estancamiento económico y que ello a redundado en la falta de empleo formal y la conformación de una enorme estructura ocupacional caracterizada por la informalidad y precariedad laboral. Es un primer acercamiento que busca desentrañar cómo esta situación se manifi en el espacio urbano del Distrito Federal, con la emergencia de una economía de sobrevivencia desde la cual una gran cantidad de población busca su reproducción social en condiciones informales y precarias. En lo que además se muestra la forma en que esta economía converge en la construcción social de espacios urbanos diferenciados.

Palabras clave:
Estancamiento económico
Empleo formal
Economía de sobrevivencia
Informalidad y precariedad laboral
Construcción social de espacios urbanos
Abstract

The purpose of this article is to rethink that economic restructuring, in which Mexico this insert for three decades, has brought more lacerating economic stagnation result and that this has led in a lack of formal employment and the conformation of a huge occupational structure characterized by informality and labor precariousness. It is a initial approach to unravel how this situation is manifested in the urban space of Mexico City, with the emergence of a survival economy from which a lot of people seeks their social reproduction in informal and precarious conditions. In what also shown the shape how this economy converges in the social construction of urban spaces differentiated.

Keywords:
Economic Stagnation
Formal Employment
Survival Economy
Informality and Labor Precariousness
Social Construction of Urban Spaces
JEL classification:
J15
J21
J23
J41
J64
Texto completo
Introducción

La pretendida integración de la economía mexicana a los circuitos de producción, comercialización y flujos de financiamiento global, iniciada con los ajustes estructurales de la década de 1980, ha sido marcada por un permanente estancamiento económico.

Esta parálisis económica ha tenido bastas y diferentes interpretaciones, entre las que se destacan: las que le consideran un resultado de la política de reestructuración económica basado en el modelo neoliberal de liberación comercial y con una alta regencia del mercado,1 además, por su sumisión al ciclo económico estadunidense y las políticas neoliberales de estabilidad macroeconómica;2 Otra que le considera resultado de la apertura comercial y la liberación financiera, realizada con políticas fiscales y monetarias restrictivas, que han tenido como objetivo principal la estabilidad de precios y la creación de condiciones de rentabilidad del capital financiero, sobre todo extranjero, pero que han resultado en la contracción del mercado interno, el aumento el déficit de comercial exterior, la afectación de la rentabilidad y la baja del financiamiento productivo (Huerta, 2004); la que hace énfasis en que el estancamiento se debe a los bajos niveles de ahorro e inversión, tanto pública como privada, al aumento del consumo de los estratos de población con ingresos medios y altos principalmente de productos de importación y sus efectos sobre la balanza comercial, así como a una política de sobrevaluación cambiaria y de manejo de la tasa de interés que solamente ha tenido como fin el control de la inflación (De María; Domínguez; Browm y Sánchez, 2013); otra interpretación insiste en que la causa fundamental del estancamiento ha sido desde hace cuatro décadas, y en el marco del desmantelamiento de la política industrial, el bajo nivel de inversión pública y privada y sus efectos sobre el financiamiento bancario, tanto para creación de infraestructura como de proyectos productivos (Moreno-Brid y Ros, 2010); e inclusive se afirma que, en esta misma línea de interpretación, el estancamiento económico no tiene solución en el corto plazo si se sigue considerando como única vía para potenciar el crecimiento la mayor liberación comercial y financiera, porque éstas medidas por si solas ya han demostrado su ineficiencia en el aumento de la productividad y la competitividad al no reactivar la inversión y el empleo en la economía del país (Ros, 2013).

Sea cual fuere la explicación de las causas del estancamiento económico, lo que es un hecho obvio es que ha llevado a la caída del Producto Interno Bruto (pib). Según cifras oficiales en el periodo 1982-2010 el pib sólo creció en promedio anual un 2.2%, mientras que en 1933-1981 fue de 6.1% (Heath, 2013:70); ello ha tenido como consecuencia más directa la falta de nuevos empleos, ya que en el periodo 1982-2010 la demanda de estos sólo fue satisfecha en una tercera parte, acumulándose un enorme déficit (Calva, 2012:12).

Estas condiciones económicas tienen como corolario el aumento de la desigualdad social en México, particularmente de la pobreza; la cual se acepta, en el discurso oficial, como un hecho innegable y cuya persistencia desde hace décadas ha obligado a la aplicación de programas para contrarrestarle, pero en cuya retorica se disfraza que el aumento de la pobreza no se ha detenido y que sólo se le mitiga, haciéndole con ello funcional a las fuerzas económicas, políticas y sociales dominantes (Villarespe, 2012:109-110).3

En el año 2012, eran 53.3 millones de mexicanos que estaban en situación de pobreza, cerca de cuatro millones más que en 2008, y de los cuales 11.5 millones eran pobres extremos, en esas circunstancias, sólo 20.0% de la población tenia condiciones satisfactorias de vida (Coneval, 2012).4 Pero la pobreza que se creía lacerante en el México rural atrasado ahora también lo es en las ciudades, ya que las personas del área urbana que con su ingreso no pudieron adquirir la canasta básica, o alimentaria, se incrementaron un 25.3% más que en la rural entre 2005-2013 (Coneval, 2014:6).

Es difícil negar que las ciudades, con una mayor complementariedad entre la aglomeración de población y las actividades económicas, ha logrado mejorar las condiciones de vida y haciendo más viable la integración a los circuitos mundiales de la producción, el comercio y los recursos financieros, no obstante, las ciudades también son el principal espacio de acción de la reproducción actual del sistema capitalista global, que en su frenética búsqueda regenera una mayor desigualdad social (Harvey, 2008 and Harvey, 2008 y 2013).

La relevancia de las ciudades mundiales ya ha sido evidenciada desde hace varias décadas, sin embargo, habrá que enfatizar que la reestructuración económica global ha cobrado características específicas en ciudades de países con poco desarrollo. En donde, a pesar de la prestancia que pueda tener la ciudad en la escala nacional e incluso continental, como es el caso de la ciudad de México, no deja de presentar condiciones de ciudades periféricas de los centros de decisión y poder mundial. Estas condiciones se resienten en las tendencias a la baja de la dinámica de crecimiento poblacional, en la caída de la actividad industrial y de su descentralización, en el crecimiento desproporcional del sector terciario y, sobre todo, en una actividad ocupacional caracterizada por una fuerte informalidad que agrava la desigualdad y la polarización social (Aguilar, 2006).5

En América Latina, desde un enfoque económico-estructural, la desigualdad y polarización social ha resultado en la emergencia de economías alternativas de la población que ha sido relegada de los circuitos formales de la ocupación y funcionamiento de la economía nacional, y por supuesto mundial,6 sobre todo, después del abandono de políticas de intervención del estado benefactor con el cambio al modelo económico neoliberal y de las reformas para instituir las reglas del trabajo flexible y la subocupación (Quijano, 2011).7

Por otra parte, desde un enfoque socioespacial, ello ha resultado desde tiempo atrás en la marginalidad social y la exclusión-vulnerabilidad y más ahora se habla de segregación urbana o residencial, como indicadores de la ubicación económica y socialmente desigual de los diversos y diferentes grupos en el espacio urbano (Aguilar y Mateos, 2012). Igualmente, se destaca que la desigualdad social se manifiesta en una fuerte diferenciación de los espacios urbanos locales, entre los globalizados y los que, por el contrario, son desarticulados y fragmentando en espacios no globalizado (Santos, 2000 y Kozak, 2011).

En este escrito, sólo se exponen algunas evidencias de que en el contexto nacional y particularmente en el Distrito Federal, la falta de empleo formal8 y digno, al que tiene constitucionalmente derecho la población,9 ha sido compensado insustancialmente por la enorme cantidad de personas que realizan actividades económicas en la informalidad y la precariedad laboral. Asimismo, se revisa la importancia de este hecho como promisorio de la emergencia de una economía de sobrevivencia que es utilizada como una estrategia permanente de la población, y no sólo coyuntural como lo había sido en los momentos de mayor crisis económica, para obtener los ingresos de su reproducción social y no solamente en un nivel de subsistencia. Y en lo cual, se destaca que el salario mínimo en México es de los más bajos del mundo y no ha tenido un incremento real desde hace décadas, perdiendo su poder adquisitivo hasta situarse por debajo de la línea de la pobreza, desalentando la búsqueda de trabajo formal (Ciudad de México, 2014:7-28).10

Una economía de sobrevivencia que, a su vez, muestra evidencias de que la población organizada con base en las actividades informales y precarias, está confluyendo en la construcción social de espacios urbanos diferenciados y fragmentados del Distrito Federal.

Informalidad y precariedad laboral en México

En los datos del cuadro 1, con fuente en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE),11 se observa que en el periodo 2005-2013 la Población Desocupada (PD) aumentó en casi 75.0% y que su tasa de participación llegó a 4.6% en 2013.12 No obstante, se enfatiza oficialmente que esta tasa se encuentra en los parámetros pertinentes para la economía ya que incluso fue menor a la de otros países desarrollados (Heath, 2013:86).

Cuadro 1.

Informalidad y precariedad laboral en México, 2005-2013

Población en edad de trabajar (14 años o más)  200520132005-2013
  Número  Número  Variación  tc 
Económicamente Activa  44588057  58.3  52675784  59.6  8087727  18.1 
No Económicamente Activa  31866926  41.7  35650292  40.4  3783366  11.9 
Total  76454983  100  88326076  100  11871093  15.5 
Población ocupada
Ocupación Formal/1  15189684  35.2  18058176  35.9  2868492  18.9 
Ocupada en Informalidad Laboral/2  25854103  59.9  29561735  58.8  3707632  14.3 
Sector Informal  12255757  47.4  14023211  47.4  1767454  14.4 
Fuera del Sector Informal  13598471  52.6  15538749  52.6  1940278  14.3 
Total  43193116    50243443    7050327  16.3 
Población desocupada
Desocupada  1394941  3.1  2432291  4.6  1037350  74.4 
Disponible  4688706  10.5  6339469  12.0  1650763  35.2 
Total  6083647  13.6  8771760  16.7  2688113  44.2 
Población con ocupación precaria
Subocupada  2740171  6.3  4105581  8.2  1365410  49.8 
En condiciones críticas  5747276  13.3  5990023  11.9  242747  4.2 
Ocupada parcialmente  2561848  5.9  3546053  7.1  984205  38.4 
Total  11049295  25.6  13641657  27.2  2592362  23.5 

Notas:

/1 Este dato no existe en la enoe y se tomó del número de trabajadores con acceso a la salud, en donde no se cuenta a los dependientes económicos ni a los que tengan seguro popular.

/2 Este dato absoluto se calculó con base en su tasa de participación del número total de po que da la enoe.

Fuente: inegi, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, enoe, cuarto trimestre de 2005 y 2013, (consulta varias fechas de marzo-julio de 2014), disponible en: [http://www3.inegi.org.mx/sistemas/infoenoe/default_conapo.aspx?s=est&c=26227&p=].

Y en efecto, la problemática del desempleo no parece tan grave si se considera que el 95.4% de la Población Económicamente Activa (PEA), o sea poco más de cincuenta y dos millones de personas, se encontraba ocupada en 2013, pero el asunto es que este indicador tan alto de la Población Ocupada (PO) oculta de muchas maneras que el nivel pertinente de desempleo, y el consecuente déficit de empleo formal, ha sido cubierto por la emergencia de una estructura de informalidad en el trabajo de enormes dimensiones en todo el periodo.

Esta estructura laboral ya no sólo se refiere al Sector Informal (SI),13 sino que ahora incluyen actividades que se realizan fuera de este sector en condiciones también informales. A estas actividades económicas se le denomina Informalidad Laboral (IL) y se le define como: “el conjunto de actividades económicas realizadas por los individuos que, por el contexto en el que lo hacen, no pueden invocar a su favor el marco legal o institucional que corresponda a su inserción económica” (INEGI, 2014c:5), pero lo más relevante es que funciona como una forma de vinculación laboral fuera de nomina que permite eludir contribuciones patronales, tanto de empresas o instituciones públicas y privadas, y que tiene como consecuencia para los trabajadores el que no puedan hacer efectivos sus derechos laborales formales ni tener acceso a las instituciones de salud (INEGI, 2014c 10).

La relevancia de la IL se muestra claramente en que aglutina casi 60% de la PO tanto en 2005 como en 2013, en que creció en más de tres millones y medio en el periodo hasta sumar casi los treinta millones de personas al final y en que este aumento es un 63.7% mayor que el que tuvo la ocupación formal (Cuadro 1).14

Los datos del cuadro 1, también muestran otra parte del encubrimiento del desempleo y de la falta de empleo formal y digno con la gran cantidad de personas que se ocuparon en condiciones precarias. Un indicador de ello es el que se refiere a la Población Sub-ocupada (PS), definida como las “Personas ocupadas con la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite” (INEGI, 2014b), que en el periodo 2005-2013 aumentó casi 50.0% hasta sumar un poco más de cuatro millones en el último año. Otro indicador es el de la Población Ocupada Parcialmente (POP), que “es la ocupada que trabajó menos de 15 horas en la semana de referencia” (INEGI, 2014b), la cual creció en casi 40.0% en el periodo y llegó a un poco más de tres y medio millones de personas en 2013. Un último indicador es el de la Población Ocupada en Condiciones Críticas (POCC), definida como la que “se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos” (INEGI, 2014b), que si bien no registró un gran aumento en el periodo, no obstante, en números absolutos son casi seis millones de personas en el año inicial y final. De este modo, en condiciones precarias se ocuparon en 2005 poco más de once millones de personas y en 2013 poco más de trece y medio millones, participando en ambos casos con un poco más de la cuarta parte de la PO.

Entonces, si se suma la población ocupada tanto en informalidad como en precariedad laboral resulta que en 2005 fueron cerca de treinta y siete millones y que en 2013 fueron un poco más de cuarenta y tres millones, representando de manera inusitada 85.4% y el 86.0%, respectivamente en cada año, de la PO. Con ello, se puede inferir que sólo alrededor del 15.0% de las personas que se ocuparon lo hicieron en un trabajo estable y formal, porcentaje que es menos de la mitad de los que cuentan con un empleo formal (Cuadro 1).

En cuanto a la manera de contar el desempleo, resulta que en la Población No Económicamente Activa (PNEA) se hace referencia a una parte de ésta como Disponible, esto es, son las “Personas que en la semana de referencia no trabajaron, ni tenían trabajo, ni buscaron activamente uno, por considerar que no tenían oportunidad para ello, pero tienen interés en trabajar” (inegi, 2014b), la importancia del hecho es que a estas personas no se le cuenta como desempleadas cuando objetivamente están en esa condición por lo que, y desde una visión no oficial, se les puede considerar como en desempleo disfrazado (Heath, 2013:90). Y es que contando a la pnea Disponible, como se hace en el cuadro 1, la población desocupada se incrementaría en poco más del triple en 2005 y dos y media veces más en 2013, mostrándose así la presencia lacerante del desempleo.

En resumen hasta aquí, el tamaño de la informalidad y precariedad laboral, es resultado de la falta de empleo formal y digno y, consecuentemente, del desempleo, es una problemática de emergencia nacional producto de las condiciones estructurales de estancamiento de la economía mexicana, que se trata de ocultar y distorsionar con el manejo poco claro de los datos (Calva y Salazar, 2012).15

Informalidad y precariedad laboral en el Distrito Federal

En este escenario nacional referido es en el que se enmarca la problemática del empleo, desempleo e informalidad laboral, en el Distrito Federal, así como de la emergencia de la economía de sobrevivencia. En ello, habrá que tener en cuenta estas cuestiones específicas: 1) que en las últimas tres décadas, su dinámica de crecimiento demográfico se ha detenido casi por completo;16 2) que ha perdido jerarquía económica como centro dinámico y concentrador; 3) pero que aún así, es el espacio más representativo de la reestructuración de la economía mexicana y de su impacto laboral en el ámbito urbano y regional.17

Los datos del cuadro 2, muestran unas condiciones urbanas en las que, y como resultado de lo señalado en los dos primeros incisos del párrafo anterior, en el Distrito Federal la tasa de crecimiento de la PEA, la de PO y la del empleo formal, son muy bajas con respecto a las nacionales en 2005-2013, pero en donde la tasa de PD llega a ser mucho mayor y se mantiene la relevancia de la informalidad y precariedad laboral.

Cuadro 2.

Informalidad y precariedad laboral en el Distrito Federal, 2005-2013

Población en edad de trabajar  200520132005-2013
(14 años o más)  Número  Número  Variación  tc 
Económicamente Activa (pea4236799  60.2  4439407  61.7  202608  4.8 
No Económicamente Activa (pnea2802111  39.8  2759271  38.3  -42840  -1.5 
Total  7038910  100  7198678  100  159768  2.3 
Población ocupada
Ocupación Formal/1  1754054  43.5  1804240  43.0  50186  2.9 
Ocupada en Informalidad Laboral/2  2085493  51.8  2134692  50.8  49199  2.4 
Sector Informal  1242785  59.6  1245201  58.3  2416  0.2 
Fuera del Sector Informal  842708  40.4  889491  41.7  46783  5.6 
Total  4029861    4199834    169973  4.2 
Población desocupada
Desocupada  206938  4.9  239573  5.4  32635  15.8 
Disponible  448487  10.6  473912  10.7  25425  5.7 
Total  655425  15.5  713485  16.1  58060  8.9 
Población con ocupación precaria
Subocupada  285176  7.1  307056  7.3  21880  7.7 
En condiciones críticas  361518  9.0  395036  9.4  33518  9.3 
Ocupada parcialmente  195571  4.9  217883  5.2  22312  11.4 
Total  842265  20.9  919975  21.9  77710  9.2 

Notas:

/1 Este dato no existe en la enoe y se tomó del número de trabajadores con acceso a la salud, en donde no se cuenta a los dependientes económicos ni a los que tengan seguro popular.

/2 Este dato absoluto se calculó con base en su tasa de participación del número total de po que da la enoe.

Fuente: inegi, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, enoe, cuarto trimestre de 2005 y 2013, (consulta varias fechas de marzo-julio de 2014), disponible en: [http://www3.inegi.org.mx/siste-mas/infoenoe/default_conapo.aspx?s=est&c=26227&p=].

En el caso de la IL, su número de personas fue de un poco más de dos millones tanto en 2005 como en 2013, representando en ambos casos un poco más de la mitad de PO. De manera muy peculiar, se destaca que en el periodo 2005-2013 casi la totalidad de su crecimiento se debe a la ocupación fuera del SI, es decir, se manifiesta claramente que la población esta diversificando su actividad económica informal, comúnmente ligada a los hogares (en lo que se incluye el trabajo domestico remunerado y la agricultura de subsistencia o autoconsumo), dirigiéndose ahora a la informalidad laboral en actividades como el comercio fijo y ambulante en la vía pública y en empleos o contrataciones ejercidas vía empresas formales pero que no les evita la informalidad de su actividad, asimismo, en actividades agropecuarias del ámbito rural que siguen permaneciendo en el distrito Federal y que ya no son sólo de subsistencia o autoconsumo.18

La otra cara de esta diversificación laboral, como ya se describió en el caso nacional, es la población que laboró en condiciones precarias, ya que la PS, la POCC y la POP, en conjunto aumentaron cerca de 10.0% en el periodo, representando una cuarte parte del total de PO tanto en 2005 como en 2013 (cuadro 2). En otros términos, los datos de la PEA del Distrito Federal muestran que de su aumento en el periodo 2005-2013, 84.0% se logro emplear en alguna actividad, no obstante, si sumamos la que se empleo en informalidad como en precariedad laboral, resulta que en estas condiciones estaban tres cuartas partes de la PO en 2005 y en 2013. Haciendo elocuente la importancia que cada vez más ello tiene en la reproducción social de una gran cantidad de personas.

En el caso de la pd, tiene una tasa de participación de 4.6% en 2013, que es más alta que la nacional, aumentando 15.8% en el periodo, ahora bien, si se reconsidera el hecho de que la pnea disponible se debe de contar como desocupadas, entonces, el número de personas en esta condición sería tres veces más grande en 2005 y en 2013 (cuadro 2).

Para evidenciar más la manera en que se presenta la informalidad y precariedad laboral, véanse los datos del cuadro 3 que refieren a los trabajadores independientes: estos son los que realizan su actividad “por propia iniciativa y bajo su responsabilidad (…) solo o con la colaboración de su familia sin acuerdo de retribución monetaria”, así como los son empleadores si se “utiliza de manera regular al menos un trabajador remunerado en la conducción de su negocio” (INEGI, 2014c:18). Estos trabajadores aumentan en número en el periodo 2005-2013 y rebasan el millón de personas, siendo cuatro quintas partes de trabajadores independientes por cuenta propia, que se puede considerar como autoempleo, y representando cerca de una cuarta parte de la po en el año inicial y final del periodo (Cuadro 3). Por sus condiciones productivas de escasa monta, la mayoría seguramente esta inserta en la informalidad laboral en el sector terciario, ya que en éste se ocupaba alrededor de 80.0% de la potanto en 2005 como en 2013 (INEGI, 2014a).

Cuadro 3.

Características relevantes de la ocupación en el Distrito Federal, 2005-2013

Población ocupada  200520132005-2013
  Número  Número  Variación  tc 
  4029861  100  4199834  100  169973  4.2 
Posición en la ocupación
Trabajador independiente  955216  23.7  1007805  24.0  52589  5.5 
Por cuenta propia  755900  79.1  808677  80.2  52777  7.0 
Empleador  199316  20.9  199128  19.8  -188  -0.1 
Trabajador subordinado y remunerado  2931681  72.7  3071840  73.1  140159  4.8 
Trabajador subordinado no remunerado  142964  3.5  120189  2.9  -22775  -15.9 
Acceso a salud y prestaciones/1
Con acceso a salud  1727203  58.9  1803369  58.7  76166  4.4 
Sin acceso a salud  1199543  40.9  1257885  40.9  58342  4.9 
No especificado  4935  0.2  10587  0.3  5652  114.5 
Con prestaciones  1956591  66.7  2069225  67.4  112634  5.8 
Sin prestaciones  960648  32.8  989954  32.2  29306  3.1 
No especificado  14406  0.5  12661  0.4  -1745  -12.1 
Unidades economicas/2
Micronegocios/3  1674829  41.6  1683217  40.1  8388  0.5 
Sin establecimientos  931396  55.6  950887  56.5  19491  2.1 
Con establecimientos  743433  44.4  732330  43.5  -11103  -1.5 
Pequeños establecimientos/4  775151  19.2  827729  19.7  52578  6.8 
Ambito agropecuario  19580  0.5  19857  0.5  277  1.4 

Notas: /1 Sólo incluye a los trabajadores subordinados y remunerados, ya sea con acceso a salud o con prestaciones.

/2 La Unidad Económica es la “Entidad (institución, empresa, negocio o persona) que se dedica a la producción de bienes, compra-venta de mercancías o prestación de servicios públicos y privados (inegi, Glosario enoe).

/3 Ocupan de 1 a 15 trabajadores en la industria, de 1 a 5 en el comercio y de 1 a 5 en los servicios (inegi, Glosario enoe).

/4 Ocupan de 16 a 50 trabajadores en la industria, de 6 a 15 en el comercio y de 6 a 15 en los servicios (inegi, Glosario enoe).

Fuente: inegi, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, enoe, cuarto trimestre de 2005 y 2013, (consulta varias fechas de marzo-julio de 2014) disponible en: [http://www3.inegi.org.mx/siste-mas/infoenoe/default_conapo.aspx?s=est&c=26227&p=].

En este escenario de alta participación del trabajo independiente, sobre todo en autoempleo, es obvio que también se destaque el papel de los micronegocios, ya que contenían un poco más de 40.0% del total de la po en 2005 y en 2013, estos se clasifican entre los que no tienen establecimientos fijos y los que si tienen, en los primeros se ocupa 55.6% de su total y su número absoluto de po es de cerca de un millón de personas en cada uno de los mismos años (Cuadro 3). Este dato es muy parecido al de trabajadores independientes, por lo que se puede inferir que en buena medida son el mismo contingente que aglutina a los comercios informales ambulantes y semifijos, así como toda la gama de vendedores y prestadores de servicios de puerta en puerta, en el Metro y en todo el trasporte público.

En cuanto a los micronegocios con establecimientos, se podría destacar el comercio y los servicios que ocupan de 1 a 5 personas, ya que en estas condiciones es factible la informalidad y precariedad laboral en actividades como la elaboración de comida, los servicios de aseo personal, los talleres automotrices y de reparaciones artículos del hogar.

Ahora bien, cabe destacar que el contar con un trabajo subordinado y remunerado no fue garantía de una mejor situación laboral, porque del total de trabajadores en esta condición sólo alrededor de 58.0% contaba con acceso a la salud institucional y, consecuentemente, apenas un poco más obtuvo prestaciones en los mismos años, en lo que se puede considerar como empleo formal (cuadro 3). Aún más, con datos de la enoe al respecto, se corrobora que doscientos mil de estos trabajadores dependientes y remunerados ganaban en 2013 sólo un salario mínimo, el cual mostró su insuficiente al no cubrir ni siquiera la canasta básica alimentaria de 56.5% de la po del Distrito Federal, y si se le suman los que ganan hasta dos salarios mínimos resulta que son un tercio del total (Ciudad de México, 2014:13).19

En resumen, y también a manera de conclusión, en este escrito se exponen aproximaciones sobre la problemática del desempleo real, aquel que no muestra los datos oficiales, y del efecto compensador que la informalidad y precariedad laboral tiene con la emergencia de la economía de sobrevivencia en la población del Distrito Federal. Cómo es que, con ello, se están recreando las condiciones para una mayor explosión de esta economía y de su tendencia a convertirse en un problema de muy difícil solución a menos que, en el corto y mediano plazo, se puedan crear los empleos formales necesarios y suficientes, así como que efectivamente se eleven sustancialmente los salarios mínimos.

Asimismo, cómo es que la economía de sobrevivencia cuando se integra en grupos está manifestándose en la construcción social de espacios delimitados y particulares como, por ejemplo, los tianguis de comercio informal, los mercados tipo Tepito y los de venta de autopartes usadas, e incluso de espacios en que persisten las actividades agropecuarias en varias delegaciones del Distrito Federal. Estos constructos sociales son muy diferenciados de otros cuyas actividades tienen una mayor integración con la economía mundial y el flujo de información, como son el corredor de Paseo de la Reforma de la ciudad de México y el megaproyecto comercial y financiero de Santa Fe en la delegación Cuajimalpa.20 O de otros construidos como emblemáticos de la urbanidad, porque integran usos de suelo habitacional y comercial que los hacen autosuficientes, multifuncionales y de alto nivel de vida como el Centro Comercial de Polanco, el Proyecto Antares, Parques Polanco, City Santa Fe y Torre Libertad en la calle de Reforma, que se les denomina “miniciudades” urbanas.21

Y es que, finalmente, la fragmentación del espacio urbano del Distrito Federal es resultado del aumento de las desigualdades sociales, es decir, es la expresión de la economía de sobrevivencia en la construcción social del espacio de la ciudad más relevante del país.

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Por ejemplo, véase Arturo Guillen, México hacia el siglo xxi. Crisis y modelo económico alternativo, Plaza y Valdés Editores/uam, México, 2000.

Por ejemplo, véase José Luis Calva,“La economía mexicana en recesión”, en Problemas del Desarrollo, vol. 32, núm. 126, Instituto de Investigaciones Económicas-unam, México, 2001.

En América Latina, estudios han demostrado que entre 1996-2006 se disminuyó la brecha en el ingreso en varios países como Argentina, Brasil, México y Perú, aminorándose la desigualdad y la pobreza, sin embargo, se concluye que las políticas públicas no han consolidado esta tendencia y la pobreza siguen siendo el principal problema de la globalización actual.Véase, Luis F. LópezCalva y Nora Lustig (compiladores), La disminución de la desigualdad en América Latina. ¿Un decenio de progreso?, fce, México. 2011.

Una persona es pobre cuando tiene al menos una carencia de entre: educación, salud, seguridad social, vivienda, alimentación e ingreso para adquirir los alimentos, bienes y servicios que requiere. Pero una persona esta en pobreza extrema cuando tiene tres o más estas carencias y porque además tiene un ingreso que, aunque quisiera, no le alcanza para adquirir lo necesario para tener una vida sana (Coneval, 2012).

Por supuesto que en ello habrá que tener muy en cuenta las condiciones específicas de cada proceso urbano, en el caso de México son de destacar las inadecuadas y/o insuficientes políticas de planeación urbana oficial porque han generado desorden urbano, irregularidad del uso del suelo y especulación inmobiliaria, conformándose una estructura urbana socialmente segregada y funcionalmente desarticulada en su territorio.Véase, Jean Bazant, “El dilema de la dispersión y compactación en el desarrollo urbano. Segregación espacial y desarticulación funcional en las ciudades mexicanas”, en Emilio Pradilla (compilador), Ciudades compactas, dispersas, fragmentadas, uam/Miguel Ángel Porrúa, México, 2011.

Es decir, persiste la desigualdad en los niveles de desarrollo de la estructura económica mundial, porque aun cuando el sistema capitalista ha sido el eje dominante e integrador de otras economías mercantiles, o modos de producción precapitalistas, ni con la globalización ha logrado su absoluta hegemonía y hoy día siguen existiendo economías alternativas y contra-hegemónicas (Quijano, 2011).

De estas economías alternativas hay mucha evidencia en América Latina, En general, se basan en la igualdad, la solidaridad, la reciprocidad y la protección al ambiente, y se clasificarse en: a) cooperativismo, que es la mayor expresión de la economía solidaria; b) economía popular, enmarcada en la informalidad y; c) alternativa ecológica de desarrollo económico. Existe una gran hibridación entre las tres, pero su principal diferencia es que mientras unas son una alternativa dentro de la economía de mercado capitalista, otras, por el contrario, contienen una propuesta anticapitalista políticamente radical (Santos, 2011; Coraggio, 2011).

La ocupación formal es el “Conjunto de actividades económicas realizadas por los individuos que por el contexto en el que lo hacen son capaces de invocar a su favor el marco legal o institucional que corresponde a su inserción económica, ya sea como trabajador independiente o subordinado. (inegi, 2014c:35).

En México, todo ciudadano tiene derecho a un trabajo digno con un salario mínimo “suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos” (Artículo 123 de la Constitución Política de los eum).

Un claro ejemplo de ello es que la Secretaria de Desarrollo Económico del DF emprendió, a inicios de 2014, el Programa para la Integración a la Economía Formal con el fin de eliminar el ambulantaje en el Metro y en el cual se gastaron 22 millones de pesos. Los resultados fueron un fracaso, ya que de dos mil inscritos sólo una cuarta parte terminó el curso y apenas 10 personas se integraron a un empleo formal. (En: http://www.eluniversal.com.mx/ciudad-metropoli/2014/impreso/gastan-22-mdp-en-).

Los datos de la enoe son desde 2005, porque es el año cuando se introduce el concepto de “Informalidad Laboral” que integra tanto a la población ocupada en el “Sector Informal” como a la ocupada en informalidad fuera de este sector, incluyéndose tanto al sector agropecuario como al no agropecuario (inegi, 2014c).

Para la enoe, la población desocupada son las “Personas que no estando ocupadas en la semana de referencia, buscaron activamente incorporarse a alguna actividad económica en algún momento del último mes transcurrido” (inegi, 2014b).

El Sector Informal no incluye al ámbito agropecuario y está conformado por “Todas aquellas actividades económicas de mercado que operan a partir de los recursos de los hogares, pero sin constituirse como empresas con una situación identificable e independiente de esos hogares” (inegi, 2014b).

El dato de ocupación formal no está en la enoe y se podría tomar del número que queda de la po después de restar la informalidad laboral, pero este dato es más alto que la po con acceso a la salud institucional por lo que se optó por considerar en la ocupación formal sólo a los trabajadores con acceso a la salud, ya que éste es el derecho más relevante de la formalidad laboral en México y la base para contar con otros derechos.

En estas condiciones, el país no está aprovechado el bono demográfico de contar con una mayoría de población en edad de trabajar respecto a la dependiente económicamente, porque además de la desempleada y en informalidad laboral otra cantidad se incorpora a la emigración internacional e, incluso, otra es reclutada por el crimen organizado, coadyuvando al permanente estancamiento económico del país (Calva, 2012:9-17).

Entre 1980-2010, la población creció en sólo 20 001 personas en el Distrito Federal, con tasas anuales de crecimiento de – 0.7% en 1980-1990; de 0.4% en 1990-2000 y de 0.3% en 2000-2010 (inegi, Censos Generales de Población y Vivienda, 1980, 1990, 2000 y 2010, disponible en Sistema para la Consulta de Información Censal www.inegi.org.mx, consulta 25 de noviembre de 2014).

Véase: Adrian Guillermo Aguilar, “La ciudad de México y su estructura policentrica regional”, en Adrian Guillermo Aguilar (coord.), Las grandes aglomeraciones y su periferia regional. Experiencias en Latinoamérica y España, conacyt/ig-unam/M.A. Porrúa/Cámara de Diputados-lix Legislatura, México, 2006.

Al respecto de esto último, en la delegación Milpa Alta la economía de sobrevivencia basada en la agricultura del nopal ha sido sustancial para la reproducción social de una gran cantidad de personas desde hace más de seis décadas (véase; Bonilla, 2014).

Las condiciones deprimentes del salario mínimo en México han motivado una discusión nacional (e incluso una disputa político-electoral). El 20 de diciembre de 2014, el grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (prd) presentó una iniciativa en el Congreso para incrementarle en un 200% en el lapso de seis años (en: <http www.eluniversal.com.mx.nacionmexico="" 014="" enadores-delprd-presenta-ir=""> ). </http>

Para conocer este último caso puede consultarse, Margarita Pérez, Ciudad, espacio y globalización,niversidad Iberoamericana, México, 2010.

Información aparecida en El Universal, 30 de septiembre del 2006, Sección Ciudad, p. 1.

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