A partir de los años ochenta, ha estado vigente en México un modelo económico que no ha podido impulsar un crecimiento económico sostenido. Las medidas tomadas por el gobierno, se convirtieron en su contrario. Los cambios impuestos por la nueva política, como la apertura de fronteras, la venta de las empresas paraestatales, la reducción de la inversión pública, la reestructuración productiva, mostraron escasa contribución al crecimiento y a la mejora del nivel de vida de la población. Así, a pesar del crecimiento de las exportaciones de bienes manufacturados, del aumento de la inversión extranjera directa (ied) e incluso del fortalecimiento de las grandes empresas multinacionales, no se ha logrado convertir a la manufactura en el motor que impulse la economía con un crecimiento capaz de disminuir el desempleo y diversificar los bienes exportados. El libro analizan algunos de los problemas por los que atraviesa la manufactura, y que son consecuencia de la aplicación de la política neoliberal. En la primera parte se analizan los factores principales que impiden o dificultan a la manufactura impulsar el crecimiento económico.
En la segunda, se estudian las experiencias exitosas del proceso de industrialización, durante el neoliberalismo, en tres países, Corea del Sur, China y Brasil. En el capítulo 1, Raúl Vázquez López hace una crítica a la apertura comercial indiscriminada y pretende describir la evolución de la productividad de las grandes divisiones y de las principales ramas de la manufactura mexicana en el periodo 1994–2008 e identificar el origen de los cambios observados. Tras repasar el marco teórico-conceptual del estructuralismo latinoamericano, en un segundo apartado, el autor estudia las características de la manufactura resultante de la apertura comercial. En el capítulo 2, María Luisa González, Armando Sánchez y Rafael Bouchain muestran con información estadística por qué las exportaciones de la maquila no tienen un efecto dinámico sobre el sector manufacturero y el producto interno bruto (pib). Los elementos que toman en cuenta son el comercio intrafirma, la inversión extranjera directa (ied), el empleo, el consumo intermedio (nacional y extranjero) y las remuneraciones a los trabajadores y empleados. Concluyen que el fracaso del modelo exportador de las maquiladoras representa la oportunidad de considerar el fomento del mercado interno. El capítulo 3, elaborado por María Luisa González, Ana Luisa González e Isabel Rueda, proporcionan una visión general del comportamiento del sector manufacturero en estos momentos de crisis, destacando aquellas ramas que han podido convertirse en exportadoras y las que no lo han hecho. Realizan un análisis de dos de las principales industrias exitosas en el modelo exportador, la automotriz y la de aparatos eléctricos y electrónicos; destaca el escaso impacto que tienen esas exportaciones sobre el resto de las actividades manufactureras.
Finalmente abordan la situación de la rama de Alimentos, bebidas y tabaco, y describe su comportamiento durante la crisis y el hecho de que se trate de una industria destinada a satisfacer el mercado interno. En la segunda parte del presente libro se presentan los trabajos sobre las diversas estrategias de industrialización de tres países: Corea del Sur, China y Brasil. El capítulo 4, elaborado por Bernardo Olmedo, analiza la experiencia y la contribución de la política industrial y tecnológica al desarrollo económico y manufacturero de Corea del Sur, como paradigma que ha logrado sortear tanto las limitaciones propias como las externas, a partir de una visión sui generis de política industrial y tecnológica que ha transitado desde inicios de los años sesenta hasta la actualidad. En el capítulo 5, Isabel Rueda Peiro hace una comparación entre la política económica seguida por China y México para desarrollar el sector industrial. En el capítulo 6, Irma Portos Pérez muestra algunos elementos que permiten conocer los rasgos distintivos del proceso industrial en Brasil durante los últimos años, y cómo aquella nación se ha insertado en la economía global, teniendo como base una política industrial a favor del crecimiento interno.
El autor busca responder a ¿la caída de la producción aceitera en México es un problema de falta de inversión o de agotamiento de los recursos geológicos en el subsuelo? Y señala que durante 2007-2008, cuando Pemex perdió el control de Cantarell, cuando el agua empezó a invadir sus pozos y las tasas de declinación se dispararon de 7 u 8 % para situarse arriba de 25%, en sólo un año, el problema se convirtió en un asunto de debate nacional. Ya para 2008 con la llamada Reforma Energética culminó con un conjunto de medidas tendientes a impulsar la producción petrolera, pero ésta continúa declinando. Advierte que no obstante que en la década pasada los recursos dedicados a exploración se duplicaron y el número de pozos perforados alcanzó cifras similares a las de los años del auge, no se han logrado descubrir yacimientos que permitan sostener las plataformas de producción y de exportaciones. En el libro se revisan los resultados de la aplicación de nuevas tecnologías de recuperación terciaria y mejorada en algunos grandes proyectos marinos y terrestres: se constata que los campos gigantes han entrado a su fase terminal y que ningún recurso ha permitido aminorar la tasa de declinación, pues sus curvas de producción están convirtiéndose en asintóticas, aunque desde luego no estamos frente a un agotamiento abrupto porque aún hay un importante potencial.
El autor explicar que el crudo se agota y la dotación geológica mexicana se ve cada vez más disminuida, si bien aún tenemos pequeñas áreas en crecimiento. La producción seguirá disminuyendo año con año, pero la renta petrolera, seguirá siendo cuantiosa, porque los altos precios aminoran los efectos en las finanzas públicas. Sin embargo, las exportaciones seguirán cayendo en volumen físico, pero si la élite que decide los ritmos y volúmenes de producción logra apresurar el diseño de algunos proyectos en curso, el próximo sexenio iniciará dos o tres proyectos que le permitirán prolongar, aunque muy disminuidos, los ingresos por exportaciones después del año 2020. En el libro se examinan tres sectores que integran la oferta actual y futura: 1) la situación de los campos gigantes y de los principales proyectos; 2) los resultados de la exploración en los últimos diez años, y 3) los programas de rehabilitación, optimización y “reentradas” a campos maduros.
En el capítulo 1 se examina la exploración en las aguas profundas del Golfo de México, sus éxitos y fracasos, las áreas más prometedoras y la actividad por el número de equipos en operación. El capítulo 2 contabiliza los resultados de la exploración en el territorio y las aguas someras durante el periodo 2000-2011, y se clasifican los nuevos campos con base en los criterios empleados en Estados Unidos. En el capítulo 3 se examina la situación de los campos gigantes, se intenta aplicar los criterios de la Agencia Internacional de Energía para medir y comparar su declinación. En el capítulo 4 se hace un rápido repaso de las experiencias sobre las “reentradas” en pozos cerrados, que permanecieron abandonados por décadas. Finalmente, en el capítulo 5 describimos las áreas que consideramos en crecimiento y se enumeran otras que podrían ser objeto de nuevas campañas de exploración en el futuro y se resumen los proyectos actualmente en fase de diseño que podría alcanzar su pico de producción entre los años 2020–2030. El autor enfatiza que las actividades petroleras deben seguir siendo objeto de estudio y escrutinio cotidiano. El petróleo, aun disminuyendo, seguirá siendo en este país un tema central en la economía, la política y las relaciones México-Estados Unidos.