covid
Buscar en
Endocrinología y Nutrición
Toda la web
Inicio Endocrinología y Nutrición Declaración de consenso del Grupo europeo sobre la orbitopatía de Graves (EUGO...
Información de la revista
Vol. 55. Núm. 8.
Páginas 356.e1-356.e13 (octubre 2008)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Visitas
19587
Vol. 55. Núm. 8.
Páginas 356.e1-356.e13 (octubre 2008)
Documento de consenso
Acceso a texto completo
Declaración de consenso del Grupo europeo sobre la orbitopatía de Graves (EUGOGO) sobre el tratamiento de la orbitopatía de Graves (OG)
Visitas
19587
Luigi Bartalenaa,
Autor para correspondencia
, Lelio Baldeschib, Alison Dickinsonc, Anja Ecksteind, Pat Kendall-Taylore, Claudio Marcoccif, Maarten Mouritsg, Petros Perrosh, Kostas Boboridisi, Antonella Boschij, Nicola Curròk, Chantal Daumeriel, George J. Kahalym, Gerasimos E. Krassasn, Carol M. Laneo, John H. Lazarusp, Michele Marinòf, Marco Nardiq, Christopher Neohc, Jacques Orgiazzir..., Simon Pearces, Aldo Pincheraf, Susanne Pitzt, Mario Salviu, Paolo Sivelliv, Matthias Stahlw, Georg Von Arxx, Wilmar M. WiersingayVer más
a Department of Clinical Medicine. University of Insubria. Varese. Italia
b Department of Ophthalmology. Academic Medical Center. Ámsterdam. Países Bajos
c Department of Ophthalmology. Royal Victoria Infirmary. Newcastle Upon Tyne. Reino Unido
d Department of Ophthalmology. University of Essen. Essen. Alemania
e Medical School. University of Newcastle Upon Tyne. Newcastle Upon Tyne. Reino Unido
f Department of Endocrinology. University of Pisa. Pisa. Italia
g Department of Ophthalmology. Orbital Center. Academic Medical Center. Ámsterdam. Países Bajos
h Department of Endocrinology. Freeman Hospital. Newcastle Upon Tyne. Reino Unido
i University Department of Ophthalmology. Ahepa Hospital. Tesalónica. Grecia
j Department of Ophthalmology. Université Catholique de Louvain. Cliniques Universitaires. Bruselas. Bélgica
k Department of Ophthalmology. University of Milan. Milán. Italia
l Cliniques Universitaires. Université Catholique de Louvain. Bruselas. Bélgica
m Department of Medicine I. Gutenberg University Hospital. Mainz. Alemania
n Department of Endocrinology. Panagia General Hospital. Tesalonica. Grecia
o Cardiff Eye Unit. University Hospital of Wales. Cardiff. Reino Unido
p School of Medicine. Llandough Hospital. Cardiff University. Cardiff. Reino Unido
q Department of Neuroscience. Section of Ophthalmology. University of Pisa. Pisa. Italia
r Department of Endocrinology. Centre Hospitalier Lyon-Sud. Lyon. Francia
s School of Clinical Medical Sciences. Newcastle University. Newcastle Upon Tyne. Reino Unido
t Department of Ophthalmology. Johannes Gutenberg-University. Mainz. Alemania
u Department of Medical Sciences. University of Milan. Milán. Italia
v Department of Ophthalmology. University of Insubria. Varese. Italia
w Department of Endocrinology. Solothurner Spitaler. Olten. Suiza
x Interdisziplinares Zentrum fur Endokrine Orbitopathie. Olten. Suiza
y Department of Endocrinology. Academic Medical Center. Ámsterdam. Países Bajos
Ver más
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Figuras (1)
Tablas (4)
Tabla 1. Tipos de evidencia y grados de las recomendaciones
Tabla 2. Ensayos clínicos aleatorizados de la metilprednisolona intravenosa frente a la prednisona oral
Mostrar másMostrar menos
Texto completo
INTRODUCCIÓN

La orbitopatía de Graves (OG) constituye un desafío importante tanto clínico como terapéutico1,2. La OG es un trastorno autoinmunitario y la manifestación extratiroidea más habitual y más importante de la enfermedad de Graves, pero puede ocurrir en pacientes sin un hipertiroidismo actual o previo (eutiroideos o enfermedad de Graves oftálmica) o en pacientes que son hipotiroideos debido a una tiroiditis autoinmunitaria crónica (Hashimoto)3,4.

Aunque la patogenia de la OG5-9 está más allá del ámbito de este documento, se llama la atención sobre la relación entre la órbita y el tiroides, que tiene implicaciones importantes tanto clínicas como terapéuticas. El tratamiento óptimo de la OG requiere un abordaje coordinado y dirigido tanto a la disfunción tiroidea como a la orbitopatía10,11.

La OG a menudo es leve y autolimitada y probablemente se esté reduciendo su frecuencia, con sólo un 3-5% de casos que representan una amenaza para la visión3,4. La aparición y el progreso de la OG están influidos por factores que son potencialmente controlables, como fumar cigarrillos, la disfunción tiroidea y la elección de las modalidades de tratamiento para el hipertiroidismo12,13.

El tratamiento inadecuado de los pacientes con OG parece estar muy extendido2. El objetivo de este documento es proporcionar una información práctica para el tratamiento de los pacientes con OG, tanto para los no especialistas como para aquellos con un interés especial y experiencia en este trastorno, y de esta forma mejorar el pronóstico de los pacientes con OG. Esperamos que el documento también sea útil para los enfermeros especialistas, los optometristas y los que estén implicados en funciones directivas y que proporcione un punto de partida para la valoración y la investigación.

En este campo son poco frecuentes los ensayos clínicos aleatorizados (ECA). El documento, por lo tanto, debe ser considerado una declaración de consenso, más que una directiva.

MÉTODOS

El grupo europeo en OG (EUGOGO, del inglés European Group on Graves Orbitopathy) está formado por un consorcio multidisciplinario de clínicos procedentes de centros europeos, que comparten el compromiso de mejorar el tratamiento de los pacientes con OG (www.eugogo.org). En noviembre de 2006 se formó un grupo de trabajo y se mantuvo su primera reunión.

Las discusiones posteriores tuvieron lugar por vía electrónica y en una reunión posterior en mayo de 2007. Después de la revisión, se sometió el documento a la European Thyroid Association (ETA) y a las páginas en internet de la European Society of Ophthalmic Reconstructive and Plastic Surgeons para una consulta más amplia. El documento se presentó en la Reunión anual de la ETA en Leipzig, Alemania, en septiembre de 2007.

Los artículos relevantes se identificaron por búsqueda en MEDLINE utilizando los términos oftalmopatía u orbitopatía de Graves, oftalmopatía u orbitopatía relacionada con el tiroides y enfermedad ocular tiroidea. La definición de los tipos de evidencia y el grado de recomendaciones utilizado se ajustan a los de la Agency for Health Care Policy and Research, actualmente Agency for Healthcare Research and Quality (www.ahrq.gov) (tabla 1).

Tabla 1.

Tipos de evidencia y grados de las recomendaciones

Nivel  Tipo de evidencia
Tipo de evidencia (basado en la Agency for Health Care Policy and Research [AHCPR 1992])
Ia  Evidencia obtenida por el metaanálisis de ensayos controlados y aleatorizados
Ib  Evidencia obtenida de al menos un ensayo controlado y aleatorizado
IIa  Evidencia obtenida de al menos un estudio controlado y bien diseñado sin aleatorización
Ilb  Evidencia obtenida de al menos otro tipo de estudio bien diseñado y cuasiexperimental
III  Evidencia obtenida por estudios descriptivos no experimentales bien diseñados, como estudios comparativos, estudios de correlación y estudios de casos y controles
IV  Evidencia obtenida por informes u opiniones de comités de expertos y/o experiencia clínica de autoridades respetadas
Grado  Niveles de evidencia  Descripción 
Grado de las recomendaciones, basado en la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ 1994)
Ia, Ib  Requiere al menos un ensayo controlado y aleatorizado como parte del cuerpo de literatura médica con buenas calidad general y coherencia dirigido a la recomendación específica 
IIa, IIb, III  Requiere la disponibilidad de estudios clínicos bien dirigidos, pero no de ensayos clínicos aleatorizados sobre el tema de la recomendación 
IV  Requiere la evidencia de informes u opiniones de comités de expertos y/o la experiencia clínica de autoridades respetadas. Indica la ausencia de estudios de buena calidad con aplicación directa 
Punto de buena práctica recomendado por el grupo de desarrollo del consenso.

Este artículo se ha publicado también en el número de marzo de la revista Thyroid.

RECOMENDACIONES

Remisión a una clínica combinada tiroidea ocular y valoración inicial

  • a.

    ¿Debe remitirse a todos los pacientes con OG a una clínica combinada tiroidea ocular10? (cuadro 1).

    • Todos los pacientes con OG, excepto los casos más leves, deben ser tratados por un médico con experiencia particular en el tratamiento de la OG o, mejor, ser remitidos a una clínica combinada tiroidea ocular para evaluación y tratamiento posterior.

    • Muchos pacientes con OG nunca llegan a la clínica combinada tiroidea ocular o son remitidos demasiado tarde para beneficiarse de los tratamientos2. Esta práctica no es deseable y puede ocasionar un resultado inadecuado y a veces la pérdida de la visión.

    • En el cuadro 1 se recomienda y se resume una herramienta simple1 para que los médicos generales evalúen a los pacientes.

    Herramientas para la remisión de pacientes con OG a una clínica combinada tiroidea ocular

    Los médicos de asistencia primaria, los médicos generales, los internistas generales y los especialistas sin experiencia particular en el tratamiento de una OG deben remitir a los pacientes con OG, a excepción de los casos más leves, a una clínica combinada tiroidea ocular para su evaluación y tratamiento (IV, C).

    Evaluación y criterios para la remisión recomendados por EUGOGO (IV, C):

    • Pacientes con antecedentes de enfermedad de Graves que no tienen síntomas ni signos de OG, no requieren evaluaciones oftalmológicas posteriores y no necesitan ser remitidos a una clínica combinada tiroidea ocular.

    • Los pacientes con presentaciones poco habituales (OG unilateral o OG eutiroidea) deben ser remitidos, aunque sus síntomas o signos sean leves, para hacer un diagnóstico exacto.

    • Todos los demás casos deben ser examinados según el protocolo indicado más abajo (IV, C), como habían recomendado previamente Wiersinga et al1.

    Remitir urgentemente ante cualquiera de los siguientes:

    Síntomas  Deterioro inexplicable de la visión 
      Conciencia de cambio en la intensidad o en la calidad de la visión del color en uno o en ambos ojos Antecedentes de ojo(s) que se "salen" repentinamente (subluxación ocular) 
    Signos  Opacidad evidente de la córnea 
      Córnea aún visible cuando los párpados se cierran 
      Inflamación de la papila óptica 

    Remitir no urgentemente ante cualquiera de los siguientes:

    Síntomas  Ojos anormalmente sensibles a la luz: molestias o deterioro en los últimos 1-2 meses 
      Ojos excesivamente arenosos y que no mejoran después de 1 semana de lubricantes tópicos 
      Dolor en o detrás de los ojos: molestias o deterioro en los últimos 1-2 meses 
      Cambio progresivo en el aspecto de los ojos y/o los párpados en los últimos 1-2 meses 
      El aspecto de los ojos ha cambiado y ha causado preocupación en el paciente 
      Visión de dos imágenes separadas cuando sólo debería haber una 
    Signos  Retracción palpebral molesta 
      Inflamación o enrojecimiento anormal del párpado(s) o de la conjuntiva 
      Restricción de los movimientos oculares o estrabismo manifiesto 
      Inclinación de la cabeza para evitar la doble visión 

    Se remite al lector a la tabla 1 para la explicación del sistema de graduación de las recomendaciones.

PROBLEMAS DEL TRATAMIENTO DE LA OG QUE DEBEN SER ABORDADOS TANTO POR ESPECIALISTAS COMO POR NO ESPECIALISTASTabaquismo y OG

  • a.

    ¿Está relacionado el tabaquismo con la aparición, la gravedad y la evolución de la OG? (cuadro 2).

    • Hay relación constante y firme entre el tabaquismo y la OG12-24.

    • Los fumadores sufren OG más graves14,15,17 que los no fumadores.

    • Se ha demostrado una relación dosis-respuesta entre el número de cigarrillos fumados a diario y la probabilidad de que se desarrolle una OG21.

    • El tabaquismo aumenta la probabilidad de evolución de una OG después de terapia con yodo radiactivo para el hipertiroidismo25-27.

    • Hay algunos indicios de que el tabaquismo retrasa o empeora los resultados de los tratamientos para la OG28,29.

    • Existen algunas pruebas retrospectivas de que el abandono del tabaco se relaciona con un mejor pronóstico de la OG19,21.

    Tabaquismo y OG

    Se debe informar a todos los pacientes con enfermedad de Graves sobre los riesgos del tabaquismo para la OG (IV, C) haciendo hincapié en los efectos dañinos del tabaquismo sobre:

    • El desarrollo de una OG (Ilb, B)

    • El deterioro de una OG preexistente (Ilb, B)

    • La eficacia de los tratamientos para la OG (Ilb, B)

    • El progreso de una OG tras el tratamiento con yodo radiactivo (Ib, A)

    Si el consejo solo es ineficaz, hay que considerar la remisión a las clínicas para dejar de fumar u otras estrategias para acabar con el tabaquismo (IV, C).

Tratamiento del hipertiroidismo en pacientes con OG

  • ¿Es importante la corrección de las disfunción tiroidea para la OG? (cuadro 3).

    • Los pacientes con una función tiroidea descontrolada (tanto hipertiroidismo como hipotiroidismo) tienen más probabilidad de tener una OG grave que los pacientes en eutiroidismo30-32.

    Tratamiento del hipertiroidismo y de la OG

    El eutiroidismo debe restablecerse inmediatamente y mantenerse estable en todos los pacientes con OG (III, B).

    Es imperativo el control frecuente del estado tiroideo (cada 4-6 semanas) en las fases iniciales del tratamiento cuando se esperan cambios en el estado de la tiroides (IV, C).

    Se debe ofrecer a los pacientes con una OG activa a quienes se haya administrado yodo radiactivo una cobertura profiláctica con esteroides (comenzando con 0,3-0,5 mg de prednisona/kg de peso corporal diarios por vía oral, 1-3 días después del yodo radiactivo y reduciendo progresivamente la dosis hasta su retirada unos 3 meses más tarde) (Ib, A). Períodos más cortos (1-2 meses) de terapia con glucocorticoides pueden ser igualmente protectores (IV, C).

    Los pacientes con una OG inactiva pueden recibir de forma segura yodo radiactivo sin cobertura esteroidea, en tanto se evite el hipotiroidismo (IIb, B), sobre todo si otros factores de riesgo de evolución de la OG, como el tabaquismo, están ausentes (IV, C).

  • b.

    ¿Hay alguna relación entre la modalidad de tratamiento del hipertiroidismo y la evolución de la OG?

    • La terapia con fármacos antitiroideos (FAT)27,30,33 y la tiroidectomía no afectan a la evolución de la OG26,34-36, aunque el papel de la segunda precisa de más estudios.

    • No se ha demostrado que algún FAT o régimen o algún tipo de tiroidectomía (total o subtotal) tenga ventajas en el pronóstico de la OG.

    • Los pocos ECA disponibles sobre los efectos de la terapia con yodo radiactivo en la OG muestran que una determinada proporción de pacientes (~15%) contraen una enfermedad ocular nueva o experimentan la evolución de una OG preexistente en los 6 meses después de la terapia con yodo radiactivo25-27. En un 5% de los pacientes, el empeoramiento se mantuvo al año y precisó de tratamiento adicional25. El riesgo está casi eliminado dando una tanda corta (~3 meses) de glucocorticoides orales (GC) tras la terapia con yodo radiactivo25,27 y evitando el hipotiroidismo después del tratamiento32. Una administración más corta de GC orales (1-2 meses) puede dar la misma protección.

    • El riesgo de exacerbación de una OG preexistente consecutiva a la terapia con yodo radiactivo es despreciable y la cobertura con esteroides puede evitarse en pacientes con enfermedad ocular inactiva, en tanto se evite el hipotiroidismo tras el yodo radiactivo37,38 y otros factores de riesgo para la evolución de la OG, como el tabaquismo28 y los valores elevados de anticuerpos contra el receptor de la tirotropina (> 7,5 UI/l)39, estén ausentes40.

OTRAS MEDIDAS SIMPLES QUE PUEDEN ALIVIAR LOS SÍNTOMAS

  • a.

    ¿Existen medidas sencillas y válidas que puedan aliviar parte de los síntomas de la OG? (cuadro 4).

    • Los síntomas de la exposición corneal (sensación de arenilla, lagrimeo y fotofobia) a menudo acompañan a la OG activa y pueden persistir si la retracción palpebral es grave. Tales pacientes se pueden beneficiar del uso de lubricantes3,4.

    • La pomada nocturna es muy beneficiosa para el cierre incompleto de los párpados, siempre que la córnea esté protegida3,4. De lo contrario será necesaria la intervención urgente.

    • Los prismas pueden controlar la diplopía intermitente o constante y dormir con la cabeza sobreelevada puede reducir la inflamación matinal de los párpados. Los diuréticos son muy poco útiles.

    • Las inyecciones de toxina botulínica pueden reducir la retracción del párpado superior41, pero este procedimiento debe realizarse en centros especializados.

    Medidas simples que pueden aliviar los síntomas de la OG

    Se recomienda el uso de colirios lubricantes durante el día y/o pomadas lubricantes durante la noche a todos los pacientes con OG que tengan síntomas de exposición corneal (III, B).

    Los pacientes con diplopía sintomática deben utilizar prismas ópticos si es necesario (IV, C).

    Se puede considerar la inyección de toxina botulínica para la retracción del párpado superior en centros que tengan experiencia con esta técnica (IV, C).

PROBLEMAS DE TRATAMIENTO DE LA OG QUE DEBEN TRATARSE EN CENTROS ESPECIALIZADOSGraduación de la gravedad y actividad de la OG

  • a.

    ¿Qué protocolo debe seguirse para una evaluación detallada de los pacientes con OG en los centros especializados? (cuadros 5 y 6).

    • La toma de decisiones sobre el tratamiento de los pacientes con OG requiere una evaluación detallada de los ojos, el conocimiento de la historia natural de la enfermedad, la perspectiva sobre el impacto de la OG en el paciente individual42 y la valoración de la eficacia y los efectos secundarios de las terapias.

    Valoración de la actividad y de la gravedad en la OG

    EUGOGO recomienda las siguientes valoraciones para los pacientes con OG en los centros especializados (IV, C), como han notificado anteriormente Wiersinga et al1:

    • a.

      Medidas de la actividad basadas en las características clásicas de la inflamación: la puntuación de la actividad clínica (PAC) es la suma de todos los elementos presentes43,44:

      • Dolor retrobulbar espontáneo

      • Dolor al intentar subir o bajar la vista

      • Enrojecimiento de los párpados

      • Enrojecimiento de la conjuntiva

      • Inflamación de los párpados

      • Inflamación de la carúncula y/o de los pliegues

      • Edema conjuntival

      • Una PAC = 3/7 indica una OG activa

    • b.

      Medidas de la gravedad:

      • Apertura de los párpados (distancia entre los márgenes del párpado en milímetros con el paciente mirando en posición primaria, sentado relajado y con fijación a distancia)

      • Inflamación de los párpados (ausente/equívoca, moderada, grave) (www.eugogo.org)

      • Enrojecimiento de los párpados (ausente/presente) (www.eugogo.org)

      • Enrojecimiento de la conjuntiva (ausente/presente) (www.eugogo.org)

      • Edema de la conjuntiva (ausente, presente) (www.eugogo.org)

      • Inflamación de la carúncula o de los pliegues (ausente, presente) (www.eugogo.org)

      • Exoftalmos (medido en milímetros utilizando el mismo exoftalmómetro de Hertel y la misma distancia intercántica para cada paciente individual)

      • Puntuación subjetiva de la diplopía (0 = sin diplopía; 1 = intermitente, es decir, diplopía en la posición primaria de la mirada, cuando se está cansado o al despertarse por primera vez; 2 = inconstante, es decir, diplopía en posiciones extremas de la mirada; 3 = constante, es decir, diplopía continua en posición primaria o leyendo)

      • Afección del músculo ocular (separación en grados) (www.eugogo.org)

      • Afección corneal (ausente/puntiforme, queratopatía/úlcera)

      • Afección del nervio óptico (agudeza visual con la mejor corrección, visión de color, papila óptica, defecto pupilar aferente relativo -ausente/presente-, más campos visuales si se sospecha compresión del nervio óptico)

    Clasificaciones de la gravedad en la OG

    EUGOGO recomienda la siguiente clasificación de pacientes con OG (IV, C):

    • 1.

      OG con amenaza para la vista: pacientes con neuropatía óptica distiroidea (NOD) y/o rotura corneal. Esta categoría requiere una intervención inmediata.

    • 2.

      OG moderada a grave: pacientes con OG con amenaza para la vista cuya enfermedad ocular tiene un impacto suficiente en la vida diaria para justificar los riesgos de la inmunosupresión (si está activa) o de la intervención quirúrgica (si está inactiva). Los pacientes con una OG moderada a grave habitualmente tienen uno o más de los siguientes: retracción palpebral ≥ 2 mm, afección de los tejidos blandos moderada o grave, exoftalmos ≥ 3 mm por encima de lo normal para la raza y el sexo, diplopía inconstante o constante.

    • 3.

      OG leve: pacientes cuyas características de OG tienen solamente un impacto menor en la vida diaria, insuficiente para justificar el tratamiento inmunosupresor o quirúrgico. Habitualmente tienen sólo uno o más de los siguientes: retracción palpebral menor (< 2 mm), afección leve de los tejidos blandos, exoftalmos < 3 mm por encima de lo normal para la raza y el sexo, diplopía transitoria o ausente y exposición corneal sensible a los lubricantes.

  • b.

    ¿Es útil evaluar la gravedad de la OG?

    • La evaluación de la gravedad de la OG está llena de dificultades; sin embargo, la clasificación de los pacientes en categorías amplias facilita la toma de decisiones (fig. 1).

      Fig. 1.

      Tratamiento de la orbitopatía de Graves. La cirugía rehabilitadora consiste en descompresión orbitaria, cirugía del estrabismo, alargamiento del párpado y blefaroplastia/frontoplastia. Para las definiciones de la gravedad y la actividad de la OG, véase el texto. GC i.v.: glucocorticoides intravenosos; NOD: neuropatía óptica distiroidea; RO: radioterapia orbitaria.

      (0.78MB).
    • La evaluación cuidadosa del impacto de la OG en la calidad de vida (CdV) con un cuestionario específico de la enfermedad (OGCdV)42 es fundamental a la hora de decidir si los tratamientos utilizados para la OG moderada a grave (véase más adelante) están justificados en los pacientes con una OG leve.

  • c.

    ¿Es útil evaluar la actividad de la OG?

    • La evaluación de la actividad de la OG también está llena de dificultades; sin embargo, la clasificación de los pacientes en categorías de OG activa/inactiva a menudo es posible y facilita enormemente la toma de decisiones (fig. 1). Hay que considerar que los pacientes con una puntuación de actividad clínica (PAC) = 3/7 tienen una OG activa43,44.

TRATAMIENTO DE LA OG CON AMENAZA PARA LA VISTA

  • a.

    ¿Cómo se puede identificar a los pacientes con OG con amenaza para la vista? (cuadros 7 y 8).

    • La OG con amenaza para la vista se presenta habitualmente en el contexto de una neuropatía óptica distiroidea (NOD).

    • El riesgo de rotura corneal y de perforación es significativo cuando el lagoftalmos se asocia con un fenómeno de Bell malo45.

    • La visión también puede estar amenazada en pacientes con OG en las siguientes circunstancias raras: subluxación del globo ocular, formas graves de globo ocular congelado en presencia de lagoftalmos, pliegues coroideos y oscurecimiento visual postural46.

    • Las entidades clínicas mencionadas precisan el reconocimiento y la atención médica inmediata1. El cuadro 1 puede utilizarse para identificar a los pacientes con OG con amenaza para la vista.

    Glucocorticoides y descompresión orbitaria en NOD

    Los glucocorticoides (GC) y la descompresión quirúrgica de la órbita son los únicos tratamientos que se han demostrado eficaces en los pacientes con NOD (III, B).

    Los GC i.v. a altas dosis son la primera línea de tratamiento preferido para la NOD (III, B).

    Si no hay respuesta a los GC i.v. o es mala después de 1-2 semanas, o la dosis/duración de los esteroides requeridos induce efectos secundarios significativos, se debe realizar una descompresión orbitaria inmediata (IV, C).

    Se debe ofrecer inmediatamente la descompresión orbitaria a los pacientes con NOD o con rotura corneal que no puedan tolerar los GC (III, B).

    Tanto la terapia con GC i.v. como la descompresión orbitaria quirúrgica deben realizarse únicamente en centros con la experiencia adecuada (IV, C).

    Rotura corneal con amenaza para la vista en la OG

    La rotura corneal con amenaza para la vista debe ser tratada como una emergencia (IV, C).

    El tratamiento de la rotura corneal con amenaza para la vista consiste en: lubricantes tópicos frecuentes (lubricantes tópicos sin conservantes para los pacientes hiperalérgicos), cámaras de humedad, blefarorrafia, tarsorrafia u otras medidas temporales hasta que la córnea haya cicatrizado (IV, C).

    Consideración de los GC sistémicos o de la descompresión quirúrgica cuando las medidas anteriores solas sean ineficaces (IV, C).

    En el caso de una perforación corneal/ulceración grave, se debe considerar los antibióticos adecuados y el pegado de emergencia, la membrana amniótica como protección o el injerto corneal (IV, C).

    Una vez se haya controlado la rotura corneal, es imperativo ofrecer un tratamiento para mejorar el cierre palpebral para evitar otros episodios de rotura corneal (IV, C).

  • b.

    ¿Cuál es el tratamiento de elección para la NOD?

    • La NOD puede tratarse con GC sistémicos, cirugía o ambos.

    • La radioterapia orbitaria no está recomendada en el caso de NOD, a menos que se utilice como ayuda de terapias comprobadas.

    • Los GC intravenosos administrados a altas dosis de forma pulsátil son más eficaces y se asocian con menos efectos adversos que los esteroides orales o retrobulbares3,4,47-51 (tabla 2).

      Tabla 2.

      Ensayos clínicos aleatorizados de la metilprednisolona intravenosa frente a la prednisona oral

      Aleatorización del tratamientoTasas de respuesta (%)PBibliografía
      Grupo A  Grupo B  Grupo A (%)  Grupo B (%) 
      Metilprednisolona i.v.a + radioterapiab (n = 41)  Prednisona oralc + radioterapiab (n = 41)  88  63  < 0,02  Marcocci et al47 
      Metilprednisolona i.v.d (n = 35)  Prednisona orale (n = 35)  77  51  < 0,01  Kahaly et al50 
      a

      15 mg/kg durante cuatro ciclos; después, 7,5 mg/kg durante cuatro ciclos; cada ciclo consistió en dos infusiones a días alternos a intervalos de 2 semanas.

      b

      20 Gy en 10 dosis diarias de 2 Gy en 2 semanas.

      c

      100 mg diarios durante 1 semana; después, reducción semanal hasta 25 mg diarios y después reducción progresiva de 5 mg cada 2 semanas.

      d

      500 mg una vez a la semana durante 6 semanas, 250 mg una vez a la semana durante 6 semanas; período total de tratamiento, 12 semanas.

      e

      100 mg diarios como dosis de partida, reducción progresiva de 10 mg por semana; período total de tratamiento, 12 semanas.

    • Se puede esperar una mejoría de la función del nervio óptico tras la administración de dosis altas de GC intravenosos en 1-2 semanas52.

    • La recaída de la NOD puede ocurrir cuando los GC sistémicos se retiran demasiado deprisa (véase "Tratamiento de la OG moderada a grave")3,4.

    • La cirugía de descompresión puede producir una resolución rápida de la NOD, con un perfil aceptable de efectos adversos. Sin embargo, frecuentemente se necesita de los GC y la cirugía para el estrabismo y en ocasiones es necesaria una cirugía de descompresión posterior53. La cirugía de descompresión inmediata como terapia de primera elección no ofrece unos mejores resultados, en comparación con los GC intravenosos como primera elección, ni elimina la necesidad de tratar después con GC54.

  • e.

    ¿Cuál es el tratamiento de elección para la rotura corneal con amenaza para la vista?

    • En la rotura corneal grave con amenaza para la vista, cuando la córnea no puede protegerse con el cierre del párpado, están indicados los lubricantes tópicos cada hora; sin embargo, esta intervención por sí sola puede ser insuficiente para prevenir la ulceración, la disminución del espesor y la perforación. En tales casos, se necesitan medidas específicas para mejorar el cierre palpebral.

    • Una cámara húmeda o un cierre ocular temporal por blefarorrafia o tarsorrafia o las inyecciones de toxina botulínica pueden ayudar a ganar tiempo hasta que se produzca la cicatrización corneal55.

    • Nunca se ha estudiado específicamente el efecto de los GC en la exposición corneal grave.

    • La mayoría de los estudios sobre los efectos de la descompresión orbitaria notifican una reducción de los síntomas relacionada con una queratopatía por exposición; en raras ocasiones, las úlceras corneales graves pueden persistir tras la cirugía por descompresión si persiste el lagoftalmos56.

TRATAMIENTO DE LA OG MODERADA A GRAVE

  • a.

    ¿Es necesario el tratamiento en todo paciente con una OG moderada a grave? (cuadros 9 y 10).

    • Muchos pacientes en esta categoría deben ser tenidos en cuenta para el tratamiento, a excepción de los pacientes que son asintomáticos o que no desean ser tratados.

    • Los pacientes con una OG moderada a grave y activa (PAC = 3/7) deben tratarse con modalidades inmunosupresoras, mientras que los que tienen una OG inactiva se pueden beneficiar de una cirugía rehabilitadora (véase más adelante) (fig. 1).

    Tratamiento de la OG moderada a grave que esté activa

    El tratamiento de elección para la OG moderada a grave activa (PAC = 3/7) consiste en glucocorticoides (GC) i.v. pulsados (Ib, A). Este tratamiento debe realizarse en centros con la experiencia adecuada (IV, C).

    La dosis total acumulada de metilprednisolona no debe exceder los 8 g en una tanda de tratamiento (III, B).

    Antes de tratar a los pacientes con GC i.v. a altas dosis, se debe explorarlos en busca de disfunción hepática, hipertensión arterial, antecedentes de úlcera, diabetes mellitus, infección urinaria y glaucoma y después controlar los efectos secundarios (IV, C).

    Cuando se utiliza terapia con GC orales (dosis media diaria > 5 mg de prednisona o equivalente) a largo plazo (> 3 meses) están recomendados los bisfosfonatos (Ia, A). Es razonable indicar también la utilización de agentes antirreabsortivos cuando se utilizan los GC i.v. (IV, C).

    Se debe considerar la irradiación orbitaria (RO) en pacientes con enfermedad activa que presenten diplopía o una motilidad restringida (Ib, A).

    La RO con dosis acumuladas inferiores (10 Gy) puede ser tan eficaz y mejor tolerada a que la RO con dosis mayores (20 Gy) (Ib, A).

    Las dosis > 20 Gy no están recomendadas (IV, C).

    Hay que tener precaución antes de administrar la RO a pacientes menores de 35 años; se debe evitar la RO en pacientes con retinopatía diabética o hipertensión grave (III, B).

    La combinación de GC orales con RO es más eficaz que cualquiera de los tratamientos aislados (Ib, A), pero faltan ensayos clínicos aleatorizados que demuestren que la combinación de GC i.v. con RO es mejor que los GC i.v. solos (IV, C).

    Momento adecuado y secuencia de la cirugía para la OG

    El momento adecuado y la secuencia de las intervenciones quirúrgicas debe ser cuidadosamente planificado (IV, C).

    El tratamiento quirúrgico debe realizarse en el siguiente orden: descompresión orbitaria, cirugía del estrabismo y alargamiento del párpado con o seguido por blefaroplastia/frontoplastia, ya que los efectos secundarios de la etapa precedente pueden interferir en la etapa siguiente (III, B).

    La cirugía rehabilitadora debe realizarse únicamente en pacientes que han tenido una OG inactiva durante al menos 6 meses (III, B).

    La cirugía rehabilitadora debe realizarse únicamente en centros con la experiencia adecuada (IV, C).

  • b.

    ¿Cuáles son los tratamientos no quirúrgicos de elección para la OG moderada a grave?

    • Glucocorticoides. La terapia con GC se ha utilizado en el tratamiento de la OG por vía oral, local (retrobulbar o subconjuntival) o intravenosa35. La terapia con GC orales (dosis de inicio, 80-100 mg de prednisona o ~1 mg/kg de peso corporal o equivalente) requiere dosis elevadas durante períodos prolongados. No se han realizado estudios aleatorizados controlados con placebo. Los ensayos abiertos o los estudios aleatorizados en los que se comparaban los GC con otros tratamientos47,48,50,57-62 muestran una respuesta favorable en un 33-63% de los pacientes, sobre todo para los cambios en los tejidos blandos, la afección del músculo ocular de reciente aparición y la NOD. Frecuentemente la enfermedad ocular reaparece al reducir progresivamente o retirar los GC. Los efectos secundarios son frecuentes. El tratamiento prolongado con GC orales conlleva riesgo de osteoporosis49, que puede reducirse utilizando bisfosfonatos u otros fármacos antirreabsortivos63,64. La terapia con GC retrobulbares o subconjuntivales es menos eficaz que con GC orales65. La terapia con GC intravenosos pulsada es más eficaz que con GC orales (tasas de respuesta, un 80 frente a un 50%) (tabla 2)3,4,47-51,66. Faltan las pruebas sobre la superioridad de cualquiera de los diferentes programas con GC intravenosos (tabla 2). Aunque los GC intravenosos se toleran mejor que los orales47,50, se ha notificado daño hepático agudo y riesgo de insuficiencia hepática con riesgo vital en relación con dosis acumuladas muy elevadas67,68 en un 0,8% de los pacientes68. Los GC intravenosos son seguros si la dosis acumulada es < 8 g de metilprednisolona en una tanda terapéutica69. En los pacientes que reciben GC intravenosos hay que tener en cuenta los bisfosfonatos, aunque ningún ECA ha tratado específicamente este problema.

    • Radioterapia orbitaria (RO). La tasa de respuesta notificada a la RO en los ensayos abiertos es de un 60%3,4,66. Habitualmente se utiliza una dosis acumulada de 20 Gy por órbita, fraccionada en 10 dosis en un período de 2 semanas70; sin embargo, un régimen alternativo de 1 Gy por semana en un período de 20 semanas fue igual de eficaz y se toleró mejor71. Las dosis mayores no son más eficaces72. Se ha encontrado que una dosis acumulada < 10 Gy es tan eficaz como el régimen estándar de 20 Gy71. La respuesta a la RO no fue diferente de la obtenida con la prednisona oral en un ECA60. Dos ECA recientes han demostrado que la RO es más eficaz que la irradiación simulada para mejorar la diplopía y la motilidad muscular ocular73,74. Otro ECA ha cuestionado la eficacia de la RO75. La RO se tolera bien habitualmente, pero puede ocasionar una exacerbación transitoria de los síntomas oculares, que es evitable con la administración concomitante de GC3,66. Los datos sobre la seguridad a largo plazo son tranquilizadores76-78, pero se mantiene la preocupación teórica sobre la carcinogénesis en los pacientes más jóvenes, sobre todo los que tienen menos de 35 años70,76-78. Aunque después de una RO pueden aparecer cataratas más precozmente que de forma natural, son fácilmente tratables con cirugía. Se han detectado anomalías microvasculares retinianas en una minoría de pacientes79, principalmente en aquellos con hipertensión arterial grave o con una retinopatía diabética concomitantes, comorbilidades que se considera contraindicaciones absolutas para la RO80,81. Es posible que la diabetes mellitus, incluso en ausencia de retinopatía, represente un factor de riesgo de cambios retinianos después de una RO78, pero las pruebas no son tan claras27. Por lo tanto, se puede considerar que la diabetes mellitus sin retinopatía es una contraindicación relativa para la RO (cuadro 12). La combinación de GC (ya sea oral o localmente) con RO es más eficaz que cualquiera de los dos tratamientos aislados57,82. No está claro si los GC intravenosos con RO son más eficaces que los GC intravenosos solos. Los tratamientos con un valor marginal o no demostrado incluyen los análogos de la somatostatina83-86, azatioprina87, ciamexona88 e inmunoglobulinas intravenosas62,89. Dos estudios han demostrado la superioridad de la combinación de GC orales y ciclosporina sobre cualquiera de los dos tratamientos aislados58,59. Estudios abiertos han indicado la utilidad potencial de los agentes inmunomoduladores, como rituximab90 o etanercept91, pero hasta ahora no se ha realizado ningún ECA.

      Tratamiento de la OG leve

      Los glucocorticoides raramente están justificados en la OG leve, ya que los riesgos superan a los beneficios (IV, C).

      La espera en observación es adecuada para la mayoría de los pacientes con una OG leve (IV, C).

      En una minoría de pacientes con enfermedad leve, la calidad de vida puede estar tan profundamente afectada que justifique la utilización de los tratamientos para la enfermedad moderada a grave (IV, C).

      Diabetes mellitus o hipertensión arterial y OG

      La diabetes mellitus y/o la hipertensión arterial no deben ser consideradas contraindicaciones para los GC o los tratamientos quirúrgicos para la OG (IV, C).

      La retinopatía diabética y/o la hipertensión arterial grave son contraindicaciones absolutas para la RO (III, B).

      La diabetes mellitus sin retinopatía es una contraindicación relativa para la RO, pero las pruebas son menos claras (IV, C).

  • c.

    ¿Los tratamientos no quirúrgicos reducen la posterior necesidad de la cirugía rehabilitadora o interfieren de forma adversa con ella?

    • No se han realizado ECA para investigar específicamente si los tratamientos no quirúrgicos reducen la posterior necesidad de la cirugía rehabilitadora, por lo que esta importante pregunta permanece sin respuesta.

    • La teórica preocupación de que la fibrosis inducida por la radiación pueda reducir la función orbitaria y después comprometer las posteriores terapias no se sustenta en las pruebas disponibles92,93.

  • d.

    ¿Cuál es el papel de la cirugía en la OG moderada a grave?

    • La cirugía rehabilitadora consiste en uno o más de los procedimientos siguientes: a) descompresión orbitaria (las indicaciones habituales son exoftalmos desfigurante, dolor/malestar ocular molesto y/o sensación de arenilla relacionada con una queratopatía mínima por exposición no tratable con terapias tópicas94; b) corrección del estrabismo; c) alargamiento palpebral, y d) blefaroplastia/frontoplastia. Si se requiere más de un procedimiento, la secuencia debe ser como la indicada más arriba.

    • Es mejor aplazar la descompresión orbitaria para el exoftalmos desfigurante hasta que la orbitopatía esté inactiva durante al menos 6 meses. Sin embargo, también se puede considerar la descompresión orbitaria en pacientes con una OG activa que no toleren o no respondan a los GC, si la espera para la inactivación espontánea de la OG representa un peligro potencial para la función visual.

    • Casi todos los estudios muestran la eficacia y la seguridad relativa de la descompresión orbitaria46,94-101; sin embargo, los estudios disponibles no permiten ninguna comparación significativa de las técnicas presentes93,94,100,101.

    • Las cirugías del párpado y del músculo ocular son tratamientos eficaces para corregir la diplopía y mejorar la función palpebral y el aspecto.

    • La cirugía rehabilitadora ofrece los mejores resultados cuando la OG es inactiva. La duración muy larga de la OG no es una contraindicación para la descompresión rehabilitadora100.

  • e.

    ¿La descompresión orbitaria compromete la posterior terapia no quirúrgica?

    • En el raro caso de que se reactive una OG tras la cirugía rehabilitadora, los GC sistémicos y/o la RO pueden utilizarse con la eficacia habitual esperada99.

TRATAMIENTO DE LA OG LEVE

  • a.

    ¿Están indicados o son útiles los GC y/o la radioterapia orbitaria en la OG leve? (cuadro 11).

    • Aunque los GC y la RO tienen un valor potencial en la enfermedad leve60,73,74, habitualmente no están recomendados, ya que los riesgos sobrepasan a los beneficios. Las medidas sencillas (cuadro 4) por lo general son suficientes.

  • b.

    ¿Es una estrategia razonable "esperar y ver"?

    • La OG es una enfermedad autolimitada. En ausencia de tratamientos eficaces con mínimos efectos secundarios, la espera en observación es apropiada para la mayoría de los pacientes con enfermedad leve, sobre todo aquellos con una CdV satisfactoria, valorada mediante el cuestionario EUGOGO (www.eugogo.org).

  • c.

    ¿Cómo y cuándo se debe tratar la retracción palpebral, la inflamación de los tejidos blandos y el exoftalmos leves en el curso de la enfermedad orbitaria?

    • A veces incluso la retracción palpebral, la inflamación de los tejidos blandos o el exoftalmos leves tienen un impacto profundamente negativo en el funcionamiento psicosocial y la CdV, dependiendo de las circunstancias de cada individuo102,103.

    • Se puede ofrecer tratamiento a estos pacientes si la consideración cuidadosa de los riesgos y los beneficios favorece la intervención.

SITUACIONES ESPECIALES

  • a.

    ¿Cómo se debe tratar a un paciente diabético o hipertenso con una OG moderada a grave o con amenaza para la vista? (cuadros 12 y 13).

    • Los GC sistémicos pueden inducir o exacerbar la diabetes mellitus y/o la hipertensión arterial. Sin embargo, las indicaciones para la utilización de esteroides en pacientes con diabetes mellitus y/o hipertensión arterial no son diferentes que en el resto de los pacientes. El estrecho seguimiento del control de la glucemia y presión arterial es importante. Se debe utilizar con precaución los diuréticos tiacídicos o del asa durante la terapia con GC a dosis elevadas para evitarla hipopotasemia. El mismo principio es válido para los tratamientos quirúrgicos.

    • La RO puede aumentar el riesgo de retinopatía en los pacientes diabéticos e hipertensos77,78,80,81, al menos utilizando una dosis acumulada de 20 Gy.

    • La diabetes mellitus y/o la hipertensión arterial no son contraindicaciones para la descompresión orbitaria quirúrgica u otros tratamientos quirúrgicos para la OG.

    OG en niños

    Se debe restaurar inmediatamente y mantener el eutiroidismo en los niños como en los adultos (III, B).

    Los niños con OG deben tratarse de manera conservadora si no hay amenaza para la vista (IV, C).

    Pueden utilizarse medidas simples para tratar los síntomas específicos como en el caso de los adultos (cuadro 4) (IV, C).

    Se debe evitar los glucocorticoides en los niños (IV, C).

    La radioterapia orbitaria está contraindicada en los niños (IV, C).

    Se debe evitar la exposición al tabaquismo activo y, posiblemente, pasivo (IV, C).

  • b.

    ¿Cuál es la mejor estrategia terapéutica para la OG en la infancia?

    • La OG es rara en la infancia debido a la baja incidencia de la enfermedad de Graves en ese grupo de edad104,105. La enfermedad ocular habitualmente es más leve en los niños que en los adultos y a menudo se estabiliza y finalmente se resuelve sin intervención105.

    • Conseguir y mantener el eutiroidismo son objetivos tan importantes como en los pacientes adultos.

    • Es probable que la exposición al tabaquismo (activa y, posiblemente, pasiva) sea tan perjudicial como en los adultos106-108.

    • Debido a los efectos en el crecimiento, se debe evitar los GC a menos que haya una NOD. La RO está contraindicada en los niños. En casos aislados se ha utilizado análogos de la somatostatina, pero faltan ECA sobre su eficacia y su seguridad109.

    • En los casos de exoftalmos grave puede ser necesaria la cirugía orbitaria, pero para la mayoría de los pacientes es adecuada una estrategia conservadora y expectante.

RESUMEN DEL CONSENSO

  • a.

    Todos los pacientes con OG deben (fig. 1):

    • Ser referidos a centros especializados.

    • Ser animados a dejar el tabaquismo.

    • Recibir tratamiento inmediato para restaurar y mantener el eutiroidismo.

  • b.

    Los pacientes con OG con amenaza para la vista deben tratarse con GC intravenosos como tratamiento de primera línea; si la respuesta es mala después de 1-2 semanas, deben someterse a una descompresión quirúrgica urgente.

  • c.

    El tratamiento de elección para la OG moderada a grave son los GC intravenosos (con o sin RO) si la orbitopatía está activa; si la orbitopatía está inactiva, hay que considerar la cirugía (descompresión orbitaria, cirugía del estrabismo y/o cirugía palpebral, en ese orden).

  • d.

    En los pacientes con una OG leve, las medidas locales y una estrategia expectante son suficientes en la mayoría de los casos, pero el tratamiento puede estar justificado si la CdV está afectada de forma significativa.

IN MEMÓRIAM

Este documento está dedicado a la memoria de Mark Prummel (1956-2005), uno de los fundadores de EUGOGO, quien contribuyó enormemente a ampliar nuestro conocimiento de los aspectos clínicos y terapéuticos de la OG.

BIBLIOGRAFÍA
[1.]
W.M. Wiersinga, P. Perros, G.J. Kahaly, M.P. Mourits, L. Baldeschi, K. Boboridis, et al.
Clinical assessment of patients with Graves’ orbitopathy: the European Group on Graves’ Orbitopathy recommendations to generalists, specialists and clinical researchers.
European J Endocrinol, 155 (2006), pp. 387-389
[2.]
P. Perros, L. Baldeschi, K. Boboridis, A.J. Dickinson, A. Hullo, G.J. Kahaly, et al.
A questionnaire survey on the management of Graves’ orbitopathy in Europe.
European Journal of Endocrinol, 155 (2006), pp. 207-211
[3.]
L. Bartalena, A. Pinchera, C. Marcocci.
Management of Graves’ ophthalmopathy: reality and perspetives.
Endocr Rev, 21 (2000), pp. 168-199
[4.]
P. Perros, A.J. Dickinson, Ophthalmopathy.
In Werner's and Ingbar's The Thyroid – A Fundamental and Clinical Text.
[5.]
A.P. Weetman.
Graves’ disease.
N Engl J Med, 343 (2000), pp. 1237-1248
[6.]
W.M. Wiersinga, M.F. Prummel.
Pathogenesis of Graves’ ophthalmopathy – current understanding.
J Clin Endocrinol Metab, 86 (2001), pp. 501-503
[7.]
M. Ludgate, G. Baker.
Inducing Graves’ ophthalmopathy.
J Endocrinol Invest, 27 (2004), pp. 211-215
[8.]
J.H. Lazarus, M. Marino.
Orbit-thyroid relationship.
Graves’ Orbitopathy: A Multidisciplinary Approach, pp. 27-33
[9.]
J. Orgiazzi.
Pathogenesis.
Graves’ Orbitopathy: A Multidisciplinary Approach, pp. 41-56
[10.]
W.M. Wiersinga.
Combined thyroid-eye clinics.
Graves’ Orbitopathy: A Multidisciplinary Approach,
[11.]
L. Bartalena, M.L. Tanda, E. Piantanida, A. Lai, A. Pinchera.
Relationship between management of hyperthyroidism and course of the ophthalmopathy.
J Endocrinol Invest, 27 (2004), pp. 288-294
[12.]
W.M. Wiersinga, L. Bartalena.
Epidemiology and prevention of Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 12 (2002), pp. 855-860
[13.]
L. Bartalena, C. Marcocci, A. Pinchera.
Graves’ ophthalmopathy: a preventable disease?.
European J Endocrinol, 146 (2002), pp. 457-461
[14.]
E. Hagg, K. Asplund.
Is endocrine ophthalmopathy related to smoking?.
BMJ, 295 (1987), pp. 634-635
[15.]
L. Bartalena, E. Martino, C. Marcocci, F. Bogazzi, M. Panicucci, F. Velluzzi, et al.
More on smoking habits and Graves’ ophthalmopathy.
J Endocrinol Invest, 12 (1989), pp. 733-737
[16.]
B. Shine, P. Fells, O.M. Edwards, A.P. Weetman.
Association between Graves’ ophthalmopathy and smoking.
Lancet, 335 (1990), pp. 1261-1264
[17.]
M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
Smoking and risk of Graves’ disease.
J Am Med Assoc, 269 (1993), pp. 479-482
[18.]
B. Winsa, A. Mandahl, F.A. Karlsson.
Graves’ disease, endocrine ophthalmopathy and smoking.
Acta Endocrinol, 128 (1993), pp. 156-160
[19.]
J.A. O’Hare, M. Georghegan.
Cigarette smoking as a promoter of Graves’ disease.
European J Inter Med, 4 (1993), pp. 289-292
[20.]
W.R. Nunery, R.T. Martin, G.W. Heinz, T.J. Gavin.
The association of cigarette smoking with clinical subtypes of ophthalmic Graves’ disease.
Ophthalmic Plastic and Reconstructive Surgery, 9 (1993), pp. 77-82
[21.]
J. Pfeilschifter, R. Ziegler.
Smoking and endocrine ophthalmopathy: impact of smoking severity and current vs lifetime cigarette consumption.
Clinl Endocrinol, 45 (1996), pp. 477-481
[22.]
P. Vestergaard.
Smoking and thyroid disorders – a meta-analysis.
European J Endocrinol, 146 (2002), pp. 153-161
[23.]
L. Hegedus, T.H. Brix, P. Vestergaard.
Relationship between cigarette smoking and Graves’ ophthalmopathy.
J Endocrinol Invest, 27 (2004), pp. 265-271
[24.]
J. Thornton, S.P. Kelly, R.A. Harrison, R. Edwards.
Cigarette smoking and thyroid eye disease: a systematic review.
[25.]
L. Bartalena, C. Marcocci, F. Bogazzi, M. Panicucci, A. Lepri, A. Pinchera.
Use of corticosteroids to prevent progression of Graves’ ophthalmopathy after radioiodine therapy for hyperthyroidism.
N Engl J Med, 321 (1989), pp. 1349-1352
[26.]
L. Tallstedt, G. Lundell, O. Terring, G. Wallin, J.-G. Ljunggren, H. Blomgren, Thyroid Study Group, et al.
Occurrence of ophthalmopathy after treatment for Graves’ hyperthyroidism.
N Engl J Med, 326 (1992), pp. 1733-1738
[27.]
L. Bartalena, C. Marcocci, F. Bogazzi, L. Manetti, M.L. Tanda, E. Dell’Unto, et al.
Relation between therapy for hyperthyroidism and the course of Graves’ ophthalmopathy.
N Engl J Med, 338 (1998), pp. 73-78
[28.]
L. Bartalena, C. Marcocci, M.L. Tanda, L. Manetti, E. Dell’Unto, M.P. Bartolomei, et al.
Cigarette smoking and treatment outcomes in Graves’ ophthalmopathy.
Ann Inter Med, 129 (1998), pp. 632-635
[29.]
A. Eckstein, B. Quadbeck, G. Mueller, A.W. Rettenmeier, R. Hoermann, K. Mann, et al.
Impact of smoking on the response to treatment of thyroid associated ophthalmopathy.
Br J Ophthalmol, 87 (2004), pp. 773-776
[30.]
M.F. Prummel, W.M. Wiersinga, M.P. Mourits, L. Koornneef, A. Berghout, R. van der Gaag.
Amelioration of eye changes of Graves’ ophthalmopathy by achieving euthyroidism.
Acta Endocrinol, 121 (1989), pp. 185-189
[31.]
M.F. Prummel, W.M. Wiersinga, M.P. Mourits, L. Koornneef, A. Berghout, R. van der Gaag.
Effect of abnormal thyroid function on the severity of Graves’ ophthalmopathy.
Arch Inter Med, 150 (1990), pp. 1098-1101
[32.]
L. Tallstedt, G. Lundell, H. Blomgren, J. Bring.
Does early administration of thyroxine reduce the development of Graves’ ophthalmopathy after radioiodine therapy?.
European J Endocrinol, 130 (1994), pp. 494-497
[33.]
C. Marcocci, L. Bartalena, F. Bogazzi, G. Bruno-Bossio, A. Pinchera.
Relationship between Graves’ ophthalmopathy and type of treatment of Graves’ hyperthyroidism.
Thyroid, 2 (1992), pp. 171-178
[34.]
C. Marcocci, G. Bruno-Bossio, L. Manetti, M.L. Tanda, P. Miccoli, P. Iacconi.
The course of Graves’ ophthalmopathy is not influenced by near-total thyroidectomy: a case–control study.
Clin Endocrinol, 51 (1999), pp. 503-506
[35.]
F. Menconi, M. Marino, A. Pinchera, R. Rocchi, B. Mazzi, M. Nardi.
Effects of total thyroid ablation versus near-total thyroidectomy alone on mild to moderate Graves’ orbitopathy treated with intravenous glucocorticoids.
J Clin Endocrinol Metab, 92 (2007), pp. 1653-1658
[36.]
J. Jarhult, C. Rudberg, E. Larsson, H. Selvander, K. Sjovall, B. Winsa.
Graves’ disease with moderate-severe endocrine ophthalmopathy – long term results of a prospective, randomized study of total or subtotal thyroid resection.
Thyroid, 15 (2005), pp. 1157-1164
[37.]
P. Perros, P. Kendall-Taylor, C. Neoh, S. Frewin, J. Dickinson.
A prospective study of the effects of radioiodine therapy for hyperthyroidism in patients with minimally active Graves’ ophthalmopathy.
J Clin Endocrinol Metab, 90 (2005), pp. 5321-5323
[38.]
B. Dederichs, M. Dietlein, B. Jenniches-Kloth, M. Schmidt, P. Theissen, D. Moka, et al.
Radioiodine therapy of Graves’ hyperthyroidism in patients without pre-existing ophthalmopathy: can glucocorticoids prevent the development of new ophthalmopathy?.
Exp Clin Endocrinol Diab, 114 (2006), pp. 366-370
[39.]
A.E. Eckstein, M. Plicht, H. Lex, M. Neuhauser, K. Mann, S. Lederbogen, et al.
Thyrotropin receptor autoantibodies are independent risk factors for Graves’ ophthalmopathy and help to predict severity and outcome of the disease.
J Clin Endocrinol Metab, 91 (2006), pp. 3464-3470
[40.]
L. Bartalena.
Glucocorticoids for Graves’ ophthalmopathy: how and when.
J Clin Endocrinol Metab, 90 (2005), pp. 5497-5499
[41.]
J.M. Uddin, P.D. Davies.
Treatment of upper eyelid retraction associated with thyroid eye diseasewithsubconjunctival botulinum toxin injection.
Ophthalmology, 109 (2002), pp. 1183-1187
[42.]
C.B. Terwee, M.N. Gerding, F.W. Dekker, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
Development of a disease-specific quality of life questionnaire for patients with Graves’ ophthalmopathy.
Brit J Ophthalmol, 82 (1998), pp. 773-779
[43.]
M.P. Mourits, L. Koornneef, W.M. Wiersinga, M.F. Prummel, A. Berghout, R. van der Gaag.
Clinical criteria for the assessment of disease activity in Graves’ ophthalmopathy: a novel approach.
Brit J Ophthalmol, 73 (1989), pp. 639-644
[44.]
M.P. Mourits, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga, L. Koornneef.
Clinical activity score as a guide in the management of patients with Graves’ ophthalmopathy.
Clin Endocrinol, 47 (1997), pp. 9-14
[45.]
A.J. Dickinson, P. Perros.
Controversies in the clinical evaluation of active thyroid-associated orbitopathy: use of detailed protocol with comparative photographs for objective assessment.
Clin Endocrinol, 55 (2001), pp. 283-303
[46.]
G.E. Rose.
Postural visual obscurations in patients with inactive thyroid eye disease; a variant of ‘hydraulic’ disease.
Eye, 20 (2006), pp. 1178-1185
[47.]
C. Marcocci, L. Bartalena, M.L. Tanda, L. Manetti, E. Dell’Unto, E. Rocchi, et al.
Comparison of the effectiveness and tolerability of intravenous or oral glucocorticoids associated with orbital radiotherapy in the management of severe Graves’ ophthalmopathy: results of a prospective, single-blind, randomized study.
J Clin Endocrinol Metab, 86 (2001), pp. 3562-3567
[48.]
P.E. Macchia, M. Bagattini, G. Lupoli, M. Vitale, G. Vitale, G. Fenzi.
High-dose intravenous corticosteroid therapy for Graves’ ophthalmopathy.
J Endocrinol Invest, 24 (2001), pp. 152-158
[49.]
R. Kauppinen-Makelin, A. Karmi, E. Leinonen, E. Loyttyniemi, O. Salonen, T. Sane, et al.
High dose intravenous methylprednisolone pulse therapy versus oral prednisone for thyroid-associated ophthalmopathy.
Acta Ophthalmol Scan, 80 (2002), pp. 316-321
[50.]
G.J. Kahaly, S. Pitz, G. Hommel, M. Dittmar.
Randomized, singleblind trial of intravenous versus oral steroid monotherapy in Graves’ orbitopathy.
J Clin Endocrinol Metab, 90 (2005), pp. 5234-5240
[51.]
C.M. Ng, H.K.L. Yuen, K.L. Choi, M.K. Chan, K.T. Yuen, Y.W. Ng, et al.
Combined orbital irradiation and systemic steroids compared with systemic steroids alone in the management of moderate-to-severe Graves’ ophthalmopathy: a preliminary study.
Hong Kong Med J, 11 (2005), pp. 322-330
[52.]
R.H. Hart Frantzco, P. Kendall-Taylor, A. Crombie, P. Perros.
Early response to intravenous glucocorticoids for severe thyroid-associated ophthalmopathy predicts treatment outcome.
J Ocu Pharmacol Ther, 21 (2005), pp. 328-336
[53.]
C.V. Soares-Welch, V. Fatourechi, G.B. Bartley, C.W. Beatty, C.A. Gorman, R.S. Bahn, et al.
Optic neuropathy of Graves disease: results of transantral orbital decompression and longterm follow-up in 215 patients.
Am J Ophthalmol, 136 (2003), pp. 433-441
[54.]
I.M. Wakelkamp, L. Baldeschi, P. Saeed, M.P. Mourits, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
Surgical or medical decompression as a first-line treatment in Graves’ ophthalmopathy?.
A randomized controlled trial Clinical Endocrinology, 63 (2005), pp. 323-328
[55.]
T. Akamizu, H. Kaneko, N. Noguchi, S. Kashii, K. Nakao.
Moisture chamber for management of corneal ulcer due to Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 10 (2000), pp. 1123-1124
[56.]
C. Heinz, A. Eckstein, H.P. Steuhl, D. Meller.
Amniotic membrane transplantation for reconstruction of corneal ulcer in Graves’ ophthalmopathy.
Cornea, 23 (2004), pp. 524-526
[57.]
L. Bartalena, C. Marcocci, L. Chiovato, M. Laddaga, A. Lepri, D. Andreani, et al.
Orbital cobalt irradiation combined with systemic corticosteroids for Graves’ ophthalmopathy: comparison with systemic corticosteroids alone.
J Clin Endocrinol Metab, 56 (1983), pp. 1139-1144
[58.]
G. Kahaly, J. Schrezenmeir, U. Krause, B. Schwikert, S. Meuer, W. Muller, et al.
Ciclosporin and prednisone vs. prednisone in treatment of Graves’ ophthalmopathy: a controlled, randomized and prospective study.
European J Clin Invest, 16 (1986), pp. 415-422
[59.]
M.F. Prummel, M.P. Mourits, A. Berghout, E.P. Krenning, R. van der Gaag, L. Koornneef, et al.
Prednisone and cyclosporine in the treatment of severe Graves’ ophthalmopathy.
N Engl J Med, 321 (1989), pp. 1353-1359
[60.]
M.F. Prummel, M.P. Mourits, L. Blank, L. Berghout, L. Koornneef, W.M. Wiersinga.
Randomised double-blind trial of prednisone versus radiotherapy in Graves’ ophthalmopathy.
Lancet, 342 (1993), pp. 949-954
[61.]
A.W. Kung, J. Michon, K.S. Tai, F.L. Chan.
The effect of somatostatin versus corticosteroids in the treatment of Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 6 (1996), pp. 381-384
[62.]
G.J. Kahaly, S. Pitz, W. Muller-Forell, G. Hommel.
Randomized trial of intravenous immunoglobulins versus prednisolone in Graves’ ophthalmopathy.
Clin Exp Immunol, 106 (1996), pp. 197-202
[63.]
Anonymous.
Recommendations for the prevention and treatment of glucocorticoid-induced osteoporosis: update. American College of Rheumatology Ad Hoc Committee on glucocorticoid-induced osteoporosis.
[64.]
Compston J on behalf of Guidelines Writing Group.
Glucocorticoid-induced osteoporosis guidelines for prevention and treatment, Royal College of Physicians of London, (2002),
[65.]
C. Marcocci, L. Bartalena, M. Panicucci, C. Marconcini, F. Cartei, G. Cavallacci, et al.
Orbital cobalt irradiation combined with retrobulbar or systemic corticosteroids for Graves’ ophthalmopathy: a comparative study.
Clin Endocrinol, 27 (1987), pp. 33-42
[66.]
W.M. Wiersinga, M.F. Prummel.
Graves’ ophthalmopathy: a rational approach to treatment.
Trends Endocrinol Metab, 13 (2002), pp. 280-287
[67.]
M. Weissel, W. Hauff.
Fatal liver failure after high-dose glucocorticoid pulse therapy in a patient with severe eye disease.
[68.]
M. Marino, E. Morabito, M.R. Brunetto, L. Bartalena, A. Pinchera, C. Marcocci.
Acute and severe liver damage associated with intravenous glucocorticoid pulse therapy in patients with Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 14 (2004), pp. 403-406
[69.]
R. Le Moli, L. Baldeschi, P. Saeed, N. Regensburg, M.P. Mourits, W.M. Wiersinga.
Determinants of liver damage associated with intravenous methylprednisolone pulse therapy in Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 17 (2007), pp. 357-362
[70.]
L. Bartalena, C. Marcocci, M.L. Tanda, R. Rocchi, B. Mazzi, G. Barbesino, et al.
Orbital radiotherapy for Graves’ ophthalmopathy.
Thyroid, 12 (2002), pp. 245-250
[71.]
G.J. Kahaly, H.P. Rosler, S. Pitz, G. Hommel.
Low- versus high-dose radiotherapy for Graves’ ophthalmopathy: a randomized, single blind trial.
J Clin Endocrinol Metab, 85 (2000), pp. 102-108
[72.]
H. Nakahara, S. Noguchi, N. Murakami, M. Morita, M. Tamaru, T. Ohnishi, et al.
Graves’ ophthalmopathy: MR evaluation of 10 Gy vs. 24 Gy irradiation combined with systemic corticosteroids.
Radiology, 196 (1995), pp. 857-862
[73.]
M.P. Mourits, M.L. van Kempen-Harteveld, M.B. Garcia, H.P. Koppeschaar, L. Tick, C.B. Terwee.
Radiotherapy for Graves’ orbitopathy: randomised placebo-controlled study.
Lancet, 355 (2000), pp. 1505-1509
[74.]
M.F. Prummel, C.B. Terwee, M.N. Gerding, L. Baldeschi, M.P. Mourits, L. Blank, et al.
A randomized controlled trial of orbital radiotherapy versus sham irradiation in patients with mild Graves’ ophthalmopathy.
J Clin Endocrinol Metab, 89 (2004), pp. 15-20
[75.]
C.A. Gorman, J.A. Garrity, V. Fatourechi, R.S. Bahn, I.A. Petersen, S.L. Stafford, et al.
A prospective, randomized, double-blind, placebo-controlled study of orbital radiotherapy for Graves’ orbitopathy.
Ophthalmology, 108 (2001), pp. 1523-1534
[76.]
S.D. Marquez, B.L. Lum, I.R. McDougall, S. Katkuri, P.S. Levin, P.S. MacManus, et al.
Long-term results of irradiation for patients with Graves’ ophthalmopathy.
Int J Radiat Oncol Biol Phys, 51 (2001), pp. 766-774
[77.]
C. Marcocci, L. Bartalena, R. Rocchi, M. Marino, F. Menconi, E. Morabito, et al.
Long-term safety of orbital radiotherapy for Graves’ ophthalmopathy.
J Clin Endocrinol Metab, 88 (2003), pp. 3561-3566
[78.]
I.M. Wakelkamp, H. Tan, P. Saeed, R.O. Schlingemann, F.D. Verbraak, L.E. Blank, et al.
Orbital irradiation for Graves’ ophthalmopathy: is it safe?.
A long-term follow-up study Ophthalmology, 111 (2004), pp. 1557-1562
[79.]
D.M. Robertson, H. Buettner, C.A. Gorman, J.A. Garrity, V. Fatourechi, R.S. Bahn, et al.
Retinal microvascular abnormalities in patients treated with external radiation for Graves ophthalmopathy.
Arch Ophthalmol, 121 (2003), pp. 652-657
[80.]
W.M. Wiersinga.
Management of Graves’ ophthalmopathy. Nature Clinical Practice.
Endocrinology and Metabolism, 3 (2007), pp. 396-404
[81.]
M. Viebahn, M.E. Marricks, M.D. Osterloh.
Synergism between diabetic and radiation retinopathy: case report and review.
Brit J Ophthalmol, 75 (1991), pp. 29-32
[82.]
C. Marcocci, L. Bartalena, F. Bogazzi, G. Bruno-Bossio, A. Lepri, A. Pinchera.
Orbital radiotheraphy combined with highdose systemic glucocorticoids for Graves’ ophthalmopathy is more effective than orbital radiotherapy alone: results of a prospective study.
J Endocrinol Invest, 14 (1991), pp. 853-860
[83.]
A.J. Dickinson, B. Vaidya, M. Miller, A. Coulthard, P. Perros, E. Baister, et al.
Double-blind, placebo-controlled trial of octreotide longacting repeatable (LAR) in thyroid-associated ophthalmopathy.
J Clin Endocrinol Metab, 89 (2004), pp. 5910-5915
[84.]
J.L. Wemeau, P. Caron, A. Beckers, V. Rohmer, J. Orgiazzi, F. Borson-Chazot, et al.
Octreotide (long-acting release formulation) treatment in patients with Graves’ orbitopathy: clinical results of a fourmonth, randomized, placebo-controlled, double-blind study.
J Clin Endocrinol Metab, 90 (2005), pp. 841-848
[85.]
M.N. Stan, J.A. Garrity, E.A. Bradley, J.J. Woog, M.M. Bahn, M.D. Brennan, et al.
Randomized, double-blind, placebo-controlled trial of long-acting release octreotide for treatment of Graves’ ophthalmopathy.
J Clinical Endocrinol Metab, 91 (2006), pp. 4817-4824
[86.]
T.-C. Chang, S.L. Liao.
Slow-release lanreotide in Graves’ ophthalmopathy: a double-blind randomized, placebo-controlled clinical trial.
J Endocrinol Invest, 29 (2006), pp. 413-422
[87.]
P. Perros, D.R. Weightman, A.L. Crombie, P. Kendall-Taylor.
Azathioprine in the treatment of thyroid-associated ophthalmopathy.
Acta Endocrinol, 122 (1990), pp. 8-12
[88.]
G. Kahaly, W. Lieb, W. Muller-Forell, M. Mainberger, J. Beyer, J. Vollmar, et al.
Ciamexone in endocrine orbitopathy. A randomized, double-blind, placebo-controlled study.
Acta Endocrinol, 122 (1990), pp. 13-21
[89.]
A. Antonelli, A. Saracino, B. Alberti, R. Canapicchi, F. Cartei, A. Lepri, et al.
High-dose intravenous immunoglobulin treatment in Graves’ ophthalmopathy.
Acta Endocrinol, 126 (1992), pp. 13-23
[90.]
M. Salvi, G. Vannucchi, I. Campi, N. Curro, D. Dazzi, S. Simonetta, et al.
Treatment of Graves’ disease and associated ophthalmopathy with the anti-CD20 monoclonal antibody rituximab: an open study.
European J Endocrinol, 156 (2007), pp. 33-40
[91.]
D. Paridaens, W.A. van den Bosch, T.L. van der Loos, E.P. Krenning, P.M. van Hagen.
The effect of etanercept on Graves’ ophthalmopathy: a pilot study.
Eye, 19 (2005), pp. 1286-1289
[92.]
P. Mourits, L. Koornneef, A.M. van Mourik-Noordenbos, H.M. van der Meulen-Schott, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga, et al.
Extraocular muscle surgery for Graves’ ophthalmopathy: does prior treatment influence surgical outcome?.
Brit J Ophthalmol, 74 (1990), pp. 481-483
[93.]
L. Baldeschi, K. MacAndie, E. Koetsier, L. Blank, W.M. Wiersinga.
The influence of previous orbital irradiation on the outcome of rehabilitative decompression surgery in Graves’ ophthalmopathy.
Am J Ophthalmol, (2008),
[94.]
L. Baldeschi.
Decompression surgery for thyroid-related orbitopathy: state of the art and unresolved issues.
In Essentials in Ophthalmology: Orbit and Oculoplastic, Edn 9, pp. 143-151
[95.]
R.A. Goldberg, J.D. Christenbury, N. Shorr.
Medial entropion following orbital decompression for dysthyroid ophthalmopathy.
Ophthalmic Plastic and Reconstructive Surgery, 4 (1988), pp. 81-85
[96.]
G.E. Rose, V.J. Lund.
Clinical features and treatment of late enophthalmos after orbital decompression: a condition suggesting cause for idiopathic ‘imploding antrum’ (silent sinus syndrome).
Ophthalmology, 110 (2003), pp. 819-826
[97.]
C.D. McCormick, W.H. Bearden, J.H. Hunts, R.L. Anderson.
Cerebral vasospasm and ischemia after orbital decompression for Graves ophthalmopathy.
Ophthalmic Plastic and Reconstructive Surgery, 20 (2004), pp. 347-351
[98.]
J.R. Carrasco, I. Castillo, R. Bolyk, E.A. Probitkin, P.J. Savino.
Incidence of infraorbital hypesthesia and sinusitis after orbital decompression for thyroid-related orbitopathy: a comparison of surgical techniques.
Ophthalmic Plastic and Reconstructive Surgery, 21 (2005), pp. 188-191
[99.]
L. Baldeschi, A. Lupetti, P. Vu, I.M. Wakelkamp, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
Reactivation of Graves’ orbitopathy after rehabilitative orbital decompression.
Ophthalmology, 114 (2007), pp. 1395-1402
[100.]
L. Baldeschi, I.M. Wakelkamp, R. Lindeboom, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
Early versus late orbital decompression in Graves’ orbitopathy: a retrospective study in 125 patients.
Ophthalmology, 113 (2006), pp. 874-878
[101.]
L. Baldeschi, K. MacAndie, C. Hintschich, I.M. Wakelkamp, M.F. Prummel, W.M. Wiersinga.
The removal of the deep lateral wall in orbital decompression: its contribution to exophthalmos reduction and influence on consecutive diplopia.
Am J Ophthalmol, 140 (2005), pp. 642-647
[102.]
W.M. Wiersinga, M.F. Prummel, C.B. Terwee.
Effects of Graves’ ophthalmopathy on quality of life.
J Endocrinol Invest, 27 (2004), pp. 259-264
[103.]
G.J. Kahaly, F. Petrak, J. Hardt, S. Pitz, U.T. Egle.
Psychosocial morbidity of Graves’ orbitopathy.
Clin Endocrinol, 63 (2005), pp. 395-402
[104.]
W.M. Wiersinga.
Thyroid associated ophthalmopathy: pediatric and endocrine aspects.
Pediatr Endocrinol Rev, 1 (2004), pp. 513-517
[105.]
G.E. Krassas, A. Gogakos.
Thyroid-associated ophthalmopathy in juvenile Graves’ disease – clinical, endocrine and therapeutic aspects.
J Pediatr Endocrinol Metab, 19 (2006), pp. 1193-1206
[106.]
G.E. Krassas, M. Segni, W.M. Wiersinga.
Childhood Graves’ ophthalmopathy: results of a European questionnaire study.
European J Endocrinol, 153 (2005), pp. 515-520
[107.]
G.E. Krassas, W.M. Wiersinga.
Smoking and autoimmune thyroid disease: the plot thickens.
European J Endocrinol, 154 (2006), pp. 777-780
[108.]
G.E. Krassas, P. Perros.
Prevention of thyroid-associated ophthalmopathy in children and adults: current views and management of preventable risk factors.
Pediatr Endocrinol Rev, 4 (2007), pp. 218-224
[109.]
G.E. Krassas.
Thyroid eye disease in children and adolescents: new therapeutic approaches.
J Pediatr Endocrinol Metab, 14 (2001), pp. 97-100

Los autores declaran que no ha habido apoyo financiero a este estudio ni conflicto de intereses que afecte a su imparcialidad.

Copyright © 2008. Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
Opciones de artículo
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos