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Vol. 46. Núm. 5.
Páginas 177 (mayo 1999)
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Conclusiones de la Reunión del Grupo de Trabajo sobre Trastornos Causados por Deficiencia de Yodo (TDY) de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición

Málaga, 27 de febrero de 1998

El yodo es un micronutriente esencial para todos los vertebrados y sustrato indispensable para la síntesis de hormonas yodadas del tiroides, las cuales, además de tener efectos en todos los órganos y tejidos del organismo, son especialmente importantes para el desarrollo del sistema nervioso central.

En los estudios epidemiológicos de los trastornos causados por deficiencia de yodo (TDY) realizados en 14 de las 17 autonomías de España, se han encontrado con frecuencia concentraciones de yodo en orina inferiores a los 100 µ g/l (a veces incluso inferiores a 25 µ g/l), lo que demuestra deficiencia de yodo en todas las áreas estudiadas. En estas circunstancias, se puede encontrar bocio endémico en la población general, especialmente en las mujeres embarazadas y en los escolares. Además, la frecuencia con que los neonatos de zonas en las que hay deficiencia de yodo, incluso "leve", presentan valores altos de TSH en la prueba de detección precoz del hipotiroidismo congénito puede llegar a ser seis veces superior a la frecuencia observada en áreas donde no hay esta carencia nutricional. Esto indica que estos niños pueden pasar por un período de hipotiroidismo transitorio, lo que resulta muy preocupante por ser el período fetal y el primer año de vida tan críticos en el desarrollo del cerebro. Estudios realizados en dos autonomías españolas confirman que el cociente intelectual medio de los escolares de dichas zonas está afectado, de forma que hasta un 85% de ellos no alcanzan el valor medio correspondiente a niños españoles, mientras que en zonas sin esta carencia lo alcanza un 50%.

Algunos de los efectos debidos a la deficiencia de yodo son irreversibles ya al nacimiento, pero todos ellos se pueden prevenir rápida y fácilmente si se corrige la carencia de yodo antes del embarazo y durante el primer año de la vida, ya que se dispone para ello de métodos simples, eficaces y de bajo coste económico para completar el escaso yodo de la dieta. El procedimiento más extendido y recomendado

es la yodoprofilaxis con sal yodada.

Este grupo se adhiere a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud que propugna la yodación universal de la sal, entendiéndose por tal la yodación de toda la sal de consumo humano y animal, incluida la de uso en industrias alimentarias. En tanto no se implemente esta propuesta, el consumo de sal yodada debería ser declarado preferencial, dándole el oportuno soporte legislativo.

Toda la población general debería utilizar la sal yodada en el cocinado y aderezo de los alimentos, especialmente los niños y las mujeres en edad fértil. Su consumo es especialmente importante durante el embarazo y la lactancia, con el objetivo de garantizar el normal desarrollo del sistema nervioso central del feto y del recién nacido, especialmente necesitado de un suministro adecuado de hormonas tiroideas yodadas.

Puesto que la naturaleza geoquímica de la corteza terrestre determina ingestas permanentemente pobres de yodo en determinadas zonas, es preciso que la suplementación de la dieta con yodo vehiculizado por la sal yodada se haga de forma continuada, controlándose periódicamente sus resultados. Así es como se ha conseguido eliminar los TDY en Noruega, Suecia, Finlandia, Suiza y Austria, únicos países europeos actualmente libres de esta carencia.

La sal yodada es segura. En ninguna de las experiencias de profilaxis con sal yodada que se han llevado a cabo en algunas zonas de España, se ha producido una ingesta excesiva de yodo, como lo demuestran las cifras de yoduria media alcanzadas, la más elevada de las cuales ha sido de 175 µ g/l, que es muy inferior a la que resulta de una ingesta excesiva, que pueda influir negativamente en la función tiroidea.

La deficiencia de yodo en España puede considerarse actualmente de grado medio, pero los trastornos que se derivan de ella son tan importantes que esta carencia debe de ser considerada como un problema urgente de salud pública. Solicitamos de las autoridades sanitarias que adopten las medidas necesarias para realizar campañas informativas sobre la naturaleza de los TDY, su prevención y control mediante el empleo de sal yodada, asegurándose de que cuando se hace esta campaña para el público, existen en el mercado partidas de esta sal, correctamente yodada, adecuadas para cubrir el posible aumento de la demanda. Se considera muy recomendable una información previa a cualquier campaña general, dirigida a los médicos especialistas (endocrinólogos, pediatras, así como ginecólogos y obstetras) y médicos de atención primaria, para que puedan contestar correctamente al público. Pero como la ejecución y acciones sanitarias que no se siguen de una vigilancia y evaluación permanentes suelen conducir a un fracaso en la prevención y el control de los TDY, la promoción de la sal yodada no debe constituir una medida aislada, sino que debe formar parte de un Programa de Salud Pública para la Prevención y Control de los TDY, cuyo diseño y ejecución corresponde a las autoridades sanitarias de salud pública.

Este grupo se adhiere plenamente a los objetivos reafirmados por la 49.a Asamblea Mundial de la Salud en 1996 para todos los países del mundo: conseguir la eliminación para el año 2000 del grave problema de salud pública que representan los TDY. Los objetivos concretos son: a) que más del 90% de las familias consuman sal eficazmente yodada; b) eliminación de la deficiencia de yodo, lo que se habrá conseguido cuando la mediana de la yoduria sea igual o mayor que 100 µ g/l; c) erradicación del bocio en los escolares esto se habrá conseguido cuando la prevalencia de bocio sea inferior al 5%, y d) conseguir que la hipertirotropinemia transitoria se presente, como máximo, en el 3% de los recién nacidos.

Habiéndose presentado en esta reunión datos recientes que demuestran que sigue habiendo deficiencia de yodo en España, que disminuye la prevalencia de los TDY tan pronto ésta se corrige con sal yodada, que la industria salinera dispone de la tecnología necesaria para producirla y que ya existe una reglamentación tecnicosanitaria que regula la obtención, circulación y venta de la misma, no hay razón alguna para retrasar las medidas de yodoprofilaxis más allá del tiempo necesario para el diseño, asignación de recursos económicos y puesta en marcha del Programa de Salud Pública para la Prevención y Control de los TDY.

La corrección de la deficiencia nutricional de yodo y la prevención y el control de los TDY en España son organizativa, política y económicamente factibles. Para ello, tanto la sociedad como las autoridades sanitarias de todas las comunidades pueden seguir contando con el apoyo de todos los miembros de este grupo de trabajo, así como de toda la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

En representación del Grupo de Trabajo (TDY) de la SEEN:

Dr. Francisco Escobar del Rey

Dr. Francisco-José Díaz-Cadórniga

Dr. Juan José Arrizabalaga Abasolo

Dr. Federico J. Casimiro Soriguer-Escofet

Dr. Elías Delgado Álvarez

Dr. Sergio Donnay Candil

Dr. Esteban Mayayo Dehesa

Dr. José Antonio Vázquez García

Dr. Lluís Vila

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