En Asturias, donde la deficiencia de yodo fue erradicada en los escolares en el año 2000, persistía una deficiencia de yodo en las mujeres embarazadas, por lo que se les recomendaba la utilización de suplementos yodados. El objetivo de este estudio es conocer la nutrición de yodo de las mujeres embarazadas de nuestra área y la necesidad o no de suplementos yodados.
Material y métodosDurante mayo y junio de 2013 hemos estudiado la nutrición de yodo y la función tiroidea en el primer trimestre del embarazo de 173 mujeres del área sanitaria de Oviedo.
ResultadosLa mediana de la yoduria fue 197μg/L. Tomaban suplementos yodados el 47% de las mujeres, con una mediana de yoduria superior a la de las que no tomaban suplementos yodados (247 vs 138μg/L; <0,001) y también una TSH superior (2,30 vs 1,94 mU/L), aunque no significativamente diferente. La yoduria fue también superior en las mujeres que tomaban más de 2 raciones de productos lácteos (mediana: 230μg/L) que en aquellas que tomaban menos de 2 raciones (mediana: 191μg/L). Dentro del grupo de mujeres que no tomaban suplementos yodados, aquellas que utilizaban habitualmente sal yodada en la cocina (47%), tenían una mediana de yoduria de 190μg/L, indicativa de suficiencia de yodo.
ConclusiónEn la actualidad los suplementos yodados serían innecesarios en las mujeres embarazadas de nuestra entorno que consumen de forma habitual sal yodada y la recomendación en estos casos debería ser la de continuar utilizando la sal yodada en la cantidad recomendada en la gestación, así como consumir al menos dos raciones diarias de leche o productos lácteos.
In Asturias, where iodine deficiency was eradicated in school children by the year 2000, iodine deficiency persisted in pregnant women, who were recommended to use of iodine supplementation. The aim of this study was to determine the iodine nutrition of pregnant women in our area and whether or not iodine supplements are needed.
Material and methodsThroughout May and June 2013 we studied the iodine nutrition and thyroid function during the first trimester of pregnancy in 173 women in the health area of Oviedo.
ResultsThe median urinary iodine was 197μg/L. Iodinated supplements were used by 47% of women, which had a yoduria median higher than those not taking iodinated supplements (247 vs. 138μg/L; p<.001), and also a higher TSH (2.30 vs 1.94 mU/L) although not significantly different. Yoduria was also higher in women who took more than 2 servings of dairy products (median: 230μg/L) than those who took less (median: 191μg/L). Within the group of women who were not taking iodine supplements, those regularly using iodized salt in the kitchen (47%) had a median urinary iodine concentration of 190μg/L indicating iodine sufficiency.
ConclusionsIodinated supplements seem unnecessary nowadays in pregnant women of Oviedo who regularly take iodized salt and our recommendation in these cases should be to continue the use of iodized salt in the recommended amounts during pregnancy and consume at least two daily servings of milk or dairy products.
La deficiencia de yodo (DY) en Asturias fue documentada en la población escolar asturiana en los años 80 del pasado siglo1. Tras la comercialización de la sal yodada2 y el trabajo continuado del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Central de Asturias y de la Consejería de Sanidad del Gobierno del Principado de Asturias se consiguió, ya en el año 2000, la erradicación de la deficiencia de yodo en población escolar, en asociación con una alta tasa de utilización de la sal yodada3. Sin embargo, al igual que en otras regiones de España4,5 la ingesta de yodo era insuficiente para cubrir las necesidades aumentadas de este elemento durante la gestación debidas a la combinación de mayor pérdida renal, la desyodación placentaria y las necesidades adicionales de tiroxina por parte del feto6. Por este motivo desde 2005 se recomienda en España la suplementación con yoduros a todas las mujeres durante el embarazo y la lactancia.
En los últimos años, sin embargo, se ha constatado un aumento de la yoduria tanto en escolares como adultos7, que se atribuye al incremento de la concentración de yodo en la leche8. Por otra parte, los resultados de la suplementación de las madres con yoduros no ha demostrado efectos consistentes sobre el desarrollo de sus hijos9,10; por este motivo desde algunas instancias11 se ha desaconsejado la suplementación universal con yodo en las mujeres embarazadas y lactantes, recomendándose únicamente en aquellas con alto riesgo de ingesta insuficiente de yodo o de desarrollar disfunción tiroidea en estas etapas. Además algunos estudios han observado niveles más elevados de TSH y más bajos de hormonas tiroideas en las mujeres que reciben suplementos yodados durante la gestación12,13, por lo se ha postulado que la suplementación con sales yodadas podría tener en algunas mujeres un efecto contrario al esperado.
Con el objetivo de conocer la situación nutricional de las mujeres gestantes de nuestra área sanitaria en la actualidad hemos realizado un estudio de las yodurias y la función tiroidea en una muestra de las mujeres captadas en su primera visita al sistema sanitario por embarazo.
Material y métodosLa muestra está compuesta por 173 mujeres embarazadas del área sanitaria IV de Asturias captadas de forma consecutiva en su primera visita a la matrona de su Centro de Salud en mayo y junio de 2013, y que dieron su consentimiento para participar en el estudio.
A todas ellas se les recogió al día siguiente una muestra aleatoria de orina para determinación de yoduria, y se les extrajo una muestra de sangre para determinación de TSH, tiroxina (T4) libre y anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (Ac anti-TPO).
La yoduria fue determinada mediante HPLC-ECD (High-Performance Liquid Chromatography de pares iónicos por detección electroquímica). La TSH (valor normal [VN]: 0,17-4,15 mU/L y coeficiente de variación [CV]: 0,8-2,9%)14, T4l (VN: 0,99-1,67ng/ml y CV:1,8-3,2%) y los anticuerpos anti-TPO (VN:<20 U/L) mediante inmunoanálisis por quimioluminiscencia de Roche Diagnostics.
Se realizó además una encuesta sobre el uso de suplementos yodados, sal yodada y consumo de lácteos. El consumo de sal yodada se consideró positivo cuando se hacía de forma habitual desde al menos un año antes del reciente embarazo. Para estimar el consumo de productos lácteos se preguntó sobre el consumo numérico diario de vasos de leche y de yogures, así como de raciones de queso semanales. Se consideró una ración un vaso de leche, 2 yogures o 100g de queso.
Para el procesamiento estadístico se utilizó el programa SPSS versión 15.0. Se utilizó el test de la t de Student para las diferencias de las variables cuantitativas, el test ANOVA para las cualitativas y el coeficiente de correlación de Spearman para las correlaciones bivariadas. Para las variables con una distribución no normal se utilizó el test de la Kolmogorov-Smirnov.
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Estudios Clínicos del Hospital Universitario Central de Asturias
ResultadosLa yoduria media fue de 229,6±162,3μg/L (17-777) con una mediana de 197μg/L.
Del total de 173 mujeres, 88 tomaban suplementos yodados desde al menos 7 días antes y 85 no tomaban suplementos yodados. No había diferencias entre ambos grupos con respecto a la edad, presencia de Ac anti-TPO, consumo de productos lácteos ni toma de sal yodada (tabla 1).
Características de la muestra
Tomaban suplemento yodado | No tomaban suplemento yodado | Total | |
n | 88 | 85 | 173 |
Edad (años) | 33,8±5,8 | 32,1±7,1 | 32.8 ± 6.9 |
Edad gestacional (semanas) | 7±2 | 7±2 | 7±2 |
Utilizaban sal yodada | 43 (48,9%) | 38 (44,7%) | 81 |
Raciones de productos lácteos | 2,5±1,2 | 2,3±1,3 | 2,4±1,3 |
Ac anti-TPO (+) | 8 (9,4%) | 7 (9,1%) | 15(9,3%) |
Como vemos en la tabla 2 la yoduria de aquellas que tomaban suplemento yodado fue significativamente mayor (p<0,001) que la de aquellas que no lo tomaban, siendo las medianas de 247 y 138μg/L respectivamente.
Yodurias e función de la toma de suplementos yodados y consumo habitual de sal yodada
Total | Toman sal yodada | No toman sal yodada | ||||
n | Yoduria (μg/L) | n | Yoduria (μg/L) | n | Yoduria (μg/L) | |
Tomaban suplemento yodado | 88 | 297±184Mediana: 247(RI:217) | 43 | 275±17Mediana: 258(RI:182) | 45 | 319±195Mediana: 245(RI:221) |
No tomaban suplemento yodado | 85 | 160±96Mediana: 138(RI: 125) | 38 | 183±109Mediana: 190(RI:128) | 47 | 141±79Mediana: 121(RI:124) |
RI: rango intercuartílico
En la figura 1 se muestra la distribución de las yodurias en ambos grupos, observándose que, entre las que tomaban suplemento yodado, 33 mujeres (37,5%) tenían yodurias superiores a 300μg/L y 12 (13,6%) superiores a 500μg/L. Tenían una yoduria insuficiente (inferior a 150μg/L) un 20,5% de las mujeres que tomaban suplemento y un 51,8% de las que no lo tomaban.
La mayoría de las mujeres (70%) tomaban 2 o más raciones diarias de productos lácteos. El consumo de productos lácteos no se correlacionó con las yodurias, que fueron sin embargo inferiores (p<0,.05) en las que tomaban 2 o menos raciones diarias (208±145μg/L: mediana: 191μg/L) que en las que tomaban más de 2 raciones al día (250±175μg/L; mediana: 230μg/L).
Una vez excluidas aquellas mujeres con Ac anti-TPO, la TSH media fue de 2,13±1,16 mU/L; se observó una tendencia a TSH más alta en el grupo que tomaba suplementos, aunque sin diferencias significativas (2,30±1,26 vs 1,94±1,04). No hubo diferencias en la concentración de T4 libre plasmática entre ambos grupos (1,18±0,15 vs 1,16±0,15). El 42,5% de las mujeres que tomaban suplementos yodados tenían una TSH superior a 2,5 mU/L frente a solo un 26,5% entre las que no tomaban suplementos (p<0,05).
En aquellas mujeres que no tomaban suplementos yodados pero consumían habitualmente sal yodada la yoduria media era de 183,1±109,2μg/L, con una mediana de 190μg/L, mientras que en las que no consumían sal yodada era de 140,7±79,2μg/L, con una mediana de 121μg/L, sin que hubiera diferencias en el consumo de raciones de productos lácteos (2,4±1,3 vs 2,2±1,2).
DiscusiónEl yodo es imprescindible para la formación de las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triiodotironina (T3), fundamentales para la maduración y desarrollo del sistema nervioso central del feto15.
Las necesidades de yodo durante la gestación aumentan más del 50% debido al aumento del aclaramiento renal de yodo y a las mayores necesidades de síntesis de hormonas tiroideas para cubrir las necesidades fetales, calculándose en 250 microgramos diarios16. Por este motivo incluso las mujeres de áreas con suficiencia de yodo están en riesgo de tener deficiencia de yodo durante la gestación17,18.
La deficiencia grave de yodo en el embarazo se asocia a cretinismo, menor desarrollo mental y otras alteraciones neurocognitivas en los niños19,20. Cuando esta deficiencia es leve o moderada su repercusión es más leve y sutil, pero en los últimos años varios estudios han demostrado peores resultados en diferentes tests neurocognitivos y de rendimiento escolar en aquellos niños nacidos de madres con una insuficiente nutrición de yodo durante su embarazo21,22.
España es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace 10 años23 un país sin deficiencia de yodo. Sin embargo, la ingesta de yodo no era suficiente para garantizar una adecuada nutrición de yodo en las mujeres embarazadas como demostraron los resultados de los estudios realizados tanto en Asturias4 como en otras comunidades autónomas. Las medianas de la yoduria eran en todos estos casos inferiores a 150μg/L, indicando un consumo insuficiente de yodo, con la excepción de la zona montañosa de Cataluña24. Ante esta evidencia en 2005 el Ministerio de Sanidad autorizó la comercialización de suplementos de yoduro potásico para la profilaxis de la deficiencia de yodo en mujeres embarazadas, financiables por el Sistema Nacional de Salud25, y tanto la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) como otras sociedades científicas recomendaron la utilización de suplementos yodados en las mujeres embarazadas.
Con posterioridad a la comercialización de los suplementos yodados los resultados de la mayoría de los nuevos estudios realizados en distintas zonas de España, han mostrado cómo las medianas de yoduria en el primer trimestre del embarazo, aunque más altas que las previas, seguían siendo insuficientes26,27; en cambio en otras áreas como Guipúzcoa28 se observó ya una suficiencia de yodo, debido a la alta utilización de los suplementos de yoduros. En Asturias los datos del año 2008 mostraban también yodosuficiencia, con una mediana de yoduria de 155,7μg/L, reportándose la utilización de suplementos yodados por un 77% de las mujeres gestantes29. Sin embargo, en un estudio realizado en 2010 en mujeres en edad fértil que no tomaban suplementos observamos ya una mediana de yoduria de 169μg/L, solo levemente inferior a la encontrada en escolares de 6 a 14 años, en los que era de 181μg/L30
En el estudio actual, realizado en los meses de mayo y junio de 2013 en mujeres del área de Oviedo durante el primer trimestre de su embarazo, observamos una mediana de yoduria de 197μg/L, claramente por encima de 150μg/L; ello se debe a que un 51% tomaban suplementos yodados, y probablemente también a un aumento de la ingesta de yodo proveniente de la leche y los productos lácteos, puesto que su alto contenido de yodo se ha comprobado en los últimos años en varias países31, y también en España8, incluyendo Asturias.
Analizando dentro de este grupo de mujeres a aquellas que tomaban suplementos yodados, un porcentaje importante tenían una yoduria superior a 300μg/L, nivel excesivo según los criterios de la OMS32; esto podría estar en el origen del otro hallazgo de nuestro estudio: que este grupo de mujeres tenían niveles de TSH más elevados que aquellas que no los tomaban, hecho ya recogido en otros estudios observacionales en España33 y en Italia13; en este último trabajo los autores atribuyen el hallazgo a un fenómeno transitorio de aturdimiento de la glándula tiroidea, por lo que no desaconsejan la suplementación yodada, sino que recomiendan que se inicie varios meses antes de la gestación, para así evitar un abrupto incremento del aporte de yodo durante la misma.
Tras separar la muestra en dos grupos según tomaran con anterioridad o no suplementos yodados, observamos que aquellas mujeres que no tomaban dichos suplementos tenían una mediana de yoduria de 121μg/L, por debajo de lo recomendado. Sin embargo, las mujeres que no tomaban suplementos yodados, pero consumían habitualmente sal yodada mostraban una mediana de yoduria dentro de los límites recomendados (190μg/L); por tanto creemos que en estas mujeres no serían necesarios los suplementos yodados, y sería suficiente la recomendación de continuar utilizando la sal yodada. La sal yodada en España es una de las de mayor contenido en yodo de Europa, ya que tiene 60ppm, y con 3 gramos diarios puede lograrse una ingesta suficiente2. Aunque en nuestro estudio no se ha observado correlación entre el consumo de productos lácteos y la yoduria, la mayoría de las mujeres tomaban 2 o más raciones diarias, y eso es lo que se recomienda para todas las mujeres embarazadas34, teniendo en cuenta que las leches ecológicas son pobres en yodo35.
Que aquellas mujeres embarazadas que consumen habitualmente sal yodada tengan una ingesta suficiente de yodo no debe hacernos olvidar que solamente un 47% de las mujeres de nuestro estudio la consumen, y lo mismo ocurre en otras regiones de España28,36, por lo que deberían implementarse medidas de salud pública tendentes a conseguir su consumo al menos en el 90%, como recomienda la ICCD-OMS32, ya que lo recomendable es asegurar una adecuada repleción de los depósitos tiroideos de yodo antes del embarazo.
Por otro lado es imprescindible, tal como recomienda el grupo de trabajo de la SEEN37, el seguimiento epidemiológico de la nutrición de yodo en mujeres en edad fértil ante los cambios inadvertidos en el contenido de yodo de la alimentación. El aumento de las yodurias observado en el estudio actual se debe a un aumento inadvertido de la ingesta de este mineral probablemente debido al incremento de su concentración en los productos lácteos durante los últimos años, como consecuencia de cambios en la composición de los piensos para alimentación del ganado. Se ha producido un éxito inadvertido en salud pública tal como se describió en el Reino Unido hace años38.
Hemos de tener en cuenta además que algunos países que desde hace muchos años eran considerados yodosuficientes, tales como EE. UU.39–41, Australia42 o el Reino Unido43, presentan en la actualidad medianas de yoduria en las mujeres gestantes menores a las recomendadas.
Como conclusión creemos que en el momento actual los suplementos yodados serían innecesarios en las mujeres embarazadas de nuestro entorno que venían consumiendo de forma habitual sal yodada, puesto que la ingesta de yodo es suficiente con su alimentación habitual. En estas mujeres el consejo debería ser continuar utilizando la sal yodada en la cantidad recomendada en la gestación, así como consumir al menos dos raciones diarias de leche o productos lácteos. (fig. 1)
Es una obligación de las autoridades sanitarias seguir promoviendo la utilización de la sal yodada en la alimentación para conseguir que todas las mujeres lleguen al embarazo en óptimas condiciones de nutrición de yodo.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses