Hemos leído con mucha atención el interesante artículo de la Dra. Silvia Guiral et al.1 «Reemergencia del sarampión. Situación epidémica en la Comunidad Valenciana durante los años 2011 y 2012» en el que se describe la incidencia de sarampión en las provincias de Alicante y Valencia, y cómo se puso fin a la aparición de nuevos casos de la enfermedad mediante la vacunación anti-sarampión de las poblaciones en riesgo no inmunizadas (vacuna triple vírica: sarampión, rubéola y parotiditis). Se confirmaron 976 casos y se detectaron 25 brotes.
Se indica que el porcentaje de casos no vacunados o con vacunación desconocida alcanzó el 85,2%, y se considera que la epidemia se debió a un déficit de la cobertura vacunal contra la enfermedad. Sin embargo, la información sobre la efectividad de la vacunación anti-sarampión (EVS) no se presenta en este estudio.
La estrategia central para impedir la difusión de la enfermedad es la vacunación específica y el mantenimiento de tasas muy elevadas de población vacunada que se estiman del 95% o más.
Durante los brotes de sarampión se pone a prueba la EVS sobre el terreno, y el cálculo de dicha efectividad es posible llevarlo a cabo a partir de la comparación entre la tasas de ataque de los no vacunados (TAnv) y la tasa de ataque de los vacunados (TAv): EVS=(TAnv–TAv)/TAv2.
La determinación de la EVS permite conocer si esta efectividad se encuentra en los niveles esperados, y si los programas de vacunación contra la enfermedad están siendo adecuados, teniendo en cuenta las cepas de sarampión circulante, las condiciones locales de administración de la vacuna y el funcionamiento de la cadena del frío.
Se ha indicado que la EVS puede estimarse de forma fiable con un bajo coste. En general, se considera aceptable una EVS mayor del 90%3, y en brotes recientes de sarampión en nuestro país o en otros países se ha estimado entre el 74 y el 98%4–8.
En brotes de sarampión ocurridas en la provincia de Castellón en los años 1987 y 1992 se estimó una EVS del 82,7 y del 92,9%, respectivamente9,10.
Por todo ello y en conclusión, creemos que dicha determinación puede ser de ayuda en la evaluación de los programas de vacunación contra la enfermedad.