Sr. Director: Blastoschizomyces capitatus es un hongo levaduriforme que puede ser recuperado del suelo y formar parte de la flora saprofita de la piel y de los tractos respiratorio y digestivo del hombre1. Su patogenicidad ha sido mostrada en modelos animales y se ha relacionado con cuadros infecciosos en humanos, causando infecciones diseminadas, afectación pulmonar, renal y hepática, endocarditis y meningitis en pacientes con inmunodeficiencias graves, especialmente en enfermos hematológicos, y también afectación superficial, como la onicomicosis1-3,5,6. Presentamos un caso de funguemia por B. capitatus en un paciente neutropénico grave.
Paciente de 30 años de edad sin antecedentes médico-quirúrgicos relevantes, que ingresó el 6 de enero de 1999 por dolores óseos generalizados de predominio nocturno y astenia intensa. Presentaba citopenias importantes en sangre periférica y blastosis masiva en el medulograma. Fue diagnosticado de leucemia mieloblástica aguda, tipo M0 segun la clasificación del grupo French-American-British. Las metafases analizadas presentaban todas el cariotipo 46, XY, del(11)(q23). Se inició tratamiento con daunorubicina y ara-C según el esquema clásico «3 + 7». El paciente fue atendido en régimen de aislamiento inverso y recibió ciprofloxacino (500 mg/12 h) y fluconazol (100 mg/48 h) orales como profilaxis infecciosa de la neutropenia; asimismo, se realizaron cultivos de vigilancia semanales de fosas nasales, pericatéter, conexiones del catéter, faringe, orina y región perianal.
El día 2 de febrero de 1999 se aisló B. capitatus en el exudado faríngeo, observándose en el examen directo del mismo la presencia de formas levaduriformes. En este momento el paciente estaba febril, con mucositis importante, lesiones necrótico-he-morrágicas en el paladar blando y la mucosa yugal, sin crecimiento de microorganismos en los hemocultivos. Según el protocolo habitual recibió tratamiento con ceftazidima, amikamicina, teicoplanina y anfotericina B desoxicolato (dosis inicial de 25 mg, hasta un total de 130 mg). A las 2 semanas se aisló de nuevo B. capitatus en la faringe y también en el exudado de la región perianal y en los dos hemocultivos de una misma serie extraídos con un intervalo de tiempo significativo. El paciente seguía febril, neutropénico grave, sin respuesta a la quimioterapia de inducción y con hipocaliemia y elevación de la creatinina sérica progesivas; por todo ello se cambió el tratamiento a anfotericina B complejo lipídico (Abelcet®, 300 mg/día hasta una dosis total acumulada de 1.500 mg). Se administró un nuevo ciclo de quimioterapia con mitoxantrona, etopósido y ara-C a dosis intermedias. Se administró también G-CSF subcutáneo (400 mg/día) al terminar la quimioterapia, con objeto de favorecer la recuperación leucocitaria. La infusión del preparado lipídico produjo reacciones urticariformes y febriles acompañadas de tiritona intensa con persistencia de las alteraciones metabólicas; por ello se cambió a la forma liposomal de anfotericina B (ambisome, 150 mg/día).
A pesar de una mejor tolerancia, el enfermo continuó febril y postrado hasta la recuperación de las cifras de leucocitos polimorfonucleares, que coincidió con la consecución de la remisión completa medular de la leucemia. La punta del catéter recambiado fue cultivada y resultó estéril. En sendos ecocardiogramas practicados no se encontraron datos de endocarditis. Sí existía serositis múltiple con líquido libre en recesos peritoneales, derrame pericárdico y pleural bilateral de escasa cuantía no filiados demostrados en la TAC-toracoabdominopélvica y lesiones hipodensas en hígado y bazo que se resolvieron sin intervención sobre los mismos.
El ciclo de consolidación presentó las mismas características que el anterior, recibiendo el paciente profilaxis antifúngica con itraconazol (200 mg/ día p.o.) y anfotericina B complejo lipídico (Abelcet® 150 mg a días alternos) hasta una dosis total acumulada de 7.100 mg2,3,6. No se encontraron nuevos aislamientos de B. capitatus en este paciente. En la actualidad ha sido sometido a un homotrasplante de médula ósea con buena evolución hasta el momento.
B. capitatus, también denominado Geotrichum capitatum o Trichosporum capitatum, y en su forma perfecta Dipodascus capitatus, se presenta microscópicamente como una levadura en forma de aneloconidias unicelulares cilíndricas con un extremo aplanado y el otro redondeado, que produce hifas y seudohifas4-8; es de fácil crecimiento en medio de Sabouraud y Sabouraud suplementado con actidiona y a temperatura de 30 y 45 °C. El crecimiento se manifiesta como colonias levaduriformes de aspecto y color cremoso en placas de Sabouraud y agar sangre, siendo característica la falta de asimilación de D-xylosa, sucrosa y celobiosa. Es incapaz de hidrolizar la urea5-8.
Nuestro aislado fue identificado según sus características morfológicas antes descritas, por su crecimiento a 45 °C y los patrones bioquímicos obtenidos con el sistema API Id32C (bioMériéux), y posteriormente redenominado Blastoschizomyces capitatus, siguiendo la nomenclatura más reciente9. Presentaba una concentración mínima inhibitoria para anfotericina B de 1 µg/ml, 5 fluorocitosina de 4 µg/ml, fluconazol de 16 µg/ml e itraconazol de 0,16 µg/ml, según informe de la Sección de Micología del Instituto Carlos III de Madrid10.
Queremos recordar con nuestro caso la importancia de los cultivos de vigilancia y seguimiento para la búsqueda de hongos en los enfermos neutropénicos, ya que habitualmente predicen el desarrollo de infección diseminada grave.