Sr. Editor: Las manos del personal sanitario actúan como vectores de transmisión de microorganismos de unos enfermos a otros. Una adecuada higiene de manos antes y después de manipular a un paciente es una medida eficaz para reducir las infecciones nosocomiales (IN)1-4. Sin embargo, los trabajadores sanitarios realizan esta higiene de manos en menos de la mitad de las ocasiones en las que estaría indicado realizarla, y son varias las barreras identificadas2,5: irritación producida por los productos y/o la técnica de higiene, poca accesibilidad a los productos, prioridad en atender al paciente antes que en la antisepsia, uso de guantes en vez de antisepsia, olvido o desconocimiento de las recomendaciones, falta de tiempo, alta carga asistencial y falta de información respecto al impacto de la higiene en el control de la IN. Algunas de estas barreras pueden verse minimizadas con la introducción de un antiséptico de base alcohólica junto con una campaña de sensibilización e información3. Los antisépticos de base alcohólica permiten una antisepsia adecuada en una cuarta parte del tiempo que se emplearía usando un jabón antiséptico, siempre que no haya suciedad visible3-6. El uso de estos productos, junto con estrategias combinadas de educación, material escrito, uso de recordatorios y retroalimentación continua (feedback) son las medidas que han mostrado un efecto más marcado y duradero7,8.
El Servicio Canario de la Salud (SCS), con el fin último de incrementar la bioseguridad de la atención sanitaria, ha desarrollado un proyecto encaminado a mejorar la adherencia a las recomendaciones de la higiene de manos por parte de los profesionales y a la instauración de políticas globales de seguridad de pacientes. Presentamos aquí los resultados del estudio piloto centrado en la promoción de la higiene de manos, realizado durante el año 2006 en siete áreas consideradas de alto riesgo dentro de un complejo hospitalario de tercer nivel con 827 camas.
Se realizó un estudio de intervención no aleatorizado, con evaluación antes-después, valorando la frecuencia de la higiene de manos realizada por parte de personal médico, de enfermería y de auxiliares de enfermería que tienen contacto directo con pacientes. Se definió como "contacto directo" todo procedimiento que implicara la relación directa de la mano del trabajador sanitario con piel y/o mucosas de un paciente, y "oportunidad de higiene", toda aquella situación en la que esté indicado realizar higiene de manos, sea cual sea la técnica recomendada (lavado habitual, antiséptico, quirúrgico o uso de soluciones alcohólicas).
La vigilancia consistió en períodos de observación de 40 min cada uno, en los que el personal de enfermería del Servicio de Medicina Preventiva previamente entrenado registraba la existencia de una oportunidad de higiene, si se llevaba a cabo ésta y la categoría del personal implicado. Se estudiaron siete áreas consideradas de alto riesgo: tres áreas de medicina intensiva (adultos, pediátricos, neonatales), dos de hospitalización de pacientes neutropénicos (adultos, pediátricos) y dos de urgencias (adultos y pediátricas). En estas áreas existe lavamanos en cada habitación (cuidados intensivos de adultos, unidades de oncohematología) o estratégicamente situados (en el resto de áreas). No se comunicó a los trabajadores que iban a ser observados, pues esta práctica era coincidente con la visita regular a estas áreas por otros motivos (vigilancia de la infección nosocomial, toma de muestras ambientales, inspecciones de higiene, etc.).
La intervención consistió en la introducción de una solución hidroalcohólica, charlas teórico-prácticas sobre el uso de la misma y feedback sobre los resultados conseguidos en cada área. La solución hidroalcohólica se estaba usando previamente en la unidad de cuidados intensivos (UCI) neonatales y esporádicamente en otras áreas para el control de situaciones epidémicas. En esta primera fase sólo se introdujeron las presentaciones de 500 o 1.000 ml en los controles de enfermería o en las habitaciones de pacientes (dependiendo del área).
Se registraron 2.381 oportunidades de higiene de manos en dos trimestres diferentes, antes de introducir la solución hidroalcohólica (período basal, enero-marzo de 2006; 1.253 oportunidades) y 3 meses después de su introducción (período postintervención, octubre-diciembre de 2006; 1.128 oportunidades).
Se detectó un incremento significativo en la frecuencia de la higiene de manos entre ambos períodos, pasando del 29,7% del período basal al 41,4% del período postintervención (p < 0,001). En la tabla 1 se muestran los cambios según la categoría profesional y el área estudiada. Llama la atención que los facultativos, que era la categoría profesional con menor cumplimiento basal, fue el único grupo que no mostró un incremento significativo. Respecto a la frecuencia de higiene por áreas, todas mostraron un incremento significativo excepto las UCI neonatales. No obstante, esta área partía de una situación basal especialmente buena y, además, en esta área ya se estaba usando previamente la solución hidroalcohólica. Pensamos que si la intervención, además de producir una mejoría en la frecuencia de higiene de manos la produjo en la forma de hacerla, el beneficio ha sido doble: se usa más y se usa un producto más eficaz.
Cambios en la frecuencia de la higiene según el área y la categoría profesional
Período primero | Período segundo | p | |||
n | % | n | % | ||
Global | 372 | 29,7 | 467 | 41,4 | 0,000 |
Categoría profesional | |||||
Enfermería | 250 | 39,7 | 324 | 56,6 | 0,000 |
Auxiliar | 93 | 23,1 | 104 | 31,6 | 0,007 |
Médicos | 29 | 13,1 | 39 | 17,2 | 0,14 |
Área de trabajo | |||||
Medicina intensiva de adultos | 26 | 13,1 | 56 | 37,8 | 0,000 |
Medicina intensiva pediátrica | 40 | 36,0 | 88 | 55,0 | 0,002 |
Cuidados intensivos neonatales | 63 | 50,0 | 127 | 54,7 | 0,23 |
Oncohematología de adultos | 62 | 25,7 | 63 | 38,9 | 0,004 |
Oncohematología infantil | 26 | 41,9 | 43 | 66,2 | 0,005 |
Urgencias de adultos | 35 | 18,6 | 53 | 30,6 | 0,006 |
Urgencias pediátricas | 15 | 11,1 | 37 | 19,7 | 0,02 |
En un hospital de Ginebra se realizó el estudio publicado con mayor número de observaciones de higiene de manos, y mediante la campaña realizada se consiguió un incremento significativo del 48% inicial al 66% final (incremento del 38%)5. En nuestro estudio el incremento observado ha sido muy similar, del 39%, pero la campaña desarrollada en nuestro centro solamente ha llevado a cabo sus primeras fases, por lo que el impacto final podría ser mayor. En otro estudio realizado en cuatro hospitales6 se observaron incrementos significativos solamente en aquellos hospitales en que se desarrolló la campaña completa, y no en el hospital en el que sólo se hizo la introducción de la solución alcohólica, como ha sido nuestro caso. Pensamos que el hecho de haber observado sólo áreas de alto riesgo en nuestro centro podría explicar estas diferencias.
A pesar de la evidencia publicada, recientemente, se está cuestionando la efectividad de estas estrategias en sí mismas9, argumentándose que los factores que determinarían el éxito de estas campañas serían factores puramente organizativos. No obstante, los datos aquí presentados corresponden a una intervención mínima en la que no han influido las características organizativas, y habrá que confirmar estos resultados con las siguientes fases de la campaña.