En la actualidad, el complejo Streptococcus bovis (S. bovis) está compuesto por diferentes especies relacionadas genéticamente. Mediante el empleo de técnicas de biología molecular, y en concreto en la secuenciación por el gen sodA, se distinguen 5 especies diferentes de origen humano: Streptococcus gallolyticus subsp. gallolyticus, Streptococcus gallolyticus subsp. macedonicus, Streptococcus gallolyticus subsp. pasteurianus, Streptococcus infantarius subsp. infantarius y Streptococcus infantarius subsp. coli1,2.
Se describen como cocos gram positivos anaerobios facultativos que expresan el antígeno D de Lancefield en su pared celular, son catalasa y oxidasa negativos, crecen en presencia de bilis, hidrolizan la esculina y son incapaces de crecer en medios con un 6,5% de NaCl1. Son microrganismos que forman parte de la microbiota intestinal, colonizando el intestino grueso de personas sanas entre un 5-16%3. Todas las especies son capaces de producir infecciones, siendo la más frecuente la bacteriemia y la endocarditis, especialmente en pacientes con neoplasia de colon u otras lesiones intestinales, incluso de carácter benigno4. También se ha vinculado su aislamiento con otro tipo de neoplasias, en pacientes con distintas hepatopatías crónicas y en abscesos de variadas localizaciones5,6. La identificación de la subespecie es importante ya que determinadas subespecies se asocian con enfermedades específicas. Así, el aislamiento de S. gallolyticus subsp. gallolyticus se encuentra relacionado con la presencia del cáncer de colon, mientras que el aislamiento de S. gallolyticus subsp. pasteurianus está más relacionado con enfermedades hepatobiliares7.
Describimos un caso de infección de prótesis articular de cadera por S. gallolyticus subsp. pasteurianus. La paciente, una mujer de 79 años, activa e independiente para las actividades de la vida diaria, acudió a nuestro centro refiriendo febrícula y dolor en cadera izquierda, sin presencia de fístula, eritema ni tumefacción y ausencia de síntomas mecánicos. Cómo únicos antecedentes de interés refería una intervención de prótesis de rodilla derecha y de cadera izquierda hacía 20 años, con cirugía de recambio de la prótesis de cadera en otro centro hospitalario 10 años antes. El hemograma era normal, salvo una leve anemia (hemoglobina 9,2g/dL y hematocrito 27,5%) y los enzimas hepáticos (GOT y GPT) estaban dentro de la normalidad (26UI y 24UI, respectivamente) en la bioquímica hemática. Destacaba una VSG de 92mm/h y la proteína C reactiva era de 73mg/L. El examen radiológico de pelvis mostró la presencia de signos de aflojamiento de la prótesis. El análisis del líquido articular, obtenido por punción ecodirigida tras lavado articular con suero fisiológico, presentaba un aspecto sanguinolento turbio con 18.000 leucocitos/μl (98% de leucocitos polimorfonucleares) y ausencia de cristales. En la tinción de gram no se observaron microorganismos. Inicialmente se pautó antibioterapia de amplio espectro con cefepima y teicoplanina. Dado que la paciente no presentó fiebre en el momento del ingreso ni durante toda su estancia hospitalaria, no se extrajeron hemocultivos. El cultivo microbiológico del líquido articular fue positivo a las 48h de incubación, visualizándose el crecimiento de colonias pequeñas no hemolíticas que se identificaron mediante el VITEK® MS (bioMèrieux, Marcy l’Étoile, France) como S. gallolyticus subsp. pasteurianus. La sensibilidad antibiótica se realizó mediante método de disco difusión en agar Mueller-Hinton con el 5% de sangre de carnero siguiendo las directrices del Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI)8, siendo el microorganismo sensible a penicilina G, cefotaxima, clindamicina, eritromicina, levofloxacino y vancomicina.
Tras el diagnóstico de aflojamiento séptico de la prótesis de cadera, la paciente fue intervenida en un primer tiempo quirúrgico en una estrategia de recambio protésico en 2 tiempos, colocando entre ambos tiempos un espaciador de cemento Vancogenx® y tomándose muestras para cultivo de líquido articular, tejidos periprotésicos y la propia prótesis, que fueron enviados al servicio de microbiología. No se visualizaron microorganismos en la tinción de gram de ninguna de las muestras quirúrgicas. Sin embargo, en 2 muestras de tejidos y en la prótesis, tras su sonicación, creció la misma cepa de S. gallolyticus subsp. pasteurianus. La biopsia intraquirúrgica fue compatible con una artritis séptica con un recuento de leucocitos polimorfonucleares superior a 10 en 5 campos de gran aumento, y con cambios degenerativos y reacción gigantocelular tipo a cuerpo extraño en el estudio anatomopatológico. Se ajustó el tratamiento intravenoso con levofloxacino, 500mg cada 12h, debido a que el microorganismo era sensible al mismo y a la gran actividad de este antibiótico en las infecciones osteoarticulares, incluidas las infecciones protésicas, y por su conocida excelente penetración en los tejidos.
Dada la asociación del grupo S. bovis con neoplasias intestinales y a algún episodio previo de diarrea no filiada en la paciente durante los meses anteriores a este ingreso, se le realizó una colonoscopia que resultó normal. Debido a la ausencia de semiología característica de endocarditis, no se justificó la realización de una ecocardiografía. Tras una evolución clínica y analítica favorable, la paciente fue dada de alta hospitalaria, y se continuó el tratamiento con levofloxacino por vía oral de forma ambulatoria, que cumplimentó durante 6 semanas hasta que apareció una mala tolerancia al fármaco con dolor en los talones, cambiándose por cefditoreno pivoxilo, a dosis de 400mg cada 12h. Durante las 10 semanas de tratamiento antibiótico, en espera de la intervención de colocación de una nueva prótesis en un segundo tiempo, se ha observado un descenso de los parámetros inflamatorios, reduciéndose los valores de proteína C reactiva a 4,9mg/L.
Aunque las infecciones articulares causadas por estos microorganismos son escasas, existen varios trabajos publicados9,10. En nuestro caso, S. gallolyticus subsp. pasteurianus se aisló tanto en el líquido articular como en los tejidos periprotésicos y en la propia prótesis articular, pudiéndose tratar, como ocurre frecuentemente en este tipo de infecciones, de una infección asociada a la formación de biopelículas sobre la prótesis. En nuestra paciente no se encontraron signos de penetración externa como origen de la infección, por lo que podría ser una artritis causada por vía hematógena debido a una posible bacteriemia transitoria relacionada con los episodios de diarrea que presentó la paciente unos meses antes, o bien una infección crónica tardía, aunque este supuesto es menos probable dado que había transcurrido un largo tiempo (una década) desde la última cirugía de recambio de la artroplastia de cadera.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.