La influencia de las nuevas tecnologías en la microbiología moderna se halla directamente relacionada con su automatización, auténtico motor de cambio. La automatización se ha venido produciendo desde los inicios de la microbiología clínica, pero es a partir de la década de los años ochenta cuando se desarrolla ampliamente, proyectándose en el futuro inmediato a todas las áreas de la especialidad. La automatización se ha convertido en un elemento organizativo de primer orden.
Sin embargo, su principal inconveniente es que no tiene límites, lo que, asociado a los actuales criterios economicistas, está favoreciendo las iniciativas de integración de las especialidades de laboratorio en un único centro y su posterior externalización. Como consecuencia de este proceso puede producirse una importante disminución de la calidad de la microbiología clínica y de la formación de los futuros especialistas o incluso una eventual desaparición de la especialidad, por lo menos tal como la conocemos actualmente. La futura existencia de laboratorios altamente especializados e integrados es un proceso irreversible. Para preservar la calidad de la especialidad y la formación de los especialistas, en lugar de un enfrentamiento directo, debemos, como microbiólogos, participar activamente con creatividad y liderazgo.
The influence of new technologies in modern microbiology is directly related to their automation, the real driving force of change. Automation has occurred since the beginning of clinical microbiology, but from the 1980s has experienced huge development, which is being projected through the immediate future to all areas of the speciality. Automation has become a prime organizational tool.
However, its main disadvantage is that it has no limits, which in association with the current economicallyoriented criteria, is encouraging initiatives to integrate the various laboratory specialities into one production center and, eventually, to outsource its activity. This process could significantly reduce the quality of clinical microbiology and the training of future specialists, or even worst, lead to the eventual disappearance of the speciality, at least as it is known today.
The future development of highly automated and integrated laboratories is an irreversible process. To preserve the quality of the speciality and of specialist training, rather than fight directly against this process, we must, as microbiologists, actively participate with creativity and leadership.