Sr. Editor: La neumonía organizada criptogenética (NOC), conocida anteriormente como la forma idiopática de la bronquiolitis obliterante con neumonía organizada (BONO), se clasifica en la actualidad dentro de las neumonías intersticiales idiopáticas1 y para su diagnóstico se requiere un cuadro clínico-anatomopatológico compatible y la ausencia de causas conocidas de enfermedad intersticial pulmonar. Esta entidad es muy rara en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y sólo se han comunicado 11 casosbb0015, bb0020, bb0025, bb0030, bb0035, bb0040, bb0045, bb0050, bb0055, todos ellos con importante deterioro del sistema inmunitario. Por ello, se ha establecido la hipótesis de que la inmunodepresión asociada al VIH puede favorecer el desarrollo de esta enfermedadbb0025, bb0030, bb0035, bb0040. Presentamos aquí, en cambio, un caso de NOC en un paciente VIH con buen estado inmunológico.
Caso clínico. Varón de 47 años, diagnosticado hace 10 de infección por VIH tras candidiasis esofágica, sin otras infecciones oportunistas asociadas (último control: 457 CD4/μl y carga viral indetectable). Presentaba además hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus tipo 1 con insuficiencia renal secundaria. Estaba en lista de espera para trasplante renopancreático y en programa de diálisis peritoneal. Su medicación habitual era estavudina, lamivudina, nevirapina, minoxidilo, verapamilo, carvedilol, olmesartán, fluvastatina, darbopoyetina alfa, clopidogrel e insulina. El paciente había presentado un cuadro catarral con febrícula y disnea de esfuerzo durante 2 meses. Se observó en la radiografía de tórax y tomografía computarizada (TC) torácica realizadas la presencia de un patrón intersticial en ambos lóbulos inferiores pulmonares; los estudios microbiológicos habituales fueron negativos. El paciente fue tratado inicialmente con levofloxacino, posteriormente con claritromicina y, dada la persistencia del cuadro, fue remitido a nuestro centro. En la exploración física al ingresar destacaba la presencia de febrícula (37,4 °C) y crepitantes finos diseminados pulmonares. Los cultivos de sangre y esputo y el estudio microbiológico del lavado broncoalveolar resultaron negativos para bacterias, virus, hongos y micobacterias. Presentaba creatinina elevada y hemoglobina de 104 g/l, con la determinación de autoanticuerpos negativa. La espirometría forzada mostró una alteración ventilatoria restrictiva con alteración de la difusión. Una nueva TC torácica confirmó la presencia de engrosamientos reticulares subpleurales e imágenes parcheadas en vidrio deslustrado en ambos pulmones, sin adenopatías significativas. Se realizó una biopsia pulmonar transbronquial, y el estudio anatomopatológico resultó compatible con neumonía organizativa: alvéolos con elevados cambios descamativos y focos de organización intraalveolar con tejido de granulación activo. Dada la ausencia de causas descritas de neumonía organizada, se diagnosticó al paciente de NOC, y se inició el tratamiento con corticoides (0,5 mg/kg/ día de prednisona), con buena evolución clínica y radiológica a los 3 meses.
La revisión sistemática de la literatura médica (palabras clave: "organizing pneumonia" OR "obliterans bronchiolitis" AND "HIV" OR "AIDS") nos muestra que la aparición de NOC en un paciente con el VIH es excepcionalbb0015, bb0020, bb0025, bb0030, bb0035, bb0040, bb0045, bb0050, bb0055. Sin embargo, algunos autores sugieren que la enfermedad está infradiagnosticada, dado que puede presentarse de forma similar a la neumonía por Pneumocystis jirovecii, y el uso habitual de corticoides ante la sospecha de esta infección enmascararía la presencia de NOC7. Por tanto, aunque la aparición de fiebre e infiltrados pulmonares en un paciente con el VIH haga sospechar en primer lugar un proceso infeccioso, es necesario incluir la NOC en el diagnóstico diferencial; el retraso sufrido por nuestro caso en el diagnóstico ejemplifica esta situación. El interés de nuestra comunicación radica, además, en que supone el primer caso publicado de NOC en un paciente con el VIH con buen estado inmunológico, y resulta imposible esclarecer en la actualidad con los datos disponibles el papel que desempeña la inmunodepresión asociada al VIH en la etiopatogenia de esta enfermedad pulmonar.