Staphylococcus aureus (S. aureus) resistente a la meticilina –SARM– es un importante patógeno humano que causa una amplia variedad de infecciones que pueden ser leves, como algunas infecciones de piel y partes blandas, o graves, como bacteriemia, endocarditis, neumonía e infecciones de localización quirúrgica. Además puede producir una colonización asintomática, lo que facilita su transmisión y diseminación. Desde su descripción inicial en 1959 y durante varias décadas, el SARM se había considerado un patógeno confinado al ámbito sanitario, pero a partir de la década de los noventa, se describe la emergencia de cepas de SARM responsables de infecciones aparentemente adquiridas en la comunidad. Las cepas comunitarias pertenecían a clones diferentes a los implicados en las infecciones adquiridas en centros sanitarios, muchas de ellas producían la leucocidina de Panton-Valentine y eran más sensibles a los antibióticos antiestafilocócicos, si bien, actualmente estas diferencias se han difuminado y no son absolutas. Por otra parte, en las últimas décadas se comunica la emergencia de SARM como un patógeno que también puede colonizar e infectar a un amplio rango de especies animales, tanto de granjas, como de compañía o salvajes. Estas cepas, pertenecientes a otros linajes genéticos diferentes se conocen como SARM asociados al ganado1,2. Las cepas de SAMR en animales no solo son importantes desde el punto de vista de la salud animal y desde la perspectiva económica sino que también pueden actuar como reservorio zoonótico, entrar en la cadena alimentaria y causar infecciones en humanos. En todas estas cepas, la resistencia de S. aureus a la meticilina, se debe a la producción de una nueva proteína, la PBP2a, que presenta una baja afinidad por los betalactámicos. Esta proteína está codificada por el gen mecA.
En al año 2007 en un estudio epidemiológico de mastitis bovina realizado en Inglaterra se describe un aislado de S. aureus que fenotípicamente era SARM (resistente a oxacilina y cefoxitina), sin embargo, la cepa no contenía el gen mecA ni tampoco la proteína PBP2a3. El estudio genético de esta cepa reveló que poseía un nuevo gen, denominado inicialmente mecALGA251. Este nuevo gen compartía un 69% de homología con el gen mecA y codificaba la producción de una proteína que presentaba un 63% de homología de aminoácidos con la PBP2a. Existen notables diferencias entre las proteínas codificadas por los genes mecA y mecC, de modo que la codificada por este último tiene menor afinidad por la oxacilina que por la cefoxitina, lo que explicaría las dificultades para su detección mediante métodos fenotípicos. Además la proteína codificada por el gen mecC es menos estable a 37°C4,5. Del mismo modo que el gen mecA, el nuevo gen estaba localizado en un casete cromosómico SCCmec, pero este presentaba diferencias respecto a otros en las recombinasas ccrA y ccrB (pertenecientes a los grupos ccrA1 y ccrB3, representando un nuevo grupo de combinación de recombinasas denominado ccr tipo 8), en los genes reguladores (mecI/mecR) y en que no presentaba una de las tres regiones de unión (la J3). En el año 2009 el nuevo SCCmec se designó como SCCmec tipo XI6 y en 2012 el gen mecALGA251 se denominó mecC7. Estudios retrospectivos realizados en Dinamarca y en el Reino Unido3 identificaron 65 cepas que contenían este nuevo gen. Estas cepas no solamente se habían aislado de ganado vacuno sino también de humanos, y se remonta a 1975 la primera cepa conocida de SARM con el gen mecC aislada de un humano, por lo que es muy probable que hayan causado infecciones en humanos desde hace al menos 40 años. Las cepas de SARM mecC causan predominantemente infecciones de piel y tejidos blandos, pero también se han descrito como agentes causales de infecciones graves de hueso8, neumonía nosocomial3 y bacteriemia9. Asimismo, estas cepas también producen una variedad de infecciones en diversas especies de animales domésticos y de granjas, aunque principalmente se han descrito como causa de mastitis en vacas lecheras10.
Tras las primeras comunicaciones de SARM mecC3, diversos estudios retrospectivos realizados en cepas de SARM consideradas atípicas, han documentado en al menos 10 países europeos la presencia SARM mecC tanto procedentes de animales como de humanos, si bien el número de aislados es escaso. Aunque se desconoce la frecuencia real de cepas con estas características, en Dinamarca, su prevalencia entre el total de aislados de SARM se incrementó desde el 1,9% en 2010 al 2,8% en 201111. Es interesante destacar las diferencias geográficas en la prevalencia, así en Alemania12,13 se indica una prevalencia del 0,2% (2 cepas de SARM mecC entre 3.207 aislados de SARM) y no se observa un cambio en la prevalencia entre 2004 y 2011; en el Reino Unido, en un estudio realizado entre 2010 y 201114 la prevalencia fue del 0,45% (6 SARM mecC entre 2010 cepas de SARM), y en un estudio realizado en Suiza se detectó una sola cepa con el gen mecC15. En España se han comunicado casos esporádicos de infección y colonización en humanos9, en animales de granja16, e incluso en animales salvajes y en aguas residuales17.
La mayoría de los aislados de SARM mecC pertenecen al complejo clonal CC130 y con menor frecuencia a la secuencia tipo ST42518. Ambos linajes genéticos de SARM son característicos de animales, lo que sugiere un origen zoonótico del gen mecC, probablemente en rumiantes y que posteriormente se diseminó a humanos. Por tanto, hay evidencia de que el contacto con animales y, principalmente con animales de granja, puede constituir un factor de riesgo para su adquisición. En un estudio que realizó la secuenciación completa y el análisis filogenético de cepas de SARM mecC aisladas de dos granjas distintas19, reveló 2 clones diferentes y específicos de cada granja, cada uno de los cuales agrupaba aislados de humanos y de animales de su propia granja que solo diferían en un único nucleótido. Estos datos solo aportan una prueba clara de la dirección de la transmisión, pero combinados con los datos epidemiológicos que evidencian que aislados pertenecientes al complejo clonal CC130 se aíslan frecuentemente en animales y rara vez en humanos, sugieren una transmisión zoonótica. Sin embargo, tanto el origen del gen mecC como el del SCCmec tipo XI no está todavía esclarecido, ya que además de aislarse en cepas de SARM procedentes de diferentes especies animales, también se han detectado en diferentes especies de estafilococos18, como Staphylococcus stepanovicii, Staphylococcus xylosus y Staphylococcus sciuri, lo que puede también evidenciar un origen en los estafilocos coagulasa negativa, tal como se ha propuesto para el gen mecA.
S. aureus se adapta específicamente a determinadas especies animales mediante mecanismos determinados genéticamente. En algunos casos la especificidad está determinada por la afinidad selectiva de receptores bacterianos por las proteínas del huésped preferente. Estudios recientes han demostrado que algunos linajes genéticos de S. aureus de animales derivan de estirpes de origen humano, tras una adaptación genética que conlleva la pérdida de factores de virulencia que no le son útiles para infectar al nuevo huésped y la adquisición posterior de nuevas características20. En este sentido, la presencia del sistema de evasión inmune (immune evasion cluster [IEC]) en cepas de S. aureus aumenta la colonización y la invasividad en humanos, mientras que cepas de linajes genéticos relacionados con animales carecen de este sistema. Las cepas de SARM mecC presentan genes que codifican adhesinas y superantígenos3,19,21, el gen etd2 (un nuevo alelo del gen etd que codifica la toxina exfoliativa D2) con solo un 59% de identidad con el previamente descrito en aislados del CC13019, no producen la leucocidina de Panton-Valentine13 y tampoco presentan el sistema de evasión inmune humano IEC3,21. Todas estas características sustentan que el origen de estas cepas esté en un reservorio animal.
El estudio de Benito, et al.22, publicado en este número de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, además de detectar una cepa más en España de SAMR mecC en las lesiones cutáneas de un granjero en contacto diario con diferentes animales, y particularmente con vacas, contribuye a la demostración del posible origen animal de estas cepas y de su reservorio zoonótico. Los autores realizan un estudio longitudinal de portadores de S. aureus en 11 miembros de una familia de granjeros con distinto nivel de contacto con diferentes animales. Detectan S. aureus en muestras nasales y/o cutáneas de 9 individuos, de los que 6 trabajan de modo continuo en la granja y los otros tres cohabitan con ellos, y aíslan un total de 18 cepas de S. aureus: 17 sensibles a la meticilina y una cepa de SARM mecC. La cepa de SARM mecC descrita en este estudio era sensible a todos los antibióticos no betalactámicos y pertenecía al grupo clonal ST130-CC130-t843, al igual que las descritas previamente en otros países europeos y en España9,18. La ausencia del sistema IEC y de la toxina de Panton-Valentine en esta cepa, así como la presencia del gen etd2, sustentan el potencial origen animal de la misma y su transmisión a humanos, como se ha descrito en otros estudios13,19,21. Las 17 cepas de S. aureus sensibles a la meticilina se adscribieron a los complejos clonales CC22, CC30, CC45 y CC121, característicamente humanos, pero también a los complejos clonales CC9 y CC133 característicamente asociados con ganado. Además, dos cepas de S. aureus sensibles a la meticilina carecían del sistema IEC, demostrando por ello un posible origen animal, y pertenecían a los linajes genéticos ST1333-CC30, descritos en Japón en muestras de origen canino y ST133-CC133, detectados en pequeños rumiantes, tal como indican los autores.
El estudio de Benito et al.22 presentado en este número de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica demuestra el potencial de diferentes linajes clonales de S. aureus para transmitirse de animales a humanos y el reservorio zoonótico de estos microorganismos. Si bien en este estudio solamente se detecta un caso de colonización por SARM mecC, el hecho de que el granjero en el que se aísla esta cepa trabajara en la fabricación artesanal de queso, podría implicar un potencial riesgo de diseminación de estas cepas a través de la cadena alimentaria. Aunque actualmente son escasas las referencias de estas cepas en la literatura, es importante la realización de estudios como el presente para disponer de un mayor conocimiento de la distribución y la prevalencia de SARM mecC en los animales salvajes, de compañía y de granja y en humanos. Por otra parte, también es necesaria la vigilancia de la posible presencia del gen mecC no solo en S. aureus sino también en diferentes especies de estafilococos coagulasa negativa resistentes a meticilina para conocer su papel en la transmisión y su contribución como causa de infecciones en humanos y en animales.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.