Resultados: La automedicación con antibióticos alcanzó al 32,1% de las personas que habían adquirido un antibiótico en la farmacia y al 28,8% de las especialidades farmacéuticas adquiridas. En el 20,0% de los casos (18,1% de las especialidades) la automedicación se produjo por petición directa del usuario, mientras que en el 12,1% de los casos (10,7% de las especialidades) fue por recomendación del farmacéutico/auxiliar. Dos de cada 3 personas que obtuvieron un antibiótico por automedicación adquirieron una penicilina semisintética de amplio espectro, mientras que el 23% adquirió un macrólido. El resto de subgrupos terapéuticos fueron tetraciclinas (3,3%) y cefalosporinas, quinolonas y cotrimoxazoles con el 1,6% cada uno. Las personas con edades entre los 30 y 39 años fueron las que más se automedicaron (36,1%), seguidas de las personas con edades entre 40 y 49 años (29,5%). La automedicación fue ligeramente superior en los varones que en las mujeres; en el 39% de las mujeres que adquirieron un antibiótico de forma directa el medicamento era para otra persona distinta. La faringoamigdalitis fue el proceso más frecuente (34,5% de los casos) para los que se adquirió un antibiótico por automedicación. La pauta de «1 semana/tres veces al día» fue la más frecuente. Existió una escasa correspondencia entre la pauta posológica/duración del tratamiento y el número de dosis contenido en los envases adquiridos.
Conclusiones: La automedicación antibiótica es una práctica muy extendida en España, especialmente en el tratamiento de procesos infecciosos respiratorios y bucales. La automedicación es, junto con el incumplimiento terapéutico y el almacenamiento de antibióticos en los hogares, uno de los más graves problemas de la antibioticoterapia en la actualidad, ya que se acompaña frecuentemente de un mal uso. Es necesario desarrollar programas de educación sanitaria, en los que participen activamente médicos y farmacéuticos, dirigidos a concienciar a la población sobre los efectos negativos de la automedicación y orientar a los pacientes sobre el uso racional de los antibióticos
Results: Automedication with antibiotics was observed in 32.1% of the people who had acquired an antibiotic in a pharmacy, being 28.8% with pharmaceutical specialities acquired. In 20% of the cases (18.1% of the specialities), automedication was produced by direct request of the user, while in 12.1% of the cases (10.7% of the specialities) this was by recommendation by the pharmacist/ pharmaceutical auxillary. Of the people obtaining an antibiotic by self-medication, two out of three acquired a wide-ranging semisynthetic penicillin, while 23% acquired a macrolide. The remaining therapeutic subgroups acquired were tetracyclins (3.3%) and cephalosporins, quinolones and cotrimoxazoles being 1.6% each. Automedication was most frequent in people from 30 to 39 years of age (36.1%) followed by those from 40 to 49 years (29.5%). Men showed a slightly greater incidence than women with 39% of the women acquiring an antibiotic directly doing so for someone other than themselves. Pharyngoamigdalitis was the most frequent process for which an antibiotic was acquired by automedication (34.5% of the cases). The most frequent therapeutic schedule was three times a day for one week. There was little correspondence between the dosage schedule and length of treatment and the number of doses contained in the drug acquired.
Conclusions.: Antibiotic automedication is a widespread practice in Spain, specially in the treatment of infectious respiratory and bucal processes. Together with therapeutic unfulfillment and storage of antibiotics in the homes, automedication is currently one of the most serious problems in antibioticotherapy since it is frequently accompanied by bad usage. Health care education programs should be developed with the aim of making the public aware of the negative effects of automedication and orienting patients as to the rational use of antibiotics.