La diversidad genética del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) constituye un reto para su identificación y caracterización microbiológica. A la continua aparición de nuevas variantes se une la diseminación global de tipos, subtipos y formas recombinantes, lo que obliga a conocer la fiabilidad de las pruebas diagnósticas empleadas para reconocer dichas cepas. En esta revisión se analizan los problemas que actualmente plantean los métodos de cribado, diagnóstico y monitorización de las variantes genéticas distintas del VIH-1 subtipo B. También se examina el rendimiento de algunos algoritmos diagnósticos de introducción más reciente, como los propuestos para caracterizar el tropismo viral. Mientras que el comportamiento de las pruebas serológicas y de ácidos nucleicos es excelente para la mayoría de las cepas del VIH, exceptuando las genéticamente más separadas (VIH-1 grupos O, N y VIH-2), el de las herramientas bioinformáticas es más pobre, y principalmente es fiable para el subtipo B del VIH-1. En conclusión, la continua diversidad genética del VIH obliga a estar atento al rendimiento de las pruebas de cribado y es un estímulo constante para el desarrollo de técnicas moleculares que aseguren la detección de todas las infecciones por VIH. La incorporación de los resultados de estudios in vitro y clínicos sobre las variantes distintas del VIH-1 subtipo B permitirá una mejora de las plataformas bioinformáticas.
The high genetic diversity of human immunodeficiency virus (HIV) poses a significant challenge to the diagnosis and microbiological characterization of HIV infection.
Because of the continual emergence of new variants and the global spread of HIV groups, subtypes and recombinant forms, accurate diagnostic tools are of prime importance.
The present review analyzes the problems posed by HIV assays for antibody screening, nucleic acid testing and patient monitoring in HIV-1 non-B subtypes, as well as the utility of some recently introduced genetic algorithms, such as those proposed for the characterization of viral tropism. Overall, the reliability of serological and molecular tests for HIV-1 strains is high, except for the more genetically diverse HIV variants (HIV-1 group O, N, and HIV-2). In contrast, genetic algorithms show acceptable accuracy for HIV-1 subtype B, but are less accurate for non-B subtypes.
In conclusion, the ongoing evolution of HIV requires constant monitoring of the performance of screening tests and provides a stimulus to the development of molecular assays to detect all spreading and emerging HIV variants. The availability of both in vitro and clinical data from studies of HIV-1 non-B subtypes will improve the performance of bioinformatics tools.