Presentamos el caso de una mujer de 50 años natural de Arequipa (Perú), en España desde hace 4 días por viaje de ocio, que consulta por dolor e inflamación en 3.er dedo de mano izquierda y 4.o dedo de mano derecha de 24h de evolución. No presenta fiebre, escalofríos ni otra sintomatología sistémica. Un mes antes sufrió varios cortes en dichos dedos mientras manipulaba carne de res, asociando episodio de celulitis aguda por el que recibió una dosis de antibiótico intramuscular que no recuerda. Las lesiones se resolvieron completamente.
Actualmente consulta por reaparición espontánea de eritema violáceo, leve edema, aumento de temperatura y dolor intenso a la palpación en 3.er dedo de mano izquierda y en las 2 falanges distales del 4.o dedo de la mano derecha (fig. 1). No se palpan adenopatías en territorio ganglionar adyacente. Ante la sospecha clínica, se decide toma de biopsia cutánea para estudio microbiológico dirigido y se inicia tratamiento antibiótico empírico con amoxicilina.
EvoluciónSe realizó una biopsia cutánea por punción en 3.er dedo de mano izquierda con obtención de un cilindro de piel incluyendo todas las capas de la dermis. La muestra fue sembrada en medios agar sangre, agar chocolate, agar Schaedler y en caldo de enriquecimiento de tioglicolato (Biomerieux®). Se detectó crecimiento de colonias blanquecinas con ligera betahemólisis en la placa de agar Schaedler incubada en condiciones de anaerobiosis (fig. 2). Se identificó al microorganismo como Erysipelothrix rhusiopathiae (E. rhusiopathiae) mediante MALDI-TOF (Bruker®).
La paciente fue reevaluada clínicamente tras cumplir una semana de tratamiento antibiótico, objetivándose la curación completa de las lesiones cutáneas descritas. El regreso a su país de origen impidió la vigilancia clínica posterior y detección de posibles recidivas.
Comentario finalNos encontramos ante la presentación típica de infección cutánea localizada por E. rhusiopathiae, también conocida como «erisipeloide de Rosenbach»1. E. rhusiopathiae es un bacilo grampositivo pleomorfo, no formador de esporas, ubicuo en la naturaleza. Es responsable de infecciones cutáneas y sistémicas tanto en animales como en el ser humano2, que se infecta por el contacto con animales, sus desechos o excretas. Es considerada, por ello, una enfermedad profesional de ganaderos, veterinarios, carniceros, pescadores y, también, de cocineros y amas de casa, como el caso que se presenta1. Se cree que los avances tecnológicos en la industria animal han podido reducir la incidencia de este tipo de infección en nuestro medio2, pero debemos tener en cuenta su aparición en otros entornos donde la manipulación de productos animales sigue siendo habitual.
La infección cutánea localizada por E. rhusiopathiae (erisipeloide) se caracteriza por lesiones violáceas, de borde activo y palidez central en su progresión, con dolor desproporcionado al alcance de la lesión cutánea. Afecta fundamentalmente a dedos o manos, ya que se adquiere por pequeñas heridas o cortes al manipular los productos animales (como espinas o huesos).
El característico eritema violáceo de curso subagudo, la ausencia de supuración y el importante dolor asociado a este tipo de celulitis, así como el antecedente epidemiológico, nos ayuda a diferenciarlo de aquellas celulitis producidas por estreptococos o estafilococos1.
El estudio de muestras superficiales o aspirado de la lesión puede resultar negativo debido a que el microorganismo se encuentra profundo en la dermis, siendo necesaria la inclusión de todas las capas de la dermis en la biopsia3.
Aunque esta infección tiende a la curación espontánea en 3-4 semanas, es frecuente la aparición de recidivas, como ocurrió en nuestra paciente. El tratamiento antibiótico suele permitir la curación completa de la infección1.
E. rhusiopathiae debe incluirse en el diagnóstico diferencial de las infecciones cutáneas asociadas a contacto con animales, especialmente en profesionales con exposición habitual. Su curso subagudo y recidivante puede dificultar el diagnóstico al alejarlo del antecedente epidemiológico.