El neumotórax es una patología frecuente y fácil de diagnosticar con la ecografía. La sensibilidad de dicha técnica es mayor que la de la radiografía simple, la cual se utiliza habitualmente para el diagnóstico. Además, la ecografía también nos permite la semicuantificación del neumotórax, pudiendo valorar aquellos que son susceptibles de drenaje o no. El aumento de la sensibilidad y la rapidez son razones suficientes como para utilizar la ecografía en el diagnóstico de esta patología, mejorando el pronóstico de estos pacientes.
Presentamos el caso de un varón de 27 años de edad, obeso (IMC 33), sin otros antecedentes de interés, que ingresa por neumonía bilateral secundaria a infección por COVID-19, en el octavo día desde el inicio de sus síntomas. Durante el ingreso, a las 24 h, presentó una progresión respiratoria, desarrollando un síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA), diagnosticado con base en una radiografía de tórax. El paciente se encontraba con tromboprofilaxis (enoxaparina 60 mg al día) y en ese momento se inició tratamiento antiinflamatorio mediante tocilizumab y bolos de dexametasona a 20 mg al día, además de aumentar los requerimientos de oxígeno con un reservorio a 15 L/min.
Posteriormente, la evolución fue favorable, reduciéndose el oxígeno progresivamente, sin llegar a conseguir su retirada. Durante la consolidación de la mejoría, en la tercera semana desde el inicio de sus síntomas, presenta un episodio de dolor torácico. El dolor es de carácter punzante, aumentaba con la tos y se localizaba en costado izquierdo. No se modificaba con las posiciones corporales. Analíticamente, los reactantes de fase aguda continuaban en descenso y destacaba un dímero D menor de 500 ng/mL. Se realizó un electrocardiograma, demostrándose un ritmo sinusal sin alteraciones compatibles con isquemia aguda y las enzimas miocárdicas fueron negativas. Se realizó una ecografía pulmonar a pie de cama, visualizándose múltiples consolidaciones subpleurales en banda en campos posteriores y presencia de líneas B distribuidas de forma heterogénea en campos anteriores y laterales. Era de destacar la presencia de un punto pulmón a nivel de la línea medioclavicular izquierda, compatible con neumotórax espontáneo, se realizó semicuantificación del mismo, concluyéndose que era de pequeña extensión y no susceptible de drenaje (fig. 1A-C).
A) Línea anatómica axilar anterior (LAA, línea negra continua), axilar media (LAM, línea negra discontinua) y axilar posterior (LAP, línea punteada). B) Representación de la colocación de la línea de modo M. C) Representación gráfica del modo M, se observa alternancia de patrón granulado (asterisco) y patrón de estratosfera. En caso de encontrar el punto pulmón anterior a la LAA, sería sugestivo de neumotórax leve, < 10%, en caso de encontrar el punto pulmonar a nivel de LAM, es sugestivo de neumotórax entre 11-30%, si es posterior a LAP, sería sugestivo de neumotórax > 30%.
Se realizó también una radiografía de tórax que confirmó dicho neumotórax (fig. 2A). Al cabo de 48 h, se repitió tanto la radiografía de tórax (fig. 2B) como la ecografía pulmonar, objetivándose la resolución del cuadro.
La ecografía pulmonar es una prueba incruenta y rápida que nos permite la detección de múltiples complicaciones que pueden suceder durante la infección por COVID-19, ante un paciente con dolor torácico, como el tromboembolismo pulmonar, la pericarditis aguda viral o el neumotórax1. Además, dicha prueba ha demostrado tener una sensibilidad y especificidad muy similares a la tomografía computarizada y mayores a la de la radiografía simple2. La presencia de consolidaciones subpleurales, irregularidad pleural y las líneas B con una distribución parcheada, en este contexto de pandemia, sugieren la presencia de afectación pulmonar por COVID-192. En pacientes con neumotórax traumático o en aquellos en decúbito supino, la sensibilidad de la radiografía simple disminuye, cobrando aún más importancia el uso de la ecografía clínica.
El diagnóstico se basa en la detección de un signo conocido como «punto pulmón». Este signo ecográfico es patognomónico del neumotórax y consiste en la coexistencia de hallazgos compatibles con pulmón sano (presencia de líneas A y de deslizamiento pleural) y neumotórax (ausencia de deslizamiento pleural). La ecografía nos permite semicuantificar el neumotórax en función de la localización del «punto pulmón» con respecto a la línea axilar media y, a su vez, también nos permite llevar a cabo un seguimiento para valorar la mejoría o empeoramiento del neumotórax en función del desplazamiento del «punto pulmón» con respecto a la línea mencionada3.
Se puede clasificar de la siguiente forma:
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Clase 1 (colapso < 10%): punto pulmón localizado anterior a la línea axilar media.
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Clase 2 (colapso 11-30%): punto pulmón localizado en la línea axilar media.
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Clase 3 (colapso > 30%): punto pulmón localizado posterior a la línea axilar media.
Con todo esto, podemos afirmar que la ecografía es fundamental para realizar un diagnóstico rápido de una patología como el neumotórax con mayor sensibilidad que una radiografía simple, particularmente en el neumotórax postraumático, el posprocedimiento y el espontáneo.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.