No recuerdo haber leído ninguna reseña que comenzara por referirse a la dedicatoria, pero para exponer el aspecto metodológico que considero el aporte esencial de este libro y que por eso constituye el aspecto fundamental de esta reseña, quiero comenzar precisamente por ahí, ya que desde esos primeros párrafos se alude a un tema-problema fundamental en todas las ciencias, pero muy especialmente en las ciencias sociales y es el que tiene que ver con representar algún aspecto de la realidad “tal cual es”.
A continuación copio los parágrafos a los que me refiero: …dedico estas historias de solidaridades y traiciones, complicidades y desencuentros, en búsqueda de un poder regional como el que subyace en sus orígenes, con la esperanza de que en ellas redescubran su carácter efímero, cuyo único sentido debiera ser la transformación de un país que aún espera soluciones.1
Estas líneas al inicio del libro llamaron muchísimo mi atención precisamente porque no aluden a conceptos de la Ciencia Política, sino sencillamente a conductas de grupos políticos (solidaridad, traición, complicidad, desencuentro); al carácter efímero de esas conductas, circunscritas a un determinado lapso, es decir limitadas en el tiempo y, por último, a un fin u objetivo que cualquier grupo político que acceda al poder debería cumplir: la transformación de un país a través de solucionar o resolver sus problemas.
En otras palabras, en esta obra se refleja y expresa muy bien la imposibilidad de hacer ciencia política sin interpretar los hechos que se analizan, interpretación que, por fuerza, cae en el terreno de la subjetividad, la cual, por otra parte, no puede más que expresarse de manera racional.
Este libro me llevó directamente a recordar la propuesta epistemológica de René Descartes, quien señaló que la construcción científica debía basarse en las matemáticas, pues sólo ellas proporcionan certeza y evidencia acerca de sus razones; las matemáticas son la ciencia que puede evitar que algún genio maligno, al alterar nuestras percepciones, impida el conocimiento de un objeto, sostenía.
Para él, la única posibilidad que teníamos los seres humanos de conocer consistía en pasar nuestras percepciones por el tamiz, por la criba del pensamiento, pues sólo se puede estar seguro de que se piensa; ésa es la idea clave de su famoso: “pienso, luego existo” y el eje del racionalismo.
Si el pensamiento es la acción de imaginar, considerar o descubrir, 2 pensar es el atributo propio y exclusivo de la mente, percibir sensiblemente y luego reflexionar para nombrar y renombrar al objeto de estudio, son las acciones que acercan al conocimiento del objeto; construir el conocimiento del mundo sobre fundamentos que pudieran demostrarse era el nodo del pensamiento cartesiano, por lo que a Descartes se le considera no sólo el padre del método científico, sino también de la versión moderna en el que éste se asienta: la existencia de dos categorías bien diferenciadas: la material, expresada en el cuerpo, y la mental, donde reside el espíritu, el alma.
Como sabemos, Descartes no siguió esa línea de pensamiento hasta sus últimas consecuencias e introdujo a Dios como la causa primera y última en el edificio del ser y, por ende, de la razón y el conocimiento, afirmando su existencia por lo menos a través de dos razonamientos:
- 1.
Por la idea de perfección que tenemos los seres humanos que no puede germinar en seres imperfectos; por lo tanto, la idea de perfección es la huella que Dios dejó en nosotros; y 2. Aunque la causa física de nuestra existencia son nuestros padres, la causa última de la vida humana no puede ser la unión de dos vidas físicas, pues entonces esas vidas se hubieran creado a sí mismas, lo cual no es así; por lo tanto, el origen de la vida es Dios.
- 2.
Sin embargo, el hecho de que Descartes incluyera a Dios como el supuesto último capaz de sostener el argumento de la racionalidad humana,no disminuye la importancia de su método, ya que como afirma el filósofo norteamericano y uno de sus biógrafos, Richard Watson: “
Sin el método cartesiano para analizar las cosas materiales y descomponerlas en sus elementos primarios, nunca habríamos desarrollado la bomba atómica.La aparición de la ciencia moderna en el siglo xvii, la Ilustración en el xviii, la Revolución Industrial en el xix, el ordenador personal en el xx y el desciframiento del cerebro en el xxi, todo es cartesiano. El mundo moderno es cartesiano hasta la médula.”3
Desde mi punto de vista, la indudable calidad y mérito del libro Política, partidos políticos y elecciones en México. Historias regionales, 1980-2013, se expresa en lo que los autores llaman su “visión de estudio” y que yo prefiero llamar una perspectiva teórico-metodológica propia, que se constata en la estructura, el desarrollo y la tipología que ofrece el libro, y que a mí me hizo recordar la importancia del análisis es decir, de desbaratar las cosas en sus partes más pequeñas y reintegrarlas en su unidad a partir de una interpretación específica derivada de la racionalidad del mismo investigador.
El capítulo 1 del libro está constituido por la explicación acerca de la forma en que se construyeron las historias electorales, formadas a partir de:
La revisión conceptual de la literatura sobre el comportamiento político, el voto y las elecciones en general y en particular en México.
Al respecto, los autores afirman que en los estudios sobre el voto y las elecciones se han sucedido una serie de enfoques disciplinarios que, como no llegan a explicaciones totales, se superponen y en ocasiones se complementan. Se refieren a la escuela de Columbia, reconociendo que en sus estudios priva el enfoque sociológico, en el que se busca explicar el comportamiento electoral a partir del entorno social del individuo. Dentro de este enfoque distinguen otro, no sólo sociológico, sino “quizá hasta antropológico”, en el que se desarrolla una visión culturalista del voto y las elecciones. Esta visión contiene a su vez dos perspectivas: la subjetiva, en la cual se aborda la manera en que los individuos internalizan valores y actitudes que determinan su comportamiento político, perspectiva cuyo modelo es la obra de Almond y Verba (1963). La visión intersubjetiva, por otro lado, está dedicada a estudiar los significados e identidades compartidas que constituyen la parte simbólica de la vida social, citando autores como Pye, Geertz y Scott.
El segundo enfoque disciplinario, conocido como el modelo de Michigan, sostiene una perspectiva psicosocial y está representado en el trabajo pionero de Campbell sobre el votante americano y en las investigaciones de Lipset y Rokkan (1967) relativas a clivajes políticos, realineamientos y sistemas de partidos. Los autores afirman que estas investigaciones inauguraron el estudio del voto asociado tanto a elementos estructurales como ideológicos, y el asunto de la sofisticación –o no– de las evaluaciones e interpretaciones que los ciudadanos hacen para emitir su voto o abstenerse de hacerlo.
El último enfoque disciplinario que señalan en los estudios sobre el voto y las elecciones, es el que denominan de inclinación politológica, en la que ubican los trabajos que sustentan la perspectiva de la elección racional, con Anthony Downs como pionero y posteriormente con Douglas North, quien fortalece ese enfoque al sostener que entre los individuos y las instituciones existe una interacción estratégica en tanto que éstas facilitan unos comportamientos e inhiben otros, lo cua ltiene efectos entre los votantes.
Afirman que en el enfoque politológico se observan variables determinantes del voto como las identidades partidarias, los candidatos y las campañas políticas, entreveradas con el enfoque psicosocial.
Asimismo, señalan que hay autores que demuestran que los electores modifican su voto de acuerdo con el tipo de elección en la que participan, así como por sus temporalidades.4
B) La distinción que establecen entre enfoques disciplinarios, miradas,niveles, alcances de análisis, y sobre todo, metodologías, “porque hay investigaciones elaboradas con información de carácter ‘duro’... mientras que hay otras de carácter ‘blando’ que hacen interpretaciones cualitativas...”5
C) La combinación que hacen entre metodologías cuantitativas con cualitativas; los primeros consisten en los datos e índices estadísticos a nivel de los estados que integran la República mexicana respecto a: 1. Elecciones presidenciales; 2. Elecciones para senadores; 3. Elecciones para diputados federales, 4. Elecciones para diputados locales y 5. Elecciones para gobernadores con el seguimiento histórico de las elecciones en cada uno de ellos
Se procesaron los datos de forma que se calcularon varios indicadores a través de diversos índices: 1. Participación y abstencionismo; 2. Competencia electoral a través del índice de Rae y la diferencia de la votación entre los dos primeros partidos; 3. Conformación del sistema de partidos, a través del índice del número de partidos de Laakso y Taagepera y 4. Volatilidad a través del índice de Pedersen, explicando con detalle las fórmulas que componen cada uno de ellos.
Bravo Ahuja y Martínez definen el realineamiento electoral como “el fenómeno del cambio en el comportamiento de los electores que da pie a la formación de distintos patrones de votación como respuesta a la redistribución del poder político-partidista.6” Con base en los índices explicados y los datos históricos sobre la evolución y características de los partidos, camarillas, grupos y personajes políticos, a escala estatal, sin excluir sus vínculos a nivel nacional, elaboran lo que es propiamente una tipología de la alternancia, la cual expongo a continuación de manera muy resumida, sólo para dejar constancia de las potencialidades de los análisis cuali-cuanti en el ámbito de la dinámica de la competencia política en México.
El subconjunto a, capítulo 2 del libro, se refiere al caso del estado de Coahuila, en donde no ha habido alternancia en la gubernatura, aunque si se pudieron observar diferentes eras o configuraciones electorales, todas bajo el dominio priista.
El subconjunto b, capítulo 3, trata el proceso histórico- electoral del estado de Campeche, donde tampoco ha habido alternancia en la gubernatura, pero lo que resulta significativos es que el mismo fenómeno se nota a nivel municipal y en los procesos electorales para el legislativo local y federal.
El subconjunto c es el caso de Aguascalientes, se trata en el capítulo 4. En él se explica por qué se presentó la alternancia pri-pan en el estado; sólo queda por investigar las razones por las que el pan perdió la gubernatura en las últimas elecciones.
El subconjunto Michoacán constituye el capítulo 5 de la obra, está dedicado a explicar las razones de la alternancia en el estado, caracterizada por la caída electoral del pri y el empoderamiento del prd.
El caso de Jalisco se estudia en el capítulo 6, se analiza por qué desde los años noventa del siglo pasado el estado se convirtió en el bastión del panismo.
El capítulo 7 está dedicado a explicar por qué Baja California Sur es una de las pocas entidades del país que ha experimentado una doble alternancia, ya que el pri, el pan y el prd han accedido al gobierno estatal.
El subconjunto E, contenido en el capítulo 8 de la obra, analiza la situación del estado de Tabasco, donde en el año 2012 vivió su primer caso de alternancia partidista, que visto como parte de un proceso a largo plazo es, según Bravo y Martínez, “producto de un cambio continuo y progresivo de las preferencias partidistas de los electores tabasqueños.”7
Las conclusiones que los autores presentan dan cuenta de la pluralidad y heterogeneidad de los procesos políticos a nivel estatal, del largo camino que hace falta recorrer para comprender y explicar el funcionamiento del sistema político mexicano, el cual no puede entenderse sin referirse a las historias de solidaridades y traiciones, complicidades y desencuentros... y que sólo el análisis de tipo cualitativo puede hacer emerger y, al correlacionarse con los datos duros provenientes de la matemática, eludir al genio maligno que puede alterar las percepciones sobre el objeto de estudio.
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la unam. Profesora de Tiempo Completo adscrita al Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam.
Marcela Bravo Ahuja Ruiz, Gustavo Martínez Valdez, Política, partidos políticos y elecciones en México. Historias regionales, 1980-2013, México, unam-La Biblioteca, primera edición, octubre de 2014, 219 pp., p.5.
Russell Shorto, Tras los huesos de Descartes, en http://www.duomoediciones.es/upload/ficheros/libros/200905/los_huesos_de_descartes._dossier_de_prensa.pdf.