La intención de este trabajo es reconstruir el desempeño de las circunscripciones electorales y los niveles de competitividad partidaria en México, a partir de un recorrido histórico que permita valorar la evolución de la distritación electoral y el número efectivo de partidos opositores (o índice H Min) como fue estudiado por Juan Molinar (1990). En este caso, el estudio abordará la dinámica de las circunscripciones electorales con que “oficialmente” se ha dividido al país desde 1979 a efecto de observar sus diferencias más relevantes al paso del tiempo en los niveles de representación y distribución de escaños. La pretensión de este ejercicio es valorar la emisión de recomendaciones que permitan definir si el actual modelo de división electoral en el país requiere o no de acciones para mejorar la competitividad electoral dentro de condiciones democráticas.
The paper's main purpose is to evaluate the general performance experienced by the model of electoral regions and the levels of party competitiveness in Mexico. This implies to make an analysis capable on estimating the evolution of electoral districts and the effective number of oppositional parties (it defined as H Min index by Juan Molinar in his contributions). Supported by these theoretical grounds, this paper will study the dynamics of the “official electoral regions” existing since 1979, in order to locate their more outstanding differences across time and their impact on the levels of representation and seats obtained by political parties. Finally, this exercise intends to propose general recommendations in order to improve -or do not- the current model of electoral apportionment, and to guarantee the levels of competitiveness in democratic conditions within the electoral regions as well.
Doctor en Estudios Sociales con especialidad en Procesos Políticos por la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. Es Profesor-Investigador Titular “C”, adscrito al Departamento de Sociología en el Área de Procesos Políticos en la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Líneas de investigación son: Estudio de los partidos políticos y los sistemas electorales en México, así como en perspectiva comparada. El autor desea agradecer los comentarios recibidos durante el proceso de dictaminación anónima, los cuales permitieron afinar diversos elementos conceptuales para un mejor tratamiento del tema.
Es importante recordar el hecho de que en México los sistemas proporcionales no sólo existen para la asignación de curules legislativas en las dos cámaras federales y los congresos unicamerales de las entidades, sino también para los ámbitos municipales a través de síndicos y regidores, aspecto que literalmente ha sido omitido en los estudios electorales mexicanos. Recientemente, trabajos realizados por Emmerich y Canela (2012), Gilas y Medina Torres (2012), y Gilas et. al., (2016), han examinado con detalle el desarrollo de los sistemas de rp existentes en las entidades federativas. En el tema de la rp en los municipios, una notable excepción es el trabajo de Vollmer (2005). No es propósito de estas páginas examinar a detalle estas modalidades en específico.
Aquí se puede remitir a la discusión existente sobre la llamada persistencia del autoritarismo electoral, abierta por autores como Andreas Schedler (2013), Steve Levitsky y Lucan A. Way (2010) o Edward Gibson (2006), por citar sólo algunos de los estudios que comparan la actuación desigual existente en los procesos de institucionalización de los procesos de competencia electoral, especialmente en los contextos regionales o subnacionales.
La condición bicameral mexicana obliga a destacar que el caso del Senado debe verse bajo una lente completamente propia respecto a la Cámara Baja. La diferencia central respecto al esquema de diputados es el carácter fijo del mecanismo de asignación pura y sin umbrales de sobre / sub-representación que determina la repartición de los 32 escaños proporcionales dentro de una circunscripción única. Los sesgos existentes dentro de dicha cámara básicamente se derivan de la desproporción de otorgar 3 escaños a cada entidad federativa, al margen de su composición poblacional. En ese sentido, las desproporciones se derivan hacia la sobre-representación de los estados poblacionalmente pequeños sobre los grandes. Siguiendo esta lógica, la idea de reducir los escaños proporcionales no sería una ruta idónea para combatir dicho problema, sino que dicha cámara pasara de ser terra-orientada a demo-orientada, como acontece con la de diputados, pero destruiría el sentido político e histórico del Senado como instancia donde los estados reciben igual número de curules, cuestión al margen de cómo se distribuyan entre los partidos.