El cáncer puede comportar distrés físico y emocional. El distrés puede ser una reacción normal y adaptativa de los pacientes oncológicos, pero puede también dificultar el ajuste psicológico y, en algunas ocasiones, puede llevar a trastornos psicopatológicos. Las intervenciones psicológicas, así como otras modalidades de tratamiento, suelen ir dirigidas a reducir los síntomas de distrés y a mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer. Numerosos estudios han demostrado la eficacia de la musicoterapia en contextos médicos y oncológicos. El objetivo de este artículo es presentar la musicoterapia como una intervención coadyuvante, que ofrece un enfoque multimodal y holístico, y que permite cubrir las necesidades físicas, psicosociales y espirituales de los pacientes con cáncer.
Cancer may bring physical and emotional distress. Distress can be a normal and adaptive reaction from patients experiencing an oncologic illness, but it can also hinder psychological adjustment and, in some cases, can lead patients to psychopathological disorders. Psychological interventions as well as other different treatment modalities are usually used to reduce distress symptoms and to improve quality of life of cancer patients. Many studies have demonstrated the effectiveness of music therapy in the medical and oncologic settings. The purpose of this article is to introduce music therapy as a coadjuvant intervention that offers a multimodal and integrative approach that can address the physical, psychosocial and spiritual needs of cancer patients.
El cáncer es una enfermedad que resulta invasiva, amenazadora y que genera altos niveles de estrés en el enfermo, tanto en el momento del diagnóstico como a lo largo de su tratamiento. En la actualidad, paralelamente a los tratamientos médico-farmacológicos, se recomiendan intervenciones de carácter psicológico. Desde hace unos años, los tratamientos convencionales del campo de la oncología suelen acompañarse de otras opciones terapéuticas no farmacológicas, que reciben el nombre de «Oncología integrativa»1.
Diferentes profesionales del campo de la psicooncología sostienen que las necesidades clínicas de las personas con cáncer se centran en diferentes áreas del ser humano y son de tipo fisiológico, psicológico y/o espiritual-existencial2,3. Si bien el tratamiento médico es de crucial importancia, el cuidado de los aspectos psicológicos tiene una función de ayuda y soporte muy importante en el caso de los pacientes de cáncer4,5. La musicoterapia es una disciplina que ha mostrado su eficacia en el contexto oncológico. Es un tratamiento que permite ofrecer un apoyo a nivel integral, pudiendo llegar a cubrir las necesidades de tipo físico, emocional, cognitivo, social y/o espiritual de la persona6.
Este artículo tiene como objetivo mostrar algunos de los principales efectos de la música en los pacientes adultos oncológicos y los beneficios de la musicoterapia.
Cáncer, distrés y soporte psicológicoEl cáncer es una de las enfermedades neoplásicas que ha recibido más consideración en los últimos años. Según la Sociedad Española de Oncología Médica7, la incidencia global prevista de cáncer para la población española en el año 2015 es de 222.069 personas. Los avances hechos en el diagnóstico, el tratamiento y la detección precoz han hecho que la supervivencia en el cáncer vaya en aumento. Esto ha conllevado también un aumento del interés y de estudios sobre los aspectos psicosociales del cáncer y, concretamente, sobre los problemas de adaptación psicosocial8.
Las personas con cáncer han de hacer frente a una gran variedad de situaciones estresantes, que incluyen el propio diagnóstico, los procedimientos médicos invasivos y los efectos secundarios de los tratamientos, así como diferentes pérdidas personales, psicológicas y físicas. Esto suele comportar un elevado estado de distrés o malestar emocional. La National Comprehensive Cancer Network9 desarrolló el concepto de «distrés» para definir esta emoción desagradable que manifiesta un determinado paciente y que puede interferir con la capacidad de hacer frente al cáncer de forma efectiva, en sus síntomas físicos y en su tratamiento. Así pues, el distrés es una experiencia emocional desagradable, de naturaleza multifactorial, que incide en la dimensión psicológica, social y/o espiritual de la persona y que interfiere con la capacidad de afrontar el cáncer de forma efectiva10. Si bien el distrés, por sí mismo, no constituye un trastorno mental y la enfermedad y el tratamiento oncológico por sí mismos tampoco conllevan trastornos psicológicos, debemos señalar que en algunos casos su persistencia podría progresar hacia trastornos diversos, como los trastornos adaptativos, que se caracterizan por la aparición de síntomas emocionales o del comportamiento en respuesta a un factor externo estresante5.
En el contexto oncológico, el objetivo principal de la intervención es el de responder a las necesidades psicológicas que los pacientes con cáncer puedan presentar a lo largo de las diferentes fases de la enfermedad y tratar de ayudarles en su proceso de afrontamiento y adaptación. Va por tanto dirigido a que el paciente mantenga una buena calidad de vida y un bienestar psicológico, a fin de disminuir el malestar emocional y las alteraciones en su vida social, laboral y familiar. Es por ello que en las últimas 3 décadas se ha desarrollado una gran variedad de intervenciones para el manejo del impacto emocional de la enfermedad. Una creciente bibliografía demuestra que diferentes tipos de intervención psicosocial, tanto a nivel individual como grupal, pueden mejorar la calidad de vida, el ajuste psicosocial y la supervivencia de los enfermos con cáncer8,11-15.
Finalmente, cabe decir que, tal y como señalan algunos autores, este tipo de intervención y apoyo del enfermo con cáncer comporta una actuación profesional que no es exclusiva del campo de la psicooncología, sino también de otros ámbitos y especialidades16,17. En la introducción de este artículo, se ha expuesto la importancia del modelo de Oncología integrativa, que se basa en la complementariedad de las diferentes intervenciones, así como en la fuerza de la multidisciplinariedad1. Una de las disciplinas que ha pasado a ser incorporada en el contexto médico y oncológico es la musicoterapia, disciplina que también ofrece interesantes aportaciones.
Concepto de musicoterapiaDe entre las diversas definiciones existentes de la musicoterapia, mostramos seguidamente la que ofrece la World Federation for Music Therapy18: «Musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta profesional, con un paciente o grupo, en un proceso diseñado para promover y facilitar la comunicación, la interacción, el aprendizaje, la movilidad, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos para trabajar las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas de las personas. Los objetivos de la musicoterapia son desarrollar el potencial y/o restaurar las funciones de la persona de manera que pueda conseguir una mejor integración intra y/o interpersonal, y consecuentemente, una mejor calidad de vida, a través de la prevención, rehabilitación o tratamiento».
Interesantes definiciones son también las que aporta la American Music Therapy Association19, la asociación de musicoterapia que cuenta con más tradición y desarrollo profesional: «La utilización clínica y basada en la evidencia de intervenciones musicales para conseguir objetivos individualizados dentro de una relación terapéutica, por un profesional especializado que ha completado una formación en musicoterapia», así como: «La musicoterapia es una profesión sanitaria consolidada que utiliza la música para abordar las necesidades físicas, emocionales, sociales, cognitivas y espirituales de las personas. Los musicoterapeutas utilizan diferentes técnicas clínicas basadas en la música a fin de mejorar la calidad de vida de las personas en una variedad de enfermedades o discapacidades, y utilizan la música e intervenciones basadas en la música sustentadas en las necesidades y preferencias de los pacientes».
Los campos de aplicación de la musicoterapia son amplios y variados, y la utilización de la música en el contexto médico-sanitario ha estado presente desde la antigüedad, si bien su estudio y aplicación como recurso terapéutico ha ido evolucionando en función de las creencias y costumbres de cada época20,21. En este proceso evolutivo se pueden distinguir 3 fases: una primera fase en la que las curas musicales estaban relacionadas con la magia; una segunda en la que la curación estaba relacionada con la religión y, finalmente, una tercera fase caracterizada por el pensamiento racional y científico. Estos diferentes estudios realizados con la música en la terapia fueron constituyendo los fundamentos y precursores de lo que actualmente se conoce como la musicoterapia moderna y científica. Desde los años 80, se ha podido ir observando un creciente interés en la aplicación de la musicoterapia en el campo médico; a ello han contribuido los resultados satisfactorios que se han ido obteniendo en diversos estudios e investigaciones sobre la materia22,23. El número de estudios científicos sobre los efectos de la música en el tratamiento médico continúa creciendo en la actualidad y ofrece valiosas aportaciones a los profesionales del campo de la salud, así como interesantes implicaciones para futuras investigaciones y aplicaciones, hecho que ha ayudado a validar el uso de la musicoterapia y a reconocer su papel en medicina.
Paralelamente, la musicoterapia forma parte de las terapias artístico-creativas junto con arteterapia, la danza movimiento terapia, dramaterapia y psicodrama24. Asimismo, la SEOM25 la ha integrado como terapia no convencional y no farmacológica dentro del grupo llamado «intervención cuerpo-mente».
Musicoterapia en OncologíaYa en el año 1978, Munro y Mount describieron la aplicación y la eficacia de la musicoterapia en el contexto oncológico y, desde entonces, diferentes estudios han ido contribuyendo al conocimiento y la difusión del papel de la musicoterapia en este contexto, y han permitido ir integrando progresivamente la musicoterapia en el campo de la oncología y psicooncología26. Musicoterapeutas como O’Callaghan y Hiscock utilizan el término «musicoterapia oncológica» para referirse a intervenciones con musicoterapia dirigidas a enfermos oncológicos de todas las edades, con diferentes pronósticos de cáncer y en diferentes momentos de la enfermedad27. Actualmente, se habla también de «Musicoterapia integrativa», como una especialidad más dentro de los programas de la Oncología integrativa, para tratar diversos síntomas y problemas que suelen vivir los enfermos de cáncer28.
Diversos programas han mostrado cómo la musicoterapia oncológica es un coadyuvante efectivo y una intervención terapéutica que —ofreciendo un enfoque multimodal e integral— permite cubrir las necesidades del paciente tanto a nivel fisiológico como psicosocial y espiritual6. De hecho, la literatura muestra resultados interesantes de la aplicación de la musicoterapia como intervención no farmacológica en el campo oncológico, tanto en el ámbito pediátrico como en el de adultos. Si bien en el contexto pediátrico se han obtenido avances importantes y constituye un amplio y especializado campo de dedicación de los musicoterapeutas, el objetivo de este artículo es mostrar los efectos de la musicoterapia en pacientes oncológicos adultos.
A continuación, se muestran algunos de ellos, clasificados por necesidades de tipo físico y psicosocial.
Funciones de la musicoterapia ante las necesidades físicas del paciente oncológicoLa enfermedad de cáncer puede provocar dolor y malestar físico. Asimismo, muchos de los tratamientos que se aplican suelen ser dolorosos y estresantes, y pueden provocar dolor, náuseas y fatiga, así como disminuir el sistema inmunitario29. Seguidamente, se muestran algunos de los efectos —en el área física— de la musicoterapia como terapia coadyuvante llevados a cabo con enfermos oncológicos adultos: disminuir la percepción del dolor30-33; disminuir la tensión y fatiga, y promover estados de bienestar y relajación34-39; ayudar a una mejor tolerancia y afrontamiento de los tratamientos, disminuyendo las náuseas40-43.
Las náuseas, el dolor, la fatiga, el malestar, etc., son efectos secundarios frecuentemente resultantes de la quimioterapia y radioterapia —entre otros tratamientos— que, juntamente con los efectos derivados de la propia enfermedad, generan malestar físico en el paciente. La disminución del bienestar físico y funcional del enfermo compromete su calidad de vida, y afecta a su vez al bienestar y funcionamiento psicológico y social del paciente. Ello genera toda una serie de necesidades psicosociales, e incluso espirituales, que precisan también ser atendidas.
Funciones de la musicoterapia ante las necesidades psicosociales y espirituales del paciente oncológicoSegún establece el modelo médico biopsicosocial de Engel44 los procesos psicológicos pueden influir también en el funcionamiento físico. La música afecta las experiencias psicológicas en tanto que puede modular la atención (captando la atención y distrayendo del dolor), la emoción (elicitando emociones o evocando recuerdos), la cognición (conectando significados subjetivos, sociales y culturales), la conducta (condiciona y refuerza una conducta nueva o aprendida), así como la comunicación (promoviendo las interacciones no verbales, cohesión, interpersonales)45.
El estado emocional del enfermo oncológico suele verse afectado a lo largo de las diferentes fases y procesos de la enfermedad Estas son algunas de las funciones que puede tener la musicoterapia a nivel emocional: mejorar el estado anímico34,38,46-49; reducir los niveles de ansiedad y/o depresión39,50-56, y soporte, ventilación y/o expresión emocional35,45,57-60.
Al igual que las emociones y los sentimientos, las funciones y los procesos cognitivos pueden verse modulados ya desde el mismo momento del diagnóstico. Varios son los autores que han trabajado aspectos relacionados con la dimensión cognitiva, destacando los siguientes efectos: distracción y evasión del sufrimiento o preocupaciones y recordar y/o evocar aspectos agradables, positivos y significativos52,61,62; abordar y procesar aspectos no resueltos y/o reformular y reestructurar cognitivamente la situación, aumentar las estrategias de afrontamiento y/o aumentar la sensación de control32,38,62, y ofrecer una experiencia creativa63-66.
Las enfermedades oncológicas pueden comportar cambios también a nivel social-relacional. El paciente suele presentar conductas de aislamiento y falta de comunicación. La música es considerada un potente agente socializador67 y, aplicada en el contexto oncológico, ha mostrado ser de ayuda para: facilitar la comunicación e interacción social con el musicoterapeuta, con otros profesionales y/o con otros miembros del grupo; establecer vínculos y potenciar la cohesión del grupo38,45,47,57,58,64,68,69, y favorecer la comunicación entre el paciente y su familia62,70,71.
Finalmente, se debe destacar la importancia de cuidar los aspectos espirituales del paciente oncológico. La música tiene una importante aportación a realizar en este sentido, como es: acompañamiento espiritual/existencial y ofrecer un nuevo enfoque y sentido a la vida62,63,72, y mejorar la calidad de vida59,73-75.
Los artículos y los estudios publicados permiten mostrar cómo la música puede ofrecer acompañamiento y apoyo durante todo el proceso oncológico y, por tanto, a lo largo de las diferentes fases de la enfermedad. Los tratamientos oncológicos se caracterizan por ser invasivos y estresantes para el paciente, de ahí la importancia de incluir otras modalidades de intervención como la musicoterapia, a fin de poder contrarrestar o paliar esos efectos y contribuir a una mayor bienestar y calidad de vida de la persona afectada por un proceso oncológico. A nivel metodológico, se debe señalar que este tratamiento puede ser aplicado tanto a nivel individual como grupal, según las necesidades de cada persona, así como los protocolos diseñados según cada centro u hospital. Con respecto a las intervenciones en grupo, la literatura muestra experiencias llevadas a cabo con grupos de pacientes oncológicos con diferentes diagnósticos. Una gran mayoría de los estudios realizados hasta el momento suelen presentar muestras de sujetos muy heterogéneas en cuanto a variables tanto de tipo sociodemográfico (rango de edad, sexo, situación familiar, situación laboral, etc.) como clínico (tipo de diagnóstico oncológico, fase de enfermedad, en tratamiento activo o en fase de intervalo libre de enfermedad, etc.). En los últimos años, se están llevando a cabo intervenciones diseñadas con unos criterios de inclusión más restrictivos y, consecuentemente, más específicos, que permiten configurar grupos mucho más homogéneos.
De entre los diferentes modelos y orientaciones teóricas que existen actualmente en el contexto de la musicoterapia, la orientación cognitivo-conductual ha sido ampliamente considerada en las intervenciones realizadas en el contexto médico-sanitario. A lo largo de los años, se han llevado a cabo un gran número de intervenciones cognitivo-conductuales desde el campo de la psicooncología. La mejora del bienestar emocional es una de las áreas en psicooncología en las que las intervenciones cognitivo-conductuales han tenido más impacto. Este uso extensivo puede ser atribuido a varios factores, como son su demostrada efectividad en cuanto a reducir el malestar emocional y controlar algunos de los síntomas físicos del paciente, su brevedad en cuanto al periodo de implementación, su adaptación a los pacientes, así como su buena aceptación y acogida por parte del enfermo76. De ahí que la musicoterapia aplicada en el contexto médico sanitario apueste frecuentemente por esta orientación.
Con respecto al marco teórico y metodológico, debemos destacar un aspecto muy importante: cuando hablamos de intervenciones de musicoterapia, debemos distinguir entre las denominadas intervenciones musicales en medicina (music medicine interventions) y la musicoterapia propiamente (music therapy). Así, en las intervenciones musicales en medicina, el paciente escucha música grabada que es ofrecida por un profesional sanitario. La musicoterapia, por su parte, requiere la implementación de una intervención musical por parte de un musicoterapeuta profesional, la presencia de un proceso terapéutico y la aplicación de experiencias musicales adaptadas de manera personalizada6.
Con respecto al tipo de técnicas, la musicoterapia aplica diferentes técnicas en función de los objetivos terapéuticos formulados en cada caso. Una clasificación de las mismas es la que plantea Standley en su metaanálisis, dividiéndolas en técnicas activas con música en vivo y en técnicas receptivas con música grabada22. Dentro de las técnicas receptivas, podemos destacar la relajación con música, el análisis lírico así como las audiciones musicales. Actualmente, en nuestro país, la musicoterapia es cada vez más conocida por sus efectos elicitadores de estados de relajación. No obstante, se debe destacar también el gran efecto terapéutico que ofrecen las técnicas de carácter activo. Son técnicas que contemplan cantar canciones, tocar instrumentos musicales, improvisación instrumental o vocal, composición de canciones, técnicas musicales combinadas con otras artes, así como técnicas de música y movimiento. Ellas permiten favorecer la expresión emocional, facilitar la focalización de la atención en la música (para distraer así de pensamientos negativos o preocupaciones), aumentar la interacción social o promover estados de relajación. Paralelamente, estas estrategias pueden ayudar a disminuir la ansiedad, la depresión, y/o el malestar físico77.
Un último aspecto a señalar a nivel metodológico es la importancia del trabajo en equipo. En el ámbito hospitalario y sanitario, el musicoterapeuta suele trabajar en estrecho contacto con el psicooncólogo y/o con los profesionales de enfermería, logopedas y fisioterapeutas, así como con oncólogos, entre otros profesionales.
ConclusionesUn diagnóstico de cáncer y su tratamiento suelen conllevar un malestar físico que frecuentemente altera el estado de ánimo, las relaciones familiares y sociales, y disminuye la calidad de vida del enfermo. Los estudios llevados a cabo hasta el momento actual muestran cómo la música puede tener interesantes y beneficiosos efectos en el paciente oncológico, y permite cubrir necesidades tanto de tipo físico como psicosocial y/o espiritual. Ello nos lleva a concluir que la música es una modalidad de intervención que puede ser eficazmente aplicada e incorporada como una disciplina más del tratamiento integral del cáncer.
Conflicto de interesesLos autores declaran que no tienen ningún conflicto de interés para la elaboración de este manuscrito.