Toni nos dejó hace pocos días con la misma discreción con la que nos acompañó durante tantos años. Toni nació en Mallorca hace 55 años, vivió y amó su tierra como nadie. Este aspecto, que le honra, no quita para reconocerle como persona cosmopolita y erudita en múltiples aspectos de la cultura y el conocimiento humano, distintos de la medicina, que le dotaban de una personalidad diferenciada. Su cultura era tan extensa que sabía valorar tanto las pequeñas cosas de su amada tierra mallorquina, como la necesidad de que en todo el mundo imperen los derechos humanos. Amaba su catalán natal, y a la vez hablaba y escribía un exquisito castellano.
Los que le conocimos sabemos que era un hombre discreto, trabajador incansable, riguroso, y aparentemente serio; pero con un profundo sentido del humor. Su particular forma de contribuir al progreso en este mundo se basó siempre en la constancia, el trabajo y la metodología; con una especial sensibilidad política y social. Profundo conocedor de los secretos del método científico, no olvidaba nunca la importancia del lenguaje. Sus 55 años de vida fueron extremadamente productivos. En lo que a la medicina se refiere, en Mallorca se le recordará por su contribución al Registro del Cáncer, por su labor clínica y de gestión en el Hospital Universitario Son Dureta y por su trabajo en la Academia Médica Balear en el contexto de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears. En sus múltiples contribuciones a la gastroenterología española le recordaremos por ser miembro fundador de GETECCU y de la AEG. De hecho, sería imposible comprender el desarrollo de GETECCU sin Toni Obrador. Todas las sociedades científicas funcionan gracias al trabajo de unas pocas personas que mantienen desinteresadamente ese impulso necesario, esa labor constante y poco agradecida, con escaso brillo, que refleja, de forma exacta, el término más usado en los países anglosajones. Toni «sirvió» durante más de 15 años en la Junta Directiva de GETECCU, donde fue vicepresidente y, en el último año, presidente, pero siempre trabajando como el que más.
Toni comprendía muy bien que nuestro paso por el mundo es efímero, y tal vez por ello se volcó muy especialmente en la docencia y en la difusión del conocimiento. Más de 300 médicos residentes han pasado durante los últimos años por el Curso de Residentes de GETECCU: todos ellos han visto como el alma de este curso ha sido Toni Obrador. Su mejor lección nos la ha dado este año; a pesar de estar muy enfermo y de sus limitaciones de salud, que muy pocos conocían, ha seguido siendo Toni hasta el último día y ha participado y dirigido activamente el último curso de residentes y la última reunión de GETECCU. En la AEG, su contribución no pasó desapercibida. Fue siempre una persona colaboradora, participó en las decisiones clave que han modulado nuestra actividad y nuestro espíritu como sociedad. Su presencia siempre fue una garantía de ecuanimidad y ponderación en las decisiones que, a lo largo de nuestra existencia como sociedad, se han tomado y le estamos profundamente agradecidos por ello.
Finalmente, hemos de resaltar que nos ha dejado un médico, un verdadero médico. Toni siempre ponía por delante el interés del paciente y defendía con pasión la necesidad de una medicina científica, en la que la disminución de la variabilidad contribuyera a que todos los pacientes recibieran el mejor cuidado posible. El mejor homenaje que le podemos rendir es seguir trabajando con la filosofía de AEG y de GETECCU que Toni contribuyó a construir.