Sr. Director: El bazo ectópico, o bazo errante, es una enfermedad infrecuente secundaria a una excesiva laxitud de los ligamentos suspensorios esplénicos o bien por ausencia de éstos.
Mujer de 33 años de edad, que durante el estudio preoperatorio para cirugía tiroidea por bocio multinodular, se constató una trombopenia en rango no hemorrágico y una leucopenia. No presentaba enfermedades médicas ni quirúrgicas previas. La analítica presentaba unas cifras de 13,4 g/dl de hemoglobina (hematocrito del 37,5%), leucocitos 3,89 × 103/μl (neutrófilos 61,8%), plaquetas 117.000/μl (volumen plaquetario medio de 8,80 fl) y actividad de protrombina del 87%. Se realizó una tomografía computarizada (TC) abdominal (fig. 1) en la que se puso de manifiesto un bazo localizado en la línea media, con presencia de circulación colateral sugestiva de afectación de la vena esplénica, aunque permeable hasta el hilio esplénico. El estudio ulterior mostró positividad para anticuerpos antiplaquetarios. Anatomopatológicamente, fue informado como un bazo de 570 g, de 15 cm de diámetro máximo, con una arquitectura conservada, donde se observó únicamente una dilatación de los senos con colapso de los cordones, y sin otras lesiones histológicas relevantes. El período postoperatorio discurrió sin complicaciones. El último control analítico presentaba unas cifras de 13,6 g/dl de hemoglobina, 7,78 × 103/μl de leucocitos (neutrófilos 43,6%) y plaquetas, 480.000/μl (volumen plaquetario medio de 8,90 fl); el resto de la analítica estaba dentro de los límites de la normalidad.
El bazo ectópico (bazo errante) es una enfermedad infrecuente secundaria a una excesiva laxitud de los ligamentos esplénicos, bien de forma congénita (durante el desarrollo fetal), o bien de forma adquirida (traumatismos, conectivopatías, cambios hormonales)1. Esta situación provoca la migración del órgano hacia el abdomen inferior o hacia la pelvis1,2. Se ha cifrado una incidencia del 0,2% en una serie de 1.000 esplenectomías. Aunque no hay una incidencia exacta, es más frecuente en el sexo femenino, y en un rango de edad comprendido entre los 30 y los 50 años2,3. Debe diferenciarse del bazo accesorio y del bazo supernumerario, donde además de una localización normal del bazo, se encuentra tejido esplénico en otras localizaciones3,4.
El bazo ectópico puede presentarse como masa abdominal o pélvica, con o sin dolor, manifestándose como abdomen agudo de forma secundaria a la torsión del pedículo esplénico, lo que puede conllevar el infarto y la necrosis del tejido esplénico3. En nuestro caso, se presentó como torsión asintomática del hilio esplénico. Puede acompañarse de procesos linfoproliferativos malignos y, aunque de forma más infrecuente, de trombocitopenia4, aunque no se han descrito casos conjuntos de trombocitopenia y leucopenia.
En el proceso diagnóstico puede recurrirse a la ecografía abdominal, la TC y la resonancia magnética, que informará sobre la situación del bazo y la existencia o no de isquemia y/o necrosis esplénica, lo que determinará la actitud terapéutica apropiada5.
El tratamiento de elección es la esplenopexia, excepto en las situaciones en las que haya un infarto por torsión del pedículo esplénico, donde está indicada la esplenectomía; está aceptado para ambas situaciones la cirugía mínimamente invasiva2–4. Se debe tener en cuenta tras la cirugía exerética el riesgo de sepsis postesplenectomía; está indicada la vacunación previa a la cirugía en situaciones programadas, pero deben realizarse las correctas medidas preventivas tras la cirugía de urgencia1.