En febrero de 2015 se ha celebrado en Madrid el 40 congreso de los hepatólogos españoles. Para celebrar esta efemérides, la junta directiva de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) invitó a todos los asistentes al congreso a una cena de gala en el casino de Madrid, en la que se me brindó la oportunidad de hacer una presentación de la historia de los congresos de la AEEH. Agradecí sinceramente la invitación ya que, exceptuando el congreso fundacional en 1967, he asistido a todos los congresos que se han celebrado —participando activamente en la mayoría de ellos— y siento que mi pertenencia como socio a la AEEH me ha inspirado la sensación de formar parte de una gran familia y ha sido clave para mi desarrollo profesional. El contacto con colegas —que habitualmente se convertían en amigos—, la discusión científica, el estímulo para aprender más y las obligaciones docentes se han convertido para mí en una fuente incesante de gratificación. Interpreté, por tanto, que esta presentación podría ser mi pequeño homenaje a los hepatólogos españoles que han contribuido a que la AEEH sea hoy una organización modélica.
La creación de la AEEH es mérito del profesor Manuel Díaz Rubio (1908-1976)1 (fig. 1), catedrático de Patología Médica de la Facultad de Medicina de Madrid, quien convocó a mediados de los años sesenta del pasado siglo a un grupo seleccionado de médicos españoles —gastroenterólogos e internistas interesados en las enfermedades hepáticas— para tratar en un congreso las novedades más recientes en este campo de la patología médica. Díaz Rubio tenía un excelente pedigrí como experto en la enfermedad hepática. Se había formado con el profesor Hans Eppinger en Viena y había hecho investigación en el campo de las hepatitis víricas y de la cirrosis2,3. La reunión tuvo lugar en Madrid en 1967 e intervinieron un total de 44 ponentes. Los asistentes a esta reunión aplaudieron, en una asamblea celebrada al final, la propuesta de Díaz Rubio de constituir una sociedad científica dedicada al estudio del hígado que se denominaría Asociación Española de Hepatología (AEH) y que se reuniría cada 2 años para discutir avances científicos y efectuar propuestas de colaboración entre expertos españoles.
En aquellas fechas, la hepatología era únicamente una rama de la gastroenterología y ocupaba pocas páginas en los tratados de patología médica. Pocos hospitales tenían, en los países científicamente más avanzados, un servicio dedicado a los pacientes hepáticos, se ignoraba la etiología de la mayoría de enfermedades hepáticas y apenas disponíamos de fármacos con valor terapéutico. La laparoscopia y la biopsia hepática eran los únicos métodos diagnósticos disponibles. En aquellos años, en España existían modestas iniciativas de carácter docente para exponer los conocimientos existentes sobre el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades hepáticas, como refiere el Dr. Ramón Bataller Sifré en su nota histórica aparecida hace unos años sobre la creación de la AEH4.
Los asistentes quedaron complacidos de la reunión y eligieron la primera junta directiva de la AEH, que estuvo presidida por M. Díaz Rubio, con 3 vicepresidentes: C. Marina Fiol, F.J. García Conde y M. Hidalgo; un secretario, A. Guarner; un tesorero, J.L. Goñi, y 5 vocales: F. Andreu Kern, F. Conchillo, R. Mora, I. Serés y A. Varela.
La siguiente reunión también tuvo lugar en Madrid 2 años más tarde y, al igual que la primera, fue presidida por el profesor Díaz Rubio y organizada en forma de mesas redondas, en cada una de las cuales 4 o 5 ponentes exponían aspectos distintos del tema. En esta reunión los temas fueron: las cirrosis disglobulinémicas, cirrosis y diabetes, colecistitis crónica acalculosa, hígado cardiaco y función renal en las hepatopatías crónicas. En 1971 se celebró en Sevilla bajo la presidencia de D. Fernando Andreu Kern, y fue el inicio de una serie de reuniones bianuales itinerantes en ciudades españolas donde existía algún médico interesado en la hepatología con capacidad para organizar el congreso. El celebrado en Barcelona en 1973 estuvo presidido por Francisco Vilardell Viñas, jefe del servicio de Digestivo del Hospital de San Pablo, y los siguientes, con una periodicidad de 2 años, se celebraron: en Tenerife en 1975, presidido por Pedro de las Casas Alonso, jefe del servicio de Digestivo del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria; en Valencia en 1977, presidido por Joaquín Berenguer Lapuerta, jefe del servicio de Medicina Digestiva del Hospital de La Fe; en San Sebastián en 1979, presidido por José Ignacio Arenas Miravé, jefe del servicio de Digestivo del Hospital Virgen de Aránzazu; en Oviedo en 1981, presidido por José María Arribas Castrillo, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Central de Asturias; en Pamplona en 1985, presidido por el catedrático de Patología Médica Jesús Prieto Valtueña, de la Clínica Universitaria de Navarra.
En Pamplona, la asamblea de la AEH acuerda una serie de puntos, propuestos por Juan Rodés, que considero han tenido una gran importancia, aunque quizás solo hayan tenido una influencia indirecta en el desarrollo de la hepatología española: 1) celebrar los congresos anualmente, lo que implica aumentar la frecuencia de los contactos y de los estímulos positivos que estos comportan; 2) hacerlo en Madrid y en un hotel para facilitar el acceso al congreso a todos los médicos de las distintas regiones, aprovechar mejor el tiempo y reducir la tentación de hacer turismo aprovechando el congreso; 3) otorgar a la junta directiva la responsabilidad de organizar el congreso y determinar sus contenidos, con objeto de profesionalizar en la medida de lo posible esta gestión; 4) eliminar las mesas redondas y substituirlas por comunicaciones seleccionadas por una comisión ad hoc elegida por la asamblea, con discusión después de cada una; 5) incorporar una sesión de posters para presentar los trabajos que no habían podido ser incluidos en las sesiones generales; 6) incluir una conferencia magistral expuesta por un experto extranjero invitado (tabla 1); 7) conceder con carácter anual 2 becas, la beca Juan Rodés y la beca Carlos Hernández Guío, a los miembros jóvenes de la AEEH con un proyecto formativo que implicase una estancia de un año en un centro de un país extranjero o por un periodo más corto en nuestro país para aprender una técnica de investigación. Con los años se han ido incorporando a los congresos más actividades, como un curso precongreso de carácter educacional —dirigido a los médicos internos residentes— y simposios satélites esponsorizados por la industria farmacéutica.
Presidentes de la AEEH
1867-1973 Manuel Díaz Rubio, Hospital Clínico, Madrid |
1973-1977 Carlos Marina Fiol, Clínica de la Concepción, Madrid |
1977-1981 Fernando Andreu Kern, Hospital Virgen del Rocío, Sevilla |
1981-1985 Carlos Hernández Guío, Clínica de la Concepción, Madrid |
1985-1989 Juan Rodés Teixidor, Hospital Clínic, Barcelona |
1989-1993 Pedro Escartín Marín, Clínica Puerta de Hierro, Madrid |
1993-1997 Miguel Bruguera Cortada, Hospital Clínic, Barcelona |
1997-2001 Joaquín Berenguer Lapuerta, Hospital la Fe, Valencia |
2001-2005 Jesús M. Prieto Valtueña, Clínica Universitaria, Pamplona |
2005-2009 Vicente Arroyo Pérez, Hospital Clínic, Barcelona |
2009-2011 Fernando Pons Romero, Hospital Valdecilla, Santander |
2011-2013 Rafael Esteban Mur, Hospital Valle de Hebrón, Barcelona |
2013-2015 Jaime Bosch Genover, Hospital Clínic, Barcelona |
Durante los primeros años de vida de la AEH, el mandato del presidente, que era elegido —al igual que los miembros de la junta directiva— en una asamblea que tenía lugar al finalizar cada congreso, tenía una duración de 4 años, tiempo de mandato que se ha acortado a 2 años desde 2009. En la tabla 2 se relacionan los nombres y el lugar de trabajo de los presidentes de la AEH, asociación que a principios de los años ochenta cambió su nombre por el de Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) para asimilarlo a la denominación que reciben tanto la asociación europea (European Association for the Study of the Liver [EASL]) como las distintas asociaciones nacionales europeas.
Invitados a dar la conferencia magistral de los congresos de la AEEH
Año | Invitado | Lugar de trabajo |
---|---|---|
1979 | Jean Pierre Benhamou | París |
1981 | Michel Roggendorf | Múnich |
1983 | Hector Orrego | Toronto |
1985 | Christian Trepo | Lyon |
1986 | Jorge Gumucio | |
1987 | ¿ | |
1988 | ¿ | |
1989 | Irving M Arias | Boston |
1900 | ¿ | |
1991 | Rafael Esteban | Barcelona |
1992 | Jorge Rakela | Rochester |
1993 | Alfredo Alberti | Padua |
1994 | Andrés Blei | Chicago |
1995 | Valeer J Desmet | Lovaina |
1996 | Mario Rizzetto | Torino |
1997 | Marcos Rojkind | Nueva York |
1998 | Dominique Larrey | París |
1999 | Jaime Bosch | Barcelona |
2000 | Carlos O. Esquivel | Pittsburgh |
2001 | JM Pawlotski | París |
2002 | Oliver FW James | Newcastle upon Tyne |
2003 | Rafael Esteban | Barcelona |
2004 | ¿ | |
2005 | Valeer J Desmet | |
2006 | Rajiv Jalan | Londres |
2007 | Barbara Reherman | Bethesda |
2008 | Michael Trauner | Graz |
2009 | Michael Manns | Hannover |
2010 | Patrick Kamath | Rochester |
2011 | Armando Tripodi | Milán |
2012 | Massimo Colombo | Milán |
2013 | Steffano Bellentani | Módena |
2014 | Laurent Castera | París |
Durante los primeros años, la AEEH fue estatutariamente una sociedad filial de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), que nunca permitió que se creara una sociedad científica independiente dedicada a una temática que también consideraba como propia. Con el paso de los años, esta rigidez desapareció y la AEEH perdió de hecho su vinculación con la SEPD, convirtiéndose de facto en una sociedad plenamente autónoma5.
A lo largo de los años se han producido cambios llamativos en la composición de la AEEH y en los contenidos de sus congresos. En la composición de los miembros de la AEEH debe destacarse la feminización progresiva que ha experimentado. La primera presentación efectuada por una doctora tuvo lugar en la IV reunión, celebrada en Barcelona en 1973. Fue expuesta por la Dra. Teresa Sala, endoscopista del Hospital de la Fe de Valencia, quien presentó una comunicación. En la reunión de Pamplona, en 1985, hubo tres speakers femeninas: las Dras. María Buti, del hospital del Valle de Hebrón de Barcelona, María Pilar Civeira, de la Clínica Universitaria de Pamplona y María Guadalupe Ercilla, del Hospital Clínico de Barcelona. Con posterioridad a este congreso, el número de médicas presentando trabajos ha ido en aumento, hasta que en los congresos que han tenido lugar en el siglo XXI la presentación de comunicaciones se ha repartido, a partes prácticamente iguales, entre hepatólogos y hepatólogas, aunque en el año 2013 ha habido más presentaciones efectuadas por doctoras (74%). Esta situación asimila la hepatología a lo que ocurre con la distribución porcentual de médicos y médicas en los hospitales españoles en este momento.
Otro hecho destacable en la historia de los congresos de la AEEH es el aumento progresivo en el número de trabajos cooperativos o multicéntricos que se han presentado. En las primeras reuniones todos los trabajos presentados provenían de un servicio único. A partir de los años ochenta empieza la tradición en España de efectuar trabajos acumulando la experiencia clínica, o los resultados, de proyectos de investigación efectuados por grupos que trabajan en hospitales distintos. Esta tendencia crece de un modo notable con el paso de los años. En la década de los ochenta se presentaron en sesión general 11 trabajos cooperativos, en la década de los noventa se presentaron 40 y en la primera década del siglo XXI se presentaron 95.
Debe señalarse también la voluntad de la AEEH, a través de las acciones de las juntas directivas, de reconocer el trabajo y la dedicación a la asociación de miembros destacados de la misma, en forma de sesiones de homenaje en las que uno de sus miembros más veteranos, escogido por la junta, hacía un repaso biográfico del personaje homenajeado. Los Dres. Pedro Escartín Marín (fig. 2), que fue presentado por Agustín Albillos, y Joaquín Berenguer Lapuerta (fig. 3), presentado por Miguel Bruguera, fueron homenajeados en 2007; los Dres. José Antonio Solís Herruzo (fig. 4), presentado por Ricardo Moreno, y Miguel Bruguera Cortada (fig. 5), presentado por Juan Cabrera, lo fueron en 2008; el Dr. Ricardo Moreno Otero (fig. 6), presentado por María Luisa García Buey, lo fue en 2013.
En esta misma línea de sesiones de homenaje cabe destacar el homenaje que la AEEH dedicó en 2003 al hombre que ha estado detrás de muchas de las iniciativas que se han llevado a cabo en el campo de la hepatología en España, el Dr. Juan Rodés Teixidor, con motivo de sus 65 años (fig. 7). Durante el congreso, que se celebró de forma excepcional ese año en Barcelona para efectuar dicho homenaje, tuvo lugar una cena en la sala oval del palacio de Montjuïc en la que se expuso el papel fundamental que Rodés ha tenido como impulsor de iniciativas de la sociedad, como motor del progreso de la AEEH orientado a convertir la asociación en un foro científico de nivel internacional y como un espacio de proyección de los jóvenes investigadores españoles. Las intervenciones de los oradores del acto —el presidente de la AEEH de aquel momento, Jesús Prieto, y yo mismo— estuvieron centradas en resaltar los méritos humanos, profesionales y académicos de Rodés.
Se puede afirmar que los congresos de la AEEH han contribuido de forma significativa a la mejora de la calidad clínica y de la investigación en hepatología de nuestro país, han determinado un estímulo para la cooperación científica entre centros, se han convertido en una tribuna de proyección personal para médicos residentes y miembros jóvenes de los servicios hospitalarios, han sido un elemento muy valioso para la formación continuada en la especialidad y un mecanismo para fomentar la amistad entre compañeros de profesión, todo lo cual ha redundado en una mejor atención a los pacientes con enfermedades hepáticas en nuestro país. También han sido una pantalla de proyección de los hepatólogos más prestigiosos del mundo para que pudieran ser accesibles a los jóvenes médicos españoles y pudieran ser objeto de admiración y enriquecimiento. El examen de los nombres listados en la tabla 1, que incluye los encargados de las conferencias magistrales, muestra que están incluidos los investigadores que han contribuido a fijar nuestro conocimiento de la especialidad.
En el periodo transcurrido entre el primer congreso y el que hace el número 40 han fallecido un número indeterminado de miembros de la AEEH, entre ellos todos los miembros de la primera junta directiva de la AEH, excepto el Dr. Isidro Serés, afortunadamente vivo a los 91 años de edad. Algunos miembros fallecieron prematuramente, cuando todavía eran miembros muy activos de la asociación, y de quienes se podría esperar un gran fruto científico. Queda implícito en estas palabras un homenaje personal y de la AEEH a los Dres.: Gonzalo Miño (1938 -2002), jefe del Servicio de Digestivo del Hospital Reina Sofía de Córdoba6; Miguel Pérez Mateo (1949–2002), jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital General de Alicante7; Joan Córdoba (1964-2014), consultor del Servicio de Hepatología del Hospital del Valle de Hebrón de Barcelona8, quienes fueron piezas importantes en el crecimiento de la AEEH.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.
A los Dres. Jaime Bosch y José Luis Calleja por obligarme a ordenar mis recuerdos para presentar la historia de los primeros 40 congresos de la AEEH en la reunión celebrada en febrero de 2015, base que he utilizado para escribir este artículo. A los Dres. Vicente Arroyo, José Aguilar Reina, y Antoni Mas, que me han refrescado la memoria mientras redactaba este texto, y a los Dres. Manuel Díaz-Rubio García, Agustín Albillos y Manuel de la Mata, y al Sr. Javier Micieces que me han facilitado prestamente los datos que les he solicitado para escribir este artículo.