Correr se ha convertido en los últimos años en un deporte de moda. Es muy accesible para la población, por lo que cada vez es más practicado por principiantes y personas poco entrenadas. Sin embargo, correr puede entrañar riesgos. Desde el punto de vista digestivo, el 20-50% de los atletas de alto rendimiento presentan síntomas digestivos, siendo los más frecuentes el reflujo, aerofagia, dolor abdominal y diarrea. La colitis isquémica es frecuente en corredores de ultramaratón y triatletas, aunque normalmente el sangrado es oculto1. El 27% de triatletas profesionales, el 20% de maratonianos y el 80-100% de corredores de ultramaratón, tienen un test de sangre oculta positivo tras una carrera1,2.
Varón de 46 años sin antecedentes de interés, que acude a urgencias por comenzar, tras finalizar un triatlón, con dolor abdominal tipo cólico en hipogastrio y diarrea con sangre mezclada. A su llegada, se realizó una analítica con GOT de 68 mg/dL, CK 1.178 mg/dL y PCR de 10 mg/dL y una ecografía abdominal, sin hallazgos. Se realizó una colonoscopia en las primeras 24 horas del ingreso, que objetivó desde ángulo hepático, un cambio abrupto de la mucosa, con una afectación continua que respetaba ciego, con edema, eritema petequial, friabilidad y sufusiones hemorrágicas, compatible con colitis isquémica (figs. 1 y 2). En la angio-TC abdominal, se observó un engrosamiento parietal difuso del colon derecho, con rarefacción de la grasa mesentérica adyacente y líquido libre locorregional en escasa cuantía (fig. 3). No se observaron alteraciones en el árbol vascular esplácnico. Se completó con un estudio de heces con coprocultivo, parásitos y toxina para el Clostridioides difficile, que fue negativo y un estudio analítico de hipercoagulabilidad con determinación de anticuerpos anticardiolipina, anti-β2 glicoproteína, anticoagulante lúpico, resistencia de la proteína C activada, proteínas C y S, homocisteína, antitrombina funcional, mutación para el factor V de Leyden y mutación G20210A, que fue negativo. Se realizó un ecocardiograma y eco Doppler de troncos supraórticos sin alteraciones. Se trató con mesalazina 4 g/24 h, ciprofloxacino 500 mg/12 h profiláctico y CasenBiotic®/24 h, presentando buena evolución con resolución casi completa de los síntomas a los tres días del inicio, siendo dado de alta. Se realizó una colonoscopia de control al mes con resolución completa de las lesiones. Desde entonces, el paciente se ha mantenido asintomático y continúa realizando sus actividades deportivas.
La colitis isquémica es más frecuente en corredores que realizan un esfuerzo excesivo, con deshidratación, a altas temperaturas e hipoglucemia2. Aunque no hay mucha evidencia al respecto, parecen ser factores de riesgo el uso de antiinflamatorios no esteroideos y los anticonceptivos orales2,3. El mecanismo etiopatogénico por el que se desarrolla la isquemia, se debe a una respuesta sistémica ante el esfuerzo, con redistribución del flujo sanguíneo esplácnico hacia los órganos vitales. Cuando el flujo se reduce de forma breve, el daño es reversible y la sintomatología es leve, el problema es cuando la isquemia es mantenida, dando lugar a un daño macroscópico que puede acabar en necrosis2. Se ha demostrado una reducción del flujo mesentérico del 43% justo al acabar el ejercicio, 29% a los cinco minutos, llegando al 10-9% a los 30 minutos de haber acabado el ejercicio, siendo esta reducción menor en el contexto de una correcta ingesta4. También se propone como mecanismo etiopatogénico el microtraumatismo repetitivo durante la carrera, y puede que por esto, la distribución de la colitis isquémica en estos pacientes es diferente2,3. Normalmente la colitis isquémica es más frecuente en colon izquierdo y sigma, por afectación de los puntos de Griffith y Sudeck, sin embargo, en estos pacientes la localización habitual es en colon derecho y ciego3,5. La importancia de esto reside en que para su diagnóstico se requiere un alto índice de sospecha, con la realización de una colonoscopia completa. Aunque se trata de una entidad poco frecuente, debería tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial del dolor abdominal y hematoquecia, sobre todo tras la realización de ejercicio físico importante.